* Movimiento por la Justicia lo pone fuera de sí * Estalla contra Dante * Y agravia a la periodista Sarah Landa * Nuevo distractor de AMLO: pausar relaciones con España * Para evadir la Mansión del Bienestar en Houston * * Rosa María Cabrera vivió en la izquierda y así murió * Minatitlán: alcaldesa a los tumbos * A solapar a Nicolás Reyes
Mussio Cárdenas Arellano | 11 febrero 2022
Tribuna
Libre.- Como
gata herida, aruñando y con maullidos, Cuitláhuac García se aferra al siniestro
delito de ultrajes a la autoridad, enfrentado a la Suprema Corte, al Senado, a
las víctimas y abogados, denostando a la prensa, increpando, descalificando,
fuera de sí.
Como fiera loca, se resiste a avanzar en la
derogación del delito que lo llevó a implantar un récord deplorable, alrededor
de mil 33 aprehensiones, en su mayoría ciudadanos inocentes a los que el
móndrigo gobernador de Veracruz, bazofia de Morena, lanzó a las cárceles.
Ve extinguirse la herramienta de terror con
que ha embestido a los enemigos, replegado a los adversarios, dominado a los
que protestan, amedrentado al que discrepa de la actuación de la pandilla en el
poder.
Cuitláhuac protagoniza un escándalo por el
uso desmedido del delito de ultrajes a la autoridad y cuando Morena, su
partido, tumba un acuerdo político en el Senado que abría la puerta a la
desaparición de poderes y enfrentar la ley, recula e insiste en su modelo de
terror.
La gata no tiene palabra. La gata simula ser
dócil mientras afila las uñas. La gata finge ceder para luego reiniciar los
ataques y continuar fabricando delitos, pervirtiendo al aparato policíaco,
usando a jueces y magistrados venales, regodeándose con los ultrajes a la
sociedad.
Semanas atrás caminaba hacia el abismo de la
destitución y Morena le dio una bocanada de oxígeno a cambio de resarcir
agravios. Dijo que sí y mintió. Concedió y dio marcha atrás. Ofreció derogar el
arma que hizo legal el atropello de sus perros de presa contra la población
civil y la oposición política y sólo maquilló el precepto legal para seguir con
la represión.
El rufián quiere pleito y lo va a tener. Va
unificando a todos, incluso los otrora irreconciliables enemigos —Dante Delgado
con el yunismo azul, Héctor Yunes con Indira Rosales, fidelistas, duartistas,
alemanistas—, los que detentan los hilos del poder, hasta conformar un bloque
equiparable al que mandó a prisión a Javier Duarte por los excesos, el robo, la
agresión a los que no comulgaban con él.
Cuitláhuac es un paria de la política. Es un
desecho aberrante. Delinque solapado por el patrocinador de sus locuras y
cómplice del abuso de autoridad, Andrés Manuel López Obrador.
Se ve como Javier Duarte en la pervertida
relación con Enrique Peña Nieto, el que le permitió ultrajar las arcas públicas
de Veracruz porque del robo descomunal le sabía compartir.
Es como Duarte y no quiere ver el desenlace
fatal. Una vez que rebasó límites, Peña Nieto lo soltó, lo persiguió y lo llevó
a prisión. Así, como un apestado, ha de terminar Cuitláhuac.
Tiene en la cárcel a José Manuel del Río
Virgen, confrontando al líder del Senado, Ricardo Monreal Ávila. Del Río es el
secretario técnico de la Junta de Coordinación Política en la Cámara Alta y
alfil del dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado Rannauro.
A Del Río Virgen le imputa la autoría
intelectual del asesinato del ex candidato de Movimiento Ciudadano a la
alcaldía de Cazones, Remigio Tovar Tovar.
Su encarcelamiento fue el Waterloo de
Cuitláhuac. Monreal y Dante auspiciaron la comisión especial del Senado para
investigar el abuso de Cuitláhuac García y su banda delincuencial, el uso del
delito de ultrajes a la autoridad para perseguir inocentes y fabricar
culpables. Veracruz, convertido en el laboratorio obradorista para someter a
enemigos y a la sociedad.
Monreal logró la condena de una facción de
Morena en el Senado y se allegó el apoyo de las demás fracciones parlamentarias
que advirtieron los alcances de Cuitláhuac García y el abuso del delito de
ultrajes a la autoridad… hasta que López Obrador volvió a encubrir a su
engendro.
Había la sospecha de que los senadores de
Morena eran basura. Lo son. Se aliaron al rufián. Retiraron el apoyo a Monreal,
amagaron con tumbarle la coordinación del grupo y la comisión se extinguió.
A cambio, el delito de ultrajes a la
autoridad sería derogado. El gobernador dijo que sí y luego reculó. E inició el
show.
