Lenin Torres Antonio | 29 octubre de 2019
Tribuna Libre.- “El Poder” es seductor, atrayente, deseable,
morboso; es la otra parte de la naturaleza humana que no tiene nada que ver con
la razón, con la cordura, con la civilidad, con Apolo, que se acerca a la
instintivo, pulsional, inconsciente, a Dionisio, a los apetitos y a los
humores, a esa la lucha por escalar la pirámide de la evolución de las
especies, a eso que tiene que ver con ser el macho dominante, y con el goce de
determinar y tener en la mano el destino de los demás.
La Política paradójicamente es el escenario
donde ocurre esa contradicción humana, y digo paradójico, porque pareciera que
la política es “la ciencia” de la comunidad, del lazo social, de la inclusión
del otro en el uno igual, es “la ciencia” de la filogénesis, y del castigo, y
que debería con todos esos supuestos teóricos estar vacunada del “poder por el
poder”, más esto no es así, y creo que nunca será así, por más que intentemos
una y otra vez hacer “ciencia” del hombre en la práctica social.
Torres A. L.
Es hora de hacer ciencias políticas en México
y leer bien las coordenadas conceptuales de la crisis social y pública que vive
el estado mexicano y sus instituciones, así que primero hay que observar que
recuperar la Funcionalidad Institucional del Estado mexicano, lograr una
auténtica División de Poderes, un Sistema de Partidos democrático, y fundamentalmente,
que la política y la democracia sirvan como instrumentos de la res pública para
la igualdad, la libertad y el bienestar de los mexicanos, no significa la 4ª
Transformación de México, significa llanamente retomar la funcionalidad del
sistema democrático y del Estado mexicano en un escenario de obsolescencia y
decadencia de la política y de la clase política mexicana, por lo que hoy
vivimos ante una disyuntiva, la vuelta a una praxis política que venía
funcionando fuera de los parámetros legales y democráticos, cimentada en la
vorágine pulsional individual narcisista del poder unipersonal que se ejercía
en el sistema presidencialista o realizamos una real transición hacia la
democracia y aguantamos los últimos esténtores del viejo sistema político que
se niega a fenecer.
Todavía no hay 4ª Transformación de México,
lo que sí está ocurriendo, y lo encabeza valientemente, aunque lamentablemente
de forma unipersonal (solo) el presidente de la república, Andrés Manuel López
Obrador es una Revolución Moral y de la Esperanza, Revolución de la
Ejemplaridad en el proceso de restituir la normalidad perdida de la
funcionalidad Institucional del Estado Mexicano.
Antecedieron tres momentos de inflexión en la
historia de México, la Independencia, la Reforma, y la Revolución, los tres
grandes movimientos sociales ocurridos en México que hicieron transitar a
México de “forma violenta” de un estadio de cosas a otro totalmente diferente,
la Independencia, de una servidumbre a la península Ibérica a la autonomía y el
intento de construcción de un Estado propiamente mexicano, la Reforma, que
establece la secularidad de las instituciones públicas y el gobierno, la
separación entre el Estado y la Iglesia, y el fin de la dictadura de Santana, y
la Revolución, un movimiento violento que pone fin a la dictadura de Porfirio
Díaz e inicia la instauración del “Sistema Democrático”, este último movimiento
instaura las dictaduras perfectas del sistema presidencialista mexicano.
Hay un tiempo trascendental de inflexión en
la historia postrevolucionaria de México, a partir de que se instala la
dictadura perfecta o la democracia de la simulación, la clase política mexicana
logra perversamente mantener el poder a partir de un supuesto equilibrio entre
sus intereses privados y los públicos, que tanto hoy algunos retrogradas lo
añoran y apuestan a su retorno.
Esa clase política naturalmente se avejentó y
buscó un “relevo generacional”, para ubicarnos en la temporalidad, me refiero
al inicio de los últimos 5 sexenios (Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón
y Peña Nieto), fue así como se apostó y se vio en los tecnócratas como la mejor
opción para ese “relevo generacional”, es pues el maquiavélico Carlos Salinas
de Gortari el que encabeza ese aciago “relevo generacional”, la crisis del 86 y
el movimiento zapatista despiertan violentamente a esa bisoña clase política
del sueño placido en que habían caído, del espejismos de que estaban seguros
que los habían elegido bien y eran los mejores para heredar el erario público
mexicano sin problema alguno, es ahí donde comienza una espiral sin retorno
hasta llegar a la crisis social e institucional que hoy vivimos.
