* Video
el caso Lozoya exhibe las corruptelas del PAN
* Y la denuncia destroza a Peña Nieto
* El otro video: Pío López Obrador con dinero ilegal * Palo del Trife a la minoría radical de
Morena * Hernández Tea no será
pluri * PVEM no va en alianza con
Morena * Marcelo negocia * Aureliano y su amado Juan * El mayate hoy da fe
Mussio Cárdenas Arellano | 22 agosto de 2020
Tribuna
Libre.- Certero,
demoledor, el misil de Lozoya golpea a todos por igual: al PAN lo revienta con
el video de los fajos de billetes en el Senado, al PRI con los sobornos de
Odebrecht, reactiva el caso Bejarano y termina por revelar la imagen insólita
de Pío López Obrador, hermano de Andrés Manuel, con bolsas de dinero ilegal.
Todos embarrados en una trama de corrupción.
Emilio Lozoya, el sapo de López Obrador,
llegó a México, vía España, y luego reventó. Andrés Manuel lo mimó. No pisó la
cárcel. Aduciendo anemia y una hernia hiatal, fue remitido a un hospital de
lujo, y ahí llevó sus primeras audiencias. Con brazalete se marchó a casa y
desde la libertad lleva su juicio con toda impunidad. El corrupto ya tiene su
bendición.
Apabullado por la realidad —60 mil muertos
por la pandemia de coronavirus, el medio millón de contagiados, México en
tercer lugar mundial en decesos, la economía en cero desde antes de la crisis
de salud, la violencia peor que en tiempos de Calderón y Peña Nieto, la
liberación del hijo del Chapo y el saludo a la mamá del narco, el turismo en
crisis, la inversión extranjera a la baja—, el caso Lozoya era un salvavidas en
medio del naufragio. Era, porque el Peje lo echó a perder.
Desbocado, impulsivo, como es, Andrés Manuel
avanzó por encima de la Fiscalía General de la República. Y reveló el contenido
de expedientes, declaraciones, videos, violando el debido proceso. Y el fiscal
Alejandro Gertz Manero también.
Pudo callar; debió callar. Debió prevalecer
la mesura. Debió reposar el ánimo, bajar la calentura, contener la venganza,
frenar la inquina contra la mafia del poder a la que intenta ver en prisión.
Pero no quiso o no lo supo hacer.
Apenas tocó tierra el avión que traía a
Emilio Lozoya, López Obrador revelaba que ya había formulado una declaración.
La Fiscalía dijo que no. Y horas después se filtraban detalles de cartas y
peticiones del ex director de Petróleos Mexicanos con pincelazos de la
corrupción del ex presidente Enrique Peña Nieto, su ex secretario de Hacienda y
ex canciller, Luis Videgaray, y la implicación de un diputado y senadores,
panistas, priistas, perredistas, en una red de sobornos que sirvieron para
garantizar la aprobación del Congreso a la Reforma Energética.
Otro día deslizó la existencia de un video
letal. Y el video “se filtró” o lo filtró López Obrador. Contenía imágenes en
que funcionarios del Senado de la República, ligados a los entonces senadores
panistas Francisco Domínguez Servién, hoy gobernador de Querétaro, y Jorge Luis
Lavalle Mauri, recibían los fajos de billetes contenidos en una maleta negra.
Unos 200 millones de pesos.
Buen tiro y mal tino. Bueno porque describe
la pudrición del panismo, o de sus líderes, o de los impolutos que se levantan
con un Jesús en la boca y 10 minutos después les brota el diablo que llevan
dentro, adictos al dinero, corruptos hasta la médula.
Mal tino porque el video de la maleta con
fajos de billete, reactivó aquel video que el obradorismo quisiera no recordar,
el de René Bejarano que le costó a López Obrador la Presidencia de México en
2006, pues de aquel golpe no se pudo reponer.
Bejarano recibía cientos de miles de pesos de
manos del empresario Carlos Ahumada, los guardó en una bolsa y hasta las ligas
se llevó. El video del operador de Andrés Manuel se convirtió en tendencia en
Twitter y un escándalo en las redes hasta opacar al del corruptazo de
Querétaro, Pancho Domínguez Servién.
Y luego instó a que se conociera la denuncia
de Lozoya. Y, vía una filtración, el fiscal lo complació: Peña Nieto y
Videgaray, según Lozoya, lo obligaron a armar una red de sobornos, ser el
receptor del dinero ilegal que entregaba la constructora brasileña Odebrecht,
dispersarlo entre legisladores del PAN, PRI, PRD para sacar la reforma energética,
ser extorsionado por la bancada panista so pena de no aportar el voto a favor.
Los dichos de Lozoya tocan a Ricardo Anaya,
ex candidato presidencial del PAN, que provocaron que el ex director de Pemex
tenga una denuncia civil por daño moral.
Lozoya golpea a Videgaray, al ex secretario
de Hacienda y ex director de Pemex, José Antonio González Anaya, concuño del
expresidente Carlos Salinas de Gortari, con un historial de abuso y atropello
con el uso del poder y hasta acusado por despojo de tierras.
