* El gobernador se enreda * Del “ajuste de cuentas” a la venganza del “Guacho” * Cuitláhuac tenía al “Pino” en la mira * Hizo perder a Morena la alcaldía de Coxquihui * Inminente sanción al director de Obras * Nahle ya no habla ni de su amor a Veracruz * Gersaín, el regidor servil * Funcionaria cobra piso para el secretario del ayuntamiento
Mussio Cárdenas Arellano | 01 febrero 2023
Tribuna Libre.- Dos niños acribillados, cuatro adultos ultimados, la pólvora, la sangre, la masacre en Las Bajadas y Cuitláhuac no atina a sustentar que “El Pino” era “jefe de plaza”. Y todo apunta a que no lo mató un cártel sino un comando parapoliciaco.
Dos menores cosidos a balas, la Ford Lobo con
500 impactos de bala, y el estruendo, y la saña de los matones, y el gobernador
que un día atribuye la ejecución a una reacción del grupo criminal por el
ataque a los bares de Poza Rica y luego acusa a Fernando Pérez Vega, “El Pino”,
de morir por ordenar el levantón de la familia de un narco.
Un taxi tiroteado, asediado y perseguido por
el comando civil —presuntos policías encubiertos— y en su interior “El Pino”
inerte, ultimado cuando Fernando Pérez Vega se bajó de la Ford Lobo, abordó el
vehículo de alquiler, quiso atraer a los matones, intentando alejar al grupo
armado de la Ford Lobo en que viajaba su familia.
Y la fiscal espuria, Verónica Hernández
Giadáns, trastabillando, titubeando, afirmando que hay seis detenidos pero aún
indaga si tienen que ver con la masacre de Las Bajadas, municipio de Veracruz.
O sea, los aprehende y no sabe si tienen responsabilidad.
Y así el guión de la ejecución del “Pino”
Pérez Vega y los pasos perdidos de Cuitláhuac García, que primero criminaliza,
enloda y agrede, le carga la mano al muerto, y luego ve si le cuadra la
versión.
¿Quién mató al “Pino”? ¿Un grupo criminal o
un comando parapoliciaco? ¿Y por qué?
Y si fue un comando parapoliciaco, ¿por qué
le carga la autoría al Cártel Jalisco Nueva Generación?
Extremadamente acelerado, el gobernador
brinca de un móvil a otro, asumiendo tareas de fiscal, construyendo la fábula
oficial donde “El Pino” Pérez Vega es el malo, sus ejecutores también son
malos, el hermano del “Pino”, Reveriano Pérez, también adolece de maldad, y la
única bondad, color Morena, repta por los pasillos de palacio de Gobierno en
Xalapa.
Son ya ocho días. Cuitláhuac, el gobernador
de Veracruz, enreda el enredo. Presume la razón del crimen —el móvil, la
motivación—, identifica a los sicarios, corrige la coartada inicial, cambia de
sicarios y no deja de repetir que “El Pino” Pérez Vega era jefe de plaza.
Pero entre Fernando Pérez Vega y Cuitláhuac
hay historia. Y nada cordial.
Al “Pino” le cerró la puerta en su intento de
ser alcalde de Coxquihui, municipio enclavado en el Totonacapan, en 2021.
Pretendía ser candidato de Morena y la negativa fue tajante.
Cuitláhuac traía un acuerdo con Reveriano
Pérez Vega, alias “El Pelón”, acusado en los tiempos de Miguel Ángel Yunes
Linares de ser líder del grupo delincuencial Los Pelones. Yunes llegó a ofrecer
un millón de pesos a quien aportara datos que llevaran a su captura.
“El Pelón” ya tenía cuerda en esos
menesteres. Dos veces fue alcalde de Coxquihui bajo las siglas del PRI.
