Mala
suerte…
Deseo
“Que tu
cabello sea el manto de nuestros huesos.”
(Román Alonso)
Tribuna Libre.- Aperitivo: Con eso de que sí, de que no, de
que quién sabe, de que yo no fui, fue Teté; la sociedad –la población-,
finalmente puede esperar, es decir, el caso del gobernador de Veracruz,
Cuitláhuac García, y el fiscal general del Estado, Jorge Winckler-, me acordé
de la canción:
“Ni guerra, ni paz
no quiero verte más,me convencí que no te
haré feliz.
Ni guerra, ni paz que poco tú me das perdóname
si yo me enamoré.”
Según me contaron, era un hombre con tan,
pero con tan mala suerte que un día se sentó en un pajar y se clavó la aguja.
Se los comparto por aquello de que este martes fue día 13, y dicen que no te
cases ni te embarques. Las razones por lo que el día martes 13 se considera de
mala suerte, son muchas. Ahí tienen el internet pa’ checarlo. El caso es que me
encontré con un amigo (amante de las redes, watsap y esas cosillas), y me leyó
lo siguiente:
“-Amor, ¿salimos hoy?
-No.
-¿Porque es martes trece?
-No, porque aún no es quincena.”
De cualquier forma, da “mello” o pude ser de mala suerte. Como el hecho
de que cuando era niño me daba “mello” la oscuridad”, y ahora me da miedo el
recibo de luz (también contado por mi amigo amante de las redes…). Encuentro en
nexos.com.mx, un artículo titulado: “Ni estornudos ni perros negros”. Se los
comparto:
“Los antiguos romanos eran muy supersticiosos
y se defendían así de las brujas como Hécate:
• Si al salir de casa tropezaban, era mejor regresar a casa y
encerrarse, lo mismo valía si cantaba una gallina en lugar del gallo. Y al
salir de casa nunca pisaban la calle con el pie izquierdo.
• No tenían miedo de los gatos negros, pero de los perros negros, sí.
• No se podía estornudar durante la comida, y si el número de las
personas sentadas en la mesa era impar, estaba prohibido callarse, así que
parloteaban todo el rato.
• Antes de librar una batalla, observaban a las gallinas: si picoteaban
trigo, buena señal, si no comían, mejor dejar la guerra para otro día. Eso sí,
siempre conjuraban a Hécate para que los ayudara en las batallas.
• Tenían mucho miedo de las miradas de ciertas mujeres porque creían que
eran capaces de echar mal de ojo y su única manera de protegerse de él era
tener en casa una pata de conejo. (Fuente: Serena Quarello (ilustraciones de
Fabiana Bocchi), Caza de brujas. Vida de las brujas de la historia de los
cuentos y de hoy, Thule Ediciones, Barcelona, 2018.)”
Creamos o no, lo cierto es que en México tenemos una suerte de la
chingada, o, de plano, no pensamos ni tantito. Con democracia o no, ¿seguiremos
sufriendo o echándole la culpa a nuestra mala suerte? ¿O es quizás la maldita
pata de mono, a la manera del cuento de W. W. Jacobs?
Los días y los temas
Andando el tiempo, recuerdo el artículo
“Léase en el baño”, de Cynthia Ramírez:
“De acuerdo con el doctor Takano,
médico especialista en cirugía colorectal de la Cleveland Clinic Florida, quien
modeló para Rodin [“El pensador”] lo hizo en la posición más cómoda para
defecar. [¿Sigue leyendo esto en el baño? ¡Ande! Intente hacer la pose de la
escultura. Ahora reflexione sobre este comentario acerca de la pieza: “El
Pensador comunica una idea con la que todos pueden identificarse (la necesidad
de una contemplación silenciosa)”… y dígame si no es cierto que Dante posó
desde un escusado].
“Ahora jale la palanca del escusado, haga lo
que corresponde y desentiéndase del asunto. (¡No olvide lavarse las manos!).
“Eso que acaba de experimentar (la
accesibilidad, comodidad, privacidad y saneamiento de un baño) es un lujo,
porque de acuerdo con la OMS más de 4,500 millones de personas en todo el mundo
no tiene acceso a un escusado decente y 892 millones de personas todavía
practican la defecación al aire libre. 829 millones de personas es
prácticamente todo el continente americano “evacuando” (ese eufemismo) al aire
libre.” (letraslibres.com, 22/02/19).
¿Es difícil pensar? Pos no; pero así les
conviene a nuestros gobernantes, autoridades y anexas.
De cinismo y anexas
En otra ocasión, un compañero me contó que
hubo una vez un jugador tan malo, pero tan malo que cuando metió un gol, en la
repetición lo falló.
Ahí se ven.