* Lo
masacra la inseguridad * “15 días sin
delitos de alto impacto”, dice * Coatza:
secuestros otra vez * El sur: las
ejecuciones no paran * Agua Dulce: mujer
policía vende droga * Edel o Pimentel,
más de lo mismo * Poder Judicial: el
negro historial * Carranza, el carroñero
de Morena * Destituir a la síndica * Y va por Adriana Herrera * Vasconcelos por Podemos y Morena (PRI-Mor)
Mussio Cárdenas Arellano |
07 octubre de
2019
Tribuna Libre.- Diez meses y la violencia sigue. Conviven,
coexisten los siete cárteles y su gobernador, ellos en la ejecución y el
secuestro, la droga y la extorsión, y Cuitláhuac García ocultando, maquillando
cifras, la estadística de muerte que retrata a Veracruz. Así vive su realidad
irreal.
Manda el narco, el cobro de piso, el levantón
y toda forma de delincuencia. Masacran a la sociedad, esparcen el miedo,
provocan el éxodo de familias, cierre de empresas, caos económico, evasión
social. Y Cuitláhuac negando la dimensión de la inseguridad.
Son ya seis meses de la masacre de Viernes
Santo, en Minatitlán, y no hay justicia. Fuera de dos presuntos jefes de plaza
del Cártel Jalisco Nueva Generación, El Lagarto y El Pelón, nadie ha parado en
la cárcel. Y habrá que esperar si se les puede condenar.
Ahí fueron 13 muertos, entre ellos Santiago,
menor de un año de edad, y su papá.
Un comando fue por un transexual, la Becky
Lin, con negocios que servían como punto de venta. Cambió de cártel, rompió con
el proveedor y terminó ejecutado, refiere la versión oficial. Y con él murieron
12 más.
Es ya un mes y medio de la masacre en el
table dance Caballo Blanco, en Coatzacoalcos, y la Fiscalía General de la
República, que atrajo el caso y con ello precipitó la caída del fiscal estatal,
Jorge Winckler Ortiz, por las implicaciones que se habrían de revelar, no
muestra resultados ni avance. 30 víctimas y todo sigue igual.
Hubo dos detenidos, según presumía el
gobernador Cuitláhuac García, que nunca mostró. Y si los aseguró la FGR y no
los puso a disposición de algún juez, hubo violación al debido proceso.
Hay un detenido, vuelve a insistir el
gobernador de Veracruz, y asegura que ya está en manos de un juez, al que no
duda en amedrentar.
Cunde la violencia, se recrudece, se
multiplica el dolor. Y mientras, el gobernador maquilla, oculta, miente,
presume “15 días sin delitos de alto impacto en Coatzacoalcos” al tiempo que
los siete cárteles se disputan Veracruz.
Su realidad es como la del presidente López
Obrador, irreal.
Golpean los malosos a mujeres, jóvenes,
empresarios y todo aquel que paga cuota. O al que es levantado y objeto de
extorsión.
Destaca entre las agresiones letales, el de
Galilea “H”, de 22 años, residente de Minatitlán, quien había viajado a Tres
Valles, en la zona de la Cuenca del Papaloapan. La acompañaban dos amigos,
quienes también fueron ultimados. A ellos los hallaron primero, a Galilea, el 1
de octubre.
Otra joven, Izamar “M”, desapareció el 27 de
septiembre. Su cuerpo fue hallado dos días después en el ejido Tacoteno,
colonia Costa de Marfil, en Minatitlán. Apareció desmembrada en una bolsa de
plástico.
Siendo estudiante de Bachillerato, sus
compañeros tomaron las carreteras que unen a Coatzacoalcos, Minatitlán y
Cosoleacaque, generando el ahorcamiento del sur de Veracruz. Referían los
estudiantes que o el gobierno se aplica y resuelve o la protesta se
radicalizará.
Una tercera mujer, Ingrid Annel “S”, fue
hallada con vida en una casa de seguridad en la colonia Primero de Mayo, en
Coatzacoalcos. Por espacio de 10 días sus captores la mantuvieron retenida.
