Crónicas Ausentes… La vía para la cuarta transformación (4T) social, política y económica de México


Lenin Torres Antonio | 04 noviembre de 2019
Tribuna Libre.- Es hora de hacer ciencias políticas en México y leer bien las coordenadas conceptuales de la crisis social, económica y pública que vive el Estado mexicano y sus instituciones, así que primero hay que observar que recuperar la Funcionalidad Institucional del Estado mexicano, lograr una auténtica División de Poderes, un Sistema democrático de Partidos Políticos, y fundamentalmente, que La Política y La Democracia sirvan como instrumentos de la res pública para la igualdad, el progreso, la libertad y el bienestar de los mexicanos, no significa la 4ª Transformación de México, significa llanamente retomar la funcionalidad perdida del sistema democrático y del Estado mexicano en un escenario de obsolescencia y decadencia de la política y de la clase política mexicana, por lo que hoy vivimos los mexicanos una disyuntiva, o bien se impone la vuelta a una praxis política que venía funcionando fuera de los parámetros legales y democráticos, cimentada en la vorágine pulsional individual narcisista del poder unipersonal que se ejerce todopoderoso y omnipresente en el sistema presidencialista, o bien realizamos una real transición hacia la democracia y aguantamos los últimos esténtores del viejo sistema político que se niega a fenecer.

Todavía no hay 4ª Transformación de México, lo que sí está ocurriendo, y lo encabeza ejemplarmente, aunque lamentablemente de forma unipersonal (solo), el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, es una Revolución Moral y de la Esperanza, Revolución de la Ejemplaridad en el proceso de restituir la normalidad perdida de la funcionalidad Institucional del Estado Mexicano.

Antecedieron tres momentos de inflexión en la historia de México, la Independencia, la Reforma, y la Revolución, los tres grandes movimientos sociales ocurridos en México que hicieron transitar a México de “forma violenta” de un estadio de cosas a otro totalmente diferente:
La Independencia, de la servidumbre a la península Ibérica a la autonomía, y el intento de construcción de un Estado propiamente mexicano.

La Reforma, que establece la secularidad de las instituciones públicas y el gobierno, es decir la separación entre el Estado y la Iglesia, y el fin de la dictadura de Santana.

Y la Revolución, un movimiento violento que pone fin a la dictadura de Porfirio Díaz e inicia la instauración del “Sistema Democrático”, este último movimiento desafortunadamente termina por instaurar “las dictaduras perfectas” del sistema presidencialista mexicano.

Hay un tiempo trascendental de acento en la historia posrevolucionaria de México, a partir de que se instala “la dictadura perfecta” o “la democracia de la simulación”, la clase política mexicana logra perversamente mantener el poder a partir de un supuesto equilibrio entre sus intereses privados y los públicos, y una pseudodemocracia que tanto hoy algunos retrogradas lo añoran y apuestan a su retorno.

Esa clase política en el poder naturalmente se avejentó y buscó un “relevo generacional”, un relevo que le garantizará la perpetuación del poder pública, y esto sucedió al inicio de los últimos 5 sexenios (Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto), fue así como se apostó y se vio en los tecnócratas como la mejor opción para ese “relevo generacional”, relevo que se inicia con el innombrable y maquiavélico Carlos Salinas de Gortari, quien encabeza ese aciago “relevo generacional”. Fue crisis del 86 y el movimiento zapatista los acontecimientos que despiertan violentamente a esa bisoña clase política del sueño placido en que habían caído, del espejismos de que estaban seguros que los habían elegido bien y eran los mejores para heredar el erario público mexicano sin problema alguno, es ahí donde comienza una espiral de degeneración sin retorno del poder público, hasta llegar a la crisis social e institucional que hoy vivimos.

Es durante los últimos 36 años, en el sexenio de los sexenios apocalípticos y mortales de la historia reciente de México, donde ocurre una pseudotransición democrática encabezada por el PAN que terminó en fracaso y en un ejercicio político de más de lo mismo, con razón AMLO acuña el neologismo PRIAM para significar que el PRI y el PAN son “lo mismo con los mismos”, entran tanto el  PRI y el PAN en un proceso de degeneración política y de descomposición, y se invalidan de ser interlocutores de la sociedad mexicana, la oposición de AMLO se consolida hasta asumir el poder político en el 2018 con un triunfo electoral contundente y arrollador, ganando la presidencia de la república y la mayoría del congreso de los diputados, senadores y gubernaturas en disputa.
Si bien es con Salinas de Gortari que se inicia la debacle de esa clase política, fue la segunda oleada de los “relevos generacionales” quienes les dieron el tiro de gracia no tan sólo al PRIAN sino desgraciadamente también al Estado mexicano y sus instituciones, no advirtieron, por la confianza que depositaron en la maquinaria política perfecta de complicidades y simulaciones, que se cernía una sustitución aun peor, unos herederos aún más letales, una clase de políticos “sin oficio político”:

Un Ernesto Zedillo que nació muerto.