Implica a David Penchyna, entonces presiente
de la Comisión de Energía del Senado, quien llevó adelante la negociación para
aprobar la reforma energética.
Generado el escándalo, evidente la filtración
de datos y vulnerado el debido proceso, vino la reacción. Y el lodo saltó a la
estirpe de López Obrador.
Dos videos difundidos en Latinus, el portal
del periodista Carlos Loret de Mola en internet, pillaron a un López Obrador,
el hermano Pío, en actos de corrupción.
En un restaurant, el hermano del presidente
se reúne con David León, entonces asesor del gobernador priista de Chiapas,
Manuel Velasco, hoy senador por el Partido Verde. Y recibe un millón de pesos
para operación política, supuestamente, de Morena, el partido de Andrés Manuel.
Un segundo video muestra a Pío y a David León
en la casa del hoy presidente. Otra bolsa con dinero para Morena. Otro acto de
corrupción.
Latinus difunde además un audio. En él se
escucha cómo acuerdan Pío López Obrador y David León otras entregas de dinero,
vía calendario, con cantidades precisas.
David León fue designado coordinador de
Protección Civil del gobierno de la Cuarta Putrefacción y por su honradez, por
su solvencia moral —wow—, Andrés Manuel le asignó la dirección de la encargada
de adquirir los medicamentos para el Sector Salud. Por su honestidad…
El golpe es mortal. López Obrador, el
simulador, solía pregonar que así fuera su esposa o sus hijos, salvo Jesús
Ernesto por ser menor de edad, que cada quien respondiera por su actos, por
implicarse en hechos de corrupción.
A Pío lo pillaron y ni pío pudo decir.
La podredumbre es pareja y es descomunal.
Permea en el PAN, en el PRI, en ex perredistas, hoy militantes de Morena, y en
el entorno de Andrés Manuel.
La podredumbre se traduce en el saqueo a la
nación. El erario, usado para el enriquecimiento personal, los proyectos de
grupo, el financiamiento de campañas, el sostén de partidos. Nadie escapa.
Priistas, panistas, perredistas, todos se involucran.
Y en la cúspide, el nuevo Dios, el Dios Peje,
embarrado como los demás.
Dueño del escenario, Andrés Manuel usaba la
bandera de la corrupción como activo de campaña. Fue su lema, su escudo, su
rollo para engatusar a un sector de la sociedad.
Se le saben las tretas de López Obrador y la
doble moral, la frase hueca, la imaginación perdida, la fábula de la
honestidad. Vividor del sistema, parásito político, sufre las taras de
cualquier grillo con ansias de poder. Pervive el obradorismo de la operación
financiera ilegal, cimentado en sus recolectores por todo el país.
Su gobierno es un sketch. Diserta desde el
púlpito, usando la mañanera hasta como función de matiné. Dispensa rollos
ideológicos y lanza sermones. Mezcla los “pinches”, los “carajos”, las “cacas”,
con el rollo de la virtud. Pero el ejercicio de gobierno es un desastre. Debió
remitirle la cartilla moral al hermano Pío, el que le mete la mano al dinero
ilegal.
El video de Latinus es letal. David León
admite que el dinero fue para apoyar a Morena. López Obrador lo confirma. El
delito está a la vista. El artículo 401 de la Ley Electoral Federal prohibe las
aportaciones de particulares en efectivo. Hay delito electoral. Y hay
complicidad del presidente.
Cinco días antes de que el portal de Loret de
Mola lo difundiera, David León alertó a Andrés Manuel. Y Andrés Manuel calló.
Es omisión, es incumplimiento de un deber legal y el complicidad.
Y así todos, los priistas, Peña Nieto,
Videgaray, los Duarte, Rosario Robles, saqueando al país, disponiendo de los
recursos públicos que crea o nutre fortunas, o financia campañas como la que
llevó a Peña Nieto al poder, en 2012.
Así el panismo, los Domínguez Servién, los
Lavalle, la caterva de truhanes que medran y lucran, que se agencian maletas y
costales con fajos de dinero, cientos de millones a cambio de aprobar suscribir
Pactos no por México pero sí contra México.
Así en Morena, destrozando las instituciones,
hurtando el erario, trepados en el nepotismo y el amiguismo, llevando a los
parientes y a los cuates al poder, y saqueando vía asignaciones directas los
recursos de la sociedad. La broza del Peje sabe robar.
En el principio era el verbo, y el verbo era
López Obrador, y el rollo también.
Hasta que llegó Pío, el hermano recolector, y
lo descuajó.
Todos, incluido Andrés Manuel, embarrados en
la corrupción.
