* Cuatro días en llamas * “Abrazos, no balazos” mientras intenta aprehender a capos * Si extradita a Caro Quintero, extraditará a todos * Aprobada la Ley Nahle, el PAN irá a la SCJN * Pasiano Rueda, alcalde de Jesús Carranza * A tragar camote, gobernador * Keren, Jessy, Oliver para 2025 * El marcelismo opera desde palacio
Mussio Cárdenas Arellano | 18 agosto 2022
Tribuna
Libre.- No
sólo arden los Oxxo y los autos y los camiones. Arde Andrés Manuel y sus
“abrazos, no balazos”, y su política de silencio cómplice, y los brazos caídos
ante la violencia y el cinismo con que sale a vociferar que la jornada de
terror vivida es una exageración.
Arden los vehículos a pie de carretera y caen
civiles en cuatro días de caos. Despojan a conductores de sus autos y les
prenden fuego. Arden a media calle, a media avenida, a media pista. Y López
Obrador responde que es un montaje, que es propaganda, que los conservadores
“están exagerando”, que los adversarios “ayudan en la propaganda negra”.
Negras tiene las neuronas el presidente.
Fundidas. Suena hueco, limitado, inconexo el discurso frente al reto del narco
y los extorsionadores, a la quema de vehículos, al tiroteo en gasolineras, a la
muerte de 11 en la jornada violenta de Ciudad Juárez, uno de ellos menor de
edad, y a las 341 víctimas abatidas en el país en esos cuatro días de caos.
Apenas puede hilar ideas Andrés Manuel. A
duras penas teje una explicación. El presidente hablador, el que no suelta el
micrófono, el que fustiga e increpa, el que entretiene a la nación y adormece a
la secta, el que presume que lo sabe todo y luego dice que no sabe nada, no
toca lo medular, el origen del escándalo: su traición al narco.
De andar apapachando a la mamá del Chapo
Guzmán y liberando a Ovidio, el narcojunior, López Obrador pasó, presionado por
el gobierno de Estados Unidos, a aprehender a Rafael Caro Quintero y lo habrá
de extraditar. Y eso ya lo leyeron los capos. Y saben que los va a entregar.
Construyó una amnistía de facto, un ambiente
de impunidad, la inacción del Ejército, la humillación de la tropa, la entrega
de territorios, la escandalosa defensa de los narcos y el pacto electoral que
le dio a Morena, su partido, el poder en más de 20 estados del país. Y tres
años y medio después, la traición.
Aún retumban los “abrazos, no balazos”, el
himno que entona cada mañana, mientras intenta dar un golpe crucial en el seno
del Cártel Jalisco Nueva Generación. Ahí se le incendió el teatro.
Lo devoran las imágenes, el fuego consumiendo
vehículos, 25 tiendas Oxxo en Guanajuato ardiendo, y las ráfagas lanzadas por
los “cuernos de chivo” unas alcanzando a sus víctimas y otras sin dar en el
blanco. Y López Obrador se aferra a que esa jornada violenta es una
exageración.
A la reacción de los narcos le llama
“protesta”. A los autos en llamas le dice propaganda. A la jornada violenta le
llama manipulación. Y por enésima vez apela a la teoría del complot.
El detonante fue una operación militar
fallida. El martes 9, información de inteligencia reveló la celebración de un
cónclave entre Ricardo Ruiz Velasco, alias “El Doble R”, líder del brazo armado
del CJNG, y Gerardo González Ramírez, alias “El Apá” o “El Güero”, responsable
del cártel en los municipios del norte de Jalisco y Zacatecas.
Estarían pactando el relevo de Nemesio
Oseguera, alias “El Mencho”, líder máximo del CJNG, al saberse que está próximo
a morir, cuando el operativo militar hizo abortar el encuentro que se realizaba
en Ixtlahuacán del Río, Jalisco.
Cuando los militares se disponían a asestar
el golpe, fueron repelidos por sicarios que los contuvieron e instalaron barricadas
para obstruir el paso. Lo que siguió fue la quema de vehículos, comercios,
farmacias y las tiendas Oxxo. Y de la zona de Zapopan, Guadalajara,
Ixtlahuacán, la “protesta” incendiaria se extendió a Zitácuaro, Michoacán, y de
ahí a Salamanca, León, Silao, Celaya e Irapuato en el estado de Guanajuato.
Aquello ocurrió en una franja de 300
kilómetros. Aquello evidenció que en 300 kilómetros o más, manda el Cártel
Jalisco Nueva Generación. Aquello confirma que los cárteles controlan grandes
extensiones del territorio nacional. Así ocurre cuando hay ausencia de
gobierno.
Un día después, Ciudad Juárez, Chihuahua, fue
el escenario de más narcobloqueos, con autos y tiendas de autoservicio atacados
con bombas molotov. Fue la acción violenta de los Mexicles, una banda criminal
que disputa la plaza al Cártel de Juárez.