Un Vicente Fox (el guadalupano) miope e ignorante, con su visión de empresario minoritario que no le permitió ver la responsabilidad histórica que tuvo de consolidar una verdadera transición democrática y aprovechar las bonanzas petroleras para cerrar un poco la brecha entre los dos México, el de la inmensa mayoría de pobres y los pocos privilegiados ricos.
Un Felipe Calderón (el generalísimo) que envalentonado pensó que gobernar era a través de las armas y la impostura.

Y por último, un Enrique Peña Nieto (el presidente de ficción tele novelesco) de aberrante ignorancia y analfabeta, quién culminó de permear la obsolescencia de la praxis política basada en la simulación y la corrupción a todo México con “un relevo del relevo generacional” mortífero.

Lo peor estaba por venir, el arribo de la horda de juveniles políticos, voraces de poder e inexpertos para la gobernanza, descendientes de los tecnócratas (salinas y compañía) pero sin dieces y grados académicos, seguro Salinas pensó que podría salvar la debacle y perpetuarse en el poder a través de ese mortal “relevo del relevo”, por cierto casi todos esos juveniles políticos terminaron con problemas judiciales y administrativos, esto ocurre  durante los últimos 18 años, los dos sexenios panistas, y principalmente, durante el sexenio del impune Peña Nieto, donde se da dicho “relevo del relevo generacional” mortal.

Es pertinente, en estos tiempos de falta de memoria histórica, recordar y si no queremos repetir la historia, los mexicanos debemos saber que la participación política no termina en el sufragio, y que la construcción del nuevo México no es sólo de los profesionales de la política, o de un hombre por muy bien intencionado que éste sea. Que no debemos caer en otro silencio, pues por no pensar ni tener memoria histórica es por lo que ha ocurrido lo que ha ocurrido.

Es importante señalar que desvelar la decadencia de la “clase política” como el factor determinante de la crisis social y política que vive el Estado Mexicano, no condiciona la posible emergencia de un posible Proceso Civilizatorio de Transición Democrática y Reconciliación Nacional, aunque éste si entraña la condición de que esa clase política asuma la total responsabilidad de esa crisis sin excepciones, porque no hay justificaciones validas, somos historias y nuestra historia nos define, aunque por lo que vemos esa clase política no está dispuesta a dejar el poder en manos de los ciudadanos, aun cuando saben que de facto vivimos un estado de emergencia, y que es urgente sentarse a hablar en un plano de igualdad y sinceridad para sentar las condiciones políticas, económicas, legales, reformistas, éticas, y epistémicas que determinen el nuevo marco conceptual y los procesos civilizatorias pertinentes que encamine al Estado Mexicano y el poder político a su Regeneración, a un nuevo Marco Conceptual y Procesos Civilizatorios condiciones sine qua non para que el estado de derecho no se ponga entre dicho y funcione, además de instituir una hoja de ruta que garantice el cumplimiento de dicho proceso civilizatorio de transición democrática y reconciliación nacional e impida que se detenga el diálogo por la transformación de México, y continué operando el puro poder político excluyente.

La espiral de violencia, la ausencia de un espíritu republicano sólido, el crecimiento económico nulo, la carencia de certeza de futuro de nuestras nuevas generaciones de mexicanos, la ausencia de un proyecto de nación incluyente y actual que permita con eficacia hacer frente a los exabruptos de violencia, marginación y pobreza que vive la sociedad mexicana, las prácticas políticas pobres que reproducen la simulación y la lucha vacía por el poder, y la sustitución de los ideales positivos por actos pulsionales, demuestran que la política no sirve y es obsoleta, puesto que continua sirviendo y es una extensión de los intereses particulares y del Imperio, evitando que se recupere la sana y eficiente funcionalidad del Estado Mexicano para que se creen los instrumentos e instituciones públicas que resuelva los graves problemas que paulatinamente han gangrenado la vida pública en México.

Hay que insistir que nuestro buen intencionado presidente de la república no puede cargar sólo al lomo con la necesaria e ineludible 4ª Transformación de México, porque la crisis social y moral que vive México tiene su origen en el pasado y en el presente, y es un tema que implica corresponsabilidad, espíritu demócrata, y consciencia social que todavía no existe.

Por otro lado, es patético observar como la oposición sólo ha basado su participación política a expensa de los errores que cree son responsabilidad únicamente del gobierno de la república que encabeza Andrés Manuel López Obrador, omitiendo perversamente, y comportándose como si no supieran que ese estado de degeneración del poder público y los graves problemas fueron encubados y creados por el uso que hicieron personal del poder público, llegando a hacer desaparecer la funcionalidad formal del Estado y sus instituciones, sustituido por un metalenguaje de un poder de grupos que se iban relevando, ¡no ha habido Estado!, sólo grupos de gavillas y buitres ejerciendo el poder público de forma personal, por eso ahora no tienen la calidad moral para señalar a AMLO de ser la causa de estos graves problemas que vive México, y situar en el presente la ineficiencia del Estado Mexicano. Quién apenas está tratando de recuperar la Funcionalidad del Estado Mexicano, por lo que la vuelta al pasado de esos retrogradas no es una opción ni una alternativa, el camino está trazado, primero, recuperar la Funcionalidad del Estado Mexicano, después, podemos luchar democráticamente por la idea de nación, sociedad y hombre que sea la mejor para nuestra patria a través de un nuevo Constituyente.
No podemos continuar topándonos con la pared:
Con las falsas expectativas del mundo global.
Con la carencia de una identidad de la mexicanidad.
Con una sociedad ajena a las responsabilidades de la res pública.
Con la irresponsable y avariciosa oligarquía que es la única que siempre sale indemne de estas crisis y cambios sociales.

