Xalapa, Ver. | 15 nov. 2022
Tribuna
Libre.- Este
día 15 de noviembre, de acuerdo a la Constitución, recibiremos en el Congreso
del Estado el Cuarto Informe de Gobierno del Ing. Cuitláhuac García Jiménez.
Pero 24 horas antes de recibir dicho
documento en las manos, tengo desde ahora una idea bastante clara de lo que
dirá ese Informe.
Y no es por hacerle al adivino. Ocurre que me
ha tocado ser testigo de los avances que ha tenido Veracruz al mando del
gobernador Cuitláhuac García Jiménez en los 4 años de su gobierno.
El primero de diciembre se cumplirán cuatro
años de que el Gobernador rindió protesta del cargo en medio del peor desastre
de nuestro Veracruz en las últimas décadas.
Cuitláhuac recibió un Estado hundido en todas
las crisis posibles.
La crisis de seguridad pública: con más
muertos que Irak.
La crisis del quebranto de las finanzas:
deuda al SAT, a la UV, al IPE, a las personas pensionadas.
La crisis de la corrupción de los
exfuncionarios viviendo en una fiesta de opulencia: circulan historias de
botellas de vino de 60 mil varos.
La crisis de la confianza política de la
gente con su Gobierno: policías golpeando personas jubiladas y pensionadas,
alcaldes acampando en el Palacio de Gobierno en el 2016 mientras mucha gente
revisaba el Facebook para, discretamente, borrar cualquier publicación donde
aparecieran con el Gobernador de aquel entonces.
La crisis de la inversión privada y los
empleos: ¿Qué valiente le iba a meter dinero a semejante Veracruz?
La crisis de la decepción: la gente votó por
un cambio en 2016 y los “salvadores” salieron tantito peor.
Y si a eso le sumamos la pandemia, tenemos la
tormenta perfecta.
A todas esas crisis, Cuitláhuac García le
entró con valor, firmeza, convicción, dedicación y paciencia.
También, hay que decirlo, con la enorme
presión moral de saber que Veracruz no soportaría un nuevo desengaño y que el
pueblo había confiado en él por representar la causa de la Cuarta
Transformación.
Cuatro años después, con el liderazgo de
Cuitláhuac, Veracruz ha dado un giro de 180 grados.
¿Ya se logró lo que se quería?
Pues no. Luego de ser uno de los Estados más
peligrosos, ahora somos el séptimo más seguro del país, pero obviamente
queremos ser el primero.
¿Ya no debemos dinero?
Pues sí, todavía debemos. Se han ido pagando
millonarias deudas, pero todavía nos falta, porque nos dejaron endeudados hasta
el cuello.
¿Ya se acabó la corrupción?
Seguramente no, pero ahora el Gobernador es
honesto y los eventuales actos de corrupción son la excepción y no la norma,
además de que estamos a las vivas para sancionar a quien se pase de lista o
listo.
Sin ir muy lejos, nunca el Congreso del
Estado había rechazado dos Cuentas Públicas. Y así se hace con todo lo demás.
En suma, a cuatro años, la regeneración de
Veracruz va por buen camino.
Bien dice Cuitláhuac: Nos llena de orgullo.
(Prensa
Veracruz)
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