* Fuego sobre la imagen de Norma Piña * Mensaje a la Suprema Corte * La Santa Inquisición obradorista tiene licencia para quemar * Cuatro años después, no terminan de sanear Las Matas * Promesa incumplida de AMLO * Un norte y se destartala la Expo Feria * El socio “milusos” de Daniel Aguilar
Mussio Cárdenas Arellano | 23 marzo 2023
Tribuna Libre.- A unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se pasea la imagen de la ministra Norma Piña y es insultada, vejada, destrozada. Corean condenas. “Que renuncie”. “Es un honor estar con Obrador”. Y le prenden fuego.
A unos metros de la Suprema Corte, los
Torquemadas de la Cuarta Transformación vacían la entraña. Gozan con las
llamas. Festinan el mensaje. Quien proclame la independencia del Poder
Judicial, debe arder.
Y el aquelarre es grotesco. La Santa
Inquisición Cuatrera no va por los libros, ni por las herejías, ni por las
blasfemias. Va por la ministra presidenta por no haberse hincado ante Andrés
Manuel López Obrador.
Y por no ser cortesana y servil. Y por pintar
su raya. Y por exaltar a las mujeres y refrendarles que en su día, el 8M, sólo
ellas deben hablar. No como el mesiánico de palacio nacional que en el Día
Internacional de la Mujer la figura debe ser él.
Y por respaldar a jueces que no consintieron
las trastadas del gobierno de Andrés Manuel, a los juzgadores perseguidos de la
Santa Inquisición Obradorista que liberaron presos políticos y ampararon a los
que vieron violados sus derechos.
Y porque la ministra no se arredra. Ni se
inmuta ni da un paso atrás. Ni le ha consentido al presidente el asalto a la
Constitución, siendo la integrante del Poder Judicial que más le ha votado en
contra sus ocurrencias y agravios a la ley.
Y la horda no la toca; la quema. Así el
simbolismo de la piñata gigante, la imagen de cartón con la efigie de la
ministra presidenta, a la que lanzan al suelo del zócalo y pisan y patean, a la
que le corean “que renuncie, que renuncie” mientras a la ministra plagiaria,
Yasmín Esquivel Mossa, ladrona de tesis, la consienten por ser cómplice de
López Obrador.
E inicia el cántico del Santo Oficio
obradorista: “fuego, fuego, fuego”. Y la efigie de la ministra Norma Lucía Piña
Hernández comienza a arder.
Y todo ocurre a unos metros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, el edificio vecino del reyecito de Palacio
Nacional.
Era sábado, 18 de marzo, día de conmemorar la
expropiación petrolera. Pero el festejo se opacó. Las llamas consumiendo la
efigie de la ministra presidenta, se robaron la función.
Norma Lucía Piña Hernández ha sido el
acertijo que López Obrador no sabido resolver. Un día elogia que no sea servil
y al siguiente acusa que es parte de la mafia del poder.
Un día intenta arrogarse el mérito de que la
ministra no se haya puesto de pie para alabar a su Trastornada Majestad en el
día de la Constitución, en Querétaro, aduciendo que si preside el Poder
Judicial de la Federación es porque México ya cambió, que gracias a Andrés
Manuel encabeza la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y luego la vuelve a
embestir.
Vencido por el pleno de ministros, desechada
la osadía de intentar imponer a Yasmín Esquivel, una delincuente que plagia,
miente, amenaza, atropella, pretende amordazar a la UNAM, presiona al abogado
al que le robo la tesis, López Obrador encontró una piña dura de roer.
Ya como cabeza de la Suprema Corte, el
deslinde es claro. La autonomía es tangible. La dignidad es inquebrantable.
Que los jueces resistan y sean prudentes,
insta Norma Piña.
Que el Poder Judicial Federal mantenga su
independencia, fundamental para cristalizar la justicia.
Que se lea claro que basta mayoría simple en
el pleno de ministros para determinar que una ley se invalida por los efectos
inconstitucionales que pueda provocar.
Y ahí, justo ahí, se jode el Plan B de Andrés
Manuel para cooptar, destazar y destruir el sistema electoral.
Fue Norma Piña quien realizó la consulta. Con
mayoría simple, seis de 11 ministros, se puede declarar nula una modificación a
la ley que provoque efectos inconstitucionales. Y la secundó su antecesor,
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, que hasta entonces fue obradorista. Siguió el
ministro Luis María Aguilar Morales, que apoyó la propuesta. Y la votación
avaló que no se requieren las dos terceras partes en cuestión de efectos.
El dardo dio en el pecho que no es bodega de
López Obrador. Y el veneno se esparció. Su Plan B, sus trampas legaloides a
leyes secundarias para destrozar el sistema electoral, no pasarán.
Obvio, el 18 de marzo fue día de enviar mensajes…
y amanazas.
Sólo una figura ardía en el zócalo. No era
Salinas de Gortari, ni Felipe Calderón, ni García Luna, ni Claudio X. González,
ni Rosario Robles, ni Loret de Mola, ni Riva Palacio, ni López Dóriga, ni Jorge
Ramos, ni Nayeli Roldán, ni Junco del Reforma, ni Ealy de El Universal, ni los
Scherer de Proceso. Ninguno de ellos estuvo ese día en la agenda de la
diatriba. Era Norma Piña, su efigie, la ministra presidenta que es mil veces
superior a López Obrador.
Diría el mesiánico que la quema fue una
expresión minoritaria. Falso. Fue la expresión física del discurso de odio de
Andrés Manuel.
La secta se mueve así. La secta “razona” así.
La secta vacía la tripa así, imitando a López Obrador.