Con el acecho de los herederos insanos de la praxis política de la vieja clase política y con una clase política todavía decadente.

Con esa Herencia Maldita de degeneración que nos dejó esas Dictaduras Perfecta que hicieron que comencemos literalmente de cero.
Sin una cultura de la legalidad y la paz.

Sin una conciencia social que nos corresponsabilice de la construcción de nuestros espacios públicos.

Sin un sistema de partidos moralmente correctos, puesto que sólo fueron educados para la lucha por el poder por el poder.

Con una sociedad acrítica y pasiva.

Lapidariamente se nos impone unas preguntas: ¿qué debemos hacer para que esa Cuarta Transformación Social y Política de México no sea violenta y ocurra?, ¿qué condiciones se deben dar?

La Cuarta Transformación social, política y económica de México no tan sólo pasa por restituir la Funcionalidad Institucional del Estado Mexicano perdida y gangrenada por la decadente clase política y los voceros del imperio, de quienes no hay que olvidar obedecen al sistema neoliberal que se sienta sobre una estructura de poder diseñada para la explotación.

La Cuarta Transformación social, política y económica de México conlleva una posición ideológica radical y realmente de izquierdas, el nuevo Estado Mexicano debe asumir una crítica al modelo global que ha fracasado y sólo ha servido para construir un mundo más injusto e inseguro, y apostar por una Revolución de la Representatividad como le he llamado , y fundamentalmente, hacia una refundación o regeneración del poder público a partir de “la reconversión de la república y el pacto federal”, incorporando al Municipio como el elemento más importante de la república, es decir, construir una “República Municipalista”, y de esta forma, tomar en cuenta con toda legitimidad y legalidad el empoderamiento del municipio.

La Cuarta Transformación social, política y económica de México representa invertir la pirámide presidencial del poder público, y desde “lo local” construir el poder público; pasar de una democracia indirecta y representativa a una directa y ciudadana, tomando en cuenta las formas de representación pública más cercanas a la comunidad, los jefes de manzana, los agentes municipales, y otras formas de representación ciudadana que podrían construirse. Refundar al Estado mexicano desde lo local, lo comunitario, tomando en cuenta la demografía y la psicología, porque simplemente México es otro, para ello viene bien hacer memoria histórica, el 31 de enero de 1824 se aprueba la Primera Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, hace 195 años, y México tenía alrededor de 6,500,000 , en la actualidad, México tiene 133,326,827 , por lo que la inclusión de la demografía es sumamente importante para esa nueva refundación del Estado mexicano, además de recuperar el concepto de polis griega, la ciudad-estado, la República Municipal en el sentido del empoderamiento de lo local y del municipio, en otras palabras, voltear la pirámide del poder implicaría una nueva estructura jurídica, política, social y económica, sería la tarea de un Nuevo Constituyente el empoderamiento de “lo local”, el municipio como el elemento fundamental del Pacto Federal, de la República, está en juego las nuevas reglas políticas de la representativa, por lo que, incluso la revisión y el papel del concepto del pacto federal basado en los estados es fundamental, cuando a simple vista, podemos observar la necesidad del empoderamiento del Municipio y su importante papel que debe tener dentro de un nuevo pacto federal que lo incluya formalmente.
Aún tenemos tiempo de evitar más sangre, más sufrimiento, más lágrimas, y esto se logrará si y solo si:

Si los actores políticos y la misma sociedad mexicana logran tener plena consciencia de la situación in extremis que vive nuestro país.

Si la clase política demuestra miras de altura que le permita ver que lo que está en juego es la viabilidad de México como una nación independiente, soberana e inteligente capaz de hacerse responsable de construir su historia en civilidad, progreso y paz.

Si en el centro del debate público esté El Bienestar del Ciudadano y su Familia, la recuperación de la Certeza de Futuro de las nuevas generaciones, y la Cicatrización de las heridas profundas infringidas por nosotros mismos.

Si se toman en cuenta que estamos ante el duelo de miles de desaparecidos, el rescate de la marginación de miles de pobres cada día en aumento, la recuperación de la certeza de futuro perdida de nuestros jóvenes y niños, la exigencia de castigo a los que han hecho de “la cultura de la corrupción” que lo poco que se haya tenido haya parado en los bolsos de unos cuantos.

Si hay un sincero arrepintiendo de la oligarquía que se ha aprovechado de esa crisis para continuar protegiendo su pequeño mundo de privilegios a expensas del dolor y la marginación de millones de mexicanos.
Noviembre de 2019