Ángel Rafael Martínez Alarcón | 30 septiembre de
2019
Tribuna Libre.- El pasado sábado 28 de septiembre del año en
curso, se conmemoraron los 198 años de
la firma del Acta del nacimiento del Estado Mexicano; también se la designó
como el día de la consumación de la larga guerra de independencia, por espacio
de diez años; iniciada por el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla 1753-1811. Se
querido negar que esa fecha sea el nacimiento de una nueva nación designara
como México. Somos la única nación latinoamericana, se celebra el inicio de una
guerra que no se sabía cuál sería la duración y sobre todo su final. El
principio y final tuvo la huella y participación de la elite criolla.
Antes de 1821, el territorio era la Nueva
España, y el 1519, no sabemos cómo se
reconocían los pueblo originarios, se etiquetado como el mundo azteca, para los
especialistas desde 1943, le llamaron Mesoamérica.
En septiembre de 1821, nace nación mexicana.
El Estado mexicano, sólo se ha limitado en no
borrar la fecha del 28 de septiembre; quedando como una efeméride más en el
calendario cívico nacional, donde se instruye el izamiento y arriamiento del
lábaro patrio, en cada una de las plazas y edificios públicos, como
el día de la “Consumación de la Independencia”. Es un miedo decir que
fue la fecha en se firmó la libertad de “separarnos de España, porque la Corona
del nuevo imperio naciente el Mexicano, ofreció su corona al monarca Fernando
VII, o alguno de sus descendientes.
La primera transformación de la Nueva España
a México, la joven nación tuvo como testigos en su Acta de Independencia, a los
mismos criollos que diez años antes habían iniciado el pleito con sus padre
nacidos en el suelo europeo, y ellos su único delito haber nacido en tierras
del nuevo mundo, así fueran españoles de todos los lados consanguinos. En el
acta del 28 de septiembre de 1821, no fueron invitados los indígenas mexicanos,
ni los negros afrodescientes, y muchos menos los pobres. Ese pueblo bueno, que
sólo fue utilizado como carne de cañón, para ir al frente en los combates
contra el ejército realista.
Quienes signaron el acta de independencia,
que puso fin a una larga guerra de diez años, que nunca ante se había vivido en
el virreinato de la Nueva España. Fueron ellos los criollo ilustrados. Los
mismo que desde 1808 se organizaron para independizarse de la corona usurpadora
de José Bonaparte, y se confirma en
1810, nunca de pensó liberarse de Madrid. No es hasta José María Morelos y
Pavón.
Agustín de Iturbide, el padre de la primera
transformación, al igual que de la 4T, ambos tienen abuelos en el norte de
España. Así como también fueron fieles al régimen político de su tiempo, a los
sirvieron con toda la pasión. El segundo escribió el himno del Partido
Revolucionario Institucional. La ambición les hicieron renunciar a mi
militancia política a la creyeron desde su Juventud. Pactaron por cumplir su
delirio de obtener el poder político. Su círculo cercano en el ejercicio todo
procedían del antigua régimen que afirmaba haber derrotado.
Quienes firmaron el acta de independencia de
1821: Antonio Joaquín Pérez Martínez, obispo de la Puebla de los Ángeles. Juan
O'Donojú, teniente general de los ejércitos españoles, Gran Cruz de las Órdenes
de Carlos III y San Hermenegildo. José Mariano de Almanza, consejero de Estado.
Manuel de la Bárcena, arcediano de la Santa Iglesia Catedral de Valladolid y
gobernador de aquel obispado. Matías Monteagudo, rector de la Universidad
Nacional, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de México y prepósito del
Oratorio de San Felipe Neri. José Isidro Yáñez, oidor de la Audiencia de
México. Juan Francisco Azcárate y Lezama, abogado de la Audiencia de México y
Síndico segundo del Ayuntamiento Constitucional. Juan José Espinosa de los
Monteros, abogado de la Audiencia de México y agente fiscal de lo civil. José
María Fagoaga, oidor honorario de la Audiencia de México. Miguel Guridi y
Alcocer, cura de la Santa Iglesia del Sagrario de México. Francisco Severo
Maldonado, quien fue cura de Mascota y a la sazón lo era de Jalostotitlán, en
el Obispado de Guadalajara. Miguel de Cervantes y Velasco, Marqués de
Salvatierra y Caballero Maestrante de Ronda. Manuel de Heras Soto, Conde de
Casa de Heras, teniente coronel retirado. Juan B Lobo, comerciante, regidor
antiguo de la ciudad de Veracruz. (En el Puerto sólo le recuerda con una
avenida) Francisco Manuel Sánchez de Tagle, regidor del Ayuntamiento y secretario
de la Academia de San Carlos. Antonio Gama, abogado de la Audiencia y colegial
mayor de Santa María de todos los Santos de México. José Manuel Sartorio,
bachiller clérigo presbítero del Arzobispado. Manuel Velázquez de León,
secretario que había sido del virreinato, intendente honorario de provincia,
tesorero de bulas, nombrado en España director de Hacienda pública en México y
consejero de Estado. Manuel Montes Argüelles, hacendado de Orizaba. Manuel de Sota Riva, (Esposo de la xalapeña Teresa
de Medina y Miranda) brigadier de los ejércitos nacionales, coronel del
regimiento de infantería de la Corona y caballero de la Orden de San
Hermenegildo. José Mariano Sandaneta, Marqués de San Juan de Rayas, Caballero
de la Orden Nacional de Carlos III y vocal de la Junta de censura de libertad
de imprenta. Ignacio García Illueca, abogado de la Audiencia de México,
sargento mayor retirado y suplente de la diputación provincial. José Domingo
Rus, oidor de la Audiencia de Guadalajara, natural de Venezuela. José María
Bustamante, teniente coronel retirado. José María de Cervantes y Velasco,
coronel retirado. Fue Conde de Santiago Calimaya, cuyo título cedió a su hijo
don José Juan Cervantes, por ser incompatible con otros mayorazgos. Juan María
de Cervantes y Padilla, coronel retirado, tío del anterior.