Perogrullo
en México
Tribuna Libre.- Aperitivo: “Para
transformar el sistema de salud hay que ver el futuro con nuevos ojos, cercano
al humanismo. El espíritu comercial del neoliberalismo incluyó el desprecio a
la educación médica, el abandono al compromiso social”. (Secretario de Salud,
Jorge Alcocer Varela). ¡Salud, dijo el ciego al tuerto!
Debo a la asistencia de una partera el origen
de mi vida. Claro, ahí estuvo mi madre; mi padre mandó a su representante, el
espermatozoide. Creo que Dios también hizo acto de presencia, pos la devoción
es la devoción. ¿Acaso estuvo Charles Darwin? Debo a médicos, enfermeras,
familiares y desconocidos despistados, mi supervivencia actual. A todos ellos
muchas gracias… Perdón, no estoy festejando mis quince primaveras ni mucho
menos. Al grano, gusano; polvo eres y en polvo te convertirás.
Este 23 de octubre fue el Día del Médico. El mejor reconocimiento y
celebración para ellos –y ellas, es decir médicas y doctoras- serían no
causarles tanto daño con nuestras preocupaciones, pesares, enfermedades reales
o inventadas; nuestra hipocondría, ignorancia y credulidad hacia los cientos de
remedios para padecimientos manipulados por intereses económicos.
Lo dijo Benjamin Franklin: “El mejor médico es el que conoce la
inutilidad de la mayor parte de las medicinas”. Y Robert Koch expresó que
cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue
al efecto. Quien tenga oídos.
Enrique Gavilán publicó el libro Cuando ya no puedes más. Es médico
familia; su dedicación a los pacientes que atendía diariamente, le enfermaron
de lo que la Organización Mundial de la Salud denomina síndrome del burnout.
Gavilán dijo en entrevista: “Para referirnos a los pacientes no es raro
llamarles ‘los enemigos’. Cuando estos se hartan de esperar y se vuelven a casa
sin ser atendidos, recurrimos a la expresión “A enemigo que huye, puente de
plata”. ¡Uuf!
Luego expresó: “No hay ningún problema en hacerse un análisis de vez en
cuando. La recomendación para medir colesterol en un adulto joven y sano es uno
cada cinco años. ¿Tiene sentido hacérselo todos los años? No. La cuestión es la
necesidad de que un análisis nos diga cómo estamos de salud. Si los análisis
rutinarios sirven para algo: ni mejoran la supervivencia, ni la salud… Lo
lógico es usarlos cuando tenemos un problema o si existe mucho riesgo de uno.
Está demostrado que no tener empleo es un factor de riesgo coronario, el barrio
donde vives también... tener un jefe estúpido que te amarga la vida puede ser
peor para el corazón que el colesterol. Tenemos que preguntarnos por qué le
prestamos tanta atención al colesterol y menos a este tipo de cuestiones
sociales”. (elpais.com, 22/10/19). ¡Ahí ‘ta!
A mí me enferma, soy alérgico a la estupidez, la pendejez y… las
chingaderas. Como lo siguiente.
“En los próximos 16 años el número de adultos mayores en México se
duplicará y el mercado laboral del país cobijará a 7.9 millones de trabajadores
de la tercera edad. Para entonces será el año 2035 y dos de cada 10 mexicanos
tendrán al menos 65 años. Este ejército de adultos mayores estará compuesto por
personas que lucharán por salir adelante, muchos de ellos sin una pensión, en
la informalidad o sumidos en la pobreza, de acuerdo con cifras oficiales
analizadas por este medio digital.
“Las proyecciones a futuro, empero, son
alentadoras hasta cierto punto. La Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (Cepal) prevé que en el año 2035, México tendrá la mitad de pobres que
en la actualidad. Asimismo, las cifras del Gobierno federal y de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que la población
sin seguridad social decaerá en 28.7 por ciento”. (sinembargo.mx, 20/10/19). No
mamayes en tiempo de aguacates, aunque ahora con la producción de aguacates
aumenta la situación violenta por la delincuencia que nomás busca…
Arnoldo Kraus, en el artículo “¿De qué
hablamos cuando hablamos de salud?”, escribió que “el cáncer sigue siendo uno
de los mayores retos para la salud pública global —9.6 millones de fallecidos y
18.1 millones de nuevos diagnósticos en 2018—; y el impacto sobre la población
es muy desigual. Dos corolarios: la quimioterapia es impagable para la mayoría
de la población; más del 80% de niños con cáncer en los países ricos logran
curarse, mientras que en naciones con rentas medias o bajas las cifras son
menores de 10%.
