*Para el presidente el proceso de sucesión es una prioridad, pues de ello depende la continuación de su proyecto, señalan analistas.
*A diferencia de sus antecesores, López Obrador llega a este cuarto aniversario de su triunfo con una aprobación de 63%, de acuerdo con la encuesta de encuestas de Oráculos.
Ciudad de México. | 02 julio 2022
Tribuna
Libre.- Andrés
Manuel López Obrador llega a su cuarto año de gobierno entre aciertos y
desaciertos, críticas y señalamientos, pero en el caso del presidente Andrés
Manuel López Obrador lo que se vive es la campaña por la continuidad.
A cuatro años de su victoria del 1 de julio y
a 43 meses de haber iniciado su administración, el presidente goza de una
aprobación ciudadana de más de 60%, lo que impulsa que su movimiento político
busque trascender más allá del actual gobierno y por ello han convertido en
prioridad la sucesión presidencial, indican especialistas.
Este viernes 1 de julio se cumplieron cuatro
años de la jornada electoral en la que López Obrador logró más de 30 millones
de votos.
A diferencia de sus antecesores, López
Obrador llega a este cuarto aniversario de su triunfo con una aprobación de
63%, de acuerdo con la encuesta de encuestas de Oráculos.
Azucena Rojas, profesora de la Escuela de
Gobierno del Tec de Monterrey, considera que aún no ha comenzado el ocaso del
sexenio de López Obrador, ello a pesar de que se habla cada vez más de la
sucesión presidencial.
“Contrario a otros sexenios cuando a esta
altura se veían claras caídas en aprobación, aquí lo que vemos son caídas y
subidas en su aprobación. Eso es porque sabe cómo hablarle a los mexicanos,
sabe dominar la agenda, eso lo mantiene en esos niveles. Ahorita no ha llegado
el ocaso, él sigue teniendo el poder en sus manos y los que se perfilan para
sucederlo están muy cuidadosos en no mostrar algún signo de alejamiento con el
presidente, sino buscan un acercamiento”, explica.
Por estrategia y por no perder los
reflectores, los presidentes en turno suelen “destapar” a sus perfiles un año
antes del relevo en la presidencia, mientras ese momento llega se tienen que
“leer” los movimientos y señales.
Sin embargo, López Obrador lo hizo un año
antes, en su mañanera conferencia de prensa, enlistó a tres hombres y tres
mujeres como sus posibles sucesores y sobre quién recaería la responsabilidad
de continuar con el movimiento de transformación que, asegura, él inició el 1
de diciembre de 2018.
“Ninguno de los presidentes quiere que su
poder se venga para abajo antes de tiempo, de hecho, no les queda de otra, por
eso lo hacen un año antes, pero si pudieran lo harían hasta el final, pero por
razones de tiempo, tienen que destapar a sus favoritos, pero eso aplica a
todos”, explicó en una entrevista a Expansión Política, el investigador del
Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), José Antonio Crespo.
Si bien el presidente tiene grandes
pendientes en la administración pública como la seguridad y la economía, ha
convertido en una prioridad la sucesión presidencial. ¿La razón? es que su
movimiento político trascienda a su sexenio.
“Vamos a seguir y va a haber continuidad con
cambio, eso es lo que espero, continuidad con cambio. Yo espero que continúe la
transformación con otro presidente, hombre o mujer, y que sea el pueblo el que
elija libremente”, dijo el 18 de mayo de este año.
“El presidente está pensando en su legado más
allá de sus obras: enfrentar un proceso electoral le sea favorable, que su
movimiento se consolide y al mismo tiempo deje cimentado este tipo de liderazgo
que ha establecido”, explica Efrén Arellano, catedrático de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Aunque ganó la presidencia, no dejó de hacer
campaña, mañaneras, programas sociales, críticas a sus adversarios,
cuestionamientos al neoliberalismo, polarización, promesas han rodeado sus 43
meses de Gobierno.
"Andrés Manuel López Obrador ha estado
en campaña desde que ganó... Ha apostado a programas sociales que se comenta
son los que probablemente atraigan a toda esa cantidad de personas que están
apoyando su gestión", considera Azucena Rojas.
Aunque el presidente ha asegurado que él no
intervendrá en la selección del candidato presidencial del partido que fundó en
2014, sí ha delineado de quiénes podría salir el elegido.
Primero nombró al canciller Marcelo Ebrard, a
la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; a la secretaria de Economía, Tatiana
Clouthier; a la titular de Energía, Rocío Nahle; al embajador de México en
Estados Unidos, Esteban Moctezuma y al representante de México ante la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), Juan Ramón de la Fuente.
En un segundo lance, meses después, subió a
la carrera presidencial a su paisano y hoy secretario de Gobernación, Adán
Augusto López, pero su papel es diferente: no competir por la candidatura, sino
ser los ojos y oídos del mandatario federal al interior de la contienda.
“El papel de Adán Augusto podría ser el fiel
de la balanza. Se ha dado la lectura de que puede ser el Plan “B” o el caballo
negro, pero más bien es quien está dentro de la contienda para mirar desde
dentro quién es la mejor opción. Es el mejor confidente del presidente y quien
podría convertirse en el gran elector porque es el oído y ojos de presidente en
esa contienda”, dice Roberto Alonso Muñoz, analista político y académico de la
Universidad Iberoamericana campus Puebla.
El interés del presidente de involucrarse en
la sucesión presidencial desde ya, según los expertos consultados, responde a
que quiere que quien sea el electo continúe con su proyecto, pues si bien
Sheinbaum, Ebrard y López Hernández (los mejor posicionados) forman parte de
Morena, tienen diferentes proyectos y visión de país.
“El estilo que pudieran tener cada uno para
gobernar pudiera ser decisivo para ver por quién se decide el presidente López
Obrador. Todos los presidentes tienen tentaciones de influir en quién será su
sucesor algunos para cuidarse las espaldas, para cuidar equipos, para impulsar
cosas que dejaron a medias, en el caso del presidente está pensando en
consolidar su movimiento y darle viabilidad a esta nueva forma de vinculación
con la opinión pública”, agrega Efrén Arellano.
El presidente fue quien abrió el tema de la
sucesión presidencial justo a la mitad de su sexenio y también es él quien se
ha encargado de recordar constantemente que aún faltan dos años de sexenio y en
ese tiempo se puede hacer mucho.
“Van a ser los mejores, van a ser los mejores
de todo el gobierno, pero no sólo para el Presidente, lo más importante es que
van a ser los dos mejores años para el pueblo de México”, dijo en Malinaltepec,
Guerrero, hace unos días.
En cuatro años, el presidente ha logrado un
cambio en la forma de hacer gobierno en la que, según los expertos, se le
reconoce la austeridad y una nueva forma de hacer política, sin embargo, en los
dos años que le restan aún tiene grandes pendientes, entre ellos la seguridad ,
el crecimiento económico y el combate a la corrupción.
Este viernes 1 no hubo fiesta a lo grande en
el Zócalo como sucedió el primero de la victoria, ni tampoco festejos en
Palacio Nacional.
Hoy el informe por la victoria del primer
domingo de julio de 2018 será en la tierra del presidente rodeado de paisanos y
celebrando que aunque a medias, otra de sus obras insignia se concretó y ahora
la que sigue es el Tren Maya.