* La pandilla de Hugo con licencia para delinquir * Zúñiga, tan cerca de la desaparición forzada y no la vió * Marlon, Anilú y Arianna: el voto servil * Cuitláhuac le inventa otro delito a Franco * Ibarra Pong se embolsa 7 millones en el basurero * Vasconcelos, señalado en una canallada * Karla Yahanna advierte: no me quitarán a mis hijos .
Mussio Cárdenas Arellano | 26 octubre 2022
Tribuna
Libre.- Nada
mejor que uno de los suyos para encubrir a la policía criminal. Nada mejor que
sea Cuauhtémoc Zúñiga, el cuasi secretario de Seguridad, el que teniendo a Alan
N bajo sus órdenes, no vio, no se enteró de la desaparición forzada del
“Archi”, ni de otros excesos, incluso asesinatos.
Literalmente, el capitán Zúñiga era la sombra
de Hugo Gutiérrez Maldonado, el defenestrado titular de Seguridad Pública en
Veracruz, y con él vivió, protagonizó, ordenó o fue omiso en actos de la tropa
que violentaron la ley. Fue su cómplice y mucho más.
Era Cuauhtémoc Zúñiga, en sus días de subsecretario
de Operaciones, el número dos en la SSP, moviendo a la tropa, decidiendo cuándo
actuar o no actuar, cuándo reprimir manifestantes, cuándo apalear periodistas,
cuándo ir tras delincuentes, cuándo inventar culpables.
Y fue mando inmediato superior de Alan N,
director de Operaciones, cuando el director de la Policía Vial, Juan Alan
Cuetero Meza, “El Archi”, fue levantado y cinco meses después, nada se sabe de
él.
Tan cerca de la desaparición forzada estuvo
el capitán Zúñiga, y resulta que nada vio. O vio y prefirió callar. O ayudó a
precipitar la caída de su antecesor, Hugo Gutiérrez Maldonado, el farsante que
maquilló la violencia que se vive en Veracruz.
Y hoy, ya con la dispensa del Congreso, la
anuencia que dan los títeres, por ser nacido en Oaxaca de Juárez, no en
Veracruz, tiene la encomienda de blindar a la policía criminal.
Sus méritos sólo los ve Cuitláhuac García, el
(des)gobernador. Sus pifias, abusos, excesos, se registran en hemerotecas y
redes, y los cuenta la tropa policíaca oaxaqueña en sus tiempos de comisionado
de la policía estatal. Un día, hartos de su trato soez y la sospecha de desvío
de recursos en un evidente peculado electoral, los subalternos declararon
brazos caídos.
Y así reventó el titular de Seguridad Pública
de Oaxaca, Alberto Esteva Salinas, y el capi Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, tuvo
que volver a la Secretaría de Marina.
“Está limpio”, dice hoy Cuitláhuac como
cuando los sicarios cachean a los de la banda rival.
“No tienen denuncias ni carpetas de
investigación”, apunta la vedette de Macuitépetl.
Pues no. Tiene algo peor: mala fama. Y malas
mañas. Y el disimulo, o el silencio, o el gusto por encubrir.
Ahí, como subsecretario de Operaciones —el
número dos de Hugo Gutiérrez—, el capi Zúñiga vio actuar a Alan N o Alan
Ciprián Canseco.
Y si no se percató que Alan N levantaba
policías y amedrentaba a la tropa, mal.
Y si lo supo y no actuó, peor.
Una sería ineptitud; la otra, complicidad.
Van casi cinco meses —149 días— y “El Archi”
no aparece. Y el ex director de Operaciones de la SSP, Alan Ciprián, junto con
tres subalternos, Ricardo de Jesús N, alias “Galeno” y Federico N y Jacobo N,
debieron ser apresados y un juez los vinculó a proceso por desaparición forzada.
Aquel domingo 29 de mayo, El Archie fue su
iglesia, al norte del puerto de Veracruz. Era mediodía. Ya nadie lo volvió a
ver. Su esposa y su madre llamaron al teléfono celular sin respuesta alguna.
Hugo Gutiérrez activó un día después un
código rojo, centrando la búsqueda, no en el norte sino en el sur del puerto de
Veracruz. Al tercer día, en Coatzacoalcos, a 300 kilómetros, señaló que al
Archi Cuetero Meza lo había levantado la delincuencia.
La mecánica de encubrimiento se echó a andar.
Y cuando la Fiscalía de Veracruz halló el vehículo del director de la Policía
Vial y uno de los teléfonos que usaba, en el municipio Emiliano Zapata, cerca
de la Academia de Policía donde suele practicarse la tortura, aquello se salió
de control.
Luego darían con el segundo teléfono, en
Veracruz, cerca de Colinas de Santa Fe, donde se halla la mayor fosa
clandestina, con decenas de miles de restos humanos, la mayoría sin haberse
identificado aún.
Y fue entonces, el 17 de agosto, casi tres
meses después de la desaparición forzada del “Archi”, que Alan Ciprián dejó la
Dirección de Operaciones y fue enviado a la Academia Regional de Seguridad
Pública del Sureste.