Diría el presidente que fueron unos cuantos y
que lo hecho es condenable. No. Lo hecho es la traducción de sus iras. Las
hordas quemando la representación de la ley; festinando los fuegos que consumen
la imagen de quien no se somete al capricho del aspirante a dictador.
Forma es fondo, reza la máxima política.
Forma es una turba de fanáticos que arremeten contra la imagen con la que
representan a quien preside el máximo tribunal del país.
Fondo es el mensaje a la Corte. Si los
ministros no obradoristas traen en mente no hincarse ante López Obrador, las
amarras del tigre quedarán sueltas, como amenazaría en sus días de candidato
presidencial.
Si los ministros desechan el Plan B electoral
de Andrés Manuel, la quema seguirá.
Sobre la plancha del zócalo, el Santo Oficio
está de regreso. La Inquisición de los progres tienen licencia para invocar el
fuego.
Los Torquemadas de la Cuarta Transformación
ya no van por libros, ni por herejías, ni por blasfemias. Van por los
contrapesos al Ejecutivo, los que disienten, los que encaran, los que
confrontan al narciso de la frustración.
A la ministra no se le toca; se le quema.
Archivo muerto
Cuatro años y no terminan con el saneamiento
de Las Matas. Cuatro años perdidos. Cuatro años en que ha persistido el
atentado al medio ambiente. Desde aquel 1 de febrero de 2019, cuando Andrés
Manuel López Obrador ofreció atender el impacto generado por las miles de
toneladas de basura depositadas diariamente por los ayuntamientos de
Coatzacoalcos y Minatitlán, poco o nada ha ocurrido. Se lucró con el impacto
ambiental, el daño a la salud, la contaminación de los mantos freáticos. Lucró
Rocío Nahle García, secretaria de Energía, pavoneándose en videos, notas de
color, gacetillas a cargo de sus chayoteros a sueldo, pero en los hechos fue
verbo y rollo. Al quinto año de gobierno, López Obrador vuelve a ofrecer el
mismo sapo. Se lo van a comer los que gustan deglutir las fantasías del rey
cuatrero. Ya en el quinto año, la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa
Albores, presume avances del 34, 38 y 41 por ciento en tres áreas del basurero,
pero del sitio que servirá como nuevo confinamiento, ni estudios hay. Y por
supuesto, vendrá la asignación de la concesión al amigo, socio o compadre que
se encargará del nuevo confinamiento. Y en una de esas Arturo Quintanilla y
hermanos se salen con la suya y hacen realidad el tiradero de Chinameca que no
han dejado de construir a contrapelo de lo que el pueblo decidió y por lo que
los chinamecanos están dispuestos a incendiar la sierra… Unos cuantos vientos y
se destartalan las instalaciones de la Expo Feria. Algo de los 20 millones
destinados al mantenimiento y reparación de áreas, se los llevó el norte.
Volaban las láminas y se estremecía las estructuras de los stands de la feria,
que esperan recibir a cientos de miles de visitantes, porque, eso sí, a falta
de sitios donde ir, la Expo de Coatzacoalcos sirve para desfogar los ánimos así
sea por 10 días y nada más. Pega el norte dos semanas antes del inicio de la
Expo y sólo impacta en lo material. Malo que otra ventolera arrase con láminas
y postes, estructuras mal tratadas, mal reforzadas, cuando ya esté en marcha la
feria. Recuérdese que la Expo de Coatzacoalcos conlleva algo de maldición. En
pleno evento, en los años 90, un temporal acabó con el palenque minutos antes
que se presentara la jarocha Yuri. Las ventiscas era impresionantes. Se caía el
cielo sobre Coatzacoalcos. En un abrir y cerrar de ojos, todo se había
inundado. El sonido local conminaba a desalojar pues en máximo 10 minutos se
cortaría el suministro de energía eléctrica. Al día siguiente, los estragos
revelaron falta de drenaje pluvial. Los contratistas encargados de realizar el
remozamiento de la Expo lo cobraron pero no lo realizaron. Fue un fraude. Fue
un robo millonario. La naturaleza, con su fuerza impresionante, puso a flote la
trastada. Una auditoría reveló el tamaño de la transa y la responsabilidad del
entonces presidente de la Expo Feria, Leonel Azuela Córdova, quien al final y
luego de mil peripecias legales logró evadir la ley. Hoy, un norte intenso ya
voló algunas láminas. Algo de los 20 millones destinados al remozamiento de la
Expo se perdió. Lo que se hace mal, termina mal… Al socio de Daniel Aguilar
Avendaño debieran decirle “El “Milusos”. No sólo da mantenimiento a vías del
tren sino que construye estacionamientos y lo que le pongan a su alcance.
Irving Campos González, el socio “milusos”, va con Grupo Raudales, de Daniel
Aguilar, en la construcción de las vías de ferrocarril que agilizarán el
transporte de productos en la terminal marítima de Pajaritos hacia el Corredor
Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, por el que ganarán 345 millones de pesos,
quizá algo más. Irving Campos González ganó otra asignación, asociado a Marissa
Matus Ochoa, para la construcción del estacionamiento de empleados de la
Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) en Coatzacoalcos, y en
otra, la del mantenimiento al drenaje pluvial, rehabilitación de tapas de
trincheras y colectores principales en el recinto portuario, Irving y Marissa
compitieron uno contra la otra. O sea, a veces son rivales y a veces son
socios. Mientras, el que se sacó el premio mayor fue Grupo Raudales, de Daniel
Aguilar Avendaño. Cuando se sepa quién es el padrino detrás de Irving Campos,
en la Sener va a temblar…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
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