Tribuna Libre.- Es hora de hacer ciencias políticas en México
y leer bien las coordenadas conceptuales de la crisis social, económica y
pública que vive el Estado mexicano y sus instituciones, así que primero hay
que observar que recuperar la Funcionalidad Institucional del Estado mexicano,
lograr una auténtica División de Poderes, un Sistema democrático de Partidos
Políticos, y fundamentalmente, que La Política y La Democracia sirvan como
instrumentos de la res pública para la igualdad, el progreso, la libertad y el
bienestar de los mexicanos, no significa la 4ª Transformación de México,
significa llanamente retomar la funcionalidad perdida del sistema democrático y
del Estado mexicano en un escenario de obsolescencia y decadencia de la
política y de la clase política mexicana, por lo que hoy vivimos los mexicanos
una disyuntiva, o bien se impone la vuelta a una praxis política que venía
funcionando fuera de los parámetros legales y democráticos, cimentada en la
vorágine pulsional individual narcisista del poder unipersonal que se ejerce
todopoderoso y omnipresente en el sistema presidencialista, o bien realizamos
una real transición hacia la democracia y aguantamos los últimos esténtores del
viejo sistema político que se niega a fenecer.
Todavía no hay 4ª Transformación de México,
lo que sí está ocurriendo, y lo encabeza ejemplarmente, aunque lamentablemente
de forma unipersonal (solo), el presidente de la república, Andrés Manuel López
Obrador, es una Revolución Moral y de la Esperanza, Revolución de la
Ejemplaridad en el proceso de restituir la normalidad perdida de la
funcionalidad Institucional del Estado Mexicano.
Antecedieron tres momentos de inflexión en la
historia de México, la Independencia, la Reforma, y la Revolución, los tres
grandes movimientos sociales ocurridos en México que hicieron transitar a
México de “forma violenta” de un estadio de cosas a otro totalmente diferente:
La Independencia, de la servidumbre a la
península Ibérica a la autonomía, y el intento de construcción de un Estado
propiamente mexicano.
La Reforma, que establece la secularidad de
las instituciones públicas y el gobierno, es decir la separación entre el
Estado y la Iglesia, y el fin de la dictadura de Santana.
Y la Revolución, un movimiento violento que
pone fin a la dictadura de Porfirio Díaz e inicia la instauración del “Sistema
Democrático”, este último movimiento desafortunadamente termina por instaurar
“las dictaduras perfectas” del sistema presidencialista mexicano.
Hay un tiempo trascendental de acento en la
historia posrevolucionaria de México, a partir de que se instala “la dictadura
perfecta” o “la democracia de la simulación”, la clase política mexicana logra
perversamente mantener el poder a partir de un supuesto equilibrio entre sus
intereses privados y los públicos, y una pseudodemocracia que tanto hoy algunos
retrogradas lo añoran y apuestan a su retorno.
Esa clase política en el poder naturalmente
se avejentó y buscó un “relevo generacional”, un relevo que le garantizará la
perpetuación del poder pública, y esto sucedió al inicio de los últimos 5
sexenios (Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto), fue así
como se apostó y se vio en los tecnócratas como la mejor opción para ese
“relevo generacional”, relevo que se inicia con el innombrable y maquiavélico
Carlos Salinas de Gortari, quien encabeza ese aciago “relevo generacional”. Fue
crisis del 86 y el movimiento zapatista los acontecimientos que despiertan violentamente
a esa bisoña clase política del sueño placido en que habían caído, del
espejismos de que estaban seguros que los habían elegido bien y eran los
mejores para heredar el erario público mexicano sin problema alguno, es ahí
donde comienza una espiral de degeneración sin retorno del poder público, hasta
llegar a la crisis social e institucional que hoy vivimos.
