* Abrazos con Beatriz Gutiérrez * Cuatro encuentros con AMLO * Constellation Brands, Nestlé, San Juan de Ulúa * Y a quien los exhibe, lo demandan * Qué paliza le puso Nayeli Roldán al Peje * Pepe Yunes golea a Nahle en su feudo * Christopher fustiga a Amado * Y su regidor le aprueba todo * Dejó de ser funcionaria y ya tiene su financiera
Mussio Cárdenas Arellano| 14 marzo 2023
Tribuna
Libre.- Abrazo
y aplauso. Los Yunes y Morena. Elogio y halago. Y el pacto, vía Patricia Lobeira,
sigue, así le hayan llamado “loco” y “viejo guango” a Andrés Manuel y así el
obradorismo llene de vituperios a la estirpe de Miguel Ángel.
Sonríe a diente pelado Patricia Lobeira
Rodríguez —Paty Yunes— y colma de palabras tersas el encuentro en San Juan de
Ulúa, el Fandango de la Lectura, para terminar prometiendo el esfuerzo, la
unión de los tres niveles de poder, obviando que un día López Obrador tildó de
corruptos a los Yunes del Estero, definiéndolos como la “monarquía de la
moronga azul” y así se les quedó.
Frente a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del
presidente, Paty Yunes no come lumbre. Se dispensan un saludo y un abrazo. Y se
ponen a leer.
A la señora de López Obrador le toca declamar
a dúo, con Cuitláhuac García, el gobernador —qué privilegio—, el poema
“Puerto”, de la autoría de Manuel Maples Arce.
A Patricia Lobeira Rodríguez, esposa de
Miguel Ángel Yunes Márquez, se le incluye en el grupo de lectura “Canto Nuevo a
Moctezuma Xocoyotzin”, alusivo al emperador azteca de triste final, repudiado
por su pueblo, apedreado y asesinado por hincar la rodilla ante Cortés.
Se ve cómoda Paty Yunes en el encuentro en la
fortaleza del Castillo de San Juan de Ulúa. Y se muestra más obsequiosa cuando
el show concluye.
“Sigamos los tres niveles de gobierno
trabajando en coordinación por el bien de Veracruz”, dijo la alcaldesa cuando
la prensa la abordó.
“Es importante que nosotros como autoridades
fomentemos y sembremos en los niños esa semillita para que se vuelvan
lectores”.
Y envía media decena de imágenes del
encuentro. Patricia Lobeira con Beatriz Gutiérrez. Patricia Lobeira con
Cuitláhuac García. Patricia Lobeira sentada, feliz. Patricia Lobeira recorriendo
los pasillos de la vetusta fortaleza que fuera último reducto español.
Aquel 28 de febrero, el yunismo se volvió a
abrazar con Morena, el movimiento del “viejo guango”, del “loco”, como le decía
y repetía a cada instante Miguel Ángel Yunes Linares en sus días de gobernador
de Veracruz.
Sigue habiendo miel en el campo de guerra. Y
Patricia Lobeira es la viva expresión del pacto.
No inquieta al yunismo que Morena, Cuitláhuac
García y su círculo más cercano le hayan tumbado el triunfo y tuviera que
recuperar la alcaldía de Veracruz en la Sala Superior del Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación.
Cuando era alcaldesa electa y aún no se
conocía el fallo final, acudió al taller de “Capacitación Regional para
Autoridades Municipales Electas”, ofrecido por el Órgano de Fiscalización
Superior y celebrado en el Congreso de Veracruz, donde acaparó los reflectores.
Fue un guiño de Morena.
Ya como alcaldesa, Patricia Lobeira recibió
—febrero 28 de 2022— al secretario nudista del gobierno de Veracruz, Roberto
Zenyazen Escobar García, para abordar la rehabilitación de escuelas afectadas
por el abandono durante la pandemia de covid 19.
El 20 de abril siguiente, Paty Yunes expresó
que buscaba tener un acercamiento con el presidente de México. Le plantearía el
tema de obras para Veracruz puerto.
Al quinto día —abril 25— su deseo se volvió
realidad. López Obrador, Patricia Lobeira y el gobernador Cuitláhuac García
encabezaron el arranque de construcción de la planta cervecera Constellation
Brands, que Andrés Manuel había saboteado, maniobró para cancelarle permisos en
Tijuana, Baja California, logró que se instalara en Texistepec, al sur de
Veracruz, y al final se concretó en la comunidad de Vargas, perteneciente al
municipio de Veracruz puerto.