Con Galilea e Izamar habían sumado seis
asesinatos de mujeres en una semana.
A Coatzacoalcos le duró un mes la paz. Con
Guardia Nacional o sin ella, la violencia vuelve. Pero Cuitláhuac dice en redes
sociales que van "15 días sin delitos de alto impacto en
Coatzacoalcos".
A José Antonio “C” lo levantaron a fines de
septiembre y su cuerpo fue hallado el domingo 29, ultimado por sus captores que
exigían 2 millones de pesos a cambio de su vida. Pertenecía a una de las
familias más conocidas de Coatzacoalcos.
Un video daba cuenta de las condiciones en
que José Antonio “C” se hallaba, literalmente en manos de los secuestradores su
vida pendiendo de un hilo. Y ahí la evidencia de que el ultimátum era real.
Su familia ofreció un bien, parte de su
patrimonio, y adujo no disponer de una cantidad así. La respuesta de los
malandros fue: efectivo o no lo regresaría con vida.
Tras 10 días sin saber nada de él, su cuerpo
fue ubicado en un rancho de la colonia Hermegildo J. Aldana, municipio de
Cosoleacaque, el domingo 29 de septiembre.
Joven empresario dedicado al ramo de la
tortilla, emprendedor y bien apreciado, José Antonio deja esposa e hijas en el
desamparo, y la zozobra, y el dolor.
Y Cuitláhuac sigue en su realidad irreal.
Agua Dulce, el municipio más al sur junto con
Las Choapas, es su perdición. Ahí va a exaltar el espejismo de la seguridad, la
estrategia de paz, las acciones que hagan correr al delincuente. Ahí se escucha
la voz —su voz— que increpa al juez que debe ceñirse a las locuras del
gobernador.
Y ahí, en Agua Dulce, el vínculo con la droga
es parte de la Cuarteada Transformación.
Van por reflectores y termina ridiculizado.
Va por lana —reza el refrán— y regresa trasquilado.
Llega Cuitláhuac García a Agua Dulce, lo
flanquea el alcalde anfitrión, Sergio Guzmán Ricárdez, y la diputada federal
Tania Cruz. Y asume el tono mandón, su faceta teatral.
Que el juez que lleva el caso Caballo Blanco
no libere a los implicados en la masacre. Y que no lo haga “porque lo vamos a
vigilar”.
"No me voy aguantar—decía el lenguaraz—:
juez que libere a un responsable de manera muy superficial, lo vamos a exhibir
públicamente. Este es un mensaje para el juez aquí en el sur, federal, muy
claro”.
Porque—apunta— no se puede detener a quienes
infringen la ley y luego el Poder Judicial los deja libres. ¿Sabrá lo que es la
autonomía de poderes?
Así andaba de echador, soberbio, desafiante,
cuando la liebre le volvió a saltar.
Una mujer, Marcelina “N”, integrante de la
Policía Municipal de Agua Dulce, fue sorprendida mientras realizaba un negocio
non sancto: vendía droga. Y con ella, la jefa de plaza, doña Dulce Verónica “N”
que resultó ser su hija, y una tercera implicada, María “N”.
Tres fichas, una de ellas policía municipal
de Agua Dulce, vendían droga en la cercanías de la Secundaria General Uno,
Sección 22. Es la policía del alcalde Sergio Guzmán Ricárdez, al que los del
CJNG le tienen aprecio especial.
Les hallaron cocaína en bolsas, 28 dosis; 13
bolsas de cristal y otras 42 de hierba verde con característica de marihuana. Y
sus clientes eran estudiantes de secundaria.
Por ese delito, la uniformada y su conecte,
su hija, pararon en la cárcel.
El Muelle, una de las principales
congregaciones de Agua Dulce, es tierra en disputa. Cuando menos van cuatro
ejecuciones y se respira un clima de miedo.
Y el alcalde Sergio Guzmán Ricárdez, con su
policía narca, con las burlas y la sorna de la sociedad, la tomadura de pelo a
Cuitláhuac, está en la mira del gobernador.
