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junio 29, 2020

El Baldón: Tan sólo imagina…


José Miguel Cobián | 29 junio de 2020
Tribuna Libre.- Debo aclarar que todo lo que viene a continuación no tiene ninguna base cierta, salvo la que el lector en su conocimiento le otorgue, y por lo tanto, todo puede ser ficción, quizá salpicada con algunas (o muchas) anotaciones que no lo sean. Por ello, favor de considerar todo lo que sigue como un cuento o una obra literaria (si merece tal apelativo) de absoluta ficción, y si algo se pareciera a la realidad, es mera coincidencia.

Imaginemos a un grupo político que gobierna la ciudad de México desde hace más de 24 años.  Ellos tendrían que haber establecido lazos con el cártel criminal más importante de la ciudad de México, que es el de Tepito, el único lugar del país donde puedes encontrar cualquier cosa, drogas, armas, productos originales, productos piratas (algunos de mejor calidad que los propios originales), artículos robados, chicas, chicos, etc.   Todo lo que engloba la actividad criminal existe en una pequeña zona específica de la ciudad más grande del país.

Tienen una gracia enorme en Tepito, respetan al 100% su propio código de honor. Respetan a los policías limpios, incluso en múltiples ocasiones los apoyan, y también usan a los policías sucios, pues los desprecian por traicionar su propia vocación.

Han sido los proveedores de los reventadores de marchas, de los famosos anarcos, aunque oficialmente se les sitúe en la UNAM y en ciertas colonias.  Por eso son tan fácilmente controlables los desmanes, y lo mismo atacan el centro de la ciudad pero no tocan los edificios públicos, o actúan en zonas específicas, conforme a planes previamente definidos.

Este grupo criminal al que unen lazos de sangre, y al cual si alguna vez se quisiera controlar, tendrían las autoridades que poner sitio a una zona populosa de la ciudad, con una cantidad de elementos y capacidad de fuego que literalmente impide hacer algo en contra de ellos, y contra quienes no es necesario hacer algo, pues son discretos y respetuosos de las reglas del bajo mundo.  Jamás calientan la ciudad y dejan cientos o miles de millones de pesos en moches y componendas al grupo que gobierna la ciudad, así como otros favores tanto los ya comentados  como otros imposibles de comentar por este medio.

Pues resulta que hay un grupo criminal, relativamente nuevo, con fuerza y control en muchas zonas de México y el extranjero que quiere entrar a la ciudad de México, pero actúa sin una lógica de discreción y ataca a diestra y siniestra.   Incluso ha comprado a algunos miembros de la sociedad tepitense, y ha creado dos grupos antagónicos, uno llamado la Unión Tepito, y otro llamado la Antiunión.

A nadie, ni al gobierno de la ciudad, ni al gobierno federal, ni al propio grupo Tepito, le conviene la entrada del CJNG.  Por ello idean una manera de justificar acciones del gobierno en contra de dicho grupo, buscando que no parezca que está el gobierno a favor de otro grupo; algo que mucho se le ha criticado a Felipe Calderón.

La idea del atentado, surge de algún productor de telenovelas, que ha hecho más de una serie de novela negra.   Atentado contra uno de los más altos funcionarios, uno de los policías más apreciados a nivel nacional y uno de los más reconocidos.   Digamos que el atentado será contra Omar.

Hay que organizar a un grupo de personas, que no saben ni para quien trabajan, para que aparezcan en un cámara de video, lo suficientemente cerca para que se vea refriega, pero lo suficientemente lejos para que los detalles finos se escapen de la vista, y cuando haya que desviar la atención, los titulares del C5 ordenarán a quien hacer zoom, mientras los verdaderos operadores escapan sin ser identificados en una suburban blanca.  Al resto los dejan escapar a pie, y en su incompetencia hasta dejan tiradas armas muy valiosas que no saben utilizar.

La instrucción es disparar al aire, pero deben escucharse muchas detonaciones.  Mientras tanto, el chofer de Omar, en lugar de usar el blindaje y escapar con maniobras evasivas, deberá frenar y esperar a que las cargas colocadas en la propia camioneta estallen, para simular que sufrió un nutrido ataque.    Todavía no he decidido de si los muertos serán reales o simulados, salvo una víctima inocente que cae por balas disparadas a lo loco y sin puntería.  Pues resulta obvio que a la distancia en que está la camioneta del camión de Carso, es literalmente imposible fallar el blanco.

