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Andrés Manuel: la honestidad, sólo una máscara
* Ante la corrupción familiar, quedó pasmado * Segundo informe: el malabarista del
desastre * La CTM no avalará a
Vasconcelos * Rotter y Emmanuel,
observados por el PRI * Comerciantes
desafían al alcalde * Rocío Nahle
censura a Colectivo Voces * Alianzas
huecas
Mussio Cárdenas Arellano | 03 septiembre de 2020
Tribuna
Libre.- Rehén
de su fábula —su falsa santidad—, Andrés Manuel no termina de lidiar con el
video de Pío, el hermano recolector, las “aportaciones” para evadir la ley, con
el historial de sobornos y la estocada del sistema, hiriéndolo por no entrarle
a un caso de corrupción familiar.
Pío, pillado con las manos en la transa, ha
sido el mejor retrato de López Obrador. La mano derecha del predicador bendice
a la nación mientras la mano izquierda da zarpazos al dinero ilegal.
Así rinde su segundo informe (oficial) Andrés
Manuel, vapuleado y denostado, intragable su lucha contra la corrupción porque
el villano de los videos esta vez no es un allegado, ni un socio, ni un
cómplice, sino alguien de su sangre, alguien de su estirpe, y peor porque no
mueve un dedo para llevarlo ante un tribunal.
Ensombrecen al presidente los dos videos y el
audio hasta ahora difundidos. Vienen más.
Destrozan el discurso de la honestidad
valiente las imágenes crudas que implican al célebre Pío López Obrador en un
caso de uso de recursos de procedencia ilícita, tomando un sobre con 400 mil
pesos en la mesa de un Toks, o recibiendo la bolsa con un millón en la sala de
la casa de David León, el mensajero del ex gobernador de Chiapas, Manuel
Velasco Coello, que en aquellos días era consultor y se ostentaba como director
de Comunicación Social.
Así, moralmente destruido, evidenciado como
un simulador, López Obrador acude al rito del informe presidencial, el texto
entregado en el Congreso, y el mensaje a la nación que es paja y rollo frente
al escándalo de corrupción que envuelve a Pío, a Andrés Manuel, al proyecto de
nación, a la Cuarta Transformación.
Moralmente ninguneado, Andrés Manuel vuelve a
la retórica trillada de cada mañana: es honesto, es virtuoso, es único, es el
mejor, es impoluto, es brillante, es un ave (de rapiña) que cruza el pantano y
su plumaje no se mancha. Y otras patrañas más.
Pero la imagen de Pío y el soborno sigue ahí.
López Obrador alardea con sus otros datos, y
con sus contradicciones. Ofrecía crear 2 millones de empleos y hoy presume 150
mil, al amparo de sus proyectos cumbre: la refinería de Dos Bocas, el
aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía, el Tren Maya y el amilanado Corredor
Interoceánico, al que le dedicó en su mensaje sólo 24 palabras.
Carga con los muertos que le endosa el crimen
organizado. Es líder en muertes violentas. Cosecha los frutos de su demencial
política de “abrazos, no balazos” que encantó a los narcos. Y más a Joaquín “El
Chapo” Guzmán, cuyo hijo, Ovidio, fue aprehendido por fuerzas federales en
Culiacán y López Obrador ordenó su liberación ante el amago de un baño de
sangre.
Otro día Andrés Manuel acudió comedido a
saludar a la madre del “Chapo”, en Badiraguato, guarida del Cártel de Sinaloa,
y le ofreció que tres secretarios de su gabinete dialogarían con los abogados
del líder criminal para diseñar una estrategia que evidenciara que la
aprehensión y deportación a Estados Unidos fue ilegal y habría que repatriarlo.
Tanto que alardeó que Genaro García Luna era
cómplice del Cártel de Sinaloa y la 4T los cuida como si fuera parte de clan.
Su informe transita por el austericidio, el
desabasto de medicamentos, los niños con cáncer afectados, y a la par la
justificación: la compra de medicinas se regía por una espiral de corrupción,
la del régimen neoliberal, el disimulo, las compras con sobreprecio, el daño al
erario.
Y así, con un sistema de salud en las
penurias lo agarró la pandemia por coronavirus y México se trepó al top ten de
los contagiados y los muertos. Y la debacle es total.
La pandemia es pretexto ideal. México está en
recesión, pero el caos no obedece a la parálisis económica derivada del impacto
por la inmovilidad social. Sus arrebatos, sus acciones, las señales, la
rijosidad alejaron la inversión. El inversionista extranjero no llegó y el
inversionista nacional llevó 5 mil millones de pesos a países con mayor
seguridad.
2019 concluyó con crecimiento en -0.1 por
ciento. Aún no había pandemia. Hoy la caída económica es brutal: -18 por ciento
en el primer semestre de 2020. Andrés Manuel no se repondrá.
Las cifras lo pulverizan. Y la negligencia
también. México tiene la cifra más alta en fallecimientos de médicos y personal
de salud. Y no se les protegió. Para ellos, ni cubrebocas, ni guantes, ni
batas, nada de ropa adecuada. Y fueron muriendo.
Amnésico, olvidó sus promesas de regresar a
militares y navales a los cuarteles. Lejos de eso, creó la Guardia Nacional y
les dio poder y negocios. El mando no es civil, como ofreció a organismos no
gubernamentales de derechos humanos, sino militar. Y la usó como policía
migratoria, el Muro de Trump, para frenar el cruce de indocumentados hacia
Estados Unidos.
Reprobado en economía, en seguridad, en
salud, López Obrador deglute los fondos y las reservas financieras, y va por
los fideicomisos. Disminuyen los ingresos fiscales, Pemex y Comisión Federal
pierden y son un barril sin fondo, un enfermo desahuciado que ve la muerte
llegar.
Sólo le quedaba su careta ideal: la lucha
contra la corrupción. Y Pío la destrozó.
Usó el caso Lozoya, los sobornos del
consorcio brasileño Odebrecht a la clase priista-panista mexicana, como ariete
para repuntar.
El caso Lozoya fue circo y terminó en show.
Hay, por supuesto, evidencia de corrupción, sobornos, la compra de plantas
chatarra a Altos Hornos de México y Fertinal, pero Andrés Manuel lo pudrió.
Fue un saqueo, recursos arrancados al erario,
sobreprecio y comisiones ilegales. Pero López Obrador politizó la justicia y la
jodió.
Emilio Lozoya, ex director de Pemex, es el
sapo favorito de López Obrador. A cambio de información, de implicar a Peña Nieto,
al ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a Calderón y hasta a Salinas de
Gortari, le ofreció la libertad, acogerse al criterio de oportunidad que
legalmente no se puede sustentar.
Andrés Manuel hizo del caso Lozoya un festín.
Violó la secrecía de la investigación. Filtró el video con el soborno del
personal de Lozoya a asesores de senadores panistas —Francisco Domínguez
Servién y José Luis Lavalle— por 200 millones de pesos.
Luego se dio a conocer la denuncia de Lozoya,
con detalles de las corruptelas de los priistas y panistas en el poder.
Corrupción pura al más alto nivel. El dardo
de López Obrador puso al sistema, al PRIAN, a la mafia del poder, en el
paredón. A diario los destazaba, exhibiendo el saqueo, el daño al erario.
Exigía castigo y tenía —tiene—razón. A diario lanzaba descargas administrando
el filón de oro que generaban las revelaciones de Lozoya, los sobornos de
Odebrecht, la implicación de Peña Nieto y Videgaray, alcanzando a Calderón, a
Fox y a Salinas de Gortari. El combate a la corrupción, imaginó, es de alta
rentabilidad.
El pueblo debía ver más videos de corrupción,
expresó Andrés Manuel. Y hasta ahí llegó.
Pío, Pillín, Pillastre Canallín, recibiendo
los sobres y bolsas con por lo menos un millón 400 mil pesos de manos de David
León, ex consultor del ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco.
Y el predicador calló. Y cayó.
No hay acción de la Unidad de Inteligencia
Financiera de la Secretaría de Hacienda, cuyo titular, Santiago Nieto, congela
cuentas de sospechosos y allegados a discreción. Ni la Fiscalía General de la
República avanza en las denuncias presentadas por senadores del PAN.
López Obrador se desdibuja. Colocado frente a
las fechorías del hermano incómodo —que también son sus fechorías—, los dineros
ilegales para Morena, la evidencia de uso de recursos de procedencia ilícita,
de delito electoral, el justiciero nacional se aplacó.
Y volvió el circo, el distractor. Revivió la
rifa del avión no avión y la consulta popular para que el pueblo bueno y sabio,
sabio y bueno, exija que los expresidentes sean enjuiciados.
La maroma es de 10 grados de dificultad. La
justicia no se consulta, le responden los juristas, se aplica. El vodevil es de
risa. Sabiendo que los delitos prescriben, que las leyes no son retroactivas, que
las consultas deben ceñirse al marco constitucional, es previsible el fallo de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Pío y los videos son su catalizador. Frente a
la corrupción en el seno familiar, reculó. Su coraza de honestidad, su verbo de
la virtud, su plumaje sin mancha se fueron al basurero de la historia.
Hay otros 15 videos de Pío López Obrador,
advierte el periodista Raymundo Riva Palacio. Es el hilo conductor hacia los
fondos ilegales y los recolectores. Y en el centro Andrés Manuel.
En dos años, los videos de Pío ha sido lo
mejor —o lo peor— de la 4T.
Archivo muerto
Infranqueable, la CTM nacional no ve, ni oye,
ni siente a Carlos Vasconcelos. Y sin el aval del sector obrero, su central, la
candidatura a la alcaldía de Coatzacoalcos no va. Un viejo conflicto con el
líder máximo de la Confederación de Trabajadores de México, Carlos Aceves del
Olmo, tiene a Vasconcelos en punto muerto. Sábese que en los días en que se
construía Etileno XXI, cuando Carlos Vasconcelos era el favorito de Odebrecht,
Aceves envió a su hermano a ganarse unos cuantos millones realizando obra en la
planta industrial de los brasileños. Y el hermano se topó con una negativa
total. Vasconcelos, que tenía el control de las obras, el personal, el
transporte, los comedores, le fijó sus condiciones y hasta ahí llegó el hermano
del líder nacional cetemista. Ahora van las contras. Una fuente del PRI
nacional acusa: sin el aval de la CTM, que Vasconcelos no sueñe con ser
candidato. Le queda seguir lo que ya expresó y que se escucha en el célebre
audio y que “La Amenaza” Vasconcelos se esmera en negar: se irá de la CTM, del
PRI y será candidato independiente… Y mientras a Vasconcelos lo batean,
asesores y consultores de las dirigencias nacionales del PRI y PAN traen dos nombres
en su agenda: Armando Rotter Maldonado y Emmanuel Peña Sánchez. Uno de ellos
sería el candidato de la alianza opositora que enfrente a Morena en la
contienda por la presidencia municipal de Coatzacoalcos; el otro iría por la
diputación federal. Éste lunes 31, en la ciudad de México, hubo cónclave
priista para el caso Coatzacoalcos. La cúpula del PRI y un ex gobernador del
norte del país con fama de ganador de elecciones, analizan la conformación de
la fórmula para la contienda electoral en 2021. Luego vendrá la propuesta al
Partido Acción Nacional para concretar la alianza… Jodido y medio, el alcalde
Víctor Carranza. Primero, evade el diálogo con el líder de la Cámara de
Comercio, Armando Carvallo, y sus afiliados; luego le huye a una reunión,
derivada del retiro de vallas metálicas por parte de los comerciantes, que la
policía instaló sobre la avenida Zaragoza para impedir la circulación de
vehículos, y al final emite un mensaje en que reitera que el bloqueo a la zona
comercial del centro de Coatzacoalcos se volverá a establecer. Jodido y medio
porque Carranza no atina a entender que un alcalde es primera autoridad
municipal; representa a sus ciudadanos; debe ser su voz y hablar por ellos.
Carranza, en cambio, se asume empleado y tapete del gobernador Cuitláhuac
García y lacayo de Rocío Nahle. En tres días se verán sus alcances. Colocarán
las vallas metálicas y la Canaco las habrá de retirar. Si reprime, si con la
fuerza pública golpea, si encarcela, va a terminar incendiando Coatzacoalcos,
activando la irritación del sector productivo con mayor capacidad económica y
con ligas a las cúpulas empresariales, que son las que han vapuleado a Andrés
Manuel López Obrador. Qué jodido anda el presidente municipal… Por celo
político, el ver al senador Ricardo Ahued Bardahuil proyectando su imagen,
crecer, encaminarse al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle García reprimió a
Colectivo Voces, versión radio. Intervino su vocera en la Secretaría de
Energía, María Vázquez Guízar, ante mandos de Radio Fórmula y le cerraron el
espacio. Semanas atrás, la estación radiofónica cuestionó que se hubieran
incorporado voces críticas que señalaban las pifias y atropellos del alcalde de
Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo; las tretas de Rocío Nahle; los
excesos y corruptelas del presidente Andrés Manuel López Obrador; el caótico
desempeño del gobernador Cuitláhuac García. Al final, Mary Vázquez, según el
argumento esgrimido ante el director del portal Colectivo Voces, Víctor Manuel
Nazariego Ortiz, no dejó de insistir hasta imponer la censura. En un editorial
contundente, Colectivo Voces resumió: “El problema es de celo político. El celo
político de la jefa de Mary Vázquez al senador, porque ella va en picada y el
ex alcalde de Xalapa crece en su imagen y posicionamiento y lo hacen el
candidato número uno de Morena al gobierno de Veracruz. No sabemos si Mary
Vázquez actuó por iniciativa propia. No sabemos si el alto mando de Radio
Fórmula esté enterado de las decisiones que se toman en su filial de Veracruz.
Lo que sí sabemos es que hoy se cierra un capítulo y que ocurre en tiempos en
que la libertad de expresión sufre fuertes presiones, que se da cuando se
suponía reinaría la democracia y los espacios para que el pueblo se pueda
expresar”. Lo que faltaba: ante su vertiginoso desplome, Rocío Nahle recurre a
la represión y la mordaza… De saliva, de papel, las alianzas que se tejen por
la alcaldía de Coatzacoalcos. Vacíos, sin estructuras, sin operación política,
los orquestadores del frente para encarar a Morena en la elección de 2021 sólo
venden los membretes de los partidos y sólo aspiran a asegurar una regiduría en
el próximo cabildo. Víctor Rodríguez con sus becas, Mijangos con sus rollos, la
chiquillada con más sueños que realidad, y hasta el Partido del Trabajo que
inaugura oficinas sin adeptos, con más invitados que militancia, para
asegurarle a Guillermo López Ríos, sobrino del secretario del ayuntamiento de
Minatitlán, Rafael Carvajal Rosado, del clan de Manuel Huerta, superdelegado
federal en Veracruz, la regiduría por Coatzacoalcos. Alianzas de papel…