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Rosario, el fraude y la necedad * Sigue
el desgaste y Andrés Manuel no rectifica
* La renuncia, única salida *
Juan Carlos Molina: justicia imposible *
La síndica y el partido de Brizuela *
Maniobra Marcelo para hacer alcalde al hermano
* La magistrada inmoral * Carmen
Medel y el asesor mafufo * Nacida en
Jáltipan, quiere alcaldía de Minatitlán
Mussio Cárdenas Arellano | 26 noviembre de 2019
Tribuna
Libre.- Impávida
ante la trifulca, Rosario Piedra se retrata en un click: seco el gesto, la
mirada al vacío, la mano al frente, jurando respetar la Constitución que
ultrajaba mientras la reyerta, el jaloneo, el alarido, casi la alcanza. “Sí,
protesto”, dice con lacónico cinismo. Y consuma el fraude.
No pudiendo ser legítima quiso ser espuria.
Asaltó la Comisión Nacional de Derechos Humanos con una vulgar trapacería de
Andrés Manuel, su pandilla senatorial ejecutando la trastada, la violación a la
Constitución, al orden legal, a la moral republicana, al discurso de los puros,
a esa patraña llamada Cuarta Transformación.
Inelegible, Rosario no tenía por qué estar
ahí. Debió renunciar un año antes a su cargo de consejera nacional de Morena,
que es un puesto de dirección, pero pudo más la ambición o la ignorancia de lo
que estaba por venir. O la seducción de López Obrador que al insensato le hace
creer en el viaje a la inmortalidad, la huella que sólo pueden dejar los que
saben hacer patria.
Fraudulenta porque a Rosario le dieron el
voto los de Morena, el priismo, una fracción del bloque de oposición, pero no
alcanzó mayoría calificada. Y como la orden del Dios Peje era aplicar el “haiga
sido como haiga sido” tipo Felipe Calderón, los morenistas usaron la treta y el
albazo para consumar la imposición.
Descalificada, porque Rosario sabe de
búsqueda de desaparecidos y de protesta, de suscribir un manifiesto y arengar
contra el gobierno represor, pero su perfil para la CNDH es pobre.
Se nutre de la fama de la otra Rosario, su
madre, doña Rosario Ibarra, que es leyenda viviente, a la que se vio —vimos,
entrevistamos, escuchamos— enfrentar al sistema por la búsqueda de su hijo
Jesús, el guerrillero urbano al que nunca halló, y la lucha por dar con otros
—“vivos se los llevaron, vivos me los tienen que entregar”—, las víctimas del
PRI, de Echeverría, de López Portillo, de De la Madrid, de Salinas, de Zedillo,
de Fox y Calderón y de Peña Nieto.
Llega a la CNDH con tres agravios de inicio y
algo más. A su condición de inelegible se suman el fraude y su falta de perfil.
Le siguen sus omisiones, dardos a la prensa, el repudio de los colectivos de
derechos humanos, la renuncia de consejeros de la CNDH, la suspicacia de la
ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional. Y
entre todo, estar rendida, entregada al presidente López Obrador.
Abre la boca Rosario y la tempestad arrecia.
Sus primeras palabras son un poema. “¿Han matado periodistas ahorita?”. No lo
sabía o finge no saberlo. La nueva ombudsperson mexicana no tiene el dato. Son
11 comunicadores asesinados durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Y por su tono de voz, por su reacción, en verdad no lo sabía.
A su ignorancia se agrega la treta y la
maroma. Quiere matizar. No lo sabía pero dice que lo va a investigar. Carlos
Loret de Mola le pregunta cómo va a defender periodistas si antes, en su cuenta
de Twitter, se expresó con términos hirientes: “medios chayoteros”. Y su
respuesta es bárbara: “Alguien ‘jaquió’ mi cuenta y es lo que estoy revisando,
fíjese que no me había dado cuenta hasta que me hicieron saber y eso es muy
delicado.Yo nunca me he expresado así de los periodistas aunque opine contrario
a ello. Ese término no lo uso en mi vocabulario común y corriente”.
La “jaquiaron” el 18 de octubre de 2018 y un
año después no se había percatado del contenido de su mensaje.
A López Obrador no lo ha visto o escuchado
agraviar a periodistas. No sabe que les dice fifís, chayoteros, prensa vendida,
doble cara, fantoches, conservadores, sabelotodo, hipócritas, hampa del
periodismo. “Yo veo que todas las mañanas —dice Rosario Piedra— recibe a todos
los periodistas y les da información… él emite su opinión, pero si alguna queja
en particular que me haga llegar”.
Artículo 19, organización defensora de los
derechos de los periodistas, sostiene que es obligación de la nueva titular de
la CNDH conocer el estado de vulnerabilidad de los comunicadores y generar
condiciones para desarrollar su labor profesional. Y Rosario simulando ignorar
las andanadas de López Obrador a la prensa.
Es el éxtasis de la Cuarta Dictadura. Andrés
Manuel la impone, Morena defrauda, Andrés Manuel justifica, Morena alardea,
Andrés Manuel se enterca, Morena se ufana. Como si Morena y López Obrador
fueran el PRI. Y es que sí, son la extensión del PRI.