Archivo muerto
Seco, letal, el golpe del Tribunal Electoral
Federal a la minoría radical de Morena que no podrá ya retener la presidencia del comité
nacional. Una resolución —definitiva— del Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación derrumba el proyecto para mantener a Alfonso Ramírez Cuéllar
al frente de Morena por un año. Su período es transitorio y obedece al
conflicto generado por Yeidckol Polenvsky en su afán por perpetuarse en el
poder, que echó por tierra el proceso de elección de una nueva dirigencia y la
llegada de Ramírez Cuéllar a la presidencia con carácter de interino. Pero
debía convocar a una nueva elección y no lo hizo. Su principal impugnador,
Alejandro Rojas Díaz Durán, de la cuadra del senador Ricardo Monreal, hoy lo
festeja. Venció el ala democrática de Morena; perdió la minoría radical, los
Cuéllar, los Bartlett, los Luján, los Ackerman, los Sandoval. Morena irá a
elección por encuesta, organizada por el Instituto Nacional Electoral. Obvio,
responde Ackerman, el doctor patito con sus 200 años de vivir en México y aún
no pronunciar bien el español: el Tribunal, dice, obedece al viejo régimen y el
INE es un organismo desacreditado. Y así la disputa por el poder. Bien o mal,
los no radicales de Morena, Alejandro Rojas al frente, lograron una victoria
que le arrebata a los radicales el control de un partido que vive estridencias,
pasiones y golpes generando un escenario de derrota en la elección de 2021 y la
pérdida de la mayoría en la Cámara de Diputados que sería, ni más ni menos, el
final del sueño de la Cuarta Transformación…Adiós diputación pluri para Jesús
Hernández Tea. En Alfonso Ramírez Cuéllar cifró el coordinador de asesores del
alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo su esperanza de acceder a San Lázaro por
la vía de la representación proporcional. Sin hacer ruido, sin informar a sus
guías, a Rocío Nahle, a Víctor Carranza, ni a su círculo más cercano, Hernández
Tea se entrevistó con Ramírez Cuéllar y prácticamente tenía en la bolsa una
posición en la lista plurinominal de Morena para la elección de 2021. Pero
Ramírez Cuéllar fue fulminado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación y debe entregar la dirigencia y no permanecer un año, como
pretendía. Los acuerdos que haya trabado se caerán. Será la nueva dirigencia
—Alejandro Rojas o Mario Delgado— quienes decidirán sobre las candidaturas. Y,
por supuesto, revisarán hicieron pacto con Ramírez Cuéllar y a cambio de qué…
Solo, sin alianzas, va el Partido Verde por alcaldías en todo el país. Por
acuerdo del Consejo Político Nacional, contenderá “sin coaliciones, sin frentes
o alianzas en cualquier modalidad en lo que respecta a las elecciones de
ayuntamientos o alcaldías”. Su líder nacional, Carlos Puente Salas, lo
refrenda. Cerrojazo a Morena, que ya lo contaba en su proyecto para la elección
del 6 de junio de 2021. Queda abierta la puerta a formalizar alianzas con
Morena o cualquier otro partido en las contiendas para diputados federales,
diputados locales o gubernaturas. Pero las de alcaldes, no. Su único prospecto
para Coatzacoalcos continúa siendo Marcelo Montiel Montiel, aunque el priista
simule que no va. Su negativa es parte del show. De dientes para afuera,
Marcelo Montiel asegura que no contenderá. Y sólo Pulgoso, alias Federico
Lagunes, le pudo creer. Trepanado, obtuso, Federico Canino dio por sentado que
Morena y el PVEM irían en alianza por la alcaldía de Coatzacoalcos y que Morena
tendría mano en todo el sur de Veracruz. Y mientras, en el seno del Verde se
cocinaba el deslinde y la decisión de ir solos en las elecciones de alcaldes en
todo el país. Y mientras, también, Marcelo Montiel negocia con aceptar la
nominación a cambio de extinguir toda acción penal por el gran atraco en los
tiempos en que fue delegado de Sedesol federal en Veracruz y su alfil mayor,
Víctor Rodríguez Gallegos, subdirector de Administración, el área donde se
detectaron graves daños, violaciones a la ley, robo de recursos a adultos
mayores, obras fantasma, cuyas denuncias —son cuatro: la del subsecretario de
Gobernación, Alejandro Encinas, la del ex senador panista Juan Bueno Torio; la
de Anilú Ingram, sucesora de Marcelo en
Sedesol, y la del perredista, Alejandro Gutiérrez Cabrera—. La
negociación PVEM-Marcelo avanza y Federico Canino convalece de un ataque,
literal, de rabia… Aureliano —no Buendía, el mítico de Cien Años de Soledad—
tenía una debilidad. Era Juan. Aureliano mimaba a Juan y de tanto cariño, obvio
placer, el joven estudiante se pagó sus estudios en la Universidad Veracruzana.
Y la pensión, y el trago, y la diversión. Novio de Aureliano, el tremendo Juan
se construyó una carrera nada profesional, vendiendo juicios, engañando
clientes, accediendo al poder. Y ahí probó la impunidad. Hurtó tierras, robó
libros del Registro Público de la Propiedad, tejiendo una maraña inmobiliaria
que supuso erróneamente que podría ocultar. Tan impune fue que hay
infidelidades, engaño, traición en el calor del hogar, y un hecho de sangre en
su haber público. Y todo comenzó con Aureliano —no Buendía, el del Gabo de
Aracataca porque Macondo es pura imaginación— de apellido Hernández que lo amó
con pasión. El honorable mayate sigue dando fe…