Jorge Winckler Ortiz: Su cacería, ser detenido y hoy es preso político en Veracruz
***Le
imputan delitos gracias a declaraciones tendenciosas de colaboradores del
duartista Luis Ángel Bravo Contreras, en
su afán de venganza.
***El Gobierno de Cuitláhuac García acata órdenes a favor de duartistas, como pago de triunfos electorales en el 2018.
Claudia Guerrero Martínez | 03 agosto 2022
Tribuna
Libre.- Durante
la campaña a la gubernatura del 2016, los veracruzanos estaban cansados de un
gobierno represor siendo una
característica esencial de la administración de Javier Duarte de Ochoa,
convirtiéndose en un gobernador loco, ladrón y cínico, pues pensaba que los
recursos estatales le pertenecían y podía hacer con ellos lo que le diera en
gana. Y sus colaboradores también
sufrieron de esa demencia, entre ellos, Luis Ángel Bravo Contreras.
Como fiscal general, conocido como “El
Fisculín”, Luis Ángel Bravo Contreras se dedicó a limpiar la enorme lista de
ejecuciones, asesinatos y secuestros, para no ser investigados. Las denuncias
eran desechadas realizando omisiones a deberes legales y los arteros asesinatos
a periodistas eran un deporte en Veracruz. Bravo Contreras sabía sobre todas
las actividades delictivas de los grupos de Seguridad Pública y Fuerza Civil al
mando de Arturo Bermúdez Zurita y conoció sobre la manipulación y el
ocultamiento de muchos cadáveres en fosas clandestinas, guardando silencio
cómplice, pues los desaparecidos nunca fueron prioridad en el gobierno de
Duarte, quien permitió la muerte y desaparición de miles de personas en
Veracruz.
Luis Ángel Bravo Contreras fue cómplice de
matanzas, asesinatos y toleró que los policías
de Seguridad Pública y Agentes
Ministeriales trabajaban para grupos
delincuenciales. Las detenciones disminuyeron, imperó la impunidad y Luis Ángel
se convirtió en el encargado de la limpieza de las porquerías que realizaba
Arturo Bermúdez y del propio Javier Duarte de Ochoa.
Todo esto que expresamos, fue parte de
nuestro libro titulado “Sí merezco abundancia”, de la Editorial Planeta, donde
narramos terribles sucesos y Veracruz estaba en una guerra territorial entre
cárteles de la droga, quienes financiaron las campañas de Javier Duarte y
controlaban a la Fiscalía General del Estado.
Hoy, con la cacería y detención de Jorge Winckler en Puerto
Escondido, Oaxaca, para luego ser llevado a Pacho Viejo, fue gracias a la
presión aplicada por Luis Ángel Bravo Contreras y la paranoia del secretario de
Gobierno, Eric Cisneros Burgos, quien trata de borrar todo lo que huela al
yunismo y sobre todo, a Jorge Winckler.
Hace unos días, en el Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Séptimo Circuito se desahogó el proyecto del
magistrado ponente Octavio Ramos Ramos de “dejar insubsistente el Acuerdo de
tres de septiembre de dos mil diecinueve, emitido por la Diputación Permanente
de la Sexagésima Quinta Legislatura, publicado en la Gaceta Oficial del Estado
de Veracruz; y proceder de inmediato a su restitución en el cargo que venía
ocupando, así como a realizar el pago de su sueldo y demás prestaciones
económicas y de seguridad social, desde su separación hasta su restitución”.
Bajo la presión presidencial, fue desechado
este proyecto, negándole el amparo a Jorge Winkler, cuando cualquier abogado en
Veracruz sabe que diputados locales del Congreso del Estado violentaron los
derechos de Winckler Ortiz, en su ilegal destitución. De haber sido votado a
favor, el gobierno de Cuitláhuac García estaría en problemas y ellos ya tenían
dos denuncias más en puerta para ser aplicadas contra Winckler.
Ante este susto para los pillos morenistas,
reactivaron la cacería, buscaron traidores quienes le pusieran el dedo a
Winckler y ser localizado en Puerto Escondido, para se llevado a Pacho Viejo y
este 1 de agosto, trasladarlo al Penal del Altiplano, con el fin de tener
controladas sus visitas y fuera de Veracruz.
Triste, pues ante todo es nuestro amigo y
conocemos su capacidad como abogado y leal funcionario de Miguel Ángel Yunes
Linares. Al perder el PAN la gubernatura y asumir el cargo Cuitláhuac García,
Jorge Winckler aguantó los gritos y bajezas que le decía Eric Cisneros Burgos
durante las reuniones de seguridad. El conocido como “Bola 8” le pidió su
renuncia y él no aceptó, pues había sido nombrado en el cargo por nueve años y
la ley lo amparaba.
Por eso, era necesario buscar a testigos a
modo, quienes son los mismos cómplices
en secuestros, omisiones a deberes legales y hacer el trabajo sucio de Luis
Ángel Bravo Contreras, a su paso como fiscal.
Y la venganza se cumple a petición de Javier
Duarte, quien es el único tonto preso en el Reclusorio Norte, pues todos sus
colaboradores están libres y felices, mientras el jefe, como el juego del
“Can-Can”, dio salvación para todos sus amigos.
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