* Se
debe actuar equilibrando la necesidad sanitaria de la lucha contra la
enfermedad con la del mantenimiento de la actividad económica vital, afirma el
Secretario General de la ICC, John W.H. Denton AO.
París, Francia | 18 marzo de 2020
Tribuna
Libre.- En
una declaración conjunta emitida hoy, la ICC y la OMS han anunciado el acuerdo
para el aprovechamiento de la red global de la ICC, de más de 45 millones de
empresas, para permitir a las compañías de todo el mundo participar de manera
plena y activa en la prevención de la extensión del brote de coronavirus
COVID-19.
La colaboración entre la ICC y la OMS
facilitará los flujos de información, al distribuir entre las empresas la
información más reciente y más fiable del brote de COVID-19.
“Una acción temprana, valiente y efectiva
reducirá el riesgo a corto plazo para los empleados, así como el coste a largo
plazo para las empresas y la economía”, recoge la declaración. “Como prioridad
inmediata, las empresas deberían estar desarrollando, actualizando, preparando o
ejecutando los planes de continuidad del negocio”.
Reconociendo el papel esencial que puede
desempeñar el sector privado en minimizar la probabilidad de la transmisión, la
declaración conjunta ICC-OMS pide a los gobiernos nacionales que adopten una
visión conjunta de gobierno y de sociedad para responder a la pandemia del
COVID-19 y subraya la urgencia de que sea, para Jefes de Estado y de Gobierno,
su prioridad máxima.
Esta declaración sigue a un llamamiento de la
ICC del jueves 12 de marzo de 2020 a los países del G20, para que acuerden
urgentemente un plan de acción global omnicomprensivo, que haga frente a la
pandemia y restaure la confianza y la estabilidad de la economía global.
La ICC y la OMS solicitan también a los
gobiernos, que faciliten todos los recursos necesarios para combatir el
COVID-19 en el plazo más breve y garanticen que las cadenas de suministro
médico transfronterizo funcionen de manera efectiva y eficiente.
El Secretario General de la ICC, John W.H.
Denton AO, afirmó: “La ICC tiene un impacto en el empleo de más de mil millones
de trabajadores tanto en países en desarrollo como desarrollados. Tenemos la
responsabilidad de facilitar una respuesta empresarial efectiva que proteja a
la gente del riesgo para la salud derivado del COVID-19 y del impacto negativo
en las empresas de las que depende su subsistencia”.
Ante la posible caída masiva de la
producción, el cierre de fronteras, la volatilidad de los mercados financieros
y la contracción de la economía a corto plazo, se debe actuar equilibrando la
necesidad sanitaria de la lucha contra la enfermedad con la del mantenimiento
de la actividad económica vital. Por ello, con la finalidad de mantener el
tejido empresarial global se ha planteado la conveniencia de mantener la
liquidez, adaptar la normativa tributaria, suspender los techos de gasto
público —estableciendo planes de recuperación— o flexibilizar los sistemas
laborales.