* Amagan con volverlo a enjuiciar * La fiscal espuria, una marioneta perversa * Veracruz, tierra de terror judicial * Veracruz, tercer lugar en grupos criminales * La élite de Amado se cotiza bien * Claudia, Edgar y Armando, merecido premio * Christopher Alan Santos, perfilando a Movimiento Ciudadano
Mussio Cárdenas Arellano | 25 junio 2022
Tribuna
Libre.- Andrés
Manuel solapa a Cuitláhuac y Cuitláhuac tripula a la fiscal espuria. Y juntos,
los tres, confinan tras las rejas a José Manuel del Río Virgen, imputándole un
crimen que no cometió, exhibiéndolo como el homicida que no es.
Ya libre, Del Río oye palabras con tufo a
pantano, la perorata sucia del gobernador, la amenaza velada, la inquina que no
da tregua, el amago de volverlo a enjuiciar, la ira de un demente, y en el
fondo, la impotencia por una venganza que se esfumó.
Ya libre, escucha el recital de la marioneta
de palacio, Verónica Hernández Giadáns, que se ciñe al guión, que encarcela por
encargo, que reprime porque ella es así.
“La sentencia emitida no exonera a José
Manuel ’N’ ” —aduce la fiscal espuria—. Tampoco afirma que haya sido privado de
la libertad de manera ilegal”.
O sea, el amparo otorgado por el juez
federal, Jesús Arturo Cuéllar Díaz, confirmado por el Tribunal Colegiado, es
ignorado y lo deslizan por su zona oscura, donde todo huele mal.
Y López Obrador, el artífice de este clima de
atropello a la ley que se vive en Veracruz, vuelve a cobijar al gobernador. Es
el cómplice ideal. Cómplice marca 4T.
“Cuitláhuac es incapaz de fabricar
culpables”, vocifera desde su cuna de lobos, su atril de poder.
Es capaz de eso y más.
Acá, José Manuel del Río Virgen pone un pie
fuera de Pacho Viejo y sabe que la pesadilla no ha terminado aún. Es, si acaso,
un respiro.
Sabe que quebró a Cuitláhuac. Y a Eric
Cisneros. Y a la fiscal Verónica Hernández Giadáns. Y al Poder Judicial de
Veracruz.
Sabe que de paso jodió a López Obrador
evidenciando que su protegido, Cuitláhuac, la vedette de Macuiltépetl, sólo
sirve para imponer un estado de terror, encarcelando inocentes, amedrentando a
la sociedad, atestando las cárceles de presos políticos.
Los tres —AMLO, Cuitláhuac García y la fiscal
espuria— son responsables de un encarcelamiento ilegal. Uno por solapar al
gobernador, dándole alas, mostrándolo como ejemplo nacional; el gobernador por
fraguar una venganza contra el senador Ricardo Monreal, amigo y jefe de Del Río
Virgen, y Verónica Hernández Giadáns por ser la mano ejecutora de esta
bestialidad.
Nada en esta trama es judicial, aunque lo
parezca. Es un thriller político. Es un duelo de habilidades y mensajes. Es un
duelo de poder. Y Monreal los reventó.
Aquel 22 de diciembre, cuando la camioneta de
José Manuel del Río Virgen fue interceptada, él aprehendido, su familia
quedando impactada, el caso judicialmente estaba perdido.
La fiscal espuria espulgó entre las telarañas
de su mente truculenta y halló pura viruta, aserrín legal. No había un testigo
que señalara a Del Río Virgen. No hubo una pista que configurara la autoría
intelectual del homicidio de Remigio Tovar Tovar, el malogrado candidato de Movimiento
Ciudadano a la alcaldía de Cazones. Nada tenía y aún así lo aprehendió.
Le imputó un delito que nunca le probaría. Le
arrimó un delito sin agarradera legal. No había pruebas. Y así retuvo en la
prisión de Pacho Viejo al secretario técnico de la Junta de Coordinación
Política del Senado de la República, el número dos de Ricardo Monreal y amigo y
operador de Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano, su mentor.