Cuitláhuac es cuento y rollo marca 4T. Asaltó
la Fiscalía de Veracruz, vía un golpe de estado urdido y ejecutado en la
Comisión Permanente del Congreso estatal, que carecía de facultades y
atribuciones, y hoy maquilla las cifras de la violencia… o las oculta.
“15 días sin delitos de alto impacto en
Coatzacoalcos —dice el embustero en redes sociales—. Incidencia delictiva -20%
a la baja (sic). Aprehensión de generadores de violencia en la región. FGE
regional renovada”.
Su fiscal carnala, Verónica Hernández
Giadáns, ex empleada del secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros
Brugos, dejó de difundir las cifras y la estadística delictiva como lo hacía el
fiscal depuesto, Jorge Winckler Ortiz. Para eso la impuso ahí.
Un reporte, el de la incidencia delictiva al
mes de agosto, excluye las masacres de Minatitlán y Caballo Blanco, uno con 13
muertos, el otro con 30. Fue en los tiempos de Winckler pero la fiscal a modo
del gobernador no corrigió y así se remitió la información al Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
De palabra, esos muertos no existen. De
palabra, estilo Andrés Manuel López Obrador, la seguridad va bien. Sólo de
palabra.
En los hechos, el caos crece. Sea el norte o
el sur, la sierra o la costa, a Cuitláhuac García la violencia lo sacude. Gira
atrapado en un huracán de muerte, en el reto de los cárteles, a los tumbos y
dando palos de ciego.
Se motiva con uno que otro golpe a la
delincuencia. Pero las estructuras del crimen organizado siguen intactas, en
alta la disputa por las plazas, las ejecuciones, el levantón, el cobro de piso,
el secuestro.
Y el gobernador convive con siete cárteles,
los que mandan, los que imponen su ley.
Diez meses después, Veracruz arde. Lo
incendian los malos. Lo devora la inseguridad.
Y Cuitláhuac maquilla las cifras de la
violencia.
Archivo muerto
Igual o peor que Edel Álvarez, el magistrado
Raúl Pimentel carga un negro historial, historias de abuso y tráfico de
salarios, empleados a los que se les rasura el sueldo. Uno y otro son lacras en
el Poder Judicial de Veracruz y uno y otro son voraces y proclives a la
corrupción. Pimentel Murrieta, hoy defenestrado, degradado al Tribunal de
Responsabilidad Juvenil, confinado ahí por Álvarez Peña para reducirle al
mínimo sus posibilidades de ser presidente del Poder Judicial, tuvo a su lado
una colaboradora sui generis, Lorena Zapata Rodríguez, proyectista de membrete
pues el trabajo lo realizaba Tomás Antonio Francisco. Y parte del salario de la
favorita del magistrado provenía de la rasurada acomodada a la compensación de
la secretaria de Pimentel, María de los Ángeles Rosado Ortiz, según denuncia
difundida en el portal Plumas Libres, el 17 de febrero de 2017. Lorena Zapata
tiene un deporte, el nepotismo, y lo practica a fondo. Tres familiares pululan
en las nóminas del Poder Judicial: su hija Liliana Juárez Zapata, su yerno
Marco Antonio Vázquez Torres y su sobrino Héctor Zapata Franco. Y pensar que
entre Edel Álvarez y Pimentel Murrieta se mueven las bandas de magistrados que
simulan impartir justicia a Veracruz. Uno endeudando al Poder Judicial,
obsesivo con los negocios oscuros, las jueces y magistradas a las que proyecta,
sean letradas o no, y el otro que lo que puede se lo agandalla… De canibales y
carroñeros se nutre Morena. Uno de ellos, Víctor Manuel Carranza, ataca y
fustiga, desuella y lacera a la síndico del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
Carroñero, el Chacal del Carmen no le respeta ni el luto de Yazmín Martínez
Irigoyen por la tragedia que envuelve a su familia, y en cosa horas terminará
de mancillar políticamente a quien pasó de ser su aliada fiel a una voz
