* La treta de la victimización * Hernández Espejo le sale al paso * Se siente la mayor heroína de Veracruz en 500 años * Un fiasco, el combate a la corrupción de AMLO * Ladrón de elecciones, nuevo títere de los Yunes * Cuarto año de trapacerías del alcalde de Coatza * Pablo Yep intenta revertir imposición de protegida de Nahle
Publicada en mussiocardenas.com
Mussio Cárdenas Arellano | 16 diciembre 2021
Tribuna
Libre.-Fulminada
por un tribunal de consigna, Patricia Lobeira de Yunes se duele y patalea, victimizándose y parloteando que le arrebatan la alcaldía de
Veracruz por violencia política de género. Como si en el yunismo la misoginia,
la infidelidad y la pederastia no fueran punto de quiebre.
La “víctima” pregona que ser mujer en
Veracruz “ se ha convertido en un riesgo y más para nosotras que estamos en la
política”.
La “víctima” aduce que “han querido
menospreciarme por ser mujer, esposa y madre”.
La “víctima” respinga contra la misoginia del
gobernador Cuitláhuac García y la pandilla en el poder.
La “víctima” se siente heroína nacional. “En
más de 500 años de historia del municipio de Veracruz me convertí en la segunda
alcaldesa electa y soy la mujer más votada en la historia de nuestro puerto de
Veracruz”.
La “víctima” no recuerda que en el yunismo
hay misoginia, abuso sexual, célebres infidelidades y hasta un rollo de
pederastia que el fidelismo le confeccionó a su suegro, Miguel Ángel Yunes
Linares, la pista de Jean Succar Kuri en Cancún, de lo que la familia no se
quiere acordar.
El ardid no sólo es absurdo sino hilarante.
El que no brinca de asombro, muere de risa. Ni se le cayó la alcaldía “por ser
mujer”, ni los votos son suyos sino del yunismo azul que operó la elección, con
ganas y con tretas, y que venció en las urnas a la maquinaria oficial… hasta
que el Tribunal Electoral de Veracruz anuló la elección, revirtió el triunfo y
los puso en modo freeze.
Sus votos y los de Morena son un hito. Es la
mayor votación para un partido ganador y la mayor, también, para el partido que
obtiene el segundo lugar. Pero la anulación no obedece a un caso de misoginia
sino a una razón política: el conflicto de los Yunes azules con el obradorismo
rapaz.
El discurso de Patricia Lobeira, esposa de
Miguel Ángel Yunes Márquez, es pues, un absurdo descomunal. El agravio “por ser
mujer” no encaja. No rima. Es frágil. Se puede usar en el teatro de comedia o
en la carpa popular. Porque no conmueve pero sí hace reír.
De origen, la elección municipal en Veracruz
apuntaba a convertirse en el Waterloo de los Yunes azules. Chiquiyunes intentó
ser alcalde arrebatando una candidatura que sabía se le iba a caer. Sin ser
originario del municipio, sin poder acreditar residencia mayor a tres años, su
caso se judicializó. Perdió primero en el TEV y luego en las salas regional y
nacional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Y entonces vino la imposición. Patricia
Loberia pasó de ser esposa a candidata sustituta. “Paty Yunes”, el mote que le
endilgaron, el apelativo al que ahora responde, dijo entonces que lo suplía
“por amor” —¡qué romántica!—, sólo mientras le regresaban la candidatura. Y en
esas se quedó.
No hubo otra mujer en el yunismo con la talla
para asumir la candidatura. Ni Maryjose Gamboa, la diputada federal de
encendidos discursos, ni Indira Rosales San Román, la senadora que suscribe
manifiestos ultraderechistas, cubrían el requisito. Una es Gamboa, la otra
Rosales. Les faltaba apellido. Y así se rebautizó a Patricia Lobeira como “Paty
Yunes”.
El yunismo, en números, ganó esa elección.
Resistió la embestida de Morena, la intromisión descarada, el uso de los
programas sociales, la alianza de Cuitláhuac García con el fidelismo, el
duartismo y un sector del panismo que vio en la disputa por el puerto de
Veracruz el resquicio para diluir la fuerza de los hermanos Miguel Ángel y
Fernando Yunes Márquez.
El yunismo ganó pero también hizo trampa.
Fernando Yunes Márquez, actual alcalde de Veracruz y a quien le urge que su
cuñada llegue y le cuide las cuentas, se entrometió en la elección, deslizó la
sutil amenaza de que si ganaba Patricia Lobeira los trabajadores municipales
continuarían estando bien. ¿Y si no? Su voz fue registrada en un audio. Luego
vino el conflicto poselectoral.
La caída de la candidatura llevó a Miguel
Ángel Yunes Márquez al terreno de la movilización. Fue una oda al ego del
junior. Sus huestes en las calles marchando, con una careta con el rostro de
Chiquiyunes. Un auténtico carnaval. Y el coro de la soberbia: “Todos somos
Miguel”. Ese fue su pecado y en él llevaron la penitencia. El costo de la
comparsa entró a las cifras de la campaña, a la absolución del Instituto
Nacional Electoral, al golpe del tribunal estatal, y de vuelta al INE.