Su devaneo es de burlesque. Que más de 40
jefes de plaza del crimen organizado saldrían libres luego de permanecer un año
en prisión si se extingue la imputación de ultrajes a la autoridad. Que alguien
cargará con la culpa. La alusión es a Dante y a Monreal.
O sea, un año y la fiscal espuria, Verónica
Hernández Giadáns no les ha podido armar la carpeta de investigación.
Cuitláhuac desató una andanada. Y volvió a
dar macha atrás. Aunque se extinga el delito de ultrajes a la autoridad, dice,
los jefes de plaza permanecerán en prisión por otras acusaciones.
Otra burrada más: los diputados que hace 20
años legislaron para que incorporara esa figura delictiva “estaban felices
cuando lo crearon”, dicen los despachos emanados de la sede del circo.
Y los corifeos del gobernador le hacen eco.
No es así. La figura delictiva tiene sus
alcances y razón de ser. Evita que cualquiera agreda, ofenda, increpe a la
autoridad, principalmente a policías en la aplicación de la justicia.
Pero el problema es el uso arbitrario, la
aprehensión de ciudadanos sin orden judicial, los excesos policíacos, el
atropello de ministeriales a personas inocentes. Si no hay cómo acusarlos, les
inventan el ultraje a la autoridad. Y a enfrentar ocho meses, mínimo, de
cárcel.
Cuitláhuac García y su pandilla abusaron de
la fuerza. Usaron el delito de ultrajes a la autoridad para justificar
encarcelamientos ilegales. Llegaron a sumar alrededor de 2 mil encarcelamientos
y se han documentado por lo menos mil 33 que irán a instancias federales.
Cuitláhuac va enloqueciendo a medida que su
arma de represión se destiñe. A Dante Delgado, a quienes se suman e integran el
Movimiento por la Justicia los tilda de cínicos, hipócritas, corruptos, que
defienden delincuentes y golpeadores de mujeres.
Solo faltaron Fidel Herrera, Javier Duarte,
Miguel Ángel Yunes Linares, agrega. Son políticos viejos que intentan
reciclarse, apunta como si el daño mental lo hiciera hablar.
Fustiga a Rogelio Franco, ex secretario de
Gobierno de Yunes; a Tito Delfín, ex candidato a la presidencia estatal del
PAN, al que le actualizó una denuncia que le integró el ex fiscal yunista,
Jorge Winckler, y que luego pactó con el yunismo azul evidenciando la falta de
dignidad.
“Dante defiende asesinos”, vocifera, herido,
por la formación del Movimiento por la Justicia que se apostó frente a palacio
de gobierno y desde ahí lo llamó rufián.
Su conferencia de prensa es otro mercado
donde destila odio. No responde a los medios. Alega, gesticula y manotea. No
escucha. Interrumpe. Increpa y atropella el derecho de los periodistas a
preguntar.
Así ocurrió con Sarah Landa, de Meganoticias.
Estalla al escuchar que hay colegios y barras de abogados en Veracruz que
condenan el uso abusivo del delito de ultrajes a la autoridad. Exige saber
quiénes son. Le aflora lo rufián, lo soez, lo vulgar.
Desata una condena general. El agravio a
Sarah Landa es violencia política de género y se debe sancionar. Provoca el
reclamo de las voces críticas mientras sus chayoteros, sus miserables a sueldo,
callan o aplauden, o lo encomian, o lo justifican. Son tan ruines como él.
La Comisión Estatal de Atención y Protección
a Periodistas, alineada con la Cuarta Putrefacción, lo llama a respetar la
libertad de expresión al tiempo que le reconoce su derecho a formular críticas,
correcciones u objeciones con respecto a reportajes específicos de los medios.
La CEAPP de hoy es como la CEAPP de los
tiempos de Javier Duarte, su creador. Anodina, cortesana, le faltan agallas
para defender a la reportera agraviada y confrontar al agresor.
Cuitláhuac ve en el palacio de gobierno un
congal de mala muerte donde se siente a sus anchas, donde grita y reta, como la
cantina y pista de baile donde le gusta estar.
Ultrajes a la autoridad será derogado. O
maquillado. Se creará una nueva figura que será lo mismo con distinto disfraz.
Con el nuevo delito, el gobernador volverá a
violar la ley, remitir inocentes a las cárceles, fabricar culpables y proseguir
con el estado de terror.
Cuitláhuac y Andrés Manuel están en lo suyo:
que prevalezcan los ultrajes a la sociedad.