Y de ahí, la franja norte del estado de Baja
California: Mexicali, Tijuana, Rosarito y Ensenada, la frontera con Estados
Unidos. Y ahí, la que dio luces de cómo se tolera al crimen organizado fue la
alcaldesa morenista de Tijuana, Monserrat Caballero, instando públicamente, con
las fuerzas militares a su lado, a que los delincuentes les cobren la factura a
quienes les deben, no a la sociedad. O sea, el cobro de piso tiene aval
oficial.
El saldo estremece a todos: 11 muertos en los
sucesos de Ciudad Juárez; 341 homicidios dolosos en México en cuatro días, del
9 al 14 de agosto. Cuatro días de violencia extrema. Cuatro días en que los
narcos y otros miembros del crimen organizado se hicieron sentir. Cuatro días
quemando autos y comercios, rafagueando farmacias y gasolineras.
Cuatro días atacando a la población, no a los
cuarteles militares, ni a las bases policíacas, ni a edificios públicos o sedes
de gobierno. Cuatro días teniendo en la mira a la población civil. Cuatro días
imponiendo el terror. Y hay quien dice que esto no es terrorismo. Y López
Obrador emperrado en que es una exageración de la prensa amarillista.
O su otra obsesión: la teoría del complot
cuya víctima es él y siempre es él, y los villanos, por los siglos de los
siglos, son y serán los conservadores.
“Por eso —suelta el mesías de Tepetitán— es
que hay gente que está pensando que tiene que ver con cuestiones políticas.
Pero eso es mejor mantenerlo como una hipótesis y no darle tanta importancia.
Es decirle a la gente: vamos bien, no se dejen manipular. Es evidente. Yo no sé
si haya conexión o mano negra, si se haya instrumentado esto, si se haya
articulado. De lo que no tengo duda es de que nuestros opositores, los
conservadores corruptos, sí ayudan en la propaganda negra”.
Y aun viendo los autos quemados, las llamas
en los Oxxo, las gasolineras bajo metralla, pregona que es un montaje.
La política de seguridad de Andrés Manuel es
una simulación. “Abrazos, no balazos” se aplica selectivamente. A los narcos
que no orbitan en el ánimo de López Obrador los asedian, aprehenden a capos y
sicarios, les congelan cuentas bancarias, desmantelan células delictivas,
aunque sus territorios se mantengan intactos y la droga siga corriendo, o la extorsión
crezca, o el tráfico de migrantes y la trata de mujeres deje una millonada.
“Abrazos, no balazos” para Ovidio y Los
Chapitos y El Mayo Zambada, para el Cártel del Pacífico, al que se le prodiga
total impunidad, y para los huachicoleros del extinto Víctor Carmona, que
financió las campañas a Morena, a Mario Delgado cuando buscaba la presidencia
del comité nacional, y las de Américo Villarreal, en Tamaulipas, y de Rubén
Rocha, en Sinaloa.
Los “balazos sin abrazos” son para El Mencho
Oseguera, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, y sus lugartenientes, el
Doble R, El Apá, El Jardinero, El Rey Sapo, y también para La Familia
Michoacana, el Cártel del Golfo, Los Zetas, la Unión Tepito y para todos
aquellos con los que Andrés Manuel pactó a medias.
No está lejos el día en que ya no habrá
“Abrazos, no balazos”. Todos estarán en la lista de extraditables y no habrá
más pacto con el rey de palacio que los pueda salvar. Ese día la Cuarta
Transformación arderá.
Aquel martes 9, había que verle el rostro a
Andrés Manuel. Había que sentirle la voz. Azorado, no atinaba a explicar cómo
se le incendiaba el país cuando en el discurso presume que la inseguridad se
abate y se mitiga la violencia con un acto de fe.
Autos quemados, inocentes muertos, negocios
atacados, Oxxos en llamas. Los narcos, los extorsionadores, los Mexicles, todos
diciéndole que la pax narca terminó.
Paga así el costo de la traición.