Criminal o no, contaba con base social y lo que no lograba por la buena lo
obtenía por la mala. Con Yunes no se entendió aunque hay versiones que apuntan
a que lo traicionó. Reveriano y “El Pino” se la jugaron con Morena y le
aportaron votos a Cuitláhuac García.
Cuando Yunes Linares dejó la gubernatura, en
2018, “El Pelón Pérez Vega siguió sintiendo el asedio del fiscal yunista, Jorge
Winckler Ortiz, quien aún se mantenía en el cargo. Winckler lo encarceló pero a
la semana los jueces del obradorismo, ya controlados por Cuitláhuac García y su
secretario el Gobierno, el sátrapa Eric Cisneros Burgos, le concedieron la
libertad.
Así llegó a la elección de 2021. Fernando “El
Pino” Pérez Vega presionaba para ser candidato de Morena. Tocaba puertas y
buscaba padrinos. El mismo Cuitláhuac García confirmó esa versión una vez que
una fotografía en que aparece con el “jefe de plaza” inundó las redes sociales.
“Sí sé de la fotografía —dijo Cuitláhuac—.
Fue en el 2020 me parece y no fue candidato nuestro. Obviamente andaba buscando
postularse en el 2021 pero pues no fue admitido en nuestro movimiento...
entonces logró cabida en Fuerza por México y compitió por Fuerza por México”.
Morena postuló a Claudia León Mejía, esposa
de Reveriano. En respuesta, "El Pino” Pérez Vega contendió como candidato
de Fuerza por México. Ninguno ganó. Al dividir al morenismo, el triunfo fue
para el panista Juan Pablo Gómez Mendoza; “El Pino” en segundo y Morena cayó al
tercer lugar.
Otro dato: no es “El Pino” quien aparece en
los reportes de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, revelados
por el colectivo Guacamaya. La banda señalada es la que encabeza “El Pelón”
Pérez Vega, aliado de Cuitláhuac y Eric Cisneros.
Los reportes hackeados advierten que el
gobierno de Cuitláhuac García protege a organizaciones delictivas. Señala
concretamente a Reveriano como cabeza de “Los Pelones” y su zona de influencia
abarca los municipios de Chumatlán, Mecatlán, Zozocolco, Coahuitlán y Filomeno
Mata.
El reporte es contundente: Veracruz es tierra
de disputa entre los cárteles Jalisco Nueva Generación, el de mayor presencia
en esa zona, Del Pacífico o Sinaloa, Zetas Vieja Escuela, Grupo Sombra, Del
Golfo y Los Pelones. Este último, morenista y con el manto protector del
gobernador.
A Reveriano “El Pelón” Pérez Vega se le
categoriza como uno de los 17 generadores de violencia a los que el Ejército da
seguimiento puntual. Carga con señalamientos de trasiego de droga, portación de
armas, robo de combustible, secuestro, extorsión, ejecuciones y tráfico de
migrantes.
Dato contundente: a la esposa de Reveriano es
a quien Morena hizo candidata a la alcaldía de Coxquihui, no al “Pino” Pérez Vega.
Para entonces ya sabían de las múltiples acusaciones contra Reveriano. El pacto
de Cuitláhuac con “Los Pelones” comenzó en 2018. Un pacto de sangre y poder.
El guión criminal se fue cumpliendo en la
humanidad del “Pino”. El 22 de noviembre de 2022, una denuncia anónima advertía
la presencia de hombres armados en la carretera Oriente Medio
Día-Coxquihui-Zozocolco. Seguridad Pública y Ejército realizaron un operativo
en el rancho Niño de Oro, que resultó ser propiedad de Fernando Pérez Vega.
Pero no aprehendieron a nadie.
La temperatura aumentó. El 23 de noviembre
fue levantado el comandante policíaco José Luis Quinto Lorenzo, en El Encinal.
Y entonces hubo montaje.
Junto a sus restos fue dejada una manta. En
ella señalaban que Quinto Lorenzo fungía como “halcón” del “Pino”, el que daba
el pitazo de operativos y realizaba el cobro de piso y extorsiones.
