José Miguel Cobián | 16 marzo 2022
Tribuna
Libre.- Cuando
se comenta algo sin tener las pruebas de lo que se comenta en la mano, se
considera que se está en presencia de una ficción. Cuando se insiste una y otra vez sobre el
mismo tema, sin proporcionar la mínima prueba, entonces cae uno en lo que
coloquialmente se denomina ¨chisme de lavadero o chisme de vecindad¨. Ud podrá definir la diferencia entre lo que
se menciona en el púlpito y la ficción de la cual algo le voy a ¨inventar¨ en
las siguientes líneas.
Desde
que el país se volvió independiente, ha existido una visión patrimonialista de
los bienes públicos. Eso significa que quién gana una elección considera que
tiene derecho a considerar esos bienes públicos como algo propio, en particular
el dinero del erario público. Pero
¡Ah, que complicado es desviarlo a veces!, de ahí que surgieron las prácticas
primitivas como las siguientes:
El
moche: ¿Quieres un contrato de obra
pública? Debes de darme una comisión. Por los precios unitarios ni te
preocupes, que los diputados en el congreso estatal aprueban cantidades que doblan los precios de
mercado. ¿Quieres que te pague lo que
te debe el gobierno? Mira, para poner tu
adeudo en la lista de pagables próximamente me tienes que dar de manera
anticipada este porcentaje, y ya veremos cuándo te pagamos. ¿Quieres que te compremos tu producto? Por
favor asígnale un sobre precio y me das el porcentaje que te indico de cada
compra que realice contigo.
Eso
era lo común, pero de repente, se dieron cuenta los gobernantes que no era
suficiente, que podían robar aún más.
Entonces surgió la idea de contratar a arquitectos recién salidos de la
facultad para otorgarles obra pública, ellos que quedarían con el 5% de
comisión, y el 95% restante lo asignarían a la constructora del alcalde o del
prestanombres del alcalde. Lo mismo
aplica para estados y federación.
Pero,
también resultaba que el presupuesto del municipio o del estado, o la
federación, se repartía entre sus proveedores. Eso no está bien, estamos dejando de ganar
unos centavos, pensaron los gobernantes.
Ahora vamos a crear comercializadoras, que le vendan de todo a nuestra
dependencia, desde lápices hasta papel de baño y tinta para las
impresoras.
Pero
había funcionarios a los que el recurso de su dependencia no les alcanzaba,
pero el poder sí. Entonces decidieron dar órdenes a otras secretarías o a los
ayuntamientos para que adquirieran cierto tipo de productos con una empresa en
particular. De repente todos los
ayuntamientos rentan camiones de basura a la misma empresa, con la curiosidad
de que en el primer año de renta se pagan los camiones, y quedan de utilidad
para los años siguientes, que seguirá la renta.
O se adquieren equipos como luminarias, cámaras, botas, uniformes,
drones, computadoras, lo que se le ocurra, a cierta empresa, que curiosamente
siempre está ubicada fuera del estado, y en muchas ocasiones tienen problemas
legales con el gobierno de su propio estado.
Pero,
¿Y los regidores y los diputados? Esos
pobres no manejan suficiente presupuesto.
Pues los regidores cobran por brazo alzado. Cada vez que se va a votar algo que el
alcalde desea que salga aprobado, tendrá que pagar ciertos miles de pesos por
el voto. Y con los diputados es la misma
historia, aunque allí hay de primera y de segunda. Los íntimos del gobierno en
turno son los que reciben prebendas, puestos, apoyos económicos y negocios, el
resto se tiene que disciplinar aspirando a llegar a un puesto de confianza
desde el cual poder disponer de los recursos.
Y
si resulta que en medio del período de gobierno viene una pandemia, eso cae
como anillo al dedo. Se crean grupos de
comercializadoras de equipos de protección personal, de termómetros, de
medicinas, de equipo médico, de batas, etc.
De tal manera que esas comercializadoras compran digamos cinco mil
termómetros a $27.00 y cada uno se vende a las dependencias de salud del estado
en $300.00 O en la secretaría
respectiva, el comercializador creado ex profeso compra cubrebocas a $10.00 cada uno y lo revende a la secretaría
en $90.00 Si compra ud unos 50,000
cubrebocas, haga las cuentas del negocio.
Entonces,
cuando faltan medicinas, y alguien le dice que se debe a que los que llegaron
pidieron moches porque en su mente había grandes negocios, y las empresas no
podían darles esos moches, entonces dejaron de comprar las medicinas en México,
con el consiguiente daño a los empleos y a la competitividad del país, pero
luego se entera de que las compraron más caras, pero genéricas en India y
China, uno no puede menos que sospechar que hubo un gran negocio. Total los millones de mexicanos que no
alcanzan una receta completa, esos no importan, importa el dinero que se puedan
llevar a sus bolsillos.
Y
si de pipas se trata. Recordemos que se
solicita un moche para comprar gasolina importada. Ante la negativa, se deja de
comprar y se provoca desabasto en el país.
Con eso encima, se inventan el pretexto de combatir al huachicol y para
aprovechar, entonces surge la idea de comprar pipas probablemente imaginarias
en el exterior. El mismo que va a comparar medicinas caras que no se desea
comprar en México por falta de moche, es el mismo que va a comprar las pipas…
Curiosa coincidencia.
Por
sus obras los conocereís. Las obras de
corrupción en este país de ficción sobre el cual os estoy comentando, las obras
hablan más que millones de palabras y pipas de saliva gastadas en las
mañaneras.
Si
el señor de palacio quiere medir el poder de movilización de sus huestes.
Aprovechemos y saquemos dinero de los impuestos de los mexicanos para comprar
volantes, despensas, multiperforados, espectaculares, pagar salarios de
promotores. Obligar a taxis a pegar los multiperforados a sus autos o pierden
la concesión. Obligar a empleados
públicos a llevar una lista de diez personas que llevarán a las urnas el día de
la votación. En fín, hacer todo lo que cuando el partido en el poder creó la
ley, decidió que sería ilegal, pero ahora decidieron que se equivocaron y que
es mejor violar la ley. Total, el
dinero que desvían no se necesita ni para salud, ni para educación, ni para
seguridad, ni para obras, ni para justicia.
Los mexicanos son los únicos que no importan para este gobierno
ficticio. Lo único que les importa es
quedar bien con el único y plenipotenciario mandamás. Parece que el abuso que siempre dijeron que
sufrieron es el que quieren causarle a todos los mexicanos desde su posición de
rencor, envidia y venganza.
Lo
bueno es que todo lo que escribí arriba es únicamente ficción. ¿O tú qué opinas amable lector?
https://josecobian.blogspot.comElbaldondecobian@gmail.com
@jmcmex
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