* El
aval a los magistrados del gobernador *
Sergio, Maryjose, Marigraz, Montserrat, apaleados y contentos * Muere Vicky Rasgado, alcaldesa de
Moloacán * Los sueños y los retos de una
brillante periodista * Veracruz firme;
ya es tercer lugar nacional en Covid 19
* Julio Tirado al Conalep * CMAS
desata la ira en Santa Martha
Mussio Cárdenas Arellano | 11 agosto de 2020
Tribuna
Libre.-
Vilipendiados, los yunistas y las yunistas azules en el Congreso de Veracruz
sufren aquello del Síndrome de Estocolmo: aman a Morena, su verdugo, a los que
los tildan de pillos y ebrias, rendidos a las tretas de Cuitláhuac, el
gobernador.
Desvencijado, ese yunismo se postra ante la
imposición de la nueva recua de magistrados —magistrados pelele— que llegan al
Poder Judicial a suscribir la última ocurrencia y su consabida violación a la
ley del infame de palacio.
Avalan, por ejemplo, a Aillet García Cayetano,
de méritos inexistentes como no sea su paso por la Secretaría de Seguridad
Pública de Veracruz, dejando rastro en la Dirección Jurídica de las trampas y
maniobras para mantener inactivo el sistema de videovigilancia estatal.
Aillet García es una perla del nepotismo
morenista. Su esposo, el cuestionado secretario de Infraestructura y Obras
Públicas, Elio Hernández Gutiérrez, ha suscitado una oleada de imputaciones por
asignación directa de contratos a empresas a modo, obviando o declarando
desiertas las licitaciones, por obras de pésima calidad y hasta una denuncia
penal por negligencia tras la muerte de una menor en un accidente en Córdoba.
Su hermana también se halla enchufada a la
ubre del poder. Dorheny García Cayetano, alias “Candy”, es la gris diputada
federal plurinominal en cuyo haber personal destaca un noviazgo con Cuitláhuac
García —¡sopas!— que como era se suponerse no terminaría en nada digno de
presumir. En política, los amores imposibles son bien remunerados.
Aillet García no es una pieza más. A
Cuitláhuac le sirvió para congelar el sistema de videovigilancia contratado en
los días de poder de Miguel Ángel Yunes Linares, y así configurar una denuncia
por fraude y encarcelar al ex gobernador panista junto con su secretario de
Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié.
Aillet pasó por encima de sanciones a la
empresa contratista por incumplimiento, retraso de los trabajos y una decisión
del Congreso de Veracruz para que continuara la instalación de los equipos y su
interconexión. Pero hizo lo contrario. De manera unilateral, el 29 de enero de
2019 giró instrucciones para modificar las contraseñas de acceso al sistema
informático y con ello metió a la congeladora el uso del sistema de
videovigilancia en Veracruz.
La responsabilidad es suya y los millones
perdidos, también.
Mano sucia la de Aillet García, y la de Hugo
Gutiérrez Maldonado, secretario de Seguridad con un historial pestilente y una
policía criminal, acusando un fraude —cuatro denuncias de por medio— que parte
de una maroma burda, como advirtió la empresa Comtelsat en un documento llevado
a litigio, el 5 de marzo de 2019, en el que evidencia que la hoy magistrada
detuvo “la realización de cualquier tipo de operación respecto al mismo”, e
impidiendo “actividad alguna” tendiente a su finalización, como expuso el
periodista Raymundo Jiménez en su columna Al pie de la Letra. Y Raymundo no es
yunista azul.
Aillet García hoy es magistrada. Y los
legisladores yunistas azules le dieron su aval, postrados y rendidos,
secundando la propuesta de Cuitláhuac García que así va controlando al Poder
Judicial en Veracruz.
Estridentes antes, los diputados súbditos de
Miguel Ángel Yunes hoy arrastran la cobija. Siendo mayoría en su bancada,
desoyen a su líder estatal, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, alias “El Chapito de
Tantoyuca” por morenista, por tener la bendición del gobernador aunque simule
ser opositor, y al coordinador de la fracción parlamentaria, Omar Miranda, el
señor de los negocios en el PAN, otrora protegido del ex dirigente, José de
Jesús Mancha Alarcón, que terminara mordiéndole la mano, aplicando una traición
porque así, así se llano y rapaz, es el poder. En política hay intereses; los
amigos no existen.
Lo ocurrido en el Congreso retrata el circo
panista. El Chapito tenía su propuesta de magistrado, no se la cumplieron y
dictó línea para votar contra el paquete enviado por el gobernador al Congreso.
Y los yunistas azules, visionarios como son, le dieron el aval a su verdugo.
Hay otros odios y son profundos. Los hay —o
había— entre el yunismo azul y Morena. Vienen de la lucha por el poder, el
conflicto por Veracruz, Andrés Manuel López Obrador contra Miguel Ángel Yunes
Linares y sus huestes. Uno que le llama “monarquía de la moronga azul” a los
Yunes y éstos que no bajaban de loco y guango al hoy presidente de México.
