José Miguel Cobián | 02 enero de 2020
Tribuna
Libre.- Los
seres humanos nos regimos por ciclos, ha sido nuestra manera de intentar poner
orden al caos que representa en nuestras vidas, el entorno en el cual nos
desenvolvemos, y generalmente al final de cada ciclo viene la evaluación de ese
que termina, así que evaluemos el 2019.
Para algunos el 2019 fue un año horrible,
para otros un año maravilloso. Por la propensión de los mexicanos a ver lo malo
en lugar de lo bueno, es más fácil enumerar todo lo malo que le pasó al país, y
siempre, desde el color del cristal con que se mira. Baste un ejemplo, para
algunos lo peor que le pudo pasar a México es lo mejor para otros: AMLO.
Iniciemos con lo bueno, ya que culturalmente
nos gusta despedirnos con lágrimas o con el sabor amargo de la nostalgia de lo
que pudo haber sido y no fue.
En 2019 tuvimos un incremento del salario
mínimo por encima de la inflación lo cual se repite en 2020. Incluso si
resultara ligeramente inflacionario, valdrá la pena. Aquéllos que ya sufrimos el yugo patronal en
1980 recordamos que los niveles de poder adquisitivo del salario eran muy
superiores a los actuales, se compraba más de tres veces lo que hoy se
compra. Si no lo viviste, imagina
recibir el triple de tu sueldo. Esa ha sido la pérdida del ingreso organizada desde
los mas altos círculos del poder.
Terminamos el año con la firma de la
renovación del tratado de libre comercio, y a pesar de que el gobierno haya
cedido soberanía en el asunto de las inspecciones de trabajo, creo que será
positivo, pues libera de incertidumbre.
Ya será problema de la industria del aluminio y del acero, abastecer a
la planta productiva mexicana para evitar que emigren a Estados Unidos. Tiempo
hay, y la calidad de la mano de obra mexicana es superior a la americana. Incluso la recuperación del poder adquisitivo
del salario, la debemos a la exigencia que viene del exterior.
Si pensamos que la masacre de la familia
LeBaron en Sonora pueda traer también exigencias de seguridad a un gobierno
apático en el tema, será bienvenida por los mexicanos la intervención
extranjera únicamente en éste tema.
Hemos tenido estabilidad en la relación
peso-dólar a pesar de la notoria incompetencia económica del primer año de
gobierno. Aunado al respeto de la
autonomía del banco de México, podemos estar satisfechos de que a pesar de las pifias
como la cancelación del NAIM sin prueba alguna de corrupción y más bien como un
capricho para demostrar quien manda, hemos salido bien librados en el ámbito
económico. Sí, crecimiento cero es
pésimo, sobre todo con la máquina económica americana caminando a todo vapor,
pero pudo ser peor. El paralizar la
economía pudo haber sido mucho más grave… en términos de la 4T el elefante es
reumático y lo detenemos cuando lleva un trote lento, ahora será muy difícil recuperar
la velocidad que se tenía antes de la llegada de AMLO al poder. El 2020 podremos crecer si bien nos va, a la
mitad del último año de Peña. Y si
hubiera alguna esperanza de verdadera mejoría, la veremos en 2021.
Fuera de la estabilidad económica y el
beneficiar a algunos adultos mayores, no hay mucho de que presumir. Lo malo abunda en extremo. Desde el
desabasto (por incompetencia) de
gasolina justificado con una guerra vs el huachicol que no dio ningún resultado. La falta de medicinas (por incompetencia)
que causó y sigue causando mucho daño en enfermos del estrato social más
vulnerable. La desaparición del seguro
popular que tendrá el mismo efecto negativo.
La epidemia de dengue exacerbada
por la ineptitud de los titulares de
salud de los estados, y la reducción de presupuesto. La crisis diplomática con
Bolivia debida al pago de favores a Evo…
En general, el término acuñado a mediados de
año, define perfectamente el daño causado: ´AUSTERICIDIO´. Un suicidio institucional con el pretexto de
la austeridad. Si bien la recaudación
disminuyó a lo largo del año, también es cierto que ni la federación ni los
estados ejercieron el presupuesto disponible, una vez más, la ineptitud o la
falta de cuadros con experiencia en los puestos públicos dañó a los mexicanos.
2019 es un año terrible en cuanto a
seguridad, y su herencia para el 2020 es peor todavía. Malísimos resultados que auguran ser peores
el próximo año, debido a una reducción brutal del presupuesto de seguridad,
tanto a nivel federal como estatal pero sobre todo a la decisión presidencial
de no aplicar la ley en contra de los criminales. Hay un viejo adagio en la política que dice
que dónde está el interés está el dinero.
Por lo tanto, debemos entender que a los gobiernos federal y estatal no
les interesa ni la prevención del delito, ni la procuración de justicia que
implica investigar el delito e integrar las carpetas para llevar al delincuente
ante un juez, ni la impartición de justicia, pues en todos los casos, el
presupuesto era raquítico comparado con estándares internacionales, y aún así
lo redujeron aún más.
La ignorancia de los legisladores federales y
estatales le ha hecho mucho daño a México.
Quedar bien con el presidente aplicando medidas de austeridad absurdas
en rubros prioritarios para los mexicanos, únicamente demuestra que los
diputados federales y estatales, así como los senadores, no están para servir a
sus electores, sino al presidente. Como
nunca (y eso es mucho decir), hemos visto a un poder legislativo sumiso a los
intereses del ejecutivo, olvidando su compromiso con los electores.
Quizá lo mas horrible del 2019 sea la
división provocada desde el púlpito de las mañaneras entre los mexicanos. Existía una división ideológica que sirvió
como campo de cultivo para exacerbarla a máximos nunca vistos, lo cual de
seguir la tendencia llevará a la violencia entre mexicanos, por razones
ideológicas, políticas y religiosas. Si
una falla hay que resaltar del gobierno del presidente López Obrador es esa. No
ha sabido ser líder de una nación, se ha convertido en el líder de una facción
que obtuvo el poder.
Como colofón mencionaré que a principios de
año inicié una lista de las pifias entre funcionarios del gobierno con el fin
de hacer un libro al final del sexenio.
En un promedio de más de 20 o 30 diarias, llegué a la conclusión de que
en lugar de un libro, debía de hacer una serie del tamaño de la enciclopedia
británica, por lo cual desistí de la idea. Abrumado ante tal cantidad.
Feliz año nuevo a los lectores de esta
columna. (Quienes no leyeron hasta aquí no sabrán jamás de la felicitación)
Esperemos que 2020 venga mejor, después de un año de aprendizaje para los
nuevos funcionarios (algunos con mas de 70 años, así que no tan nuevos). La realidad se impone y sólo el viento y el
tiempo ponen a cada quien en su lugar en la historia.