El valle de Guadalupe está en riesgo de desaparecer por depredación; vitivinicultores y comunidad hacen un llamado para rescatar el valle
* De continuar esta tendencia, en 2037, ya no existirán tierras de cultivo en una zona única donde se produce 75% del vino mexicano
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Vitivinicultores hacen un llamado a los mexicanos para evitar que suceda la
misma destrucción que en Tulum
Valle de Guadalupe, Ensenada, BC, a 5 de septiembre de 2022
Xalapa, Ver. | 06 septiembre 2022
Tribuna
Libre.- Integrados
como “Rescatemos El Valle”, vitivinicultores, enólogos, chefs y la comunidad del
lugar lanzaron esta mañana una convocatoria con un amplio y atento llamado a
los gobiernos federal, estatal y municipal para salvar la esencia rural de El
Valle de Guadalupe frente al embate a que el desarrollo económico, la
urbanización y la ausencia de Estado de Derecho lo llevan desde hace 5 años,
con la enorme probabilidad de que si no hay un alto inmediato desaparezca en
2037.
Los integrantes de “Rescatemos El Valle”
expresaron que en los últimos cinco años se han construido antros, centros
nocturnos y fraccionamientos; se han realizado conciertos masivos y se ha
lotificado y vendido la tierra, sin respeto a los reglamentos y leyes
existentes, motivo por el cual El Valle se está convirtiendo en una ciudad,
destruyendo su vocación agrícola, que lo ha posicionado como uno de los lugares
más icónicos de México.
En Rueda de Prensa virtual, la
vitivinicultora Natalia Badán; el presidente del Consejo Estatal de Productores
de Vid de B.C., Fernando Pérez Castro; la académica Ileana Espejel; el
presidente de Provino, Mauricio Cantú; el chef Jair Téllez; Claudia Turrent de
Por un Valle de Verdad; y Santiago Cosío y Keiko Nishikawa, director General y
directora de Relaciones Públicas de Bodegas de Santo Tomás, respectivamente,
entre otros muchos miembros de la comunidad, hicieron énfasis en que durante
los últimos cinco años estas empresas han deforestado al menos mil hectáreas de
conservación y producción que ahora se usan para antros, grandes foros de
conciertos y casas privadas, pero advierten que aún viene lo peor.
Entre 2014 y 2019 se perdió 18% de tierra
agrícola en El Valle y el futuro luce aún más desolador, porque de las 5 mil
445 hectáreas cultivables que había en 2017, el Instituto Municipal de
Investigación y Planeación (IMIP) de Ensenada prevé que quedarán menos de la
mitad (2 mil) en el año 2027. El mismo pronóstico estima que para el año 2037
no quedará una sola de esas tierras de cultivo que han puesto a dicha zona del
estado en el panorama vitivinícola nacional e internacional.
“En términos generales se identifica como
causa principal de la problemática en El Valle de Guadalupe al crecimiento
descontrolado de los asentamientos humanos, que trae como consecuencia efectos
directos sobre: el agua, el suelo, la agricultura, la comunidad y el paisaje”,
expresaron.
Además, subrayaron que la edición del
Programa Sectorial de Desarrollo Urbano-Turístico de los Valles Vitivinícolas
(PSDUT), publicada en 2010 con el explícito propósito de “conservar la tierra
agrícola en un 95% durante los próximos 30 años”, fue un fracaso. En diciembre
2018 se publicó una nueva versión, actualizada; y entre una y otra
publicaciones el área decretada ‘de conservación’ se redujo 424%, mientras el
polígono total bajo jurisdicción del Programa es ahora 81% más pequeño.
Meses atrás fue clausurado por la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente el Foro APM por desmontar 16
hectáreas de vegetación en zona agrícola y de conservación; pero la empresa de
música y entretenimiento Bandamax celebró recientemente en su portal de
Internet la apertura de la Arena Valle de Guadalupe para finales de 2022, con
capacidad para 9 mil personas. Otro negocio es el Anfiteatro del Valle con
capacidad para 7 mil personas, que organizó un concierto de Francisco Céspedes
el 14 de mayo pasado. Además de esto, se han abierto más de 5 antros en El
Valle de Guadalupe, una cosa que sería inaudita en cualquier otra región
vinícola en el mundo, desde Mendoza hasta Burdeos.