Es durante los últimos 36 años, en el sexenio
de los sexenios apocalípticos y mortales de la historia reciente de México,
donde ocurre una pseudotransición democrática encabezada por el PAN que terminó
en fracaso y en un ejercicio político de más de lo mismo, con razón AMLO acuña
el neologismo PRIAM para significar que el PRI y el PAN son “lo mismo con los
mismos”, entran tanto el PRI y el PAN en
un proceso de degeneración política y de descomposición, y se invalidan de ser
interlocutores de la sociedad mexicana, la oposición de AMLO se consolida hasta
asumir el poder político en el 2018 con un triunfo electoral contundente y
arrollador, ganando la presidencia de la república y la mayoría del congreso de
los diputados, senadores y gubernaturas en disputa.
Si bien es con Salinas de Gortari que se
inicia la debacle de esa clase política, fue la segunda oleada de los “relevos
generacionales” quienes les dieron el tiro de gracia no tan sólo al PRIAN sino
desgraciadamente también al Estado mexicano y sus instituciones, no
advirtieron, por la confianza que depositaron en la maquinaria política
perfecta de complicidades y simulaciones, que se cernía una sustitución aun
peor, unos herederos aún más letales, una clase de políticos “sin oficio
político”:
Un Ernesto Zedillo que nació muerto.
Un Vicente Fox (el guadalupano) miope e
ignorante, con su visión de empresario minoritario que no le permitió ver la
responsabilidad histórica que tuvo de consolidar una verdadera transición
democrática y aprovechar las bonanzas petroleras para cerrar un poco la brecha
entre los dos México, el de la inmensa mayoría de pobres y los pocos
privilegiados ricos.
Un Felipe Calderón (el generalísimo) que
envalentonado pensó que gobernar era a través de las armas y la impostura.
Y por último, un Enrique Peña Nieto (el
presidente de ficción tele novelesco) de aberrante ignorancia y analfabeta,
quién culminó de permear la obsolescencia de la praxis política basada en la
simulación y la corrupción a todo México con “un relevo del relevo
generacional” mortífero.
Lo peor estaba por venir, el arribo de la
horda de juveniles políticos, voraces de poder e inexpertos para la gobernanza,
descendientes de los tecnócratas (salinas y compañía) pero sin dieces y grados
académicos, seguro Salinas pensó que podría salvar la debacle y perpetuarse en
el poder a través de ese mortal “relevo del relevo”, por cierto casi todos esos
juveniles políticos terminaron con problemas judiciales y administrativos, esto
ocurre durante los últimos 18 años, los
dos sexenios panistas, y principalmente, durante el sexenio del impune Peña
Nieto, donde se da dicho “relevo del relevo generacional” mortal.
Es pertinente, en estos tiempos de falta de
memoria histórica, recordar y si no queremos repetir la historia, los mexicanos
debemos saber que la participación política no termina en el sufragio, y que la
construcción del nuevo México no es sólo de los profesionales de la política, o
de un hombre por muy bien intencionado que éste sea. Que no debemos caer en
otro silencio, pues por no pensar ni tener memoria histórica es por lo que ha
ocurrido lo que ha ocurrido.
Es importante señalar que desvelar la
decadencia de la “clase política” como el factor determinante de la crisis
social y política que vive el Estado Mexicano, no condiciona la posible
emergencia de un posible Proceso Civilizatorio de Transición Democrática y
Reconciliación Nacional, aunque éste si entraña la condición de que esa clase
política asuma la total responsabilidad de esa crisis sin excepciones, porque
no hay justificaciones validas, somos historias y nuestra historia nos define,
aunque por lo que vemos esa clase política no está dispuesta a dejar el poder
en manos de los ciudadanos, aun cuando saben que de facto vivimos un estado de
emergencia, y que es urgente sentarse a hablar en un plano de igualdad y
sinceridad para sentar las condiciones políticas, económicas, legales,
reformistas, éticas, y epistémicas que determinen el nuevo marco conceptual y
los procesos civilizatorias pertinentes que encamine al Estado Mexicano y el
poder político a su Regeneración, a un nuevo Marco Conceptual y Procesos
Civilizatorios condiciones sine qua non para que el estado de derecho no se
ponga entre dicho y funcione, además de instituir una hoja de ruta que
garantice el cumplimiento de dicho proceso civilizatorio de transición
democrática y reconciliación nacional e impida que se detenga el diálogo por la
transformación de México, y continué operando el puro poder político
excluyente.
