José Miguel Cobián | 16 agosto 2021
Tribuna
Libre.- Viajando
en la máquina del tiempo con un buen amigo politólogo, vimos un futuro probable
para la próxima elección de gobernador.
Y no, no es anticiparse demasiado, una vez que pasa la elección
intermedia, tanto el presidente de la república como el gobernador del estado,
comienzan a perder poder, en beneficio de sus posibles sucesores, sean o no de
su mismo partido.
En el caso de acción nacional y el
revolucionario institucional, vimos que será muy complicado para ellos unirse
en una coalición. El PRD, por su
debilidad estatal, no juega en la posible selección del aspirante mutuo. En el caso del PRI parece que la única opción
viable vista desde este momento es la de Pepe Yunes, quien desde su posición de
diputado federal podrá moverse y darse a conocer. Siempre y cuando sus enemigos políticos no
lo vuelvan a engañar, podrá ser un serio aspirante a la gubernatura por el
tricolor. Tiene como ventaja que en el
2023 los tricolores tendrán que elegir un nuevo presidente estatal y si lo
eligen bien, no será alguien subordinado al secretario de Gobierno, como hoy
aparentemente lo es el actual dirigente.
Los priístas prometen que ya no les sorprenderán desde el centro y no
impondrán un candidato que convenga a Alito y a Moreira, quienes son los únicos
que detentan control de la escuálida bancada priísta en la cámara baja. Se cuenta también con la ventaja de que
Alito también saldrá del control nacional priísta en ese mismo año.
En el caso de Acción Nacional, existe la
insistencia de Miguel Ángel de posicionar a uno de sus hijos como candidato,
prometiendo que esta vez, la alianza de sus enemigos con Morena no lo agarrará
de sorpresa y no le van a comer el mandado electoral como en el 2018. Por otra parte el grupo opositor a Miguel
Ángel, liderado por Julen Rementería, tampoco va a ceder un ápice en su
aspiración para que Julen sea el abanderado panista. Así, una unión entre PRI y PAN difícilmente
se dará, lo cual asegura un triunfo de Morena en el 2024 salvo por lo que
comento más adelante.
En el caso de Morena, en el estado ven con
muy buenos ojos la posibilidad de que Ricardo Ahued sea el abanderado de los
guindas, garantizando una gestión profesional desde la gubernatura. El único otro aspirante que puede llegar, y
que incluso tiene más fuerza desde el centro es Rocío Nahle, quién no es tan
querida en Veracruz como Ricardo, pero que
con la bendición del presidente puede llegar fácilmente a ganar el
estado.
La única posibilidad de Ricardo para superar
a Rocío, es que los alcaldes electos de morena en Veracruz hagan un mal papel,
tal como hizo Hipólito en Xalapa, y los alcaldes de Coatzacoalcos y Minatitlán,
lo cual aunado al desgaste que tendrá el gobierno federal para el fin del
sexenio, puede convencer a los jarochos de escoger otra opción de
gobierno. Si los alcaldes de morena
hacen un trabajo excelente y el gobernador mejora un poco su actuación, lo más
probable es que sea quién sea el candidato de morena, las encuestas lo muestren
como ganador, lo cual daría ventaja a una Rocío no conocida ni querida en
Veracruz, pero muy apreciada por el presidente, para que el dedo elector la
escoja a ella como abanderada de Morena y sus aliados. Si te preguntas si la falta de democracia
dentro de morena va a afectar a sus bases, entérate de que son muy
disciplinadas y no van a abandonar al partido a pesar de que éste abandone los
ideales que lo formaron.
Hay un caballo negro que puede hacer a la
oposición ganar. Una persona que tiene
el mejor cartel en Veracruz a pesar de haber estado alejado del estado desde
hace mucho tiempo. Un candidato que no
es priísta ni panista, pero que además de ello, goza del respeto del presidente
–aunque se dice que no de su amistad-, lo cual lo blinda contra las
investigaciones de la UIF y los ataques desde la PGR que ya hemos visto contra
otros candidatos opositores.
Al no ser tricolor ni azul, AMLO no lo vería
con el mismo repudio que a un hijo de Yunes o a Rementería o al Yunes
rojo. Y puede ser quién aprovechando la
discordia entre todos los partidos sea el abanderado que con mayor éxito pudiera competir contra
Morena y sus aliados. Me refiero a Dante
Delgado, el ex gobernador que dejó buen sabor de boca en la mayoría de los veracruzanos,
a quién todavía se le aprecia y recuerda con cariño, el mismo que hizo de la
obra pública su bandera, sin dejar endeudado a Veracruz y cuya administración
fue muy eficiente.
Entiendo que no es lo mismo los tres
mosqueteros que 20 años después, pero el análisis político nos llevó a la
conclusión de que el abanderado de una coalición opositora, en caso de un
pleito fuerte dentro del PAN y de que la soberbia impida que PRI y PAN se unan
en un abanderado común que provenga de cualquiera de esos partidos, sería la
coyuntura ideal para que Dante llegue al frente de esa coalición con muchas
posibilidades de ganar, y con el apoyo económico de dos gobernadores de estados
muy ricos, como son Jalisco y Nuevo León
Tendría como as bajo la manga, la posibilidad
de negociar una alianza de Movimiento Ciudadano con el candidato de oposición a
la presidencia de la república, haciendo a un lado las aspiraciones que hoy
tiene Alfaro de ser candidato, a sabiendas de que si lo es únicamente por su
partido, no ganaría la presidencia.
Otro actor, Héctor Yunes, a la callada, está
haciendo alianzas y relaciones con rojos y azules, con amarillos y hasta con
naranjas, esperando que la historia le brinde la posibilidad de ser el tercero
en discordia, pero todavía es muy pronto para saber si le daría resultado o no
esa estrategia.
Así que si ud ve que va Dante como candidato
o alguien muy cercano a él y Dante apoya con todo a su candidato, y si van
juntos el resto de los partidos con éste liderazgo, es probable que no repita
Morena en Veracruz. Si por el contrario
ve ud que viene Rocío Nahle, la zacatecana de candidata por Veracruz, esto va a
significar que ya hubo control a nivel federal de los candidatos estatales de
oposición, y por lo tanto quién sea la o
el candidato de morena, ganaría la elección.
Si viene Ricardo Ahued, es que morena ve
competida la elección y todo puede pasar.
Así termina la plática entre el politólogo y su servidor, misma que
comparto contigo, que me honras con tu atención.