Hoy los Yunes azules navegan en aguas bravas.
La candidatura de Chiquiyunes se armó a partir de un certificado de residencia
en el puerto de Veracruz sin que la residencia fuera efectiva, con documentos
oficiales del ayuntamiento, con testimonio de personal de confianza y jefes de
manzana aduciendo que acreditaba el tiempo de ley. Pero aquello fue una farsa.
Por esa treta, uno y otro —Miguel Ángel y
Fernando— están denunciados y terminarán en la cárcel. Igual los que
participaron en el engaño. Así ganen la alcaldía en el tribunal federal, así
Patricia Lobeira sea alcaldesa, viene un largo juicio, la persecución del
obradorismo contra el Clan Yunes.
Y ahí se verá a “Paty Yunes” conteniendo al
Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz que en cada revisión le halla más
cuentas sucias a su cuñado Fernando, obras que no cumplen con el fin para el
que fueron presupuestadas, inconsistencias que hacen presumir daño patrimonial.
Mientras, Patricia Lobeira cumple con el
script. Tras el revés del TEV, profiere el discurso de la mujer agraviada, la
misoginia, el riesgo para quienes hacen política y el menosprecio por ser
“mujer, esposa y madre”.
El galimatías verbal se adereza con el
autobaño de elogios por ser la mujer más votada “en más de 500 años de historia
del municipio de Veracruz”.
Al yunismo lo conmueve; a sus detractores los
mata de risa. El tema no son los delirios de los parientes ni la fanfarronería.
El tema son los delitos electorales que van a determinar el futuro del
municipio de Veracruz.
Rosa María Hernández Espejo, diputada federal
por Morena, le pone los acentos a las vocales:
“Lamentamos mucho que la señora candidata del
Partido Acción Nacional esté permitiendo que su partido y su familia la
utilicen porque ella misma se pone Paty Yunes, Paty de Yunes y no utiliza su
nombre completo”.
Y la centra:
“Una mujer de lucha, una mujer política no lo
permite. Lucha con todo y se impone y ella se quiere victimizar diciendo que
porque es mujer la están descalificando. No es por eso. A Paty la están
descalificando porque cometió delitos electorales, porque violentó la ley”.
La elección municipal de Veracruz es un
episodio manchado por todos: los Yunes y la candidatura apócrifa; los delitos
electorales de Chiquiyunes y Fernando; el uso de Patricia Lobeira como tapón de
emergencia en una nave que amenazaba con zozobrar; la intromisión de Cuitláhuac
García y la pandilla del poder para darle a Morena joya de la corona entre los
municipios de Veracruz, y la decisión manoseada del TEV, un órgano sometido,
controlado y al servicio del gobernador.
No es un tema de misoginia. De eso en el
yunismo hay abundancia de casos, abuso sexual, célebres infidelidades y peores
pecados como aquel de la pederastia que el fidelismo le armó al otrora jefe del
clan, Miguel Ángel Yunes Linares, y que Morena se lo puede reactivar. ¿Será que
Patricia Lobeira no pensó en eso? ¿O no lo pensaron los que hacen los
discursos?
Es un tema de revancha política, de fuerzas
encontradas, de insultos a Andrés Manuel López Obrador en las campañas de 2017
y 2018, y la consecuente revancha del obradorismo en el poder.
Que Patricia Lobeira despierte. No le
anularon la elección por ser mujer.
Archivo muerto
A la mitad del camino, Andrés Manuel es un
fiasco en combate a la corrupción. A la mitad del camino, el fiscal Alejandro
Gertz posee una fortuna de cientos de millones de pesos, adquiere 122
automóviles de lujo por los que pagó 110 millones de pesos, plagia dos libros,
usa el poder para encarcelar a Alejandra Cuevas Morán, hija de su ex cuñada
política, Laura Morán Servín, extorsiona a quien fuera pareja de su hermano
Federico y le hallan una cuenta en un paraíso fiscal por 8 millones de dólares.
A la mitad del camino, el ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera,
Santiago Nieto Castillo, es balconeado por las tres casas y un auto de lujo con
valor de 40 millones de pesos que posee, inmuebles adquiridos con créditos
bancarios. A la mitad del camino siguen apareciendo pruebas del uso de dinero
de procedencia ilícita en el proyecto que lo llevó a la Presidencia de México
—videos de Pío y Martín López Obrador con los sobres amarillos, y la operación
carrusel en la que aparece su secretario particular, Alejandro Esquer, que usó
el fideicomiso creado supuestamente para apoyar a los damnificados del sismo de
2017, dinero que paró en las campañas de Morena—. A la mitad del camino, los
Trivago —sus hijos José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo López Beltrán— y su
empresa chocolatera, cuyo principal directivo es miembro del programa Sembrando
Vida. A la mitad del camino, a nadie de los suyos encarcela López Obrador, así
sean consumados delincuentes. La justicia va contra Rosario Robles, Emilio
Lozoya, funcionarios menores del gobierno de Enrique Peña Nieto y del que
encabezó el ex jefe de gobierno en la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
Pero a Peña Nieto no lo toca y a Calderón lo embiste de palabra pero no hay ni
una acción legal en su contra. A la mitad del camino, sobra verbo e impunidad.