Durante los últimos 36 años, el sexenio de
los sexenios apocalípticos y mortales de la historia reciente de México, el
PRIAM como bien les nombra AMLO por ser lo mismo con los mismos, entraban (el
PRI y el PAN) en un proceso de degeneración política y de descomposición, y se
invalidaban de ser interlocutores de la sociedad mexicana, el triunfo de AMLO
lo confirmó. Si bien con Salinas de Gortari se inicie la debacle de esa clase
política, fue la segunda oleada de los “relevos generacionales” quienes les
dieron el tiro de gracia no tan sólo al PRIAN sino desgraciadamente también al
Estado mexicano y sus instituciones, no advirtieron, por la confianza que
depositaron en la maquinaria política perfecta de complicidades y simulaciones,
que se cernía una sustitución aun peor, unos herederos aún más letales, una
clase de políticos “sin oficio político: un Zedillo que nació muerto, un Fox miope
e ignorante, con su visión de empresario minoritario que no le permitió ver la
responsabilidad histórica que tuvo de consolidar una verdadera transición
democrática y aprovechar las bonanzas petroleras para cerrar un poco la brecha
entre los dos México, el de la inmensa mayoría de pobres y los pocos
privilegiados ricos, un Calderón que envalentonado pensó que gobernar era a través de las armas
y la impostura, y por último, un Peña Nieto, el presidente de ficción tele
novelesco, de aberrante ignorancia y analfabeta, quién culminó de permear la
obsolescencia de la praxis política basada en la simulación y la corrupción a
todo México con un relevo del relevo generacional mortífero.
Lo peor estaba por venir, el arribo de la
horda de juveniles políticos, voraces e inexpertos para la gobernanza, aupados
principalmente por los tecnócratas (salinas y compañía), que pensaron en
perpetuarse en el poder a través de ese mortal relevo del relevo generacional,
fue así como vimos durante los últimos 18 años, los dos sexenios panistas, y
principalmente durante el sexenio del impune Peña Nieto, el arribo de dicho
“relevo del relevo generacional”.
Si no queremos repetir la historia, la
ciudadana tiene que pensar que la participación política no termina en el
sufragio, y que la construcción del nuevo México no es cosa de los
profesionales de la política, o de un hombre por muy bien intencionado que sea.
Exactamente por esa actitud de silencio, por no pensar es por lo que ha
ocurrido lo que ha ocurrido.
Es importante señalar que desvelar la
decadencia de la “clase política” como el factor determinante de la crisis
social y política que vive el Estado Mexicano, no condiciona la posible
emergencia de un posible Proceso Civilizatorio de Transición Democrática y
Reconciliación Nacional, aunque éste si entraña la condición de que esa clase
política asuma la total responsabilidad de esa crisis sin excepciones, porque
no hay justificaciones validas, somos historias y nuestra historia nos define,
aunque por lo que vemos esa clase política no está dispuesta a dejar el poder
en manos de los ciudadanos, aun cuando saben que de facto vivimos un estado de
emergencia, y que es urgente sentarse a hablar en un plano de igualdad y
sinceridad para sentar las condiciones políticas, legales, reformistas, éticas,
y epistémicas que determinen el nuevo marco conceptual y los procesos
civilizatorias pertinentes que encamine al Estado Mexicano a su Regeneración, a
un nuevo Marco Conceptual y Procesos Civilizatorios condiciones sine qua non
para que el estado de derecho no se ponga entre dicho y funcione, además la
necesidad de una hoja de ruta que garantice el cumplimiento de dicho proceso
civilizatorio de transición democrática y reconciliación nacional e impida que
se detenga el diálogo por la transformación de México, y continué operando el
puro poder excluyente.