“Sobran datos, falta espacio. No sobra una
pregunta: ¿a quién le sirve el conocimiento? El intríngulis previo engloba
ética y política. Mientras que la política no incorpore elementos éticos a sus
códigos de trabajo el fracaso continuará aumentando y la brecha, entre quienes
tienen acceso a él —los ricos— y quienes no pueden usufructuarlo, seguirá
aumentando. La exclusión en muchas regiones del sur de México es triste ejemplo
de lo escrito y espejo de los robos desmedidos de los gobiernos priistas y
panistas —no sabemos qué sucederá con los morenistas”. (nexos.com.mx, octubre
de 2019).
Estamos donde estamos. Y cómo chingaos no nos
vamos enfermar -¡pobres médicos!- si… nomás lean:
“La corrupción es el factor más importante
para explicar la trata de personas en México, de acuerdo con un documento
presentado este lunes por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).
“Durante la presentación del informe “El
papel de la corrupción en la trata de personas”, el titular de UNODC en México,
Antonino de Leo, aseguró que “la corrupción facilita y fomenta la trata de
personas” en un país que registró 5 mil 245 víctimas de este delito entre 2012
y 2017.
“Lo anterior pone de manifiesto una idea muy
clara: para que exista la trata de personas se requiere de una corrupción que
se puede definir de sistémica”, manifestó el experto de Naciones Unidas”.
(sinembargo.mx, 01/10/19).
Dicen que la corrupción somos todos y
facilita todo. Es decir descomposición. En un país de perogrulladas, sobre todo
en estos “tiempos violentos”, como dice el refrán: “Las verdades de Perogrullo,
que a la mano cerrada llamaba puño”. Porque amanece cuando es de día. No hace
frío, hace calor o está agradable. Vaya, que en lo lleno no hay vacío. Una cosa
es una cosa, y otra, es otra.
John Steinbeck dijo que el poder no corrompe.
El miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder. Y Étienne Bonnot de
Condillac mencionó que en tiempos de corrupción es cuando más leyes se dan.
No lo sé de cierto; lo supongo, Jaime
Sabines. Para dormir con mi conciencia tranquila, no me tomo Tafil; me chingo
media pastillita de Clonazepam. Porque, ¿de qué hablamos cuando hablamos de
salud?
¡Salud, amigos! Esperemos un sexenio más,
bueno lo que queda. No sé qué filósofo decía que los gobernantes deberían ser
filósofos. ¿Y qué tal si fuera un Perogrullo?
Ahí se las dejo.
Los días y los temas
Lo escribió Enrique Krauze: “El nuevo
gobierno ha puesto en el centro de su programa el combate a la corrupción. La
intención es impecable, pero la instrumentación ha sido errática, inconsistente
y contradictoria. Lo más preocupante es el acoso a las libertades e
instituciones creadas por la democracia para ir acotando la corrupción de la
única forma en que cabe hacerlo: mediante la exhibición pública de los delitos
y la aplicación estricta de la ley. En vez de esas vías, el nuevo gobierno –que
se presenta como un nuevo régimen, casi como una nueva era– propone desterrar la
corrupción mediante un acto casi místico de purificación moral que parte del
presidente y llega hasta el último ciudadano.
“La rectitud del presidente tiene efectos
positivos en la sociedad y el desempeño de los gobernantes en todos los
niveles. Pero no se trata de fundar una nueva religión sino de mejorar un orden
democrático, con ejercicio pleno de las libertades y la legalidad. El nuevo
gobierno no entiende la diferencia. En esa confusión entre el orden religioso y
el orden político puede naufragar no solo el uso recto, justo y racional de los
recursos públicos sino la democracia y hasta el país entero”. (“Breve historia
de la corrupción”, en letraslibres.com, 01/10/19).
Con todo respeto al Estado de Derecho, que
Dios los bendiga. ¿O al revés?
De cinismo y anexas
Va una perogrullada célebre, claro, de
Francisco de Quevedo, en Los sueños:
Muchas cosas nos dejaron
las antiguas profecías
dijeron que en nuestros días
será lo que Dios quisiere.
Si lloviere hará lodos,
y será cosa de ver
que nadie podrá correr
sin echar atrás los codos.
Las mujeres parirán
si se empreñan y parieren,
y los hijos que nacieren
de cuyos fueren serán.
Ahí se ven.