* Eusebia Cortés, la gatillera verbal de la secretaria de Energía * Un historial que incluye abusos y corrupción * Se renueva el PRI con la vieja escoria del PRI * Sen y Sedano terminaron de sepultar al PRI * Confirma Trife triunfo de Diez en Orizaba * Precisión: la teibolera y el juez no tuvieron hija sino hijo
Mussio Cárdenas Arellano | 04 noviembre 2021
Tribuna
Libre.- Nadie
le endulza tanto el oído a Rocío Nahle como Eusebia Cortés. Nadie la mueve ni
le toca la fibra sensible como la diputada electa de historial deplorable, de
transas y triquiñuelas, que lo mismo pactaba con Javier Duarte que aspira a ser
presidenta del Congreso de Veracruz.
Nadie seduce los egos de Rocío Nahle como
Eusebia Cortés, una activista dócil y servil, obediente a ciegas, que cumple
órdenes, que acata sin chistar, para, a cambio, reclamar el premio, los
espacios, las prebendas, el poder.
Nadie la maneja así. Nadie la manipula así.
Sólo Eusebia, la tremenda Eusebia Cortés.
Rocío Nahle ya la hizo regidora en
Coatzacoalcos, cerrando los ojos a su limitación intelectual, a su pasado
perredista, a su víscera estridente, a sus arreglos con el priismo, a ese afán
obsesivo, diríase demencial, de alzar la mano, sacar la furia, golpear la mesa,
subir el tono, lanzar bravatas con lengua de fuego, desfogues y no razones,
ataques sin argumentación.
Ya la hizo diputada local por Coatzacoalcos
con una candidatura que encendió envidias y activó iras entre las huestes de la
secretaria de Energía, maledicencias en voz baja, voces que te cuentan off the
record “que puta madre tiene en la cabeza Rocío para empeñarse en llevarla al
Congreso”.
Su historial es, por decir lo menos, de
vergüenza. Eusebia Cortés acumula negativos muy negativos, obsesiones muy
destructivas, arreglos bajo el agua —y también sobre el agua— con el priismo,
sospechas de corrupción, torpezas administrativas, un choque con la
delincuencia organizada, conductas que rayan en lo delictivo y un florido
lenguaje que haría palidecer a los rudos estibadores de los muelles de la
Administración Portuaria Integral.
Aún así, Rocío Nahle la quiere como si
“Cheva” hubiera nacido en Río Grande, Zacatecas, tierra de la secretaria de
Energía, y no en los confines del sur.
Siendo perredista, a Eusebia Cortés no le
robaba tanto la atención vencer al PRI como echar del PRD a sus compañeros de
partido. Así lo hizo con el ex alcalde de Coatzacoalcos, Armando Rotter
Maldonado, y con una parte del cabildo.
Llevó a la Comisión Nacional de Garantías y
Vigilancia a Jesús Hernández Tea, quien había sido síndico en el ayuntamiento
presidido por Rotter, y al eterno regidor Benito Soriano Aguilera.
Eusebia logró retirarle sus derechos como
militantes por falta de pago de cuotas al PRD. No imaginó que años después, ya
en Morena, ella sería regidora segunda, Soriano regidor quinto y Hernández Tea
coordinador de asesores del alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Todos
comiendo en el plato común.
Mucho antes de ser regidora, ya era cómplice
de Rocío Nahle, cuando la zacatecana ligaba derrota tras derrota, con su
cantaleta de la defensa de la petroquímica, fingiendo por años ser petrolera,
resguardada en las enaguas de Roselia Barajas de Robles Martínez, ex diputada
federal plurinominal, en una posición que Nueva Izquierda, de los Chuchos
Ortega y Zambrano, enemigos del Mesías macuspano, le quisieron conceder.
Tiempo después, en 2009, Nahle traicionó al
PRD sin irse del PRD cuando postuló a Antonio Williams Rojas, por Convergencia
por la Democracia para diputado federal por Coatzacoalcos.
Eusebia secundó a Nahle en 2012, en su primer
intento por ser diputada federal. Nahle se montó en la candidatura presidencial
de Andrés Manuel López Obrador, aún bajo las siglas del PRD, y a punto estuvo
de alcanzar el triunfo. Con una votación récord, se quedó a centímetros de
derrotar al candidato del PRI, el marcelista Joaquín Caballero Rosiñol.
Ya para 2015 ambas habían migrado a Morena. Y
entonces arañaron la gloria. Rocío Nahle accedió a la diputación federal,
trepada en los hombros de su antiguo verdugo, el priista Marcelo Montiel
Montiel, que comandó a sus huestes, operó para derrotar al candidato tricolor,
Rafael García Bringas, y le abrió el camino a San Lázaro, Nahle fue
coordinadora de Morena, donde destacó en la Comisión de Energía, donde tejió
fino hasta embrujar a López Obrador —“sí, licenciado”, “me parece perfecto,
licenciado”— y abrirse camino hacia la Secretaría de Energía en 2018.