La espiral de violencia, la ausencia de un
espíritu republicano sólido, el crecimiento económico nulo, la carencia de
certeza de futuro de nuestras nuevas generaciones de mexicanos, la ausencia de
un proyecto de nación incluyente y actual que permita con eficacia hacer frente
a los exabruptos de violencia, marginación y pobreza que vive la sociedad
mexicana, las prácticas políticas pobres que reproducen la simulación y la
lucha vacía por el poder, y la sustitución de los ideales positivos por actos
pulsionales, demuestran que la política no sirve y es obsoleta, puesto que
continua sirviendo y es una extensión de los intereses particulares y del
Imperio, evitando que se recupere la sana y eficiente funcionalidad del Estado
Mexicano para que se creen los instrumentos e instituciones públicas que
resuelva los graves problemas que paulatinamente han gangrenado la vida pública
en México.
Hay que insistir que nuestro buen
intencionado presidente de la república no puede cargar sólo al lomo con la
necesaria e ineludible 4ª Transformación de México, porque la crisis social y
moral que vive México tiene su origen en el pasado y en el presente, y es un
tema que implica corresponsabilidad, espíritu demócrata, y consciencia social
que todavía no existe.
No deja de ser patético observar como la
oposición sólo ha basado su participación política a expensa de los errores que
cree son responsabilidad únicamente del gobierno de la república que encabeza
Andrés Manuel López Obrador, omitiendo perversamente, y comportándose como si
no supieran que ese estado de degeneración del poder público y los graves
problemas fueron encubados y creados por el uso que hicieron personal del poder
público, ¡no había Estado!, sólo esos grupos de gavillas y buitres ejerciendo
el poder público de forma personal, por eso ahora no tienen la calidad moral
para señalar a AMLO de ser la causa de estos graves problemas que vive México,
y situar en el presente la ineficiencia del Estado Mexicano.
Apenas se está tratando de recuperar la
Funcionalidad del Estado Mexicano, por lo que la vuelta al pasado de esos
retrogradas no es una opción ni una alternativa, el camino está trazado,
primero, recuperar la Funcionalidad del Estado Mexicano, después, podemos
luchar democráticamente por la idea de nación, sociedad y hombre que sea la
mejor para nuestra patria a través de un nuevo Constituyente.
No podemos continuar topándonos con la pared,
con las falsas expectativas del mundo global, con la carencia de una identidad
de la mexicanidad, con una sociedad ajena a las responsabilidades de la res
pública, con la irresponsable y avariciosa oligarquía que es la única que
siempre sale indemne de estas crisis y cambios sociales, con el acecho de los
herederos insanos de la praxis política de la vieja clase política y con una
clase política todavía decadente, con esa Herencia Maldita de degeneración que
nos dejó esa Dictadura Perfecta que hace que comencemos literalmente de cero,
sin una cultura de la legalidad y la paz, sin una conciencia social que nos
corresponsabilice de la construcción de nuestros espacios públicos, sin un
sistema de partidos moralmente correctos puesto que sólo fueron educados para
la lucha por el poder por el poder, con una sociedad acrítica y pasiva.
Lapidariamente se nos impone unas preguntas:
¿qué debemos hacer para que esa Cuarta Transformación Social y Política de
México no sea violenta y ocurra?, ¿qué condiciones se deben dar?
La Cuarta Transformación social y política de
México no tan sólo pasa por restituir la Funcionalidad Institucional del Estado
Mexicano perdida y gangrenada por la decadente clase política y los voceros del
imperio, de quienes no hay que olvidar obedecen al sistema neoliberal que se
sienta sobre una estructura de poder para la explotación.
La Cuarta Transformación social y política de
México conlleva una posición ideológica radical y realmente de izquierdas, el
nuevo Estado Mexicano debe asumir una crítica al modelo global que ha fracasado
y sólo ha servido para construir un mundo más injusto e inseguro, y apostar por
una Revolución de la Representatividad como le he llamado , y fundamentalmente,
hacia una refundación o regeneración del poder público a partir de la
reconversión de la república y el pacto federal, incorporando al Municipio como
el elemento más importante de la república, es decir, construir una República
Municipalista, y de esta forma tomar en cuenta con toda legitimidad y legalidad
el empoderamiento del municipio.
La Cuarta Transformación social y política de
México representa invertir la pirámide presidencial del poder público, y es
desde lo local donde debe construirse el poder público; pasar de una democracia
indirecta y representativa a una directa y ciudadana, tomando en cuenta las
formas de representación pública más cercanas a la comunidad, los jefes de
manzana, los agentes municipales, y otras formas de representación ciudadana
que podrían construirse.