La depredación actual no sólo atenta contra
el patrimonio cultural y paisajístico de una bio región única, sino que está
perdiendo también la ventaja competitiva de la zona, la más importante del país
con 75% de la producción nacional de vino, la cual contribuye con 1% del PIB
agrícola, emplea directamente a 4,500 personas e indirectamente a más de 10
mil, además de la participación de mujeres en más del 40% del empleo total
generado.
La derrama económica generada por el
enoturismo en Baja California significa $3,600 millones de pesos y una
recaudación de impuestos de 165 millones de pesos, como reflejo de un
incremento importante del consumo del vino per capita en México, que pasó de
250 mm en 2002 a 964 mm en 2018.
Por estos motivos, expresaron los integrantes
de “Rescatemos El Valle”, coinciden con el presidente de la República en su
lucha por salvar al campo mexicano. Como él mismo lo dijo “el campo es
extraordinario, no solo se producen alimentos, no solo es la fábrica más
importante de México, es también una forma de vida sana, buena, porque en el
campo hay una gran reserva de valores, culturales, morales y espirituales.
“La situación de El Valle de Guadalupe es
grave, pero afortunadamente hemos obtenido respuestas positivas de mucha gente
que quiere proteger este lugar. El problema es que el ritmo de la depredación
nos va ganando. Nos da gusto escuchar a la gobernadora Marina del Pilar cuando
dice que ella no permitirá que El Valle se convierta en el antro más grande de
Baja California, nos entusiasma también la presencia de la Semarnat y su
titular María Luisa Albores. Y sobre todo la amplia participación comunitaria
de muchísimos sectores de El Valle de Guadalupe. Ojalá todos juntos podamos
tomar acciones concretas e inmediatas para proteger este patrimonio nacional, y
que el ejemplo de El Valle se utilice para salvar tantas otras zonas agrícolas
del país, y así se proteja el campo mexicano.” declaró Fernando Perez Castro,
presidente del Consejo Estatal de Productores de Vid de B.C.
En ese sentido proponen “generar una nueva
denominación jurídica federal para proteger el patrimonio agrícola del país,
una denominación biocultural que proteja al campo y su cultura cómo se protege
también a las áreas naturales. Esto permitiría que a través de esta figura
jurídica se protegiera a comunidades rurales y productos agrícolas a lo largo y
ancho del país tal como son, además de la vid, el café, el chocolate, la
vainilla, los árboles frutales de fruta endémica, el agave y otros muchos
productos y regiones”.
Además de ello proponen leyes federales que
protegen el uso agrícola del suelo en El Valle de Guadalupe, el nombramiento de
El Valle de Guadalupe como una “Zona de belleza natural y cultural”, como lo
establece la Ley de Preservación del Patrimonio Cultural del Estado de Baja
California en su artículo 5 y, sobre todo, la aplicación de las leyes y
reglamentos que actualmente protegen a esta región agrícola pero que han sido
ignorados por autoridades y empresarios.
“Llevo 69 años viviendo en El Valle de
Guadalupe. Lo conozco como a mi piel: Hoy, ese sueño se rompe como un espejo.
La compatibilidad turística que tiene toda región de grandes vinos nos rebasó y
nuestro valle está amenazado con convertirse en una ciudad mal hecha, presa de
intereses económicos a corto plazo. Estamos asesinando la oportunidad histórica
que tuvimos de ser un valle netamente agrícola, rural, con arraigo profundo a
nuestro suelo y al milagro de lo que el suelo puede darnos cuando lo tratamos
bien, orgullo de todos los mexicanos. Necesitamos acciones urgentes para
rescatar lo todavía rescatable: que se obedezcan las leyes ya existentes, sin
excepción, que se protejan ésta y otras regiones agrícolas de México”, expresó
Natalia Badán, vitivinicultora de El Valle de Guadalupe.
Por todo esto esperan encontrar eco en las
autoridades correspondientes y se presente una iniciativa de protección a El
Valle ante el Congreso local y el Congreso Federal y se constituya dicha figura
jurídica a través de la participación de la gobernadora Marina del Pilar Ávila
Olmeda, y de la Federación, para fortalecer y preservar la vocación agrícola.
“Ciudades pueden hacerse en muchos lados,
pero las tierras cultivables no se pueden fabricar. Esta es una región agrícola
única e irrepetible. Hay que conservarla”, expresó la académica de la UABC
Ileana Espejel.
“No queremos ser otro Tulum”, concluyeron los
vitivinicultores.
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