La ética en las universidades públicas


Dra. Josefa Carolina Fortuno Hernández | 26 agosto de 2020
Tribuna Libre.- La palabra ética significa 'carácter' o 'perteneciente al carácter'. Para conocer el carácter y la manera en que se conducen y viven sus principios y valores las instituciones de educación superior debemos acudir a su Código de Ética. En él se muestra el conjunto de normas y reglas que determina el actuar de sus miembros, su temperamento y actividad profesional.

Para fundamentar la manera de vivir de las instituciones cuya misión sustancial es educar y formar individuos buenos y felices, se llevó a cabo una revisión documental1 de los códigos de Ética de las universidades públicas que se consideraron semejantes a la Universidad Veracruzana, tomando como base los datos de los años 2016-2017 2 , respecto de la matrícula de estudiantes y docentes, a saber: Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Universidad de Guadalajara (U de G), y Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como nuestra Máxima Casa de Estudios a nivel nacional. Como se muestra a continuación:

Los valores y principios éticos, en los que se centran dichas universidades, como una filosofía universitaria, son los siguientes: dignidad, igualdad, no discriminación, libertad, responsabilidad, solidaridad, democracia, respeto, seguridad y cuidado, honestidad, imparcialidad, objetividad e independencia, transparencia, rendición de cuentas, equidad, bien común, imparcialidad, vocación de servicio, liderazgo, justicia, transparencia y rendición de cuentas, tolerancia, lealtad, eficiencia, eficacia, valor civil, probidad, diálogo, convivencia pacífica, respeto a la diversidad cultural, étnica y personal, libertad de pensamiento y expresión, laicidad, responsabilidad social y ambiental, imparcialidad en las evaluaciones académicas, reconocimiento y protección de la autoría intelectual, uso honesto y responsable del patrimonio universitario, transparencia en el uso de información y de los recursos, privacidad y protección de la información personal.

Algunos resultados de esta investigación:

1)      Tanto la UANL como la UdeG no cuentan con un Código de Ética. Sin embargo, su normatividad sí contiene elementos éticos;

2)      Los años que pasaron desde la fundación de las universidades hasta la elaboración de sus códigos de ética fueron, en promedio 88, en particular: la UV (1944-2016) tardó 73 años; la UASLP (1923-2015) 92 años; la BUAP (1937-2014) 77 años; la UANL (1933-2020) lleva 87 años sin elaborarlo, así como la UdeG (1925-2020) 95 años; finalmente, a la UNAM (1910-2015) le tomó 110 años lograrlo;

3)      Los Códigos de Ética son considerados un instrumento complementario a la legislación universitaria y no existen sanciones ante alguna falta de conducta ética, tema pendiente en la gestión y política de cada universidad; y

4)      La existencia de dichos códigos, no garantiza directamente, que una comunidad universitaria rija su conducta con base en principios y valores universales.

Finalmente, es muy importante que las instituciones educativas sean coherentes e incluyan, además de un código, la educación de la Ética en todas y cada una de las asignaturas que conforman sus planes de estudio. Esto generará un círculo virtuoso que partirá desde una conciencia ética (que no sólo moral) y justa porque regulará éticamente las relaciones entre los miembros de su comunidad (es decir, no aplicará la justicia después de ocurrido un delito o maquillará sus vicios), acción que creará una confianza plena, sostenida y sólida, que será considerada un valor económico por los ahorros que se generarán en tiempo y dinero en sus negociaciones, discusiones, demandas y empecinamientos. Además de que será reconocida como una institución crítica y con credibilidad al interior y al exterior, respetuosa con todos los seres, tolerante y constructiva.

La universidad ética será sinónimo de prestigio para sus administrativos, académicos y estudiantes, quehacer que atraerá más recursos y posibilitará nuevos proyectos e investigaciones, reiniciándose el círculo. Así, la ética permite forjarnos un buen carácter, que cultive las virtudes y ahuyente los vicios, permitiéndonos ser muy felices.