Archivo muerto
Y ahora la maroma estelar: Andrés Manuel
desliza “pausar” relaciones diplomáticas con España. Noqueado por el escándalo
de la Mansión del Bienestar, suma ya dos semanas sin atinar un sólo punto a
favor. Insultó, difamó, se retorció por el impacto de las casas de Houston, por
el nexo José Ramón López Beltrán-Carolyn Adams-empresa Baker Hughes-Pemex, por
el desplome de popularidad de siete puntos en un mes. Llegó a admitir la
debacle: “Me puedo caer pero me voy a levantar” y en el video se le caminando a
paso lento. Caído, pues, López Obrador no sale de una cuando ya está metido en
10. Al reportaje de Latinus y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad
responde con las vísceras, sin aclarar ni desvirtuar. Falta a su palabra el
presidente, que no cesaba de aseverar que no metería las manos más que por su
hijo Jesús Ernesto por ser menor de edad. A José Ratón le orquesta una defensa
de lengua y bilis, sabiendo que las denuncias y demandas en México y Estados
Unidos terminarán por esclarecer si la “renta” de la Mansión del Bienestar, en
Houston, Texas, es elemento criminal en una trama de corrupción que permitió a
la empresa Baker-Hughes incrementar los contratos con Pemex hasta alcanzar los
9 mil millones de pesos. Y ahora, a la retahíla de incoherencias, vapuleado por
Loret de Mola, por Carmen Aristegui, por Proceso, por analistas y columnistas
del alto nivel, por los medios serios, por la prensa internacional, aplica la
maroma crucial: pausar la relación diplomática con España. Y allá no se
explican qué mosco le picó. Ni Platanito se hubiera aventado una así. Su
argumento es que ya “nos han robado mucho” cuando días atrás el gobierno
español le dio el beneplácito a su propuesta de embajador, el priista Quirino
Ordaz. Maltratado, Andrés Manuel sabe que en el subsuelo de la 4T hay pus, que
la Mansión del Bienestar desnuda el discurso rollero del combate a la
corrupción, que su hijo y nuera están implicados en tráfico de influencias y un
caso de corrupción con recursos de Pemex. Fracasa el control de daños. Y no sabe
qué hacer. Habla y se hunde más… Inquebrantable, Rosa María Cabrera vivió en la
izquierda y así murió. Solía embelesar con sus charlas nutridas de sabiduría y
vivencia, con su visión de la izquierda democrática, la brillantez de la
palabra, la profundidad de las ideas. Demolía a los opositores, los emisarios
del régimen autoritario, el priismo rapaz, exponiendo causas y fundamento, las
razones del México desigual, el México cautivo por una clase inmoral que a
través de la cooptación del poder atesoraba —y atesora— los bienes de la
nación. Rosa María Cabrera Lotfe fue parte fundamental en el avance del proceso
democrático. Se forjó en el Partido Comunista, en el Partido Socialista
Unificado de México (PSUM), en la fundación del Partido de la Revolución Democrática.
Fue puntal del perredismo que combatió al priismo veracruzano, candidata a
diputada federal por Coatzacoalcos, lugar donde se crió, integrante del
Congreso por la vía plurinominal, cimbrando a la clase política con explosivos
discursos, trazando las líneas del México que se encaminaba a la alternancia.
Gran amiga, compartía su vasto conocimiento político en charlas interminables
en la mesa de café o generosa en entrevistas de prensa en las que nunca, jamás,
rehuyó un cuestionamiento. Anduvo en las calles de Xalapa, codo con codo con el
movimiento feminista, enarbolando demandas de respeto a la mujer. Y cuando
menos lo imaginaba, habiendo posteado un pensamiento de aliento y buena
intención, la vida se le fue. Se le va a llorar por muchos días. Se le habrá de
recordar como pionera de la lucha social y forjadora del movimiento político
que acuerpó a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al que le mostró su lealtad hasta
el final. Un infarto segó su vida pero su legado permanecerá… Corría el día 25
del reinado de Carmen Medel y el tesorero municipal se le fue. Ernesto Antonio
Velasco Escobar se negó a pagar un software de 16 millones de pesos y emitir
cheques sin factura y la educada alcaldesa lo quiso sobajar. Una cosa es
soportar a una ignorante y otra aguantar a una majadera ignorante. Y la paró.
Velasco Escobar dejó el encargo, asumido apenas el 1 de enero. Y así como esa,
muchas más. Hay nuevos “aviadores” en la nómina. Hay un poder tras el trono.
Hay un pésimo manejo de imagen de la presidenta municipal de Minatitlán que,
dicho sea de paso, carece de toda capacidad para el cargo. La alcaldesa de las
piruetas y las maromas le va siguiendo la ruta a su antecesor, Nicolás Reyes
Álvarez, que en las primeras semanas vio renunciar a una secretaria del ayuntamiento
que no sabía ni lo más elemental, y luego a Mathey, que incumplía los
requisitos de ley, y así vino uno y otro más. Le queda entrarle a la revisión
de cuentas, al deslinde de responsabilidades, remitiendo ante la justicia al ex
presidente municipal, pues a don Nicolás le han hallado por lo menos 2 mil 200
millones de pesos en inconsistencias, que traducido al cristiano es descarada
corrupción. Ya se verá si Carmen Medel llegó a gobernar o a solapar…
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