El guión incluyó la difusión de un video en
el que Quinto Lorenzo, presionado por
criminales que lo tenían en su poder, señalaba que Fernando Pérez Vega
en actividades delictivas. “El Pino” refutó:
“Todo se trata de un golpe político ya que a
las personas señaladas entre ellas mi persona somos de distintos colores
partidistas pero de la ideología obradorista, pero a ciertos y conocidos
actores que no comulgan con esa corriente ni los mencionan”.
A partir de ahí Cuitláhuac García acrecentó
el embate. Tras el ataque a bares de Poza Rica con saldo de una decena de
muertos, el gobernador advertía que El Pino era señalado como “jefe plaza”. Le
estaba cobrando la derrota de Morena en Coxquihui, en 2021.
Y el 23 de enero de 2023, el ataque final.
“El Pino” y su familia fueron masacrados en Las Bajadas.
Cuitláhuac atribuyó la ola de violencia en
Poza Rica al grupo delincuencial Los Escorpiones. Luego se filtró que el móvil
sería el asesinato de un comandante cercano a Víctor Hugo Delgado Rentería o
Iván Cazarín Molina, alias “El Tanque”, mando en el Cártel Jalisco Nueva
Generación.
Ahora Cuitláhuac García atribuye la ejecución
del “Pino” Pérez Vega y su familia a una venganza. Acusó a “Pino” de levantar a
la familia del “Guacho”, un narco del CJNG, y en venganza éste ultimó al
“Pino”, su esposa, dos hijos, una sobrina y el maestro rural que quedó al
volante de la Ford Lobo.
Y así los desvaríos del gobernador.
“El Pino” se movía libremente, con familia.
El 23 de enero acudió a Boca del Río. Acompañó al líder nacional de Fuerza por
México, Gerardo Islas Maldonado, y el estatal, Eduardo “Tato” Vega, en la
conferencia de prensa en que exigían al gobernador dejar de criminalizar
políticos.
Al alcalde de Rafael Delgado, Isauro Ambrosio
Tocohua, asesinado el 30 de diciembre, Cuitláhuac le atribuyó vínculos con
grupos criminales. Por ese caso, Fuerza por México lo confrontó.
Horas después, sobre Las Bajadas, a medio
kilómetro de la base aeronaval de Veracruz, ocurrió la masacre. Y desde
entonces Cuitláhuac no termina de cuadrar el guión.
Mucho narco y todo apunta a que los ejecutó
un comando parapoliciaco.
Archivo muerto
Inminente sanción a Arturo Delgadillo,
director general de Obras Públicas. Contraloría Municipal halló evidencia de
tres infracciones, una de ellas por demás grave: nepotismo, contratos de obra a
cambio de dádivas y dar acceso a documentos oficiales a personas ajenas al
ayuntamiento de Coatzacoalcos. La investigación, realizada a lo largo de dos
meses, deriva de la denuncia presentada por la Sociedad Mexicana de
Industriales Transformadores de la Construcción, acreditando con testimonios
contundentes y huellas de transferencias bancarias, la entrega de cientos de
miles de pesos que Delgadillo Medina y su círculo cercano exigía con la promesa
de asignar obras. Otro parte de la denuncia versa sobre la designación de
Víctor Manuel Mendoza Villegas como supervisor de Obras Públicas, teniendo como
jefe inmediato al director de Obras, Onésimo Mendoza Flores. Se le
responsabiliza de un tercer cargo: Arturo Delgadillo contrató los servicios de
una firma especializada en el análisis del acta de entrega-recepción con la
administración del ex alcalde, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, sin contar con
contrato pero dando acceso de la documentación al personal de esa empresa, el
cual realizó su labor en las instalaciones de Obras Públicas como consta en una
docena de fotografías. Sólo falta saber cuál cabeza rodará: la de Delgadillo o
la de su subalterno, Onésimo Mendoza… Apagada, Nahle ya no habla de su enorme