¿Quién decidió alejarlo del epicentro del
sismo: Hugo Gutiérrez o Cuauhtémoc Zúñiga? ¿O fueron los dos?
¿Y quién determinó que debía ir a prisión:
Cuitláhuac o Andrés Manuel López Obrador?
El 13 de octubre, cayó Alan Ciprián. Un día
más tarde, Ricardo de Jesús N, alias Galeno, y los policías Federico N y Jacobo
N. Ricardo de Jesús era el delegado de la SSP en el municipio de Boca del Río,
conurbado a Veracruz.
Entre el hoy cuasi secretario de Seguridad
Pública de Veracruz, Cuauhtémoc Zúñiga, y Alan Ciprián, hay linea directa.
Aquel era su jefe inmediato. Era imposible que no supiera en qué pasos andaba.
Otro elemento policíaco, Cosme N, adscrito a
Fuerza Civil, sacudió a Veracruz cuando difundió en la red social Facebook, en
vivo, que era acosado con fines de desaparición por integrantes de la
Secretaría de Seguridad Pública.
La grabación se viralizó a las 15 horas del
18 de octubre. En ella, Cosme relataba:
“Estoy responsabilizando a los compañeros
Estatales al mando del comandante Tigre. Son ellos los que me querían
desaparecer, los que me querían hacer desaparición forzada como han hecho en
otras ocasiones, desaparecer compañeros. Ahora mi muerte no va quedar impune”.
Luego
agregó:
“Estoy transmitiendo en vivo en mi face
porque todo se me está negando. Se me negó Fiscalía, se me negó la Unidad
Integral, se me negó la de Secuestro y yo también requiero por parte de la
Comisión de Derechos Humanos su intervención porque ya se están violentando mis
derechos”.
La frase que sacudió a muchos fue “me querían
hacer desaparición forzada como han hecho en otras ocasiones, desaparecer
compañeros”.
Y de nuevo el señalamiento a los estatales,
como los tiempos de Javier Duarte, que resultó en una denuncia por la
desaparición forzada de una veintena de policías y civiles, de la que aún no se
libra el ex gobernador de Veracruz, por la que fueron acusados el ex secretario
de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita; el ex fiscal Luis Ángel Bravo
Contreras, y dos decenas de subalternos.
Cosme es miembro de la Fuerza Civil. Su
titular fue, hasta la caída de Hugo Gutiérrez Maldonado, Rafael Ángel González
Uscanga, capitán de navío de la Secretaría de Marina, de pésimo historial
cuando justificaba el salario en Coatzacoalcos.
Lo mismo sabe de rifles que de lanzagranadas,
de paracaidismo que de buceo, de inteligencia militar que de protección a
funcionarios. Pero en la práctica, pasó por la Policía Intermunicipal de
Coatzacoalcos que al final fue extinguida.
Hoy, Rafael Ángel González Uscanga deja la
Fuerza Civil y pasa a ser director de Operaciones de la SSP, el cargo en que se
encumbró el encarcelado Alan Ciprián.
Hay otros crímenes pendientes, dos de ellos
perpetrados a sendos ciudadanos que fueron aprehendidos y confinados en el
Cuartel de San José, en Xalapa, y horas después los asesinaron.
De
Cuauhtémoc Zúñiga dice el gobernador, “está limpio”.
Del secretario de Seguridad, Hugo Gutiérrez,
que no hay investigación por delito alguno. “Hablan sus resultados”, “cumplió
la tarea”, dice.
Intacta, pues, la policía criminal del
gobernador ha renovado su licencia para delinquir.
Archivo muerto
Sometidos y arrugados, Marlon y Anilú y
Arianna Ángeles le dan el sí a la militarización. Votan a favor de la
modificación constitucional que permite la extensión de la Guardia Nacional en
tareas de seguridad hasta 2028. El argumento de Marlon Ramírez, líder del PRI
en Veracruz, es para morirse de risa: su voto es porque la política de
“abrazos, no balazos” fracasó. Y entonces, porque fracasó, avala que las
Fuerzas Armadas permanezcan en las calles cuatro años más. Anilú Ingram y
Arianna Ángeles, también diputadas priistas, lo secundaron. Se prestaron a la
jugarreta en la sesión del Congreso de Veracruz que dio luz verde a la reforma
constitucional. Digan cuanto digan, es militarización. Y son los peones de
Andrés Manuel, la broza priista, lo más nefasto del PRI; Alejandro Moreno, su
líder nacional; diputados federales, salvo Pepe Yunes y Ellen Sue Bernal
Bolnik, y senadores a modo, y en Veracruz, a trinca infernal, los diputados
fidelistas y duartistas, Marlon Ramírez Marín y Alinú Ingram Vallines, y la
secretaria general del tricolor, Arianna Ángeles Aguirre, quienes consumaron la
violación a la Constitución. Son el rostro pérfido del PRI, los lacayos de
Morena, el partido que no merece ni medio voto partido por la mitad… El guión
no va a variar: a Rogelio Franco le tenían reservado un nuevo delito, y se lo
imputaron. Tras obtener un amparo, a punto de lograr su libertad, la Fiscalía
de Veracruz le inventó otro cargo, esta vez peculado. Y así va la inquina de
Cuitláhuac García Jiménez. Así la ira que mueve a los que son como él: lo
pasional por encima de lo racional. Si no internacionaliza su caso, si no
evidencia la persecución política, si no mueve a los organismos defensores de
derechos humanos, el ex secretario de gobierno del yunismo seguirá en la
cárcel. Por Franco no hablará Ricardo Monreal. No será como en el caso de José
Manuel del Río Virgen, Monreal vapuleando a Cuitláhuac García y a la basura
llamada Poder Judicial de Veracruz; exhibiendo el abuso, la justicia maniquea,
una Fiscalía que despide hedor y jueces de consigna, podridos hasta el tuétano
y sin moral. Rogelio Franco alcanzará su libertad sólo cuando las ONGs
internacionales —Human Rights Watch, Amnistía Internacional, ONU-DH, Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, Federación Iberomericana del Ombudsman,
Organización de los Estados Americanos, Derechos Humanos en América Latina y
Centro de Derechos Humanos de Nuremberg, entre otros— categoricen a Cuitláhuac
García como un gobernador represor, abusivo, insano, siniestro y miserable, lo
que es. Mientras eso no ocurra, verá acumularse los cargos para retenerlo en
prisión, así sea violando la ley, el deporte favorito del putrefacto
gobernador… Gerardo Alberto Ibarra Pong remedia con tretas el basurero ilegal
de Villa Allende y se embolsa casi 7 millones de pesos. Su contrato con el
ayuntamiento de Coatzacoalcos es el FEFMPHM 2022-001/22 y la obra fue
registrada con el número 20223000390406. Los insiders de Contraloría sostienen
que los trabajos ejecutados por Ibarra Pong son deficientes, que no se ajustó a
los 60 días naturales para concluir la obra, contados a partir del 2 de agosto
y debió concluir el 2 de octubre. Entre el director de Obras, Onésimo Mendoza
Flores, y los hermanos Jorge y Juan Nelson Mortera, así como el todólogo
—aunque en realidad se trata de un nadólogo, pues no sirve para nada—, Eliezer
Sánchez Carrillo, le maquillan las estimaciones. La remediación no cumple con
los estándares de calidad. Pero a Ibarra Pong le vale. Es un privilegiado. Lo
protege el titular de Obras Públicas, Arturo Delgadillo Medina, un viejo
duartista ligado al ex convicto, Francisco Valencia, ex director de Aguas del
Estado y ex titular de Infraestructura y Obras Públicas en el gobierno de
Veracruz, bajo la enagua del ladronazo Javier Duarte de Ochoa. Ibarra Pong ya
se embolsó 6 millones 735 mil 6 pesos en dos meses. Y va por otro contrato, vía
una compañía fachada. Pero esa es historia aparte… Las penurias de Karla Yahana
tienen nombre: Vasconcelos, el de su ex, José Antonio Vasconcelos Ramos, y el
del tío, Carlos Manuel Vasconcelos Guevara, con el que Pepe Toño trafica
influencias en los juzgados. Karla Yahanna Valdivieso Smith le imputa haber
roto la relación; haber retenido consigo a los tres hijos luego de una
convivencia con los menores, aunque luego ella los recuperó, vía amparo;
denunciarla ante la Fiscalía de Veracruz, inventándole violencia física y
maltrato familiar, y valerse de tretas con el juez octavo de lo Familiar, Luis
Octavio Ruiz Guerrero, para reclamar la custodia de los menores de lo cual le
derivó en una orden de aprehensión. Del juez Ruiz Guerrero son sabidas su
ignorancia del derecho y su proclividad a favorecer al verdugo y no a la
víctima. De los Vasconcelos es conocida su misoginia. El juez concedió un
depósito judicial y guarda y la custodia a favor del padre, pero Karla Yahanna
tiene un amparo que ha impedido que entregue a sus hijos. Con la orden de
aprehensión, José Antonio Vasconcelos intenta doblegarla y el juez se presta. Y
la palanca es el nombre del tío, Carlos Vasconcelos Guevara, líder de la CTM
regional y ex candidato fallido a la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2017 y 2021.
“Me ha dicho —José Antonio— que para retirarme las denuncias le tengo que
entregar a los niños y eso nunca va a pasar, y si tengo que ir a la cárcel, pues
iré pero mis hijos no me los va a quitar”, refiere Karla Yahanna Valdivieso.
Por estas tropelías y por la extorsión de los operadores cetemistas a
constructores y prestadores de servicio, medio Coatzacoalcos le negó el voto a
Carlos Vasconcelos en las contiendas por la alcaldía en 2017 y 2021. El abuso
es el sello de la casa. Y no respeta ni a los del seno familiar…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/116805/intacta-la-policia-criminal-del-gobernador
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