José Miguel Cobián| 23 noviembre de 2019
Tribuna
Libre.- Los
que no vivieron la época de la represión gubernamental, de la más dura
dictadura que vivió México, no tienen idea de la importancia de la defensa de
los derechos humanos. Para ustedes es
normal pensar que un policía te va a respetar y tratar bien, que no habrá
fabricación de culpables y que no existe tortura en un país como México dónde los
sistemas de investigación todavía se basan en la tortura física y psicológica.
No me refiero a malos tratos al ex esposo de
Rosario Piedra Ibarra que realizó el último secuestro de un avión para llevarlo
a Cuba. Ni tampoco de la desaparición de
su hermano, integrante del grupo guerrillero que mató entre otros a don Eugenio
Garza Sada y a su chofer, ni a la cantidad de personas que secuestraron. No a ellos no, porque incluso ellos,
merecían un trato acorde a la ley y que se respetaran sus derechos humanos, no
que el hermano simplemente desapareció y nadie supo de su destino.
Me refiero a las miles, decenas de miles o
centenas de miles de víctimas que sufren menoscabo en sus derechos humanos
debido a que los gobernantes en turno y las fuerzas de seguridad no han sido
capacitadas en el respeto a los derechos humanos ni en los límites a los que
deben de llegar para hacer cumplir la ley.
En México sufrimos el extremo de que sea una autoridad tiránica y
violadora de derechos humanos, torturadora y en muchas ocasiones inútil, o
llegamos al otro extremo, el de una autoridad que no hace que la ley se cumpla
y por ello también inútil para proteger a los ciudadanos. Y eso nada más
hablando de violaciones a los derechos humanos en situaciones de seguridad,
aunque hay infinidad de maneras en las que se violenta el derecho humano de los
mexicanos, y por eso es tan importante la lucha y los avances que se han
realizado con la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Sin embargo hoy, la titular, no tiene
legitimidad, ni para hablar con todos los partidos políticos, ni ante las
autoridades militares y civiles de seguridad, ni tampoco para hablar con los
gobiernos de todos los colores que atienden a la población en estados y
municipios. Si desde principios del
sexenio, el presidente se dedicó a menospreciar a la CNDH, también hubo una
larga y permanente campaña en contra de la misma comisión por parte de
autoridades ineptas, que ante su violencia extrema, decidieron deslindar su
ineptitud en el manejo de los casos de procuración y administración de justicia,
acusando a la CNDH de cómplice de los presuntos delincuentes.
La sociedad mexicana, manipulable y sin
suficiente preparación, creyó la especie de que la CNDH no sirve salvo para los
malos, y no ha defendido como se debe a esta instancia que ya hoy, comienza a
extrañarse, pues de haber sido una institución digna que funcionaba bastante
bien, y que aún así, podía y merecía perfeccionarse, ahora es una institución
florero, al servicio del poder en turno, y en manos de una mujer que si bien
goza de su calidad de víctima, misma que presume como un gran mérito, no tiene
la capacidad ni los conocimientos para dirigir dicha comisión.
Resulta terrible que las organizaciones de la
sociedad civil, al realizar la primera selección y proponer 16 candidatos, la
hubiera rechazado, por su falta de méritos para dirigir la CNDH, y luego,
cuando se realiza la criba y resultan 8 candidatos, obviamente tampoco está
incluida, y pero el poder es el poder, por lo cual se impone en el senado en
una votación fraudulenta, con una elección donde no se contaron todos los
votos, pero se impone porque es la voluntad del presidente de la
República.
Podemos percibir que poco a poco, el
presidente, como si fuera el rey temporal, un monarca tiránico, impone su
voluntad en lo que supongo él y sus diputados y senadores, su gabinete y
seguidores consideran que es un país de su propiedad. No sólo en la CNDH, en la CRE, y en cuanto
organismo autónomo exista que pueda
evaluar su desempeño, o ejercer así sea de una manera mínima, como contrapeso a
lo que su alteza serenísima decida. Y
parece que sigue el INE, con las consecuencias esperadas, de regresar al
control absoluto de los órganos electorales por parte del partido en el poder,
eliminando lo poco andado del camino hacia la democracia que México había
logrado durante casi 30 años de esfuerzos.
El título de esta colaboración indica que
todavía hay esperanza, porque la lucha por los derechos humanos trasciende por
mucho a la propia comisión nacional. Las
organizaciones, esas ONG´s tan repudiadas en este gobierno, esas que en su
mayoría presumen de ser de izquierda y apoyaron con mucha vitalidad la campaña
de Morena, esas organizaciones, hoy siguen en pie de lucha. Son necios y tercos, porque sólo así, han
podido avanzar en contra de toda la maquinaria gubernamental que una y otra vez
ha hecho de la violación de los derechos humanos un deporte particularmente
celebrado en los gobiernos que México ha tenido.
Como esas organizaciones son muchas, están
unidas en su lucha, y han sabido enfrentar cuanto obstáculo se les ponga en el
camino, no tienen mayor problema en formar lo que podríamos denominar una
alternativa para el florero en que se ha convertido la CNDH. Esas organizaciones va a formar un observatorio,
una comisión alterna, un colectivo de colectivos, o lo que usted guste y mande,
que tendrá mucha mayor autoridad moral, y servirá de sustituto a la comisión
que el gobierno del presidente López Obrador ha decidido menospreciar y
devaluar ante todas las instancias
nacionales e internacionales.
Amnistía Internacional le ha pedido a Rosario
Piedra Ibarra que renuncie a su cargo. Las organizaciones y colectivos
nacionales, defensores de los derechos humanos, le pidieron primero no tomar
protesta, y luego renunciar. Sus
defensores han llegado a ningunear a gente de la talla del Centro Agustín
Pro. Y sus detractores le recuerdan que
pudo reaccionar con la misma dignidad que su madre, que ¨ dejó ¨ en manos de
AMLO la medalla Belisario Domínguez hasta que se aclaren las desapariciones, en
una muestra de congruencia y dignidad pocas veces vista… Pero parece que
Rosario Ibarra, la hija, no lleva la misma sangre que su madre, y ahora se
aferra al puesto en el que fue impuesta de manera ilegal, en el cual no es
reconocida ni por las organizaciones nacionales ni extranjeras, con lo cual
actúa como cómplice, haciendo un pobre papel en una Comisión que tanto bien le
ha hecho a México.
Sólo quien no entiende la importancia del
avance en derechos humanos en este país, puede aplaudir el atropello que
realizó el grupo parlamentario de Morena al elegirla contra viento y marea, de
manera ilegal, con el fin de complacer a AMLO.
La abyección de Ricardo Monreal celebrando junto con Germán Martínez el
fraude habla de la nula calidad moral de ambos.
En todo hay límites. A la 4T se le pueden
permitir muchas cosas, pero el INE y la CNDH deberían de ser intocables…. Si
hubiera suficientes ciudadanos en este país.