Y ahora los Sergios y las Maryjoses y las
Marigraz y las Montserrat se pliegan a los designios de Cuitláhuac García, que
de gobernador sólo tiene el apelativo, porro de quinta, camorrista de barrio,
sin porte y sin gracia, y con un analfabetismo político que se refleja en el
discurso falaz, inconexo, sin dicción.
Sus líos vienen de la anterior Legislatura
cuando Sergio Hernández, diputado por Xalapa, era el líder cameral. Entonces
mandaba el Partido Acción Nacional y en particular la corriente de Miguel Ángel
Yunes.
Morena perdía las votaciones pero le metía
show a las sesiones. El yunismo los jodía un día y al siguiente los volvía a
joder. A la entonces diputada, hoy secretaria de Medio Ambiente del gobierno de
Veracruz, Rocío Pérez, le imputaron el robo de un teléfono celular propiedad
del legislador, ex de Morena, Sebastián Reyes Arellano. Y la difusión del video
fue de circulación nacional.
Marcos Even logró la fiscalía anticorrupción
en una sesión de escándalo y se fue entre gritos, insultos, condenas de quienes
hoy son gobierno con Cuitláhuac en el poder.
Morena, sus diputados, solían violentar el
escenario hasta tomar por la fuerza el Congreso, encadenar sus puertas, amagar
con el enfrentamiento cuerpo a cuerpo y provocar la represión.
Todo cambió en 2018 cuando Morena ganó la
elección de gobernador y Congreso estatal. Y el PAN se volvió minoría.
Sergio Hernández les llamó ignorantes y
cerrados por no dar curso al debate y congelar iniciativas de ley. Hoy, no ve
mal que al hermano de la diputada morenista, antes panista, Ana Miriam Ferráez,
le lluevan los contratos de prestación de servicio del gobierno de Cuitláhuac.
Maryjose Gamboa pidió sanitarios limpios para
las diputadas y a cambio el líder morenista en el Congreso, Juan Javier Gómez
Cazarín, mostró el cobre y ordenó colocar un baño portátil a media explanada
del área asignada a los legisladores panistas.
Otro día, impedida de ingresar al salón de
sesiones, fue categorizada como ebria, generándose una respuesta inmediata.
Maryjose Gamboa negó y enfrentó al guardia rufián. Le recordó que el personal
del Congreso está a las órdenes de los diputados, no al revés. Le expresó que
si él afirmaba que presentaba aliento alcohólico, el guardia podría estar
drogado.
La prensa morenista se le fue encima a la
legisladora. La acribillaron con imputaciones de escandalosa y alcohólica
—Espejo del Poder, Al Calor Político—, reviviendo un accidente automovilístico
fatal. Maryjose Gamboa conducía su automóvil en Boca del Río y un peatón
atravesó el bulevar, arrollándolo y provocando su muerte. Aquello no fue su
culpa pero la prensa duartista, hoy morenista, la embistió.
Pasó siete meses en prisión en Tuxpan,
humillada, entre zetas y antizetas, mientras esa piltrafa llamada Javier
Duarte, entonces gobernador, hoy encarcelado y sentenciado por ladrón, y su
infame fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, alias Fisculín, gozaban viendo a
Maryjose tras las rejas.
Y hoy la diputada le da el aval a los
magistrados propuestos por Cuitláhuac García, el aliado de Javier Duarte.
María Graciela Hernández es como un fantasma
en el Congreso. No suena, no se ve, no existe. Si acaso el día que subió a
tribuna a explicar por qué no apoyaría la despenalización del aborto y su
compañera panista, Judith Pineda, la enfrentó.
Y Montserrat Ortega, que se trenza con Nora
Jessica Lagunes en Twitter por el morenismo de ésta, su expulsión de la bancada
panista, que luego revirtió, la acusación de que Montserrat sólo era diputada
por ser esposa del entonces líder panista en Veracruz, José Jesús Mancha.
Caricatura de sí mismo, hoy el yunismo azul
en el Congreso termina votando a favor del paquete de seis magistrados —tres de
los cuales se caerán por amparos del Poder Judicial Federal— remitido por el
gobernador. Ni siquiera supieron dónde se les extravió la dignidad.
A la deriva, la facción yunista terminó
postrada ante el verdugo que los va a acabar.
Archivo muerto
Minada por el Covid y su efecto letal, Vicky
Rasgado finalmente se fue. Dejó su vida, luchando literalmente a muerte, tras
dos semanas en que un día avanzaba en el tratamiento médico y con la misma
volvía a caer. Hacia las 10:55 de la mañana, este domingo 9, su corazón cedió y
su latir cesó. Dos semanas antes, la alcaldesa de Moloacán, periodista de
profesión, experimentó los primeros indicios del coronavirus. Se atendió de
inmediato. Fue ingresada al Hospital de Especialidades Médicas de la Secretaría
de Salud, en el puerto de Veracruz. Se le reportaba delicada pero estable.
