José Miguel Cobián | 31 enero 2022
Tribuna
Libre.- Unos cuantos mexicanos aspiramos a que nuestro
país forme parte del concierto de naciones desarrolladas. Aspiramos a que la
mayoría de los mexicanos tenga un mejor nivel de vida, y a que nuestro país sea
reconocido y respetado en todo el planeta.
Lamentablemente somos muy pocos.
La inmensa mayoría de la población de México
no vive en el siglo XXI, si de momento por algún suceso paradójico, fueran
transportados en espacio tiempo y llegaran al mismo lugar con 200 años de
retroceso, salvo algunos avances tecnológicos que echarían de menos, como la
televisión, el internet y los celulares, su vida no cambiaría para nada. Estarían perfectamente adaptados para vivir
en la época previa a la lucha de independencia, y me atrevo a decir que incluso
con la violencia que se vive hoy en día, podrían muy bien adaptarse al momento
histórico en que México luchaba por ser independiente.
En aquéllos tiempos no leían un libro al año,
hoy tampoco. La comprensión de la mayoría de la población de un texto de
cualquier tipo era equivalente a la de hoy. La gente no entendía de aritmética
ni de gramática, igual que hoy. Ayer
existían las tiendas de raya, hoy existen varias cadenas que cumplen la misma
función.
Ayer unos cuantos ubicados en puestos de
poder aplaudían a rabiar las decisiones de Porfirio Diaz, o de Victoriano
Huerta, hoy vemos a los mismos haciendo lo mismo. En aquéllos tiempos la maquinaria de poder
estaba a disposición del tirano en turno, hoy también le cumplen todos sus
caprichos al tirano en turno.
Ofende leer que el presidente de la cámara de
diputados Sergio Gutiérrez está dedicado a limpiar los zapatos de AMLO y en
lugar de ocuparse de lo importante para la nación, se dedique a promover una
reforma eléctrica que dañará el futuro de México, lo mismo aplica para la
gobernadora de la ciudad de México, que asiste a todos los foros pensando que a
pesar de su ausencia de carisma, apoyando cualquier idea loca del presidente,
logrará sustituirlo.
Más vergonzoso aún es escuchar al secretario
de Gobernación pedirle a los senadores que promuevan la consulta de revocación
de mandato que es un capricho –muy costoso por cierto- del señor
presidente. Imaginar la categoría del
senado y de lo que debiera ser un senador, convertido en un propagandista de un
absurdo ofende a quienes deseamos un México en el siglo XXI, porque la sumisión
y la ausencia de dignidad en los cargos, los ubica claramente como siervos del
poder en el siglo XIX.
Los medios de comunicación están llenos de
apoyos de los mismos miembros del club de tobi, los actuales saqueadores del
erario, que se apoyan entre ellos mismos. Haciendo creer a una ignorante
población que las políticas y propuestas de AMLO tienen mucho apoyo entre los
siervos que ocupan cargos que él mismo designó para ellos.
Tal parece que para la clase gobernante los
verdaderos problemas de México no existen.
No hay crisis económica, a pesar de que la economía de México es hoy más
pequeña que en 2018, lo que por cierto, muestra el enorme fracaso del gobierno
actual. Tampoco hay crisis de salud, no
mueren todos los días los mexicanos por enfermedades evitables, no faltan
medicinas, no hay ausencia de prevención del gobierno ante el COVID. Pera estos lacayos del poder, lo único que
importa es quedar bien con el poderoso en turno, para poder seguir medrando en
el presupuesto público. Y se entiende su falta de dignidad, de muertos de
hambre, pasaron a poderosos y ricos sin ningún esfuerzo.
Para estos apátridas, no hay crisis en
educación cuando el nivel de escolaridad del país ha bajado de tercero a
primero de secundaria en lo que va del sexenio.
Tampoco hay deficiencias en las leyes que hubieran de corregirse entre
diputados y senadores. Para la gente de Morena, lo único importante es quedar
bien, lamer suelas y continuar pegados a la ubre del presupuesto.
Ellos no ven la destrucción de instituciones,
tampoco ven el sufrimiento de millones de mexicanos, esos pobres, esos que
decían PRIMERO LOS POBRES, lo único que han logrado es el sufrimiento de más
pobres, porque los han multiplicado en su gobierno.
Y lo peor, es que del lado de la población
tampoco hay nada. Como viven el siglo
XIX, con una dádiva, una pequeña limosna compran sus conciencias. No importa
que dañen el futuro sus hijos, no importa el daño a la patria. Si le dan unos centavitos cada mes o cada
bimestre, ya son perdonados todos los efectos de un mal gobierno, y se vende la
conciencia y la posibilidad de crítica.
No sea que si los señalo me vayan dejar de mandar mis centavos. Esa es la verdadera realidad de la
población de México.
Por eso, México seguirá siendo un país del
tercer mundo, y continuará retrocediendo
en el concierto de naciones. Recordemos que llegamos a ser la economía número
once. Hoy ya somos la 17. México tiene
una gran ventaja para quedar siempre retrasado y perder cualquier oportunidad
de convertirse en un gran país. ¡Está
lleno de Mexicanos! De esos que ya describí.
Mientras que los buenos mexicanos somos muy pocos.
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@jmcmex
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