discordante en el cabildo, exhibiendo transas y simulación, contratos sin
firma, asignaciones directas, abuso de autoridad, la corrupción galopante del
presidente municipal y su pandilla. Carranza construye denuncias y luego una
solicitud de juicio político ante el Congreso de Veracruz, que pasará, que se
aprobará, sólo si Morena logra sumar los 34 votos que le darían mayoría
calificada, aunque ya dos veces, léase caso Jorge Winckler, fiscal destituido
violando la ley, el partido en el poder fracasó. Carranza requiere primero del
aval del cabildo. Tiene el voto de cinco ediles de Morena, la banda que lo
ayuda a desgobernar Coatzacoalcos, y los de Oliver Damas y Felipe Rodríguez,
regidores priistas que le aprueban todo sin chistar. Oliver, a cambio de la
impunidad que goza su amigo y patrón, el ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol,
al que Carranza no toca ni con las trampas cazarratones que colocó a las
puertas del palacio municipal cuando era alcalde electo, y Felipe por un
acuerdo de no agresión que permitió que todo el equipo de Víctor Rodríguez, su
hermano, quedara succionando la nómina municipal. Le queda a Yazmín Martínez
Irigoyen —que también incurrió en nepotismo— la movilización de sus huestes, el
recurso legal y aguardar a que funcione la incapacidad de Morena para sumar los
votos requeridos para que el juicio político cuaje. Mientras, el chacal
Carranza sólo tuerce la boca al insistir en que esto no es desafuero. Pues no,
es carroña versión 4T… Potencialmente incómoda, Adriana Herrera no se traga las
cifras, los gastos, las cuentas alegres del alcalde Víctor Carranza. Inquiere y
exhibe la regidora al presidente municipal de Coatzacoalcos y alerta que hay
desfase en el gasto, opacidad en la inversión, en el pago a proveedores, en las
ayudas sociales. Por eso es incómoda. Para la regidora independiente se activa
también una solicitud de destitución ante el Congreso de Veracruz. Y así se va
deshaciendo el Chacal del Carmen de los ediles que increpan, los que advierten
del saqueo, los que saben y denuncian que se está violando la ley. O sea, el
presidente chacal pretende devorar a medio cabildo y quedarse con los serviles
de profesión… Vuela La Amenaza Vasconcelos hacia Morena, la Cuarta
Putrefacción. Desdeñado por el priismo, y por aquellos ciudadanos que lo vieron
mezquino cuando perdió la elección de alcalde de Coatzacoalcos en 2018 al
cortar la ayuda médica a miles que le dieron el voto, ahora irá por la
presidencia municipal bajo la sombra de Podemos y por el partido de López
Obrador. Podemos es el refugio de la fauna dinosáurica priista, liderados por
Francisco Garrido, el ex diputado tapadera de Javier Duarte, el aplaudidor
frenético del célebre ladronazo desde los días en que presidía la Comisión de
Vigilancia del Congreso de Veracruz. A Carlos Vasconcelos, alias La Amenaza,
líder la CTM aunque pronto dejaría de serlo si traiciona a su partido, lo
apadrinan las momias del priismo, aglutinadas todas en Podemos, la burda careta
del PRI. A Vasconcelos, cuenta un insider, lo buscan cuando menos dos diputados
de Morena, fraguando una candidatura con tufo a moho y a desprestigio, cobijado
en el Clan de la Succión, la runfla de los Robles Barajas que no dejan de mamar
de la ubre presupuestal. Es esa locura, en esencia, la crónica de un fracaso
electoral anunciado: a la imagen de La Amenaza —en sus buenos tiempos su solo
nombre suscitaba terror—, se suman esa farsa llamada Podemos y el desplome de
imagen de Morena en Coatzacoalcos, derivado de patético gobierno del morenista
Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Sólo falta que Marcelo Montiel le diga sí al
PRI y por Vasconcelos sólo votarán los Robles y los Vasconcelos…