El priismo en el poder, el panismo en el
poder, jugaron con las leyes y las trastocaron. Llevaron la impunidad al
límite. Provocaron, represión, espionaje, injusticia, inquina, persecución,
venganzas, muerte y dolor. Fueron el motor de una espiral de violencia en que
el pueblo, los de a pie, se volvieron inermes y, peor, sufrieron el asedio del
que detentaba o pagaba por el control del aparato judicial.
Y llegó Andrés Manuel. Y pudiendo sanear los
pantanos, prefirió zambullirse en sus aguas y oler a fango.
Desde aquel 12 de noviembre, convulso el
Senado por la imposición de Rosario Piedra, la gresca, el senador Madero
jaloneado por ir a meterse en el tropel, lanzado al piso, nada ha menguado.
Sigue el azoro, la furia, la queja social.
Van dos semanas. La tormenta sigue. Se alzan
voces que demandan la renuncia de Rosario Piedra. Otros urgen la reposición del
procedimiento de elección. Y Andrés Manuel suelta una más de sus
contradicciones: pueden impugnar el nombramiento pero sería injusto quitarle la
presidencia de la CNDH.
Enésimo extravío del presidente. Asido al
atril, desde el púlpito de las mañaneras ha preconizado una y otra vez que
“fuera de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”.
Pero en los hechos se puede mientras se trate
de Rosario, la espuria.
Su defensa es un despropósito. Dice:
“Yo pienso que fue un cambio de fondo el que
una afectada por violación de derechos humanos, una mujer que padeció con la
desaparición de su hermano, teniendo también a una madre como doña Rosario
Ibarra de Piedra, que ha luchado toda la vida por los derechos humanos de
manera abnegada, es un ejemplo no solo nacional, mundial”.
La ceguera del presidente asombra. La
estrechez de pensamiento impacta. Ve a medias, razona a destellos.
A la CNDH se accede por la vía legal. Rosario
era inelegible. Rosario no contó con los votos que ordena la Constitución y la
propia ley de la CNDH. Rosario carece de perfil, conocimiento, de sensibilidad.
Rosario agrede y esconde la mano. Rosario es fan del presidente y evita
enfrentarlo.
AMLO, en cambio, cree en el derecho de
sangre. Si Rosario Ibarra es víctima y ha luchado por los desaparecidos,
Rosario Piedra tiene el derecho a presidir la CNDH.
El sofisma, como el chiste, se cuenta solo.
¿Y la preparación académica? ¿Las tesis sobre derechos humanos? ¿La autonomía
frente al poder? No basta el linaje, el nombre, la herencia, que sea la hija de
la luchadora social.
Transcurren los días. Van dos semanas. El
escándalo no amaina. Y la renuncia de Rosario, que exigen ONGs, colegios de
abogados, partidos políticos, intelectuales, no se da.
Rosario Piedra es una soldadera en el
ejército de la 4T, fan del Peje, sujeta al Peje, cobijada por el Peje.
Es producto del fraude y de mentirle a la
sociedad. Y se niegan a soltar la CNDH.
Moralmente apabullados, ni Andrés Manuel ni
Rosario hallan por dónde escapar.
Archivo muerto
Juan Carlos Molina dormirá el sueño eterno
sin hallar justicia. De haberla, caerían hombres de poder, amigos con los que
rompió. Caerían los que urdieron el crimen y el grupo sicario que fue por él,
le vació las armas y le arrancó su vida. Cercanos al diputado priista, que se
desligó de la fracción parlamentaria del PRI cuando iniciaba la Legislatura
actual, andan en el camino del mal. Tejieron negocios sucios y se matricularon
en la delincuencia. Hay una línea de investigación sólida hacia el robo, y
peor, hacia el contrabando de ganado. Juan Carlos Molina, el cuenqueño, dibujó
la ruta: de Centroamérica a Estados Unidos usando a Veracruz como corredor.
Enfatizó que las “empresas engordadoras” serían parte de la cadena delictiva.
Un negocio literalmente explosivo que fluye por la complicidad del gobierno,
políticos, abogados, fuerzas de seguridad —militares y policías— y el aparato
judicial, un priista con derecho de picaporte en la Serena y una camada de
morenistas que pudiendo actuar, dejaron pasar. Todos cómplices. Y un enigma: si
Héctor Yunes se duele de la muerte de su compadre, ¿por qué las versiones de
una fuerte discusión en los días previos al magnicidio?… Camino al desafuero,
Yazmín Martínez Irigoyen alista la quema de sus naves en Morena. Defenestrada
entre los suyos, tendrá que capotear el juicio político con que se le retirará
de la sindicatura del ayuntamiento de Coatzacoalcos y luego los procesos por
violaciones a la ley. Y de ahí, la expulsión del partido de López Obrador. Su
alternativa, antes de ser degradada en la 4T, es mudarse al Frente por la
Cuarta Transformación, operando para el ex senador Elías Miguel Moreno
Brizuela, cabeza y líder de esa organización que se halla en vías de
convertirse en partido político. Sobre Yazmín pesan cargos y maledicencias, la
inquina del alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo, la tenebra de su pandilla
voraz —los Pintos, Yolanda Sagrero, Agustín Jiménez— y sus propios errores,
atropellos y traiciones. Por la causa de Yazmín solo una voz se alzó, la de
Moreno Brizuela, alegando un argumento estéril, violencia de género, y
relegando las pruebas del saqueo, la corrupción que asquea, que la síndica
atesora y que habrían situado a Carranza en el umbral de un escándalo, y
entonces el sujeto de juicio político habría sido esta piltrafa de alcalde.
