Ciudad, de México. | 17 julio de 2020
Tribuna
Libre.- El
26 de septiembre se cumplen 6 años de la desaparición de los 43 estudiantes de
la normal de Ayotzinapa, Isidro Burgos. Seis años en los cuales los familiares
de estos jóvenes no se han cansado de exigir justicia, de entender qué pasó y
por qué el Estado mexicano se ensañó con sus hijos.
Nación321 charló con Anabel Hernández,
periodista de investigación y autora de La verdadera noche de Iguala, para
saber cómo ve el caso a casi un sexenio de distancia, la actuación del nuevo
gobierno y su opinión respecto a los hechos más recientes como la posible
extradición de Tomás Zerón, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal
y acusado de tortura.
“Sí es importante traer al señor Zerón para
que rinda cuentas por las torturas, por desviar la investigación, por
manipularla, por sembrar pruebas, pero es más importante traerlo para que nos
diga por qué lo hizo y sobre todo quién le ordenó que lo hiciera”, dijo la
investigadora.
Anabel Hernández asegura que la única
explicación para inventar todas las mentiras que se han dicho es porque la
verdad es insoportable para el Estado mexicano.
“Si realmente Tomás Zerón estaba buscando la
verdad, y si esa verdad no afectaba al Estado mexicano, ¿por qué no decirla?,
todo el propósito de haber inventado, torturado, violentado sexualmente y de
tantos otros modos a estas personas, ¿por qué?, la única razón por la cual el
señor Tomás Zerón, el señor Murillo Karam, el señor Enrique Peña Nieto, Arely
Gómez, habrían fabricado esta cantidad de mentiras era porque la verdad era
insoportable para el Estado, era mejor para el Estado hacer eso, a que se
supiera la verdad”.
Para Anabel, el caso de los estudiantes es
clave para entender el tema de las desapariciones forzadas, donde el Estado es
capaz de torturar, sembrar pruebas e inventar culpables para no tener que decir
una verdad dolorosa: fuimos nosotros.
“Esta es una historia fundamental, es un caso
paradigmático para entender las demás desapariciones en México, si no
entendemos este caso, qué fue lo que ocurrió, toda la manipulación del
gobierno, y quienes son los responsables, no podremos entender la mecánica de
cómo funcionan las desapariciones en México”.
Desde 2014, Anabel Hernández comenzó un largo
camino para tratar de desentrañar lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre
con los estudiantes. Dejó su estadía en la Universidad de Berkeley para trasladarse
a Iguala y a través de una serie de entrevistas, acceso a documentos inéditos y
versiones de los involucrados, logró revelar lo que era un secreto a voces: la
verdad histórica se construyó con base en torturas y mentiras.
La investigación de Hernández quedó plasmada
en el libro La verdadera noche de Iguala, el cual, pese a publicarse hace tres
años, se ha hecho más vigente pues año con año se confirma lo que la periodista
ha denunciado, pero asegura que eso no sirve de nada, pues lo que realmente quiere
es que las personas involucradas tengan el castigo correspondiente.
“El tiempo cada año me da la razón, cada
determinación judicial, cada nuevo video de torturas, lo cual a mí no me aporta
nada, lo que yo quiero saber es qué fue lo que pasó y que esas personas
encuentren a sus hijos; y que las personas que lo hicieron estén en prisión y
tengan el justo castigo que le corresponde.
Anabel Hernández destaca que si la nueva
administración quiere saber la verdad, debe desechar completamente la primera
investigación, regresar a Iguala y hacer las cosas bien, pues aún hay
documentos que el gobierno de Enrique Peña Nieto ocultó para proteger la
participación del Ejército Mexicano en la desaparición de los normalistas.
“Lo que debe hacer el nuevo equipo de
investigación es regresar ahí, a Iguala, y tratar de ver las cosas exactamente
como sucedieron, haciendo totalmente a un lado estas versiones viciadas y
seguir la mecánica de los hechos, dónde estaba la policía municipal, dónde
estaba el Ejército, y con base a eso hacer la investigación”.
La periodista afirma que si bien las acciones
que ha emprendido la nueva administración son importantes y que incluso ve
buenas intenciones, no se debe perder el hilo central del tema: qué pasó
realmente, quién lo hizo y por qué.
Sin embargo, también le preocupa que la
investigación realizada por el nuevo gobierno sea saboteada por las mismas
personas que ayudaron a crear la “verdad histórica”.
“Independientemente de la buena voluntad de
este gobierno, lo que más me preocupa es que muchas de estas personas, muchos
de esos ministerios públicos, muchas de estas personas que ayudaron a Tomás
Zerón a hacer estas cosas, policías, marinos y militares, siguen libres, y lo
peor, tal vez saboteando una investigación”.
Para Anabel, la verdad en el caso no debe
solo quedar en manos del gobierno, por lo que hace un fuerte llamado para que
la ciudadanía no se quede callada ante las injusticias y exija la verdad.
“Cuando tú ves todo un aparato de estado,
desde el presidente de la República, desde el procurador, desde el titular de
la Policía Federal, el titular de las Fuerzas Armadas, que quieren ocultar las
cosas, es porque aquí hay un asunto de Estado, un Estado que está
desapareciendo y matando a sus jóvenes y sus ciudadanos, eso no es posible, no
es posible que nos resignemos a ver si el Estado encuentra la verdad, la verdad
es una cosa por la que nos lucha, es algo muy valioso para dejarlo en manos del
Estado”.
Para la periodista, el caso Ayotzinapa no
está cerrado, de hecho publicó en Aristegui Noticias, un documento inédito
donde se comprueba que al momento de que los normalistas eran secuestrados,
elementos de la Policía Federal estaban en el lugar e incluso participaron en
el hecho.
El documento pertenece a una investigación
realizada por las autoridades, donde a través de rigurosos interrogatorios y
pruebas de polígrafo, se interrogó a policías. Sin embargo, los documentos
fueron ocultados por el propio gobierno de Enrique Peña Nieto.
“El documento nos habla de una cosa positiva,
porque también, en medio de todo esto, aún en este Estado putrefacto, aun
cuando el gobierno de Peña Nieto intentó ocultar la verdad, también había
personas que sí querían hacer su trabajo, que sí estaban intentando decir la
verdad con todas las herramientas que podían”.
La periodista asegura que si estas
investigaciones se hubiesen seguido, se hubiera cambiado el rumbo de la
historia y hoy tendríamos más certeza de lo que ocurrió una noche, en Iguala.