Respondía favorablemente hasta que su estado agravó. El oxímetro reportaba baja
actividad. Su oxigenación preocupaba y debió ser intubada. Así hasta que no
pudo más. Vicky Rasgado, reportera incansable, imborrables sus narraciones y
sus relatos, la entrevista y dato duro, alcanzó el respeto y el reconocimiento.
Fue Premio Nacional de Periodismo, presidenta de la Asociación de Periodistas
de Coatzacoalcos, conductora de noticiarios televisivos. Y luego su incursión
en la política hasta asumir un reto al que vio como oportunidad de servir: la
alcaldía de Moloacán, su cuna, su origen. Bajo las siglas de Morena lo logró y
fue su más destacada representante en el sur de Veracruz, con resultados,
gobernando para su gente, luchando contra la escasez de recursos, el golpe
artero y la traición, los intereses enquistados, la incomprensión de quienes un
día se dijeron sus amigos y a los que respondió, más que como alcaldesa, como
la periodista que nunca dejó de ser. Humana, como cualquiera, no estuvo exenta
de errores, pero tuvo la capacidad de corregir, enmendar. Diferendos, los tuvo
—los tuvimos—, y al final pudo más el aprecio, el cariño, la solidaridad, la
vuelta a la hoja, que reveló su sensibilidad para atender, escuchar, reír,
perdonar. Ante el señalamiento injusto, sacaba la casta, la dignidad, el
carácter. El periodismo fue su vida, en Liberal, en Diario del Istmo, en TV
Azteca, en DI Noticias. La política, un reto que iba superando con creces. En
el plano personal, Vicky Rasgado tenía rasgos de extrema generosidad, siempre
con la mano extendida para ayudar a sus compañeros de profesión y daba voz al
ciudadano que requería ser escuchado. Su partida es dolorosa. Su ausencia,
difícil de superar. Queda el recuerdo que la mantiene vigente entre quienes la
trataron y gozaron de su amistad. A su familia, a sus amigos cercanos, un
abrazo y nuestro pesar. Para Vicky, una oración permanente con la seguridad que
el Supremo Creador ya la tiene a su lado… A tope, Veracruz se afianza en el
escenario de muerte. Es ya tercer lugar nacional con sus 3 mil 77
fallecimientos por coronavirus y quinto sitio con sus 23 mil 694 casos, detrás
de la Ciudad de México, Estado de México, Tabasco y Guanajuato. Relajados,
miles de veracruzanos suelen acudir a las plazas, al malecón de sus ciudades, a
fiestas familiares, atiborrando centros comerciales. Y el Covid 19 devorando a
sus víctimas. Cuitláhuac García poco hace, siguiendo la ruta de la fallida
estrategia del gobierno federal, aplicando la austeridad, por un lado, y la
ineptitud, como regla general. Austeridad en tiempos de pandemia es un acto criminal,
dejando a los médicos en la indefensión, a riesgo del contagio y de la muerte
como ya ocurrió en todo Veracruz, y a los pacientes enfilados al crematorio —la
orden de cremar sin consentimiento de la familia es un delito equiparable a la
desaparición forzada—. Cuitláhuac, el minigobernador de Veracruz, deja correr
los tiempos y un hospital como el Materno Infantil de Coatzacoalcos fue
habilitado a destiempo. No se convertía en hospital Covid por una razón de
índole política: fue terminado de construir por el ex gobernador panista,
Miguel Ángel Yunes Linares. Y ese móvil político impidió el uso del nosocomio.
Decenas, centenares de veracruzanos pudieron ser atendidos pero al infame de
palacio no se le daba quebrarse ante el dolor ajeno. Es ineptitud pero también
es perversidad… Físicamente aún no asume, pero Julio César Tirado ya es
director del Conalep Coatzacoalcos. Coscolino, al galán de la 4T, amigo del
presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz, Juan
Javier Gómez Cazarín, alias El Carón, lo colocan en territorio de alto riesgo
para las chicas de buen ver. Julio Tirado, el personero del líder cameral en
temas de compraventa de predios en Coatzacoalcos, lo mismo presume que la
cartera no tiene límites y que pronto el Conalep estará a sus pies y marchará
al ritmo que sus pistolas suenen… Santa Martha en pie de guerra. Al personal de
CMAS —Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos— los vecinos le
marcaron el alto. Ni cortes de servicio ni más arbitrariedad. Pésimo, infame,
el suministro de agua no corresponde a lo que CMAS cobra cada mes. De ahí la
resistencia de los habitantes del fraccionamiento Santa Martha a consentir más
arbitrariedades. Con agua en la llave o sin ella, CMAS factura un consumo que
ni remotamente podrá justificar. Y la reacción de los vecinos de no permitir ni
cortes ni lecturas de servicio amañadas, se va a radicalizar aún más. Jaime
Martínez Web, su titular, alejado de los usuarios y de los medios de
comunicación, sólo tiene ojos para el dinero. CMAS Coatzacoalcos es ineficiente
y arbitraria. Pero cuando el pueblo llega al hartazgo, hasta los métodos
violentos se vuelven ley…