Para que todo salga bien, debemos pensar que la ciudadanía no conoce los protocolos de seguridad, que no saben que va una patrulla de avanzada, y otra en la retaguardia, mientras el blanco viaja en una de tres camionetas, que normalmente forman el convoy, y que un vehículo disfrazado de civil, de preferencia como taxi, debe de cubrir el flanco derecho, que es dónde va sentado el blanco.     Debemos evitar también las motos de avanzada y retaguardia que van a cinco minutos de distancia de la caravana. Y también aprovechar que la ciudadanía desconoce que el estado mayor presidencial viaja en vehículos disfrazados de taxi. Ahora no habrá taxis alrededor del convoy, ni adelante, ni atrás.     Así parecerá que el blanco viaja prácticamente solo, con un chofer incapaz de realizar una maniobra evasiva, con llantas que explotan y no pueden rodar cuando les han disparado, pero eso sí, con blindaje nivel 7.  

Pondremos algunas armas largas calibre .223 porque impresionan a la ciudadanía, no importa que ese calibre no penetre el blindaje.   Pondremos varios fusiles barret calibre .50 porque llaman mucho la atención, aprovechando que los ciudadanos desconocen que con dos barret se puede partir en dos la camioneta, y entre los múltiples disparos, nadie tiene autorizado disparar los barret.  Sólo están para impresionar.   Habrá incluso granadas que no van a estallar, y que podrían volar el vehículo del blanco.   Y sobre todo, nadie dirá que con un misil RPG de los que abundan en el mercado negro, se podría volar cualquier vehículo sin importar el blindaje, y sin necesidad de mover a tantas personas.

Diremos que fue el líder del cártel enemigo el que intentó asesinar a Omar.  Previamente filtraremos algo a uno de nuestros columnistas, para que su columna sea prueba de que la DEA nos informó de posibles atentados.

Evitaremos comentar que cualquiera que sabe que puede sufrir un atentado incrementa su seguridad, en lugar de reducirla a niveles de jefe de policía de pueblo.  No diremos tampoco que un grupo criminal capaz de entrar en una ciudad con 30 camionetas, bien podía haber movido siete a la capital y realizar un trabajo bien hecho.   No, lo que haremos será acusar a quienes nos estorban, indignaremos a la ciudadanía que verá muy bien que tomemos partido, y además dejaremos como un tonto al líder de ese grupo criminal, por un atentado tan mal realizado.

Por otro lado, Omar aparecerá como supermán, con tres tiros encima tuitea quién es culpable del ataque.  No importa que deje en ridículo a su propia jefa que no tenía idea de que había pasado. O por lo menos eso indicó en sus declaraciones primeras.   Por otra parte, Durazo desmentirá, porque es tradición en este gobierno que uno diga una cosa y otro diga otra.  Sobre todo, porque Durazo irá de candidato a gobernador de Sonora, y Omar llegará a su puesto como superhéroe.

Por último saldrá una foto de la jefa de gobierno visitando al héroe en el hospital, con unos monitores que no monitorean nada, y una posible línea de sueros oculta en la clavícula del héroe.  

Hoy sabemos que una bala .223 no supera el blindaje y que una .50 es capaz de arrancar brazo o mano donde pega.  Así que sabemos que fue un error afirmar que sufrió tres disparos, cuando podíamos haber dicho (y de hecho esa será la nueva versión) que solo fueron esquirlas, aunque no suene tan heroico.

Listo, todo salió genial.  Excepto un grupo de idiotas que se ponen a revisar a detalle audios y videos, que cuestionan la razón por la cual las patrullas y cámaras de la zona no avisaron de un vehículo sospechoso (el camión), que cuestionan por que no se dispararon ciertas armas (las detonaciones así lo demuestran en los audios), la incomodidad para disparar desde unas redilas tan altas hacia abajo.  La inacción de los presuntos sicarios que observan como de película la lluvia de balas, en lugar de cubrirse o atacar, y la reacción tardía de uno de guardias de seguridad, que cuando pasa todo, baja y vacía el cargador de su arma.  O la poca difusión de los disparos a las redilas del camión.    Lo importante es que la mayoría de la población creerá la información oficial…. Como siempre.

Lo malo de la ficción es que a veces se parece a la realidad, y también sabemos que la verdad sale a la luz tarde o temprano.


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