Monreal, que cuando pega, duele, tomó un caso
explosivo: el encarcelamiento de cinco jóvenes xalapeños a quienes se les
inventó el delito de ultrajes a la autoridad. Logró que los liberaran.
Luego ocurrió la aprehensión de José Manuel
del Río Virgen, sus 177 días en la cárcel, el amparo que advirtió que quedaría
libre, los pataleos de Cuitláhuac, la confirmación del Tribunal Colegiado, las
nuevas rabietas del gobernador, la libertad y el amago de lo que volverán a
encarcelar así violen la ley.
El thriller es político. El móvil, la
venganza contra Monreal. Lo legal es pieza de sanitario.
Cuitláhuac García es un badulaque de mente
chueca. A Del Río Virgen le lanzó la maquinaria, los verdugos, los cómplices,
una fiscal marioneta, ministeriales arbitrarios y un juez de consigna que lo
vinculó a proceso sin prueba alguna.
No supera que Monreal haya dimensionado el
abuso de autoridad, que lograra una condena del Senado, que se investigara la
violación a los derechos humanos y que Dante Delgado haya planteado la
desaparición de poderes en Veracruz.
Y de no ser por el secretario de Gobernación,
Adán Augusto López Hernández, al someter a la bancada de Morena en el Senado,
ya no sería gobernador. La comisión especial que investigaría los atropellos a
la ley se desintegró, pero Monreal no soltó.
La estocada llegó desde el Poder Judicial Federal,
el 9 de marzo. Ahí, el juez Jesús Arturo Cuéllar Díaz concedió el amparo a
favor de Del Río Virgen con una argumentación demoledora.
“No hay algún señalamiento directo en contra
del imputado como autor de los hechos. Tampoco de forma indirecta se obtiene
información en ese sentido, pues los datos de prueba relatados por la Fiscalía
no relacionan al quejoso con el evento por el cual se dio esa privación de la
vida; y los hechos que se destacan como indicios tampoco permiten inferir de
forma lógica la participación del quejoso en la comisión del hecho”.
Ese día, Cuitláhuac enfureció. Irascible,
atacó al juez federal:
“Resulta deplorable la actitud del juez
federal Jesús Arturo Cuéllar Díaz que determinó, que sin importar las pruebas
ni el análisis que de ellas pueda hacerse, Juan Manuel ‘N’ sea un político
intocable porque tiene amigos influyentes en el Senado y a esos políticos no se
les vincula a sus delitos”.
Pero vendría lo peor. El Tribunal Colegiado
por mayoría confirmó el amparo. O sea, determinó que no hay evidencia que
vincule a Del Río Virgen con el crimen de René Tovar.
La reacción del gobernador ahora es cobarde.
Ya no despotrica. Envía a la fiscal Verónica Hernández a confrontar al Poder
Judicial.
“La sentencia emitida no exonera a José
Manuel ’N’ —aduce—. Tampoco afirma que haya sido privado de la libertad de
manera ilegal”.
Advirtió que el caso sigue, que llegarán más
allá, que darán con los culpables. O sea, les vale el amparo otorgado por el
juez federal.
Del Río Virgen les responde en tres frases:
el amparo sí lo exonera, deberían ofrecerle una disculpa pública a él y a su
familia, y Cuitláhuac lo mantuvo secuestrado 177 días.
Su caso es el retrato de una pandilla con
rasgos delincuenciales ejerciendo el poder sin freno. A diario tuercen la ley.
A diario atropellan. A diario fabrican culpables, inventan delitos, crean
asesinos. Y a los verdaderos pillos les conceden impunidad.
Cuitláhuac, dice Andrés Manuel, seria
“incapaz” de fabricar culpables para fabricar adversarios.
Ahí radica el cáncer de Veracruz. La vedette
es un tirano porque se sabe protegido, encubierto, solapado por López Obrador.
Al fin y al cabo, a los dos les gusta violentar la ley.
El caso Del Río Virgen desnuda a todos. A
López Obrador por solapar y encubrir a Cuitláhuac; a Cuitláhuac por usar la ley
para reprimir, violar derechos, tener presos políticos, agraviar a la sociedad
e implantar un clima de terror; a Eric Cisneros y sus consejos de perseguir,
amenazar y encarcelar, y a la fiscal espuria por ser el brazo ejecutor.
