Ángel Rafael Martínez Alarcón | 27 abril de 2020
Jacinto Romero Flores
Tribuna
Libre.- Que
complicado es morirse en estos tiempos de cuarentena por el covid-19. El pasado
miércoles 22 de abril del 2020; segunda
semana del tiempo pascual, a las primeras horas, dejó de latir el corazón de mi
madre biológica, María Martínez Alarcón 1941-2020, luego de varios meses de
estar enferma. Como dicen las tradiciones esquelas periodísticas. Murió con los
auxilios espirituales de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, por
manos del Presbítero Guillermo Ceballos Godos; formado en el seminario
Redemptoris Mater de la ciudad Guadalajara y ordenado en el 2007.
La muerte sigue su trabajo, durante estos
tiempos de la pandemia del Covid-19. El pasado miércoles 22 de abril del año en
curso, fue un día donde las madres de varios amigos fallecieron, mujeres ya de
edades avanzadas. Alfonso Oseguera Cruz, Mauricio Pabello Pale, Manuel
Martinez, Maria Elena Fischer, y la mía.
En todas estas semanas un fantasma está recorriendo el mundo, la muerte
con motivo coronavirus. Viendo las cifras de muertes, son mínimas las cifras.
En estos días las muertes violentas han sido muy grande la cifras superando los
años anteriores. La gente está muriendo de sus enfermedades, como el cáncer,
los infartos, lo que cotidianamente pase en la vida.
Morirse en estos tiempos, es muy complicado,
por todas las medidas sanitarias, la normativa indica que 15 personas en las
salas funerarias, como tambien el número limitado para ingresar a los
panteones, guardando la sana distancia en las lentas filas del registro civil
para la emisión del acta de defunción. En todas partes la aplicación del gel
antibacterial, el uso permanente del tapaboca.
Morirse en este tiempo, donde por las redes
sociales se reciben las correspondientes
condolencias, y las justificacion de no acompañarte personalmente en esos
momentos, por la pandemia. WhatsApp, Facebook ó Twitter han sido unas
extraordinarias herramientas para comunicar el fallecimiento del familiar, y al
mismo tiempo de recibir los mensajes de consuelo, pésame, y estar comunicado con
exterior durante las largas hora de estar en el tanatorio.
Para estos momentos mis hermanos y yo
estuvimos apoyados por familiares y amigos, y es justo agradecerles cada unas
de las atenciones presentadas en esos momentos. María, ingresó al ISSSTE, el pasado primero de enero
del 2020. Donde siempre tuvo un excelente trato de parte de las enfermeras y
médicos; volvió a ingresar a principios de marzo, con el mismo trato. Uno
entiende que trabajar en hospital no debe ser tarea fácil, para atender puntualmente
al hospitalizados, y muchas de las veces, los problemáticos son los familiares,
que siempre exigen privilegios y excelente tratos. Gracias a la clinica del
Issste en esta ciudad capital, por atendernos con la dignidad de cualquier
ciudadano.
Un agradecimiento eterno y especial para María del Socorro y sus hijos: Alfredo, Ana,
Yocelin, Martín, Samuel, Carmen, quienes no sólo abrieron las puertas de su
hogar sino del corazón. Estas acciones son sólo pagadas con las bendiciones del
Cielo; ustedes le dieron todo el aliento a Maria del Rosario Herminda, para
cuidar la madre enferma.
Un agradecimiento eterno a familiares
cercanos y lejanos que estuvieron en cada uno de estos meses de la enfermedad,
con todo tipo de apoyo, materiales como morales; en particular en el día del
deceso, las horas de la velación, la eucaristía exequial, y en la cremación fue
más familiar por las disposiciones sanitarias.
Un eterno agradecimiento a la Señora Marbella
Calderon, Marbella y Cinthya Lobato Calderón,
como al personal de la funeraria
Bosques del Recuerdo, por todo el apoyo recibido, también con la certeza
de la bendición celestial para cada una de ustedes.
A mis hermanos de la Primera Comunidad del
Camino Neocatecumal, por todas sus oraciones y las celebraciónes eucarísticas,
desde la distancia siempre pendientes de la evolución de la enfermedad, rogando
al eterno Dios por su salud. Hugo Sánchez y Dolores Rosas, un agradecimiento
por ir a cantar en las exequias de cuerpo presente, bajo un sol de 33 grados.
un agradecimiento al Presbítero don Rafael
González, párroco de la Maria Madre, así como su equipo: Andrés Guzmán, Tito
Manuel; la celebración de la santa eucaristía, en la modalidad de covid-19; en
el atrio de la parroquia.
Son muchas las demostraciones de afectos,
desde la llamadas telefónicas, los mensajes, las flores, la asistencia a la
sala de velación; al Capitán rojo, PAN municipal de Xalapa, Facultad de
Antropología, la SNTE 56, y la Semanario Alégrate, Fundación Olmeca, Carrera de
Psicología y Gastronomía de la UPV por las esquelas. Cada una de las palabras
de alientos. En nombre de mis hermanos Virginia, José Arturo, María del
Rosario, Piedad y del mío; como también
de los nietos y bisniestos; sólo nos resta agradecerle su solidario apoyo, en
estos momentos y que Dios os colme de su santo amor, como decía San Rafael
Guizar y Valencia.
PD.Muy lamentable que el Registro Civil de
Xalapa, y una nueva generación de jóvenes empleados, gozan con el sufrimiento
de los deudos, hasta 7 horas para la emisión de la acta de defunción, y bajo el
sol, muy inhumanos, sería interesante que el Dr. Hipólito Rodríguez
@Hipolito_Rguez tome cartas en el asunto.