Eusebia era, como siempre, un peón útil. No
pensaba. No refutaba. Sólo obedecía. Venía de un liderazgo entre taxistas sin
saber manejar, que le redituó mala fama pero buena fortuna.
Armó una protesta por falta de asignación de
placas de taxi y un día, sin más, se topó de frente con el ex gobernador,
Javier Duarte de Ochoa, hoy preso por el saqueo a las arcas de Veracruz.
Duarte le ofreció una solución: la compró. El
gremio comandado por doña “Cheva” hincó el diente. Se llevaron en la
negociación decenas de placas de taxi, unas en Coatzacoalcos, otras en el
municipio de Las Choapas. La historia es contada por los protagonistas de aquel
atraco a quienes la célebre lideresa usó y desechó, los hizo protestar y luego
le asignó las placas a sus incondicionales.
Si Nahle dice que hay que violar la ley, hay
que violar la ley. Así, la fiel y obediente, sumisa y cortesana Eusebia, guió a
sus huestes a sabotear el transporte público en protesta por el gasolinazo del
8 de enero de 2017. Dirigía el bloqueo. Amagaba. Amenazaba. Hacía rodear taxis
y camiones urbanos, inmovilizándolos. Instaba al usuario a descender de la
unidad y obligaba al conductor a cesar su actividad. Como el peor rufián.
De lenguaje soez, florido, procaz, Eusebia
Cortés se hizo célebre en las redes sociales por trenzarse a la primera
provocación. Insultaba, increpaba, mostraba que no es lo mismo la falta de
acceso al estudio que la falta de educación.
Así llegó al cabildo de Coatzacoalcos en
2018. Y en la foto oficial, su primer desplante. Fue la única edil ausente.
Engallada por las vejigas de Rocío Nahle, desairó al alcalde Víctor Carranza.
Ya como regidora fue un cero a la izquierda.
En las primeras sesiones de cabildo arengaba a investigar la contratación y
pago de una veintena de pozos de agua emergentes con los que el ex alcalde
Joaquín Caballero Rosiñol habría de enfrentar la escasez derivada del bloqueo
de válvulas en la presa Yuribia, a manos de los habitantes del municipio de
Tatahuicapan.
La obra fue un fraude. Se pagó en demasía y
al contratista le quedaron a deber. Y el agua era de ínfima calidad, excedida
de sales, provocando daños en la piel. Pero fuera del primer ex abrupto de
Eusebia Cortés, todo quedó en escándalo, show e impunidad.
Con apenas la instrucción primaria, regateó y
logró la comisión de educación, provocando el escarnio y la burla. Le serviría
para usar el programa de becas, el remozamiento de escuelas, la limpieza de
centros escolares, como operación electoral.
Su otra comisión fue panteones. Llegó
sobrada, altanera, acusando fraudes y trastadas del gobierno joaquinista. Pero
que se sepa, no hubo acción legal.
Se enfrió al primer encontronazo con el
crimen organizado. Alardeó que procedería contra el cobro de piso y al sentir
el apretón de los narcos, se le aflojó el valor. Tampoco volvió a chistar.
Su gestión en la comisión de panteones dio
para tres negocios: el robo de tumbas, la venta de predios para enterrar
muertos y al inicio de la pandemia se negó a sepultar cadáveres por riesgo de
contagio, realizándose cremaciones obligadas e incurriendo en desaparición de
personas.
Las sesiones de cabildo fueron únicas. Lo que
no se atrevía a decir el alcalde Carranza, lo gritaba la favorita de Rocío
Nahle. Era la gatillera verbal del presidente municipal, la estridente, enviada
a bloquear propuestas de los regidores de oposición.
Sus proyectos van aparejados al abuso y la
corrupción. El programa de apoyo a escuelas, también a su cargo, fue observado
por el Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz por falta de
acreditación de los recursos asignados.
Otro más es la asignación de becas
municipales, con un boquete financiero de 2 millones de pesos, según reporte de
la Contraloría de Coatzacoalcos.
En ese mismo reporte se deja constancia de
irregularidades en que incurrió la diputada local en el trámite de
entrega-recepción de la segunda regiduría. El daño es por casi 5 millones de
pesos.
Tras un hecho de sangre, la ejecución del
hijo de la futura regidora Sandra Collins, también de la cuadra Nahle, a manos
de una célula criminal, Eusebia Cortés fue denunciada por insultos al reportero
Gregorio Antonio, de Infolinks y Gráfico del Sur.
Sus adeptos son como ella. Atacan desde el
anonimato. Usan portales apócrifos. Suelen arremeter contra la prensa, lo que
llevó a la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas a abrir
expedientes por violaciones a la libertad de expresión.
Hay que soltar, pues, la imaginación. Verla
en la tribuna más alta de Veracruz. Hablar al estilo “Cheva”, manoteando,
increpando, con todas las limitaciones, la soberbia, la altanería, lo soez.
