José Miguel Cobián | 25 mayo de 2020
Tribuna
Libre.- Con
el correr de los días, podemos analizar lo que ha funcionado y lo que no lo ha
hecho en las políticas de los tres niveles de gobierno respecto a la
pandemia. A toro pasado es muy fácil
analizar si algo funciona o no, así que no en todos los casos creo que deba
juzgarse con la misma vara a las distintas autoridades, algunas cosas eran
totalmente obvias, otras no tanto, y en otros casos, había que tomar decisiones
sin tener toda la información disponible y por ello el margen de cometer un
error es mayor.
Definitivamente creo que la mayoría de los
mexicanos estamos de acuerdo en que ha sido un grave error no realizar pruebas
masivas para detectar brotes y fuentes de contagio del COVID-19. El gobierno toma decisiones a ciegas, sin
llevar a cabo los mínimos protocolos de sanidad y seguridad. Para ser más claros, los países dónde el
avance del virus ha sido inferior, donde la pérdida de vidas humanas se ha minimizado,
llevan a cabo campañas de detección de posibles portadores, tanto sintomáticos
como asintomáticos, lo cual les permite no sólo brindar tratamiento
anticipadamente, apoyo y vigilancia a aquéllos infectados que forman parte de
grupos de riesgo, sino también aislar a aquéllos que puedan ser vectores de
contagio. Incluso, el dar seguimiento a
sus contactos humanos, ha permitido evitar que alguien que pudiera haberse
infectado sin saberlo, no contamine a otros más.
En México el método utilizado es el método
cavernícola. Dejemos que pase, simulemos
que hacemos algo para evitarlo, mantengamos tranquila a la población y
esperemos a que esto pase. Si son muchos
los infectados o muertos, nadie sabrá la cifra exacta y tarde o temprano esto
pasará.
En otros países, incluso China, al saber dónde
están los brotes y contagios, evitan cerrar todo el país, y solo las zonas
afectadas sufren las consecuencias de la cuarentena.
En el caso de los bancos, ante el riesgo de
que algún empleado se contagie y eso obligue a cerrar la sucursal, han optado
por abrir solo algunas sucursales, lo cual ha promovido aglomeraciones
innecesarias. La políticas correcta
debió de ser la contraria, abrir todas las sucursales, incluso en horario
extendido, para lograr una menor aglomeración de personas, no sólo dentro del
banco, sino afuera, esperando entrar.
En el caso de los municipios, estos deberían proporcionar a quienes se
encuentran haciendo fila, un cubrebocas, y las mínimas normas de higiene,
además de vigilar que se respete la sana distancia. Lo único que no deben hacer, es clausurar
sucursales, porque eso provoca aún más aglomeración en las que están abiertas.
Recordemos que en México menos del 50% de los
adultos poseen una tarjeta de débito, y muchos menos tienen la cultura de cómo
utilizarla. Así cuando llega cualquier
tipo de pago masivo, ya sea del gobierno federal, estatal o alguna empresa, los
beneficiarios acuden en masa a los bancos para retirar su dinero en
efectivo. Grave error del gobierno ha
sido no educar a esos adultos para que utilicen sus tarjetas en lugar de buscar
el efectivo de inmediato.
En el caso de los comercios, el problema se
agudiza, por el daño a la economía local.
Aún cuando el gobierno federal en su absoluta ignorancia ha decidido
cerrar todo tipo de negocios por un período superior a la cuarentena normal,
los estados y municipios del sureste no han sabido tomar medidas
adecuadas. Por ejemplo, definir cuántos
clientes pueden estar dentro de un local por determinado número de metros cuadrados
de atención al público. Obligar a que no
circule nadie en las calles y mucho menos entre en cualquier local comercial si
no utiliza cubrebocas, y establecer como norma el sanitizar las manos y las
suelas de los zapatos previo a la entrada a cualquier comercio.
Nadie ha pensado en los adultos mayores de 60
años, que requieren acudir a centros comerciales, por la razón que sea. Debería
de haber un horario exclusivo para ese sector de la población, en lugar de
prohibir su acceso.
Un buen cerco de vigilancia que previera
estas acciones de prevención, permitiría que no solo los grandes comercios, o
los negocios propiedad de amigos del presidente de la república abran sus
puertas, sino también permitiría que negocios pequeños pudieran atender a sus
clientes, sin riesgos mayores.
Los gobierno municipales deberían de realizar
una campaña en la cual se informe a la población cuáles son los Cubrebocas que
reúnen requisitos para prevenir los contagios y cuáles no. Ya que mientras los Cubrebocas hospitalarios
de tres capas si son útiles cuando son fabricados con tela prensada, los
Cubrebocas de tela común entretejida no protegen igual, ya que se pierde el
efecto electrostático que impide en unos el paso del virus, mientras que en los
tejidos no existe dicho efecto.
La población debería estar perfectamente
informada de cuáles son las medidas que hay que llevar a cabo para prevenir una
infección. Con ello, se reducirán los contagios entre personas responsables y
no se dañará aún más la economía de pequeños negocios e incluso de los
vendedores del sector informal, que son quienes también sufren por la falta de
actividad económica.
El gobierno federal cometió un gravísimo
error al optar por no proteger los ingresos del sector más vulnerable, como son
los asalariados, tanto del sector formal como el informal, y aquéllos que por
razón de edad o salud no pueden atender sus pequeños negocios que viven al
día. Obligando a todas esas personas a
tratar de sobrevivir generando algunos pesos cada día. Con pocos recursos, muchos menos de los que
se han perdido en el primer trimestre de 2020 en Pemex, se pudo proteger a toda
esa población vulnerable al CV-19 y a la crisis económica. No se hizo, entonces los gobiernos estatales
y municipales deberían de pensar en ellos.
No con una despensa que no alcanza para comer más allá de unos cuantos
días, sino con una solución permanente como de reanudar actividades pero de
manera ordenada, informada y tomando todas las precauciones necesarias.
Creo que los filtros que esporádicamente establecen
las autoridades municipales, tomando la temperatura a aquéllos que llegan a su
municipio, son totalmente inútiles. Ya que no se llevan a cabo las 24 horas,
además de que dentro de los propios municipios hay personas infectadas que
llevan a cabo contagios a terceros. Sólo
ocasionan retrasos en el tráfico que debe ser muy fluido, y no resuelven
absolutamente nada.
Un filtro se establece en un municipio cuando
no hay un solo vector de infección dentro del propio municipio, y para ello
deben realizarse pruebas y más pruebas.
En otros países como Perú, los mercados han
sido los lugares donde se transmite más fácilmente el virus. Para reducir ese riesgo, los filtros no son
suficientes, hace falta una capacitación inmediata a los locatarios sobre
medidas de seguridad para ellos y para sus clientes, la eterna obligatoriedad
de los Cubrebocas y las normas de higiene para clientes y locatarios, y
realización de pruebas semanales a los locatarios y sus empleados para detectar
cualquier posible brote antes de que se vuelva incontrolable.
La existencia de un porcentaje fuerte de
asintomáticos obliga a la autoridad a hacer pruebas masivas a la población,
algo que ningún nivel de gobierno quiere hacer, para ahorrar dinero que es del
propio pueblo, no de los gobernantes, y que debería ser usado para beneficio
del pueblo.
Estas son unas cuantas sugerencias y puntos
de vista que podrían ayudar a paliar ligeramente la crisis que todos
padecemos. ¿Encontraremos eco en las
autoridades?