La espiral de violencia, la ausencia de un
espíritu republicano sólido, el crecimiento económico nulo, la carencia de
certeza de futuro de nuestras nuevas generaciones de mexicanos, la ausencia de
un proyecto de nación incluyente y actual que permita con eficacia hacer frente
a los exabruptos de violencia, marginación y pobreza que vive la sociedad
mexicana, las prácticas políticas pobres que reproducen la simulación y la
lucha vacía por el poder, y la sustitución de los ideales positivos por actos
pulsionales, demuestran que la política no sirve y es obsoleta, puesto que
continua sirviendo y es una extensión de los intereses particulares y del
Imperio, evitando que se recupere la sana y eficiente funcionalidad del Estado
Mexicano para que se creen los instrumentos e instituciones públicas que
resuelva los graves problemas que paulatinamente han gangrenado la vida pública
en México.
Hay que insistir que nuestro buen
intencionado presidente de la república no puede cargar sólo al lomo con la
necesaria e ineludible 4ª Transformación de México, porque la crisis social y
moral que vive México tiene su origen en el pasado y en el presente, y es un
tema que implica corresponsabilidad, espíritu demócrata, y consciencia social
que todavía no existe.
Por otro lado, es patético observar como la
oposición sólo ha basado su participación política a expensa de los errores que
cree son responsabilidad únicamente del gobierno de la república que encabeza
Andrés Manuel López Obrador, omitiendo perversamente, y comportándose como si
no supieran que ese estado de degeneración del poder público y los graves
problemas fueron encubados y creados por el uso que hicieron personal del poder
público, llegando a hacer desaparecer la funcionalidad formal del Estado y sus
instituciones, sustituido por un metalenguaje de un poder de grupos que se iban
relevando, ¡no ha habido Estado!, sólo grupos de gavillas y buitres ejerciendo
el poder público de forma personal, por eso ahora no tienen la calidad moral
para señalar a AMLO de ser la causa de estos graves problemas que vive México,
y situar en el presente la ineficiencia del Estado Mexicano. Quién apenas está
tratando de recuperar la Funcionalidad del Estado Mexicano, por lo que la
vuelta al pasado de esos retrogradas no es una opción ni una alternativa, el
camino está trazado, primero, recuperar la Funcionalidad del Estado Mexicano,
después, podemos luchar democráticamente por la idea de nación, sociedad y
hombre que sea la mejor para nuestra patria a través de un nuevo Constituyente.
No podemos continuar topándonos con la pared:
Con las falsas expectativas del mundo global.
Con la carencia de una identidad de la
mexicanidad.
Con una sociedad ajena a las responsabilidades
de la res pública.
Con la irresponsable y avariciosa oligarquía
que es la única que siempre sale indemne de estas crisis y cambios sociales.
Con el acecho de los herederos insanos de la
praxis política de la vieja clase política y con una clase política todavía
decadente.
Con esa Herencia Maldita de degeneración que
nos dejó esas Dictaduras Perfecta que hicieron que comencemos literalmente de
cero.
Sin una cultura de la legalidad y la paz.
Sin una conciencia social que nos
corresponsabilice de la construcción de nuestros espacios públicos.
Sin un sistema de partidos moralmente
correctos, puesto que sólo fueron educados para la lucha por el poder por el
poder.
Con una sociedad acrítica y pasiva.
Lapidariamente se nos impone unas preguntas:
¿qué debemos hacer para que esa Cuarta Transformación Social y Política de
México no sea violenta y ocurra?, ¿qué condiciones se deben dar?