Será la Trasviña, la Noroña, la Layda, la
Guadiana, la Marybel Villegas y todos aquellos raspas que han hecho de Morena
una caricatura legislativa, una infame estampa, una vergüenza política.
Será la flamante y deplorable diputada local
por Coatzacoalcos.
Y todo por saberle endulzar el oído a Rocío
Nahle.
Archivo muerto
Se renueva el PRI con la vieja escoria del
PRI. Va el priismo a su asamblea nacional balconeando a los rescoldos
fidelistas y duartistas, las estrellas que brillaron en el saqueo de las arcas,
o que callaron desde el Congreso de Veracruz, el equipo compacto de Fidel
Herrera Beltrán y la pandilla de Javier Duarte, los que ejercieron el poder
mancillando leyes, vulnerando el derecho de los olvidados, ignorando las
demandas de la sociedad. Va el PRI de Veracruz a los trabajos previos a su
XXIII Asamblea Nacional con figuras como Ricardo Landa, Jorge Carvallo,
Fernando Kuri, Adolfo Ramírez Arana, Leticia Perlasca, Dalia Pérez y Anabel
Ponce, que tuvieron su esplendor con Fidel y Duarte. Son lobos con disfraz de
oveja. O lobos sin disfraz. Con ese PRI, la sequía de votos será una constante,
una debacle en cada elección. Con el PRI dominado por el fidelismo y el
duartismo, se incrementará el repudio social. Se ve que no aprendieron de la
paliza electoral del 6 de junio… Tantas ínfulas, tantos desplantes de Sen y
Sedano para, al final, terminar sepultando al PRI. Tanta arrogancia, como
aquella en que Octavio Sen desafió al PRI estatal y le escupió que las
candidaturas las determinaban las bases, no las cúpulas. O las balandronadas de
Carlos Sedano, que provocaban el repudio del priismo por el tono petulante y
engreído con el que solía hablar. Así fueron cooptando a líderes de sectores y
organizaciones, acaudillando a una borregada que ni veía, ni escuchaba, ni pensaba,
ni mostraba dignidad. Mucho rollo, mucho verbo, mucha patanería, alardeando que
si Carlos Vasconcelos Guevara era candidato del PRI a la alcaldía de
Coatzacoalcos, se la debía a Sen y a Sedano. Y al final, la realidad.
Vasconcelos vapuleado en las urnas, pulverizado, masacrado con votos reales y
con votos planchados, con votos del pueblo y del marcelismo traidor, hecho
trizas con una votación histórica. Nadie, nunca antes, ningún priista había
sido derrotado así en Coatzacoalcos. Y hoy Sen y Sedano, los matraqueros del
proyecto vasconcelista, continúan igual, con la misma arrogancia, con los
mismos desplantes, sin dimensionar que el PRI quedó reducido a escombros y que
ellos tienen sobrada responsabilidad. ¿En qué momento se le ocurrió a
Vasconcelos creer en este par de cotorros sin materia gris?… Orizaba será
gobernado por Juan Manuel Diez, por tercera ocasión, y en Jesús Carranza se
anula la elección y habrá extraordinaria. Así lo determinó la Sala Regional del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que confirma la
sentencia del Tribunal Electoral de Veracruz. Juan Manuel Diez Francos, del
PRI, va por su tercera presidencia municipal en la bella Orizaba, municipio en
el que el connotado empresario ha sido un motor para su desarrollo. La resolución
para Jesús Carranza deja sin nada a Morena y al PT. Arguye que los hechos de
violencia ocurridos fuera del Consejo Municipal Electoral, la quema de boletas
y la imposibilidad de verificar la autenticidad de los votos, impiden generar
certeza a la elección. Pasiano Rueda, petista, se había declarado ganador tras
los primeros resultados, pero hoy está en prisión, acusado de haber sido el
motor de la violencia electoral. En el recuento, el morenista Luis Alfredo
Pacheco Peralta le dio la vuelta, ganando por una diferencia de apenas 55
votos. Sin embargo, los hechos de violencia y la quema de boletas electorales
fueron clave para la anulación de la elección. Jesús Carranza irá a comicios
extraordinarios a mediados de 2022. Difícil que algo cambie ya en la Sala
Superior del Trife… Precisión: del desliz entre el juez “rompe catres” y la
bailarina exótica no nació una niña; fue un varón. Cuando Andry, la
teiboldanser, rompió con el juez, luego de años de sacarle una buena tajada
cada mes a cambio de no pregonar la infidelidad y el producto de su pasión, se
llevó al pequeño a vivir a India. Y al juez “rompe catres”, el tocayo de
Cristóbal Colón, se le partió el corazón. ¿Por qué Andry migró a la India? Por
un nuevo amor que conoció, al que le bailó, en el Caballo Blanco. Pero esa es
otra historia.…