amor a Veracruz. Habla, poco, pero habla de Dos Bocas; de que se inunda pero no
mucho, o que se llena de lluvia pero al rato se seca, o que la refinería le
está quedando maravillosa. No habla de lo único importante: el sobrecosto, unos
10 mil millones de dólares más del presupuesto original. Nahle no habla de los
tres años en que prometió estaría construida la magna obra del obradorismo y
sigue con el chamaco atorado. No habla, por supuesto, de cómo le vio la cara y
le tomó el pelo a López Obrador. Ofrece, eso sí, el primer litro de gasolina
para el 1 de julio de 2023. O sea, un año después de la mascarada de
inauguración estando la obra inconclusa. Pero no se trata de que sea procesado
el primer litro de combustible sino los 340 mil barriles diarios que la
secretaria de Energía prometió y con lo cual mareó a Andrés Manuel López
Obrador, el mesiánico, para palomearle el jugoso negocio en el que no tardaría en
meter a la runfla completa de los sedicentes defensores de la industria
petrolera, que la circundan desde que la zacatecana fingía y simulaba, vestida
como obrera y hasta con casco, pero sin contrato, ser empleada de Petróleos
Mexicanos, allá por los años 90 y principio de los 2000. Día que pase, día que
transcurra, sin que Dos Bocas cristalice, la candidatura de Rocío Nahle al
gobierno de Veracruz se esfuma. Su ausencia, su silencio, sus declaraciones
chicharroneras sobre su amor a Veracruz, son nada mientras la refinería esté
inconclusa, las plantas sin interconectar, la planta cogeneradora de energía a
medio gas. Dos Bocas terminó siendo el Waterloo de la oriunda de Río Grande,
Zacatecas, a la que amplios sectores no quieren en Veracruz… No hay mayor súbdito
que Gersaín Hidalgo. Siendo regidor ve al alcalde Amado Cruz Malpica como
“patrón”. Siendo integrante del cabildo, no se da su lugar. Brocha en mano, la
pintura al alcance, sólo le falta una escoba y un mandil para barrer las
instalaciones de la Expo Feria Coatzacoalcos. Es un milusos cualquiera. Hace la
talacha con una veintena de incondicionales de los que dice, “es personal de la
Regiduría Novena”. ¿Habrá puesto a chapear, a raspar, a pintar, a las
secretarias y a los ayudantes de oficina? Gersaín Hidalgo Cruz, líder “moral”
del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Municipio de Coatzacoalcos —antes
SUEM— se mostró servil con el alcalde morenista desde el primer día. Lo mismo
arengaba al gremio a aplaudir que a exaltar la figura de Amado Cruz, postrándose
a sus pies. Un año después, está peor. Ahora es pintor, barrendero, plomero y
albañil, que nada tiene de indigno en quienes se dedican a ese oficio, pero lo
es en este “líder sindical” que no hace mucho, en el desgobierno de Víctor
Manuel Carranza Rosaldo, salió a defender la causa de su gente, tomó las
calles, alzó la voz, cerró las entradas de la ciudad, bloqueó el túnel
sumergido y amagó con quemar el palacio municipal por atropellos laborales. De
aquel león sólo queda un ratón. Y en las redes lo destrozan. De “vividor”, que
“vende a la gente”, el que “se lleva los bonos”, o “sinvergüenza oportunista”,
no lo bajan. La tunda es de antología… ¿Quién es esa funcionaria municipal que
literalmente “cobra piso” a los emprendedores que recurrentemente se asientan
en el Parque Independencia para comercializar su productos, arguyendo que la
dádiva es para Samuel Ordaz, secretario del Ayuntamiento de Coatzacoalcos? Está
identificada ella y la prueba del método con el que extorsiona es irrefutable…
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