A la mitad del camino, el combate a la corrupción es mitad engaño, mitad show…
Y los Yunes pactan —vaya ironía— con un ladrón de elecciones, de la corte de
Tito Delfín. Circula en redes sociales la gesta de Federico Salomón Molina,
candidato a la presidencia del Partido Acción Nacional, sustituto de Tito
Delfín, hoy encarcelado por la mano sucia del gobernador de Veracruz,
Cuitláhuac García Jiménez. Candidato a presidente del PAN en su natal Sayula de
Alemán, en 2019, Federico Salomón enfrentó el desarraigo y el panismo local se
la cobró. Hacía años que residía en Xalapa. Poseía domicilio en la capital de
Veracruz y su credencial de elector así lo acreditaba. Obvio, llegó a la
elección municipal y le dieron una felpa. Pero llevaba un as bajo la manga.
“Armó dos asambleas —refiere la versión difundida en Facebook y corroborada por
panistas que conocen a fondo aquel episodio—, dos elecciones. La primera, la
oficial de acuerdo a la convocatoria, y en donde perdió catastróficamente, para
luego llevar a sus simpatizantes a otra reunión, en donde levantó un acta
solamente con sus simpatizantes y donde evidentemente ganó”. Y validó el fraude
gracias a dos padrinos de correrías: Tito Delfín y Enrique Cambranis. “Moviendo
sus influencias con las estructuras territoriales que manejaba Cambranis y
Tito, en el Comité Directivo Estatal, de modo que en Xalapa el acta de asamblea
que se entregó fue donde (Federico Salomón) ganó, desapareciendo el acta real
donde había perdido”. La sustitución de Tito Delfín por hallarse tras las rejas
violentó el reglamento de elecciones del PAN (artículo 15, primer párrafo) y a
eso se agrega el historial de trapacerías de Federico Delfín. Y los Yunes
azules en su festín de desatinos y patadas de ahogado por hallar la fórmula
para contener a Cuitláhuac García y a la mafia del no poder. Se suponía que los
ineptos eran el gobernador y sus secuaces… ¿Cuarto informe de resultados? No,
cuarto año de transas y trapacerías, de delincuencia obradorista y abuso de
poder en Coatzacoalcos. Víctor Carranza, el alcalde que no cesaba de bailar La
Iguana, encabezó a una banda de rufianes y al final sacó el cobre. Mostró la
bajeza y la mala fe. Confeso, el morenista Víctor Carranza se exhibió como un
ladrón de luz, ordenando reconectar el suministro de energía luego que Comisión
Federal de Electricidad le bajara el switch por un adeudo de más de 200
millones de pesos, heredados de ayuntamientos anteriores. Víctor Carranza, el
ahijado de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, instruyó a la Policía
Municipal detener y encarcelar a tres empleados de CFE, cuyo pecado fue cumplir
una orden superior y realizar el corte de luz. Cuarto año, no de labores sino
de una violación sistemática a la ley. Cuatro años sin una obra decente. El
parque Miguel Hidalgo, un fiasco, construido tras el despojo a las ligas de
futbol, con el atraco del acta de cabildo falsificada; y el Parque del
Hemiciclo a los Niños Héroes con graves problemas técnicos y una constructora a
la que no le aplicaron la fianza de vicios ocultos porque es protegida del
secretario de Desarrollo Urbano Territorial y Agrario del gobierno federal,
Román Meyer Falcón, hijo de Lorenzo Meyer, el otrora respetado intelectual que
hoy en sus silencios y sus justificaciones al obradorismo se extravió. Cuarto
año del peor gobierno municipal en la historia de Coatzacoalcos, con un
alcalde, Víctor Manuel Carranza, que terminó incurriendo en delitos del orden federal
y, vaya cínico, admitiéndolos ante notario público… Pablo Yep impugnó la
regiduría que el Ople, o sea Rocío Nahle, le regaló a Patricia Hong. Impugna el
acuerdo del Órgano Público Local Electoral de Veracruz —OPLEV/CG375/2021— que
lo dejaría fuera del cabildo de Coatzacoalcos, pese a ocupar la séptima
posición en la planilla de Morena y a que el partido obradorista se lleva 10
espacios —presidencia, sindicatura y ocho regidores—, siendo favorecida Silvia
Patricia Hong Hernández, comadre de la secretaria de Energía, Rocío Nahle
García. El Tribunal Electoral de Veracruz dio entrada al alegato de Pablo Yep
Gómez —expediente TEV-JDC-671/2021— y fue turnado a la presidenta del órgano
colegiado, Claudia Díaz Tablada, para su análisis y resolución inmediata. Si
Pablo Yep logra revertir el acuerdo del OPLE, no sólo ingresará al cabildo y
dejará fuera Patricia Hong sino que impactará en las regidurías de los partidos
opositores…
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