La Cuarta Transformación social, política y
económica de México no tan sólo pasa por restituir la Funcionalidad Institucional
del Estado Mexicano perdida y gangrenada por la decadente clase política y los
voceros del imperio, de quienes no hay que olvidar obedecen al sistema
neoliberal que se sienta sobre una estructura de poder diseñada para la
explotación.
La Cuarta Transformación social, política y
económica de México conlleva una posición ideológica radical y realmente de
izquierdas, el nuevo Estado Mexicano debe asumir una crítica al modelo global
que ha fracasado y sólo ha servido para construir un mundo más injusto e inseguro,
y apostar por una Revolución de la Representatividad como le he llamado , y
fundamentalmente, hacia una refundación o regeneración del poder público a
partir de “la reconversión de la república y el pacto federal”, incorporando al
Municipio como el elemento más importante de la república, es decir, construir
una “República Municipalista”, y de esta forma, tomar en cuenta con toda
legitimidad y legalidad el empoderamiento del municipio.
La Cuarta Transformación social, política y
económica de México representa invertir la pirámide presidencial del poder
público, y desde “lo local” construir el poder público; pasar de una democracia
indirecta y representativa a una directa y ciudadana, tomando en cuenta las
formas de representación pública más cercanas a la comunidad, los jefes de
manzana, los agentes municipales, y otras formas de representación ciudadana
que podrían construirse. Refundar al Estado mexicano desde lo local, lo
comunitario, tomando en cuenta la demografía y la psicología, porque simplemente
México es otro, para ello viene bien hacer memoria histórica, el 31 de enero de
1824 se aprueba la Primera Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, hace
195 años, y México tenía alrededor de 6,500,000 , en la actualidad, México
tiene 133,326,827 , por lo que la inclusión de la demografía es sumamente
importante para esa nueva refundación del Estado mexicano, además de recuperar
el concepto de polis griega, la ciudad-estado, la República Municipal en el
sentido del empoderamiento de lo local y del municipio, en otras palabras,
voltear la pirámide del poder implicaría una nueva estructura jurídica,
política, social y económica, sería la tarea de un Nuevo Constituyente el
empoderamiento de “lo local”, el municipio como el elemento fundamental del Pacto
Federal, de la República, está en juego las nuevas reglas políticas de la
representativa, por lo que, incluso la revisión y el papel del concepto del
pacto federal basado en los estados es fundamental, cuando a simple vista,
podemos observar la necesidad del empoderamiento del Municipio y su importante
papel que debe tener dentro de un nuevo pacto federal que lo incluya
formalmente.
Aún tenemos tiempo de evitar más sangre, más
sufrimiento, más lágrimas, y esto se logrará si y solo si:
Si los actores políticos y la misma sociedad
mexicana logran tener plena consciencia de la situación in extremis que vive
nuestro país.
Si la clase política demuestra miras de
altura que le permita ver que lo que está en juego es la viabilidad de México
como una nación independiente, soberana e inteligente capaz de hacerse
responsable de construir su historia en civilidad, progreso y paz.
Si en el centro del debate público esté El
Bienestar del Ciudadano y su Familia, la recuperación de la Certeza de Futuro
de las nuevas generaciones, y la Cicatrización de las heridas profundas
infringidas por nosotros mismos.
Si se toman en cuenta que estamos ante el
duelo de miles de desaparecidos, el rescate de la marginación de miles de
pobres cada día en aumento, la recuperación de la certeza de futuro perdida de
nuestros jóvenes y niños, la exigencia de castigo a los que han hecho de “la
cultura de la corrupción” que lo poco que se haya tenido haya parado en los
bolsos de unos cuantos.
Si hay un sincero arrepintiendo de la
oligarquía que se ha aprovechado de esa crisis para continuar protegiendo su
pequeño mundo de privilegios a expensas del dolor y la marginación de millones
de mexicanos.
Noviembre de 2019