José Miguel Cobián | 13 diciembre 2021
Tribuna
Libre.- Una
y otra vez escucho a personas humildes o de poca preparación agradeciendo el
apoyo que les llega vía programas sociales, quienes generalmente personalizan
el agradecimiento en la persona del presidente.
Comprendo que la situación económica en
México es desesperada, y en particular para personas de la tercera edad, razón
suficiente para que muestren su agradecimiento incluso asistiendo en calidad de
bulto a reuniones políticas, como la del zócalo el pasado primero de diciembre.
Me preocupa que se olviden de que ese dinero
proviene de todos y cada uno de los mexicanos. Es dinero de los
contribuyentes. Todos pagamos impuestos,
algunos estamos dados de alta en el Servicio de Administración Tributaria y mes
a mes presentamos declaraciones y pagos de impuestos. En esto estamos juntos empleados, obreros, dueños de
comercios, industrias, etc. Pero en realidad, todos los mexicanos pagamos
impuestos. Incluso aquéllos que jamás
han presentado una declaración pagan impuestos y en cantidades considerables.
Cada persona en el momento de comprar algo ya
está pagando impuestos dentro del precio que paga por un producto. Si es cliente de una empresa formal, paga
IVA en cada producto que compra, salvo alimentos y medicinas. Si compra alguna
golosina para también el Impuesto Especial de Producción y servicios, que por
cierto, también aplica a tabaco y combustibles.
Como casi todo se transporta por tierra en
México, el costo del flete incluye los costos de la gasolina o diesel, y cada
litro de gasolina lleva aproximadamente cinco pesos de IEPS, y dos pesos con 50
centavos de IVA. Es decir, casi el 40%
del precio por litro de gasolina son impuestos.
El gobierno no genera riqueza, no genera
dinero. Incluso las empresas del
gobierno, esas que en manos privadas generarían impuestos y utilidades, en
manos del gobierno generan las peores pérdidas de la historia, como es el caso
de CFE y de PEMEX, que en lugar de ayudar al gasto público de México, nos
cuestan a todos los mexicanos.
¿A dónde quiere llegar Cobián te preguntarás? Pues a que el dinero que manejan nuestros
empleados públicos, comenzando con el presidente y de allí para abajo, es
dinero de nosotros, es dinero de los contribuyentes. A ellos les pagamos para que manejen ese
dinero acorde a lo que el pueblo quiere que se haga. Y en teoría, es a través
de nuestros diputados como le decimos a todo el gobierno cómo queremos que
apliquen nuestro dinero. Es a través de
cada diputado cómo el pueblo debería decirle al gobierno cuánto quiere el
pueblo pagar de impuestos y en que queremos que se utilice NUESTRO DINERO. Pero
México tiene diputados agachones, sometidos al ejecutivo y pueblo agachón que
no exige a sus diputados ser un poder independiente.
En nuestro país, desde la colonia, cuando
quién recaudaba impuestos pagaba por el puesto, siempre se ha considerado que
esos impuestos son botín del que gana la elección. Dicho de manera cruda: ¨ Una pandilla de
ladrones compite para ganar la elección y con ello disponer del dinero de los
contribuyentes, disponer del dinero de los mexicanos como si fuera de su
propiedad¨. En México sólo es posible
hacerse rico escogiendo una de dos vías, ser criminal sin nombramiento
(criminal común), o ser criminal con nombramiento (servidor público).
Los mexicanos no hemos podido entender que el
dinero que manejan los gobernadores, los alcaldes, el presidente, y todos sus
empleados, es dinero de todos los mexicanos, dinero que con mucha dificultad,
con nuestro trabajo, con el sudor de nuestra frente, hemos ganado usted y yo, y
que ponemos en manos de ellos para que sirva a toda la sociedad. Y que si se lo siguen robando, será muy
difícil que las próximas generaciones puedan ganar su dinero más fácilmente que
nosotros, porque no hay crecimiento económico ni oportunidades de trabajo para
todos.
Por eso permitimos y en muchos casos
aplaudimos que el gobierno en turno no sea transparente en el manejo de ese
dinero. Hasta el día de hoy, sigo
escuchando a mexicanos que en su ignorancia aplauden el decreto del presidente,
por medio del cual no va a informarnos a nosotros, a los ciudadanos, qué hace
con nuestro dinero en las obras que ha propuesto como prioritarias.
Los mexicanos no acabamos de entender que si
le damos dinero a alguien para hacer algo, por ejemplo, comprar un árbol de
navidad, tenemos que verificar si nos traen el cambio, si compró el árbol a
precio de mercado, o nos trae una factura que señala un precio diez veces más
alto, si el árbol de navidad es del tipo, tamaño y calidad que le pedimos a
quién enviamos a comprarlo, etc.
Tal parece que los mexicanos ante lo difícil
que es vivir y sobrevivir en México hemos renunciado a nuestro papel de
ciudadanos. Queremos que el gobierno no
dé, que haga obra, que proporcione seguridad, salud, educación, etc., pero por
otro lado, permitimos que cada periodo de gobierno, nuestros empleados, esos
que elegimos en las urnas para que manejen nuestro dinero, se lo roben.
A tal grado está mal cada mexicano, que a
pesar de que sepamos que nuestros empleados públicos han manejado tal mal la pandemia de COVID,
que son ejemplo mundial de lo que NO SE DEBE HACER, que llevan más de 600,000
muertos que podían no haber fallecido, aun así no exigimos ni vigilamos que
hacen con nuestro dinero. Permitimos que
se roben los recursos en lugar de exigir TODOS, que haya medicinas y salud para
TODOS.
Sabemos que mueren mexicanos todos los días,
cuando sus muertes se pueden evitar, ya sea en salud como en seguridad. Y nos
quedamos callados. La justicia es una
palabra hueca, porque sabemos que no hay justicia en México, y nos quedamos
callados.
El problema de México, el principal, es que
no hay mexicanos que amen a su patria. Sólo hay mexicanos patrioteros. Por eso, los mexicanos vemos como normal que
alguien llegue a un puesto y robe, porque es lo que haría la mayoría de los
mexicanos si tuviera la oportunidad de llegar a ese mismo puesto. Y por eso permitimos que cada trienio,
cuatrienio o sexenio, los ladrones que llegan a esos puestos se lleven el botín
de manera impune y disfruten de nuestro dinero ellos y sus próximas diez
generaciones.
Mientras los mexicanos no cambiemos, México
seguirá siendo un país del tercer mundo, atrasado, sin salud, sin educación,
sin seguridad, sin justicia. Un país de tercera. ¿Eso quieres para tu patria?
www.josecobian.blogspot.comelbaldondecobian@gmail.com
@jmcmex
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