* Hugo Gutiérrez se fue y El 80 sigue impune * Duarte lo solapó * Yunes no lo pudo atrapar * Arturo Delgadillo con un pie en la Fiscalía Anticorrupción * Nanchital: millonario negocio del cacique de jubilados * Mil viudas reclaman el post mortem * Y el Motito no se conduele * Tesorería: ellas se aman y se enriquecen con cargo al erario
Mussio Cárdenas Arellano | 05 nov. 2022
Tribuna
Libre.- Hay
purga en la cúpula criminal policíaca mientras a ras de piso los capos ríen.
Fue cesado Hugo Gutiérrez, cayó su vocero y arribó el almirante Herrera, pero
El 80, líder el Cártel Jalisco en el sur de Veracruz, sigue libre, intocable,
gozando de impunidad.
“Hugo cumplió”, dice Cuitláhuac García, la
vedette de Macuiltépetl, y en todo Veracruz la estructura delictiva le aplaude
a rabiar.
“Hablan sus resultados”, cuenta el
gobernador. “Cumplió la tarea”, justifica el minigober, imaginando que reprimir
protestas, agredir inocentes, aplicar tortura, arrancarle la vida a los
detenidos y encubrir asesinatos, es cumplirle a Veracruz.
Y los jefes de plaza, oyendo tal insensatez,
hacen fiesta. Se fue Hugo Gutiérrez Maldonado y ellos siguen ahí.
Cuando Hugo llegó a Veracruz, los capos ya
existían. Y traficaban. Y asesinaban. Y secuestraban. Y cobraban derecho de
piso y al que no pagaba, le balaceaban la casa o el negocio, o le prendían
fuego al local, o le llamaban para decirle que a la próxima se iba a morir.
Y a Hugo lo fueron —porque no se fue— sin
haberle quitado ni una pluma al gallo de la criminalidad.
Hugo Gutiérrez Maldonado se tuvo que ir por
la puerta de atrás. El 20 de octubre ocurrió el cese fulminante. Aquella noche,
Cuitláhuac apareció en una fotografía con dos mandos, Cuauhtémoc Zúñiga
Bonilla, subsecretario de Operaciones de la SSP, y Rafael Ángel González
Uscanga, director de la Fuerza Civil. Dos navales de pésimo historial.
Zúñiga asciende a secretario de Seguridad y
González Uscanga a subsecretario de Operaciones. La cadena de mando intacta,
con los mismos que debieron saber, y actuar, cuando los favoritos de Hugo
Gutiérrez perpetraron el levantón del director de la Policía Vial, Juan Alan
Cuetero Mexa, alias El Archi.
No fue un relevo pactado. No fue una renuncia
anunciada. Fue intempestiva. FUL-MI-NAN-TE. Y Hugo no volvió a aparecer.
Aparecerá cuando la ley lo pueda alcanzar.
Todo quedaría igual, esbozó el gobernador.
Los mismos mandos. Aquellos a los que el levantón de Cuetero Meza salpica
porque los presuntos autores son policías de rango y tropa del círculo más
cercano al ex secretario de Seguridad.
Todo quedaría igual, creyó la vedette, pero
no fue así.
Y entonces inició la purga. No terminaba de
hablar el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, asegurando que no había
nada que cambiar, cuando arrancó la depuración.
Se fue el vocero de la SSP, Javier Contreras,
cuya táctica no radicaba en diseñar una imagen sólida del secretario sino en
huntar la mano a periodistas, rentar plumas, comprar elogios, atizar el
silencio frente a la brutalidad de la policía criminal.
Y cayó el director de la Academia de Policía
de El Lencero —Centro de Estudios e Investigación en Seguridad—, Evaristo Cruz
Cabañas, que lo hizo tan bien, según el gobernador, que lo relevó.
Diría Cuitláhuac García, el jueves 3, que
Evaristo Cruz fue el motor de la Academia, el que la levantó” con cursos
especializados de derechos humanos y perspectiva de género.
“Puso en ritmo —apuntó— la demanda que
traíamos de contratación de personal capacitado con el mínimo de preparatoria.
Le tocó esta parte en la que le ofrecimos a los policías que no habían tenido
la preparatoria que pudieran asistir a cursos y exámenes para acreditar su
preparatoria”.
No se fue por mal elemento sino porque lo
hizo requetebién.
No, que no joda el gobernador. Se fue por las
versiones que apuntan a que El Archi, fue llevado de Veracruz a la Academia de
Policía, en el municipio Emiliano Zapata, y luego desapareció.
Sólo se halló su automóvil y uno de sus dos
teléfonos celulares; uno lo usaba para asuntos de la Policía y el otro para lo
familiar.
El relevo en la Academia de Policía es otro
elemento de la Secretaría de Marina, el vicealmirante en retiro, Jaime Herrera
Romo. Y Cuitláhuac, cuyo problema neuronal es grave, se cuadra ante la
militarización.
Tres renuncias en 14 días es purga interna.
Aunque diga que no.
Y en las sombras, y en los pantanos, y en los
callejones de mala muerte, los capos ríen.
Se fue el secretario de Seguridad y a ellos,
a los malosos, no los quieren tocar.
Se fue Hugo y El 80 —José Roberto Sánchez
Cortés—, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, hace la cuenta de los jefes
policíacos y fiscales que ha visto partir.
Sobrevivió a Arturo Bermúdez Zurita,
secretario de Seguridad Pública, y a Luis Ángel Bravo Contreras, alias
Fisculín, fiscal general en el gobierno priista de Javier Duarte.
Fue inalcanzable para Jaime Téllez Marié,
titular de la SSP, y burló a Jorge Winckler Ortiz, fiscal del panista Miguel
Ángel Yunes Linares.
Vio caer a Hugo Gutiérrez Maldonado,
secretario de Seguridad en el gobierno morenista de Cuitláhuac García, y ha
burlado a la fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns.
El 80 es el capo del Cártel Jalisco Nueva
Generación en el sur de Veracruz, cuya fama se plasma en los informes
policíacos, en los relatos de las víctimas y en las crónicas periodísticas. Es,
cuentan los insiders, cercanísimo a Nemesio Oseguera Cervantes, El Mendo máximo
líder del CJNG.
Hará 10 años, El 80 se hallaba del lado de la
ley. O simulaba respetar la ley. Era empleado de la Fiscalía de Veracruz. Y
nadie pudo imaginar lo que habría de suceder.
Brincaba de fiscalía en fiscalía, unas veces
en Coatzacoalcos, otras en Acayucan, unas más en la San Juan Evangelista,
Oluta, permeando el terreno, sabiendo los secretos, el modus operandi, el nivel
de complicidad de los cárteles y sus jefes de plaza con las estructuras de
poder en todo el sur.
Tuvo entonces una madrina de oro, Samyra
Khoury Colorado, ya fallecida, fiscal regional en el duartismo, en
Coatzacoalcos. José Roberto Sánchez fue sus ojos y oídos, el enviado que
detectaba intrigas, negocios, enredos, la trama en que se movía el personal de
la Fiscalía de Veracruz.
Y de ahí saltó a la delincuencia.
Javier Duarte lo dejó actuar mientras crecía
el poder del Cártel Jalisco Nueva Generación que halló en el duartismo lo que
Los Zetas encontraron en el régimen de Fidel Herrera Beltrán.
Con Miguel Ángel Yunes Linares poco cambió.
Tras la aprehensión de Hernán Martínez Zavaleta, alias Comandante H o El H o El
Apá, acusado y sentenciado por el crimen de una familia, niños incluidos, el
predominio de Los Zetas concluyó. Se atomizó en el sur de Veracruz.
Y si Yunes se le fue encima, obedeció a
aquella fotografía en que Fernando Yunes Márquez, hijo del ex gobernador, ex
alcalde de Veracruz puerto, aparece en la misma mesa del H, en un evento
panista en el distrito de Cosoleacaque. Chiquinando fue a agradecer el voto y
la operación electoral al panismo por el triunfo en la elección de 2016, y lo
sentaron casi en las piernas del líder zeta. Y luego esparcieron las
fotografías entre la prensa de Xalapa. El jefe del Clan Yunes no se la perdonó.
El 80 fue su siguiente objetivo. Yunes lo
categorizó como generador de violencia, difundió la imagen de José Roberto
Sánchez García en anuncios espectaculares y ofreció una recompensa de un millón
de pesos por datos que sirvieran para dar con él. Nunca lo halló.
El 80 ha sobrevivido a tres gobiernos. Ha
burlado el cerco de Cuitláhuac y cuando ha querido desata oleadas de terror,
quema de vehículos para transportar mercancía, toma de carreteras, disparando
contra las fachadas de comercios, tiroteando sedes policíacas. Y mata como
respira.
Ha sido inmune a la ley e impune en el
actuar.
Hugo Gutiérrez se fue y no lo pudo atrapar. Y
así otros capos y sus sicarios y sus halcones y sus operadores financieros y
los empresarios y comerciantes y emprendedores que les lavan el dinero ilegal.
Sus alardes de ataque a los criminales, el
encarcelamiento de algunas decenas de delincuentes, la vinculación a proceso,
ha servido para diversión de los capos. Los peces menores están en las
cárceles; a los operadores del Mencho no los pudo tocar.
El combate a la delincuencia ha sido una simulación.
En el fondo, hay un narcopacto, los malosos con Morena viviendo en la plenitud
de la Cuarta Degradación.
Y mientras la purga en la Secretaría de
Seguridad sigue, los capos no dejan de reír.
Archivo muerto
Arturo Delgadillo tiene, ya, un pie en la
Fiscalía Anticorrupción. Le imputan “ofertar obras a cambio de dinero”, estar
implicado en una red de sobornos, encubrir la corrupción en la Dirección de
Obras Públicas en el ayuntamiento de Coatzacoalcos y no mover un dedo pese a
tener datos y señales de lo que su subalterno, Onésimo Mendoza Flores, viene
perpetrando. Un oficio, signado por el delegado en la zona sur de Veracruz de
la Sociedad Mexicana de Industriales Transformadores de la Construcción,
Gabriel Rivera Cerdán, describe las trastadas que a diario se cometen en la
Dirección General de Obras Públicas, los contratos chuecos y amañados,
licitaciones arregladas y hasta la exigencia del token bancario a constructores
para controlarles el pago del diezmo por parte del “ingeniero” Onésimo Mendoza
—ingeniero sin título y sin cédula profesional—. La queja fue dirigida al
contralor municipal, Mario Humberto Pintos Guillén, quien obviamente dejará
pasar las tropelías, y se trasladó copia al alcalde, Amado Cruz Malpica. En los
próximas horas se interpondrá la denuncia formal en la Fiscalía Anticorrupción,
en Xalapa. En ella se evidencian depósitos bancarios por cientos de miles de
pesos, el nombre del titular de la cuenta, la fecha en que se realizó y un
diálogo en red social donde se advierte que el dinero se le entregó al director
general de Obras Públicas Municipales, “ingeniero” Arturo Delgadillo Medina —en
realidad es abogado—, y específicamente en qué lugar dentro del inmueble
municipal de la avenida Hilario Rodríguez Malpica ocurrió. Un auténtico
lodazal. (Ver: http://bitly.ws/wdJ4 )… Arde
el Departamento de Jubilados de la Sección 11 de Nanchital, no sólo por la
próxima elección de dirigentes sino por la cantidad de millones desviados y de
los que nadie da cuenta. Simeón Rosaldo Cordero, alias Moto, su antiguo
dirigente, ya fallecido, cuatro veces líder de la organización, dejó una bomba
de tiempo. Su sucesor, Armando Flores Martínez, el autonombrado presidente
interino, cargo obtenido mediante una treta notarial, se presta a los manejos
fraudulentos de Rafael Rosaldo, alias El Motito, hijo de Simeón, mediante un
esquema de engaño que va desde la operación de una cooperativa de cuestionada
personalidad jurídica, haber regresado de manera ilegal a la condición de
Departamento de Jubilados, el uso de logos y emblemas oficiales usurpando
personalidad, la no rendición de cuentas, la burla a casi un millar de viudas a
las que no se les ha entregado el beneficio post mortem y otras prestaciones
que les fueron descontadas a los fallecidos, compra de varias propiedades con
dinero de origen oscuro si no es que ilícito, como la Unidad de Inteligencia
Financiera de Hacienda habrá de determinar, y la constitución de una caja de
préstamos que resultó un negocio monumental. La inminente emisión de la
convocatoria para renovar la directiva, cuya responsabilidad recae en el grupo
jefaturado por Rafael Simeón, que no no es jubilado pero es el poder tras el
trono, es observado desde la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Si la
asamblea no es democrática, si se mantienen los vicios de siempre, habrá
investigación y el multimillonario fraude quedará al descubierto. Armando
Flores encabeza una planilla; el doctor Dagoberto Martínez, otra. En el fondo
hay acuerdo para que Dagoberto valide a Flores y el que saldrá con la suya será
Rafael Rosaldo, El Motito. La tercera vía es José Mendo Mendoza, quien junto
con Fernando Olguín Hernández y Gilberto René Valdez Martínez, han venido
alzando la voz en torno a este escándalo de corrupción, enriquecimiento,
violación a la ley y engaño a las viudas de los jubilados fallecidos. Una
cifra: 1.5 millones de pesos mensuales aportados por los jubilados. Sí, y las
mil viudas, cuyos esposos fallecieron durante la pandemia siguen sin cobrar un
sólo centavo. Millones de pesos con los que al Moto, al Motito y sus cómplices
les cambió la vida. Una bomba de tiempo que le habrá de estallar a Ricardo
Aldana, líder nacional del sindicato petrolero, cuyo pacto político con Rocío
Nahle, secretaria de Energía, se va a quebrar. En el sur de Veracruz, en las
secciones petroleras, encuentra división y encono con miras a la elección de
gobernador en 2024. La historia da para más… Que ambas damas se amen es muy su
asunto, pero no cuando hay de por medio recursos públicos, usados para
beneficio propio. Ahí ya es corrupción. Amorío de escándalo en el edificio de
Tesorería entre funcionarias, enredadas —por acción u omisión— en pingües
negocios con el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Metieron las manos,
recomendaron, decidieron las asignaciones de contratos, una millonada,
dirigiéndola a las reinitas de su corazón que para mayor abundamiento son
proveedoras. Su idilio es cosa aparte, muy respetable; sus corruptelas, no…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
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