Archivo muerto
Los lacayos le dan cuerda a Rocío Nahle, Miss
Zacatecas. Aprueban por consigna la reforma constitucional para consumar el
asalto a Veracruz. Siendo madre de veracruzanas, puede aspirar a la candidatura
de Morena al gobierno estatal. No por ello deja de ser zacatecana. No es
veracruzana por nacimiento. No procede de veracruzanos. Es zacatecana y eso no
va a cambiar. Toca ahora al Partido Acción Nacional, como lo ha anunciado,
interponer el recurso de inconstitucionalidad, basados en que se violó el
procedimiento legislativo. Se votó en un período extraordinario de sesiones y
no en dos ordinarios consecutivos, como marcan los artículos 9 y 11 de la Ley
Reglamentaria del artículo 84 de la Constitución de Veracruz. Hay versiones,
una de ellas divulgada por el columnista Arturo Reyes Isidoro, cuyas fuentes
sostienen que el procedimiento se ajustó a la ley, a una actualización de la
Ley Reglamentaria del 84 constitucional, que data de 2018. Habrá que ver cómo
lo resuelve la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Movimiento Ciudadano va
en otro sentido. Impugna la condición de veracruzano por nacimiento a partir de
tener hijos nacidos en Veracruz. Rocío Nahle, secretaria de Energía, es madre
de dos hijas nacidas en Coatzacoalcos. Sergio Gil Rullán, líder estatal
emecista, sostiene que la reforma es regresiva. La condición de veracruzano la
dan los padres, no los hijos. La raíz no se halla en el fruto sino en el árbol.
Son los padres los que dan procedencia, no los hijos. La Corte dirá. Mientras,
la banda morenista se confronta. Unos serán encarnizados aliados de la
zacatecana; otros, sus acérrimos enemigos desde las sombras. Todos desde las
entrañas de Morena… Del sabor que quieran, pero Cuitláhuac García y la fiscal
espuria tuvieron que tragar camote. A contrapelo del gobernador, del tiranuelo
Eric Cisneros, de Verónica Hernández Giadáns, Pasiano Rueda asumió la alcaldía
de Jesús Carranza. “Sí se pudo”, le gritaban sus huestes mientras Pasiano
sonreía. Juraba cumplir y hacer cumplir las leyes. Saboreaba el triunfo. Dos
veces derrotó a Morena, una de ellas desde prisión. Dos veces reventó al
gobernador, Cuitláhuac García, el que le imputó una relación con un narco y no
se lo pudo probar. Dos veces Pasiano jodió en las urnas a la familia Real,
caciques de Nuevo Morelos, que aspiraron a colocar a un títere en la
presidencia municipal de Jesús Carranza. Un juez federal ordenó la total e
inmediata libertad de Pasiano Rueda Canseco y ahí concluyó el episodio del
enésimo preso político del gobernador, sobreseyendo todo el juicio al resolver
la invalidez de la detención en flagrancia y por la “ilicitud de todos los
datos de prueba derivados de la misma”. O sea, le fabricaron los delitos.
Pasiano dejó la prisión el miércoles 27 de julio. Pasó nueve meses —271 días—
en la cárcel. Por más que el sátrapa de palacio y su moza de estoques, la
fiscal espuria Verónica Hernández Giadáns, intentaron retenerlo, la sentencia
del juez fue tajante: libertad inmediata. El viernes 12 asumió la presidencia
municipal. Y el gober, a tragar camote… Keren Prot, Jessy Ramos y Oliver Damas,
tres proyectos por la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2025. Serán las cartas del
marcelismo, dentro o fuera de Morena. De ahí el activismo no prematuro al
interior del ayuntamiento. Los joaquinistas incrustados a lo largo de la
estructura municipal. De ahí las reuniones a puerta cerrada en el edificio de Tesorería,
avanzando en el control de áreas clave. Keren Prot, ex regidora de extracción
priista, ex agente municipal de Villa Allende que bien pudo ser candidata a
diputada federal por el PRI pero supo leer los tiempos, la tendencia del voto a
favor de Morena, y se reservó. Hoy es representante del Ayuntamiento morenista
ante Asociaciones Civiles y Grupos Vulnerables. El cargo una fachada. Le sirve
para estar vigente mientras se consolida el proyecto hacia el 2025. Jessy
Ramos, cercanísima al ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, es una especie de
Droopy en el palacio municipal. Aparece en todo evento. Opina, dispone, decide.
Tuvo a su cargo el festejo de los 500 Años de la Fundación de la Villa del
Espíritu Santo, antecedente histórico de lo que hoy es Coatzacoalcos. Al
iniciar 2023, tendrá mayor proyección. La otra carta del marcelismo será Oliver
Damas de los Santos, ex secretario de Gobierno en el período joaquinista, y ex
regidor en la administración del morenista Víctor Carranza Rosaldo. Nadie tan
cercano a Joaquín Caballero Rosiñol como Oliver Damas. La operación política
continúa en manos del vicealcalde de Coatzacoalcos, Samuel Ordaz Ortega,
secretario del ayuntamiento e hijo de Arturo Ordaz Gallegos, El Procu, quien
fuera secretario del ayuntamiento con Marcelo Montiel Montiel. ¿Con qué pagará
Rocío Nahle los votos que el marcelismo le arrimó a Morena en las últimas dos
elecciones? Con poder. En política nada es lejano; es cuando debe ser…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/116755/amlo-traicionar-al-narco-tiene-su-costo
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