“No me vengan con que la ley es la ley”,
vocifera López Obrador en el circo de las mañanas.
Y la vedette interpreta el sermón. Hay que
inventar asesinos.
Archivo muerto
Veracruz, siempre adelante. Veracruz en
tercer lugar con mayor número de grupos criminales. El líder es la ciudad de
México, feudo de la corcholata mayor, Claudia Sheinbaum, y sede del poder
federal donde (des)gobierna Andrés Manuel López Obrador. Son 51 bandas
delictivas en la CDMX; 15 en Guerrero; 13 en Veracruz, empatado con Morelos; 12
en Chihuahua, y 11 tanto en Sinaloa como en Estado de México. Son cifras del
Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE). Pero hay que oír a la vedette Cuitláhuac García, gobernador
de Veracruz, y al secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, el
Arturo Bermúdez del morenismo—, vociferar que tenemos los mejores récords en
combate a la violencia. Si así fuera, los grupos criminales no existieran o
hubieran migrado a otras entidades… Así que la élite de Amado Cruz Malpica se
cotiza bien. Ganan como si fueran habitantes de una torre de oro, eficaces y
decentes. Y no lo son. Y no dan una. No resuelven lo más elemental. Se les
fueron seis meses afinando el violín y a ese paso se les terminará la audición.
Pero la beca no se desprecia. Unos, los jodidos, perciben 20 mil pesos al mes.
Por no hacer nada, hasta demasiado es. Otros, los machuchones de Amado, ganan
entre 40 y 55 mil pesos mensuales. Es la élite guinda, una sarta de inútiles que
poco hacen y cuando se esfuerzan, lo hacen mal. Y también hay “aviadores” (ver:
https://bit.ly/3OrCnh2)… Siempre agudos, filosos, atinados, nada dejan pasar
Claudia, Armando y Edgar. Si brillan con su pluma, su estilo propio, la
evidencia, el arrojo y el valor en sus columnas, igual de certero es su
análisis en la mesa de los martes en Línea Caliente. Ahí se desmenuzan los
andares de un gobernador sin brújula, las trapacerías de un gobierno con las
uñas igual de largas que las de Javier Duarte, las obsesiones delincuenciales
de Eric Cisneros, las limitaciones bárbaras de la oposición. Nada se les va a
Claudia Guerrero, autora de Entre lo Utópico y lo Verdadero; Armando Ortiz,
director de Libertad Bajo Palabra, y Edgar Hernández, titular de Línea Caliente,
la columna y el espacio de debate en redes sociales. De ahí merecidísimo
galardón que les otorga el Club de Periodistas de México por su calidad, su
profesionalismo y la profundidad de sus comentarios. Un aplauso desde acá…
Christopher Alan Santos ahora es más naranja. Asume la presidencia de
Movimiento Ciudadano en Coatzacoalcos, el partido que apunta a ser el que
defina la contienda electoral en 2024. Forjado entre priistas, director de
Catastro con Joaquín Caballero Rosiñol, Christopher Alan Santos si algo
entendió fue cómo crear estructuras políticas, grupos que se muevan a ras de
piso, que ofrezcan gestión, que lo traduzcan en votos. Su otra arista es el
deporte y el rescate de áreas verdes, lo que otros políticos dejan pasar. En
ambos nichos está el potencial de Movimiento Ciudadano, el partido de Dante
Delgado Rannauro, el que habrá de marcar la ruta de la alianza opositora en
máximo siete meses más, cuando, dice el ex gobernador, habrá plataforma y
virtual candidato, quizá con panistas pero sin el PAN, quizá con priistas pero
sin el PRI, quizá con Luis Donaldo Colosio como su figura a la presidencia de
México, quizá con Ricardo Monreal, lo que implicará el mayor quiebre en Morena
de cara a la sucesión; quizá con Pepe Yunes en la contienda por el gobierno de
Veracruz y con Juan Manuel Diez, alcalde de Orizaba, a su lado…
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