La Cuarta Transformación social y política de
México implica una refundación del Estado mexicano desde lo local, lo
comunitario, tomando en cuenta la demografía y la psicología, porque
simplemente México es otro, para ello viene bien hacer memoria histórica, el 31
de enero de 1824 se aprueba la Primera Acta Constitutiva de la Federación Mexicana,
hace 195 años, y México tenía alrededor de 6,500,000 , en la actualidad, México
tiene 133,326,827 , por lo que la inclusión de la demografía es sumamente
importante para esa nueva refundación del Estado mexicano, además de recuperar
el concepto de la polis griega, la ciudad-estado, la República Municipal en el
sentido del empoderamiento de lo local y del municipio, en otras palabras,
voltear la pirámide del poder implicaría una nueva estructura jurídica,
política, social y económica, la tarea de un Nuevo Constituyente que empodere
lo local y el municipio como las estructuras elementales del Pacto Federal, de
la República, está en juego las nuevas reglas políticas de la representativa,
por lo que, incluso la revisión y el papel del concepto del pacto federal
basado en los estados es fundamental, cuando a simple vista, podemos observar
la necesidad del empoderamiento del Municipio y su importante papel que debe
tener dentro de un nuevo pacto federal que lo incluya formalmente.
Aún tenemos tiempo de evitar más sangre, más
sufrimiento, más lágrimas, y esto se logrará si y solo si:
Si los actores políticos y la misma sociedad
mexicana logran tener plena consciencia de la situación in extremis que vive
nuestro país.
Si la clase política demuestra miras de altura
que le permita ver que lo que está en juego es la viabilidad de México como una
nación independiente, soberana e inteligente capaz de hacerse responsable de
construir su historia en civilidad, progreso y paz.
Si lo que esté en disputa no sea el Erario
Público.
Si en el centro del debate público esté El
Bienestar del Ciudadano y su Familia, y la recuperación de la Certeza de Futuro
de las nuevas generaciones, y la Cicatrización de las heridas profundas
infringidas por nosotros mismos.
Si se toman en cuenta que estamos ante el
duelo de miles de desaparecidos, el rescate de la marginación de miles de
pobres cada día en aumento, la recuperación de la certeza de futuro perdida de
nuestros jóvenes y niños, la exigencia de castigo a los que han hecho de la cultura
de la corrupción que lo poco que se haya tenido haya parado en los bolsos de
unos cuantos.
Si hay un sincero arrepintiendo de la
oligarquía que se ha aprovechado de esa crisis para continuar protegiendo su
pequeño mundo de privilegios a expensas del dolor y la marginación de millones
de mexicanos.
Los mexicanos continuamos viviendo entre un
fuego cruzado, entre los pocos bien intencionados que encabezan el intento de
Transformar a México pacíficamente, y la vieja clase política (sus herederos) y
las élites económicas que apuestan a un retorno de la simulación y el
equilibrio pernicioso entre intereses particulares y públicos.
La lucha por el poder se ha exacerbada e
intensificada, quizás son los últimos estertores del sistema falleciente y hay
que aguantar, no nos olvidemos que por más de 100 años ese Modelo post
revolucionario construyó el México contradictorio, pobre, desgastado, peligroso
y sin orgullo que hoy vivimos los empequeñecidos mexicanos, ¿cuándo
despertaremos de nuestro sueño de apropiaciones y sometimientos los mexicanos?,
¿cuándo desertará el espíritu de la tercera raza cósmica anunciada por nuestro
ilustre José Vasconcelos para adueñarse de su propio destino?
Reitero, la Refundación del Estado mexicano y
el relevo de esa Clase Política corrupta, perversa e ineficiente pasa
urgentemente por convocar a todos las mexicanas y los mexicanos a que elijamos
un nuevo constituyente que permita que TODOS los actores de la vida pública y
moral de México se responsabilicen de esa urgente y necesaria 4ª Transformación
de México. Es por eso que no basta la coherencia democrática y el amor a
nuestra patria, la Transformación de México es un asunto que compete a todos,
es el gran y único tema de una agenda común de todos y cada uno de los
mexicanos, es un compromiso de todos tanto moral como político, no tan sólo del
gobierno de la república.
Xalapa Eqz. Veracruz México
Octubre de 2019