Moreno Brizuela es una de las piezas clave del canciller Marcelo Ebrard en su
proyecto presidencial. Yazmín es su referente en Coatzacoalcos. Por lo pronto,
las huestes de la síndica, sus adeptos, acudieron a la reunión del Frente por
la Cuarta Transformación este domingo 24, en el salón Premier, en
Coatzacoalcos, para acreditar el cumplimiento de los requisitos del Instituto
Nacional Electoral con miras a constituirse en partido político. Yazmín no va a
esperar a que la expulsen de Morena. Cuando se la quieran aplicar ya será la
nueva lideresa municipal del partido de Moreno Brizuela… Nada sigiloso, Marcelo
Montiel le construye a su hermano Alberto el camino a la alcaldía de Puente
Nacional, su lugar de origen. Suscita así la repulsa de los oriundos de aquel
lugar que ven en en Marcelo un afán patológico de poder. Si ya fue alcalde de
Coatzacoalcos en dos ocasiones, y quiere una tercera vez en 2022, poco a nada
tiene que hacer en la política de Puente Nacional donde otros grupos tienen
proyectos propios. De Coatzacoalcos solo le falta llevarse el palacio
municipal, inventar nuevas pirámides olmecas en alusión a una cultura que, por
cierto, nunca construyó ese tipo de edificaciones y pulverizar a sus enemigos
políticos. Puente Nacional, municipio del que Naranjos es congregación, donde
nació Marcelo Montiel, amenaza con arder si el capricho genético del hermano
Alberto se llega a consumar… Terca la mula, no le da el intelecto para entender
que a las instituciones, guste o no, se les respeta. Perfila el gobernador a su magistrada novata
—mes y medio en el cargo— para presidir el Poder Judicial. Y ella, Sofía
Martínez Huerta, atrincherada en la Segunda Sala del Tribunal Superior de
Justicia esperando que se consume la imposición. No es mérito un asalto de
semejante dimensión. El 11 de octubre protestaba como magistrada y al iniciar
diciembre ya ser presidente del Poder Judicial. O las ínfulas de otra
magistrada, Bertha Inés Chávez Méndez, cuyo único mérito es ser familiar de
Jorge Alberto Chávez Méndez, particular del secretario de Gobierno, Eric
Patrocinio Cisneros, y valerse del tráfico de influencias para presidir el
Tribunal. La descomposición es alarmante. Cuitláhuac es un iletrado en
política. Cisneros es un enfermo de poder. El gobierno de Veracruz es un circo
de tres pistas con pésimo repertorio, payasos que no divierten y fanáticos con
maromas viejas para justificar tanta ilegalidad. Y ahora las magistradas sin
moral… Requiere la diputada Medel regresar a la realidad. De su asesor, Adrián
Peralta, hay por lo menos dos culpas: fue el que reventó la elección de
delegados al Consejo Nacional en el distrito de Minatitlán, y se le imputa en
redes sociales su afición al consumo de marihuana (Ver Costa Veracruz: bit.ly/34hbLrX).
De ese asesor habría surgido la célebre frase “No soy policía” que le dio
pésima fama a la diputada federal, deslindándose del fenómeno de la violencia
del que ella misma fue víctima. Trasciende ahora que la doctora María del
Carmen Medel Palma es oriunda de Jáltipan y no de Minatitlán. Un acta de
nacimiento lo acredita. Si bien no es impedimento legal para aspirar a la
presidencia municipal, pues cuenta con vecindad, sí agravia a sectores que se
distinguen por su localismo. Minatitlán —pregonan los antiguos— es para los
minatitlecos. Dentro y fuera de Morena, se plantea qué tantos votos podría
cosechar en una elección constitucional y cuántos serían votos de castigo por
su condición de jaltipaneca, amén de que en un año en la diputación federal ha
sido un fiasco, una nulidad, un ánima que vaga por los pasillos del Palacio
Legislativo de San Lázaro. Se suponía que después de Nicolás Reyes no habría
algo peor, pero resulta que sí. Minatitleca postiza, Carmen Medel cuartea a la
4T… Víctor Carranza y una empresa fantasma. Facturas, relación de pagos,
concepto, un domicilio fiscal donde no saben ni jota de esa S.A. y el vínculo
con funcionarios municipales. El alcalde morenista de Coatzacoalcos aplicando
la misma que usara el pillastre Javier Duarte en el gobierno de Veracruz. En
breve, muy breve, el reventón…