Tribuna Libre.- Durante un viaje corto escuchaba yo el radio
y de repente en un noticiero comenzaron a detallar que un grupo de ediles había
realizado un recorrido (y lo decían como si hubiera sido un gran esfuerzo) por
unas obras que habría de entregar pronto su ayuntamiento. Mencionaron con bombo y platillo el nombre
de cada edil, mientras yo pensaba en el costo de ese boletín y los beneficios
para la radiodifusora y para el ego del cada edil nombrado… ¡Imagínate que tu
nombre salga al aire en una estación de radio! Sobre todo relacionado con un recorrido de
inspección de obras.
Esto me llevó a reflexionar y preguntarme ¿qué tanto sabe cada edil de
construcción? ¿Serán capaces de un simple vistazo superficial y en medio de las
fotos de los de prensa del ayuntamiento (otra vez para halagar el ego de los
ediles) de entender que se hizo y cómo se hizo en cada obra? ¿Podrán con su
vista –que supongo es de rayos x- revisar los cimientos y la composición del
concreto, para saber si tienen el suficiente acero o la combinación de arena,
cal, cemento y agua adecuados? Estoy
seguro de que ese recorrido como muchos otros no le sirve absolutamente de nada
a la ciudadanía, simplemente salieron los ediles a pasear y a tomarse fotos,
para recordarle a la gente que en ese caso específico de supervisión de obras,
simplemente están simulando pues no tienen capacidad técnica ni las habilidades
correspondientes para poder supervisar ninguna obra, salvo los que son
arquitectos o ingenieros, pero si no revisan todo el proceso de construcción,
también le juegan al tio Lolo.
De
ahí pasé al siguiente nivel jerárquico en la administración pública, y recordé
cuántas veces he visto fotos de gobernadores y funcionarios estatales paseando
por alguna obra, o visitando alguna fábrica, únicamente para tomarse la foto,
pero eso sí, al pueblo le informan que fueron a inspeccionar, a revisar, a verificar, etc., la obra o la fábrica correspondiente, como si
el funcionario público fuera un sabelotodo superhumano, que a simple vista
puede verificar, revisar y aprobar una obra civil.
Y
luego pues ni modo, la reflexión te lleva al presidente de la república y a los
funcionarios federales, que van también en manada a revisar, verificar y
supervisar las obras o los trabajos, y simplemente se dan la vuelta, pasean, se
toman fotos, y se distribuyen por medio de sus jefes de prensa.
¿Cuánto dinero cuesta a país estas caricias al ego de los
funcionarios? ¿Tienen alguna utilidad
práctica estos recorridos? En el mejor
de los casos, quisiera yo pensar que los
ediles quisieron conocer la ubicación y la terminación de las obras que va a
entregar el ayuntamiento y por eso fueron a visitarlas. Pero de ahí a que los jefes de prensa
inviertan pagando a medios de comunicación como radio y prensa escrita, e
incluso televisión, para que informen mentiras a la población, hay mucha
distancia y perjuicio para el presupuesto público.
Siempre he pensado que los gobiernos deben de gastar el dinero del
pueblo en lo que al pueblo le interese.
Entiendo que unos cuantos pobladores y menos aún ciudadanos estamos
interesados en conocer que hace nuestro gobierno municipal, estatal y federal,
así como nuestros representantes en los
congresos estatal y federal, pero puedo afirmar sin ninguna duda, que
ningún ciudadano e incluso la mayoría de la población no aprobaría que se gaste
el dinero en informar tonterías. Se
entiende que las diversas instancias gubernamentales hagan convenios con
algunos medios de comunicación para informar
a los ciudadanos, pero también
deberían analizar los costos y periodicidad, pues verse obligados a emitir un
boletín de prensa diario para informar tonterías o mentiras, lo único que
informa es de la incompetencia del ayuntamiento, estado, federación, o
dependencia pública en el manejo de los dineros públicos.
Se
entiende que el funcionario se marea al
llegar a un puesto público, pues de ser nadie, de repente importa a
muchos. Y se siente en las nubes. Pero
que los ciudadanos estemos pagando con nuestros impuestos su egolatría hay
mucha diferencia. Al final de cuentas,
en pocos años dejará de ser funcionario y volverá a su realidad cotidiana. Mientras que muchos pensamos en usos más
beneficiosos para la población de esos recursos públicos tirados a la basura en
medios de comunicación para endulzarle el oído y la vista al propio
funcionario.
Si
la cuarta transformación va en serio y si de verdad se busca la austeridad
republicana más allá de lemas electorales, entonces creo que los funcionarios
públicos deben de comenzar a romper sus paradigmas. Deben dejar de hacer lo que hicieron sus
antecesores y comenzar a escuchar lo que el pueblo desea, sobre todo en qué y
en dónde el pueblo quiere que se invierta el dinero el pueblo.
Incluso, nuestro calendario cívico tiene festejos todo el año. Ver a ediles y funcionarios menores del
ayuntamiento, gobernador, secretarios de estado y funcionarios menores de las
dependencias estatales, presidente de la república, secretarios de estado y
funcionarios menores de las dependencias federales, todos ellos, enviados como
representantes a distintos actos cívicos, eventos, celebraciones, etc., implica
entender que ninguno de ellos usa ese tiempo para lo que lo contrató el pueblo
de México, sino que van y vienen en carreteras y vuelos para cumplir protocolos
en lugar de dedicarse a trabajar y resolver los problemas que cada puesto tiene
como función atender. Otro punto
importante para reflexionar a que se va a dedicar la cuarta transformación, si
a visitar y convivir, emitir discursos y despedirse o a verdaderamente a
trabajar para resolver los problemas del país/estado/municipio.