Tres meses después —julio 15—, tuvo reunión
con López Obrador. Le planteó la restauración del Castillo de San Juan de Ulúa.
No le llamó “viejo guango”, como lo categorizó su esposo, Miguel Ángel Yunes
Márquez durante la campaña de 2018.
Dos días después —julio 17—, Andrés Manuel
encabezó la ceremonia de inauguración de la planta Nestlé, en Santa Rita,
congregación de Veracruz.
“Celebro el que se esté inaugurando esta
fábrica de Nestlé; desde los primeros días de gobierno nos entrevistamos y se
tomó el acuerdo de facilitar trámites para que este proyecto se convirtiera en
lo que es ahora, en una fábrica. Ayudó el gobernador y la Presidenta municipal
del Puerto de Veracruz”, dijo el presidente. Y la nuera del que le llamó “loco”
estaba feliz.
Y ahora el show de San Juan de Ulúa con
Beatriz Gutiérrez Müller leyendo poemas.
En política, la forma es fondo. Y cada
encuentro lo rubrican con imágenes cordiales, sonrisas y abrazos y manos que se
estrechan. Todo sea por Veracruz. El PAN-MOR, en todo su esplendor.
Y se indignan si les imputan que el pacto
Yunes-Morena existe.
Y se desquician. Y dirimen la “ofensa” en los
tribunales.
Que lo diga Bingen Rementería Molina,
diputado local del Partido Acción Nacional, acérrimo enemigo del yunismo azul,
acusado de violencia política de género por categorizar tanta miel como el
pacto de los Yunes con el movimiento obradorista.
Lo acusó la senadora Indira Rosales San Román
de incurrir en violencia política de género. Pero el Tribunal Electoral de
Veracruz la bateó.
Bingen no es una panacea. Si puede —y por
supuesto que puede— se pliega a la línea morenista. O se alía con Joaquín “El
Chapito” Guzmán Avilés, confrontándose con los Yunes azules, a los que
categorizan como nuevos avecindados en el PAN de la conurbación Veracruz-Boca
del Río.
Pero las damas azules son intocables. O eso
creen.
Una, Patricia Lobeira, acusó a la regidora
morenista Virginia Roldán Ramírez por violencia política de género.
La otra, Indira Rosales, interponiendo juicio
con Bingen Rementería por catalogar tanta miel entre el yunismo azul y Morena
como un pacto.
La treta es burda. Si les dicen sus verdades,
hay que aplicar la mordaza. Las demócratas azules son todo, menos demócratas.
Paty Yunes vive una luna de miel con Morena.
Ya olvidó que le impugnaron su triunfo, que debió pelear en los tribunales, que
enfrentó una elección de Estado, que a su esposo, Miguel Ángel Yunes Márquez,
le tumbaron la candidatura a alcalde y lo inhabilitaron los órganos electorales
y luego los tribunales por no acreditar residencia efectiva de cinco años.
Paty Yunes ya olvidó las balandronadas de
Andrés Manuel. Olvidó que los etiquetó como “la monarquía de la moronga azul”;
que al suegro le activó el expediente criminal de su paso por el ISSSTE, que está
denunciado en la Fiscalía General de la República por el fraude con el sistema
de videovigilancia; que Indira Rosales está imputada por desvío de recursos en
Sedesol estatal.
Y los de Morena igual. Cuitláhuac, Zenyazen,
Andrés Manuel y Beatriz Gutiérrez Müller no recuerdan que Yunes Linares le
decía “loco” al hoy presidente, y que Miguel Ángel Yunes Márquez tildaba de
“viejo guango” a López Obrador.
En San Juan de Ulúa se lee un poema, el del
pacto de los cínicos.
Archivo muerto
Hay que darle su Prozac a Andrés Manuel. Lo
desquició la metralla verbal de Nayeli Roldán, reportera de Animal Político. Lo
hizo admitir que hay intervención telefónica a periodistas y activistas sociales,
cercándolo, llevándolo al terreno del espionaje de estado, toreándolo,
picándole la cresta, reventándole el show mañanero, desollando al fantoche que
se ufana de ser un genio de la comunicación y no es más que un badulaque de
rabietas seniles. Incólume, serena, sin caer en el juego de la diatriba, Nayeli
Roldán habló del spyware Pegasus, usado para intervenir conversaciones de
particulares, originalmente dirigido a transgresores de la ley, pero aplicado
contra enemigos del gobierno en turno, adquirido en el gobierno de Felipe
Calderón pero empleado en el de Enrique Peña Nieto. En 2019, pese a que López
Obrador aseguró haber instruido que no se realizara espionaje a ningún
ciudadano, el Ejército mexicano adquirió una nueva versión. Nayeli Roldán lo hizo
trizas. Que si usaron Pegasus para espiar. Que si López Obrador lo autorizó.
Que cuál fue el marco legal en que se basó el espionaje. Que todo está
acreditado con los correos del Ejército mexicano, hackeados por el colectivo
Guacamaya. Que en su rol de comandante supremo de las fuerzas armadas —ja—, si
estaría de acuerdo en pedirle al general Audomaro Martínez Zapata, director del
Centro Nacional de Inteligencia (antes Cisen) que acudiera a la mañanera a
explicar por qué se espió al defensor de derechos humanos en Nuevo Laredo,
Tamaulipas, Raymundo Ramos. El presidente no respondía; balbuceaba. Y bramaba.
Primero la negación: fue “investigación, que no espionaje, que es distinto”.
Luego diría que fueron investigaciones, o sea espionaje, para salvar vidas.
“¿Qué vidas ha salvado y cuál es el efecto de espiar a un defensor de derechos
humanos y a los periodistas?”, le preguntó Nayeli Roldán. “Muchas”, dijo el
mesiánico. Y viendo la metida de pata —porque si son “muchas” entonces hay
muchos espiados—, repuso: “no, no, no, eso no, eso es otra cosa, no, no, no.
Estamos hablando de la delincuencia”. Echaba espuma por la boca Andrés Manuel,
el rostro descompuesto, y arremetía contra Animal Político, Reforma, Carmen
Aristegui, acusándolos, por supuesto, de servir al conservadurismo. Y lo del
tema del general Audomaro Martínez, fue sublime: “Ustedes no van a poner la
agenda. ¿Por qué? Tienen todos los medios para expresarse, manifestarse. Todos
los días nos atacan. No hay objetividad. No hay profesionalismo. Es una prensa
tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos. ¿Por qué les
vamos a hacer el caldo gordo a ustedes?. Con todo respeto”. Estaba fuera de sí.
Y Nayeli Roldán le exhibió las pruebas del espionaje. No se enganchó con la
diatriba. Nayeli Roldán coronó su gesta y dijo a las audiencias: “nada más
recordar a la gente que nos ve, que el periodismo sirve a los ciudadanos y que
nosotros publicamos pruebas”. Lo remató. Denle su Prozac al Peje. Cada día se
le bota más fácilmente la canica… Llegó Pepe Yunes y sacudió a Rocío Nahle.
“Sea o no candidato, Morena debe caer”, sentenció. Sea o no candidato de la
oposición, dice Pepe, aunque el diputado federal por Coatepec, único priista
que ganó su elección, trae un nivel de percepción ciudadana sobresaliente.
Llegó y puso fuera de sí al alcalde Amado Cruz Malpica. Y más aún a la
secretaria de Energía. Porque los vino a retar en su tierra —bueno, la de Amado
por Nahle es de Río Grande, Zacatecas—. Pepe Yunes fue recibido el miércoles 8
y desde ahí describió los estragos que Morena le ha causado a Veracruz y
concretamente a Coatzacoalcos. “Se detuvo el tiempo en Coatzacoalcos. Yo vine
hace un mes y me llevé esa imagen. Coatzacoalcos tiene mucho deterioro, refleja
inexistencia de la bonanza de sus mejores tiempos. Tenemos que organizarnos
para volverlos a traer, empleo, inversión, oportunidades, que haya en las mesas
comida, en los bolsillos recursos, oportunidades para los jóvenes. Se nota que
no está pasando eso aquí”, dijo a la reportera Elizabeth Aviña. Y agregó:
“Coatzacoalcos es noticia nacional en materia de violencia. No se crean
oportunidades de desarrollo y crecimiento económico y eso obliga a que se
genere propuesta con soluciones completas y reales con un solo propósito,
mejorar las condiciones de la gente y nadie mejor que nosotros sabe cómo
hacerlo”. Y hubo berrinche en la Sener y rabieