Xalapa, Ver. | 17 ene. 2023
Tribuna Libre.- Uno de los aprendizajes más importantes en el Grupo Legislativo de Morena, en la Legislatura pasada y en la actual, ha sido la necesidad de conservar la unidad. Producto de esa firme unidad, hemos logrado grandes avances en la agenda legislativa de la 4T.
¿Difícil? Supongo que
sí. Algún grado de dificultad tendrá conciliar intereses personales, formas de
pensar, rasgos de carácter, aspiraciones de crecimiento político y, de pronto,
hasta vanidades (porque somos humanos).
Súmenle las
diferencias de edad, de formación, las historias de vida y los orígenes
geográficos. ¿Imposible? Para nada. La prueba es que lo hemos logrado siempre.
Creo que la clave ha
sido responder a nuestras convicciones y a nuestro compromiso con el movimiento
transformador del presidente Andrés Manuel López Obrador. Poner eso por delante
de nuestras propias agendas.
Por eso me dio mucho
gusto acompañar al gobernador Cuitláhuac García Jiménez que, como buen
anfitrión, la semana pasada invitó un café al secretario de Gobernación, Adán Augusto
López Hernández en La Parroquia, previo a un diálogo que el tabasqueño encabezó
sobre la importante y muy necesaria Reforma Electoral.
Me dio gusto, sobre
todo, comprobar nuevamente que Veracruz es tierra de unidad y que todos los
precandidatos de Morena a la Presidencia de la República son igual de
bienvenidos. Adán Augusto, Claudia y Marcelo (en orden alfabético) son
ejemplares defensores de la 4T. ¿Cada quien en Morena tiene su corazoncito?
Seguro que sí. ¿Hay piso parejo para los tres? Sin duda. ¿Vamos a apoyar a
quien gane la encuesta? Con todo. Que no quede duda.
Cualquiera de ellos 3
ganará en el 2024 con todo el respaldo del morenismo veracruzano que, como ya
lo ha hecho antes, con el liderazgo de Cuitláhuac se volcará a respaldar este
proyecto que necesita ser continuado más allá del horizonte sexenal.
Ese piso parejo para
Adán Augusto, Claudia y Marcelo es, por sí mismo, un elemento que servirá para
mantener la unidad y que, quien obtenga la candidatura, la haya logrado en
igualdad de condiciones. A la buena, pues.
La carrera no es de
velocidad, sino de resistencia. Como la que me eché ayer domingo. Nada menos
que 21 kilómetros en el puerto de Veracruz. Creo que es la más importante
carrera del Estado, con más de cinco mil corredores.
Hubo ratos que ya
venía echando el bofe, pero la terminé porque lo mío nunca es renunciar. Para
ser exactos, corrí dos horas, 12 minutos y 58 segundos, según el cómputo
oficial, y quedé en el lugar 484. O sea que si éramos más de cinco mil, quedé
entre el primer 20 por ciento. Nada mal, viniendo de haber pasado por 5
contagios de COVID, uno de los cuales me llevó hasta el hospital.
Así son las carreras
y así es la política. No renunciar, dar lo mejor de sí y reconocer cuando
alguien corrió mejor que nosotros.
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