José Miguel Cobián | 10 febrero de 2021
Tribuna
Libre.- Las
redes sociales han logrado convertir a México en el paraíso de la postverdad,
un país en el que cada quien escucha lo que quiere escuchar, lee lo que quiere
que le digan y convive en el universo virtual únicamente con personas que
piensan como él.
Una gran ventaja de twitter, Facebook,
incluso los teléfonos inteligentes y con ellos los sistemas de mensajería es
que puedes bloquear a quien quieras sin mayor esfuerzo que apretar una simple
tecla. Aunado a ello, en un país con el
nivel de ignorancia (en todos los estratos sociales) como México, es muy
difícil que alguien se arriesgue a argumentar algo, para defender su opinión.
Así, poco a poco, las redes sociales se convierten en tribus dónde todos
piensan de manera muy similar.
Se entiende que quien tiene algún tipo de
interés económico, político o social, se preocupe mucho por lo que opinan los
demás en sus redes sociales. Pero la mayoría de la población no tiene mayor
interés, y sin embargo los pleitos en redes son tanto o más duros que en la
vida real, por opiniones, las cuales en general no pueden sostenerse con argumentos
reales.
Al ser humano lo motivan pocas cosas, el
miedo es una de las que más lo mueven, la ambición y dicen los psicólogos
conductuales que también eros tiene mucho que ver en las motivaciones. Eros juega muy poco en redes sociales, salvo
cuando hay alguien que tenga interés sentimental en otra persona de la misma
red. Fuera de eso, en las redes afloran
los complejos, las frustraciones y también, muy de vez en cuando muy buenos
análisis y visiones de la realidad que nos permiten ver el mundo a través de
ojos inteligentes.
En México resulta muy divertido analizar el
tráfico de redes. En Twitter todo gira
respecto de tener seguidores y generar discusiones mediante hashtags que
generen mucho tráfico en un momento determinado. En Facebook, gira en torno a tener seguidores
y participación en los muros. En Instagram seguidores. Y en whats app, la posibilidad de que los
temas se repitan para ser compartidos lo más posible.
Lo curioso del asunto, es que las redes
sociales redujeron la comunicación en lugar de ampliarla. Ahora cada ser humano participa en una red
social a su gusto, en dónde nadie se opone a sus comentarios, en la cual si
opina distinto a la mayoría resulta apestado y en muchas ocasiones expulsado. También las redes y en particular los
grupos de mensajería, son utilizados por espías del gobierno para enviar
reportes e información sobre lo que opinan aquéllos que merecen ser vigilados
por el gobierno municipal, estatal, federal, inteligencia del ejército y
marina, -cuando menos-, ya sea porque son adversarios, o porque se les
considera líderes de opinión, es decir, influencers.
Una vez que una red social se ha depurado, la
participación se vuelve diálogo de sordos, todos opinan igual, todos comparten
los mismos temas y todos tratan de convencer a todos de lo que todos ya están
convencidos. Tratándose de elecciones,
es más obvio y divertido el asunto. Por
ejemplo, si estas en una red de AMLOvers, todos van a estar a favor de lo que
haga el gobierno. Si estas en una red de AMLOhaters, todos van a compartir
memes, información, artículos que estén en contra del gobierno.
Es decir, las redes sociales ahora generan
estatus cuando más se publica sobre el mismo tema para convencer a todos los
integrantes de esa red social, de algo de lo que ya están convencidos. Por eso
es un diálogo de sordos, porque a fin de cuentas, las redes antagónicas no se
comunican.
Todos nos quejamos de la polarización de
México. Acusamos, -justificadamente-, que AMLO ha polarizado al país. Pero en realidad, todos y cada uno de
nosotros, al ser incapaz de comentar, platicar, escuchar, entender, generar
empatía con el otro que no piensa como yo, hemos abonado en la misma
polarización.
En twitter sobre todo, las agresiones entre
distintos espectros políticos, religiosos, etc., son cada día más verbalmente
(por escrito) violentas. Algunos se
justifican diciendo que quienes no opinan como ellos, los han agredido mucho y
con eso justifican su nivel de agresión actual. Olvidando lo más importante, si
son pagados, no vale la pena prestarles atención. Si no son pagados, y son personas reales,
siempre hay posibilidad de entablar un diálogo, aunque ninguna de las dos
partes convenza a la otra. Si hay un
poquito de empatía en lugar de rivalidad, seguramente habrá puntos comunes que
unan en lugar de separar y con ello reducir un poco el ambiente de tensión y
polarización que vivimos en estos aciagos momentos.
Mientras logramos comprender al otro,
mientras tratamos de ser empáticos y no tratar de ganar todas, sino comprender
la realidad del otro, nos la pasamos llenando nuestras propias redes sociales
con los mismos temas en los que todos los miembros de esa red social estamos de
acuerdo. Salvo cuando se trata de análisis y noticias, ya que si algo bueno
tienen las redes, es la posibilidad de compartir conocimientos.
Creo que es más importante tratar de entender
la realidad y la vida de los otros, esos que no son yo, para poder establecer
un diálogo constructivo, porque la única manera de vencer la polarización y
enfrentar los retos del futuro es juntos, olvidarse del tú y el yo, para
comenzar a hablar del nosotros. Para
ello hay que eliminar toda la manipulación mediática que hemos estado
absorbiendo, todos los miedos infundados respecto al otro, al extraño, al que
no piensa como yo. Porque a fin de cuentas la agresión viene del miedo a lo que
no se comprende. Viene del miedo a lo que nos puede deparar el futuro. Viene
del miedo al daño que te pueda hacer el otro.
Cuando lo conoces superas ese miedo y comienzas a verlo como parte de tu
grupo. Nosotros es la solución para superar el tú diferente de mí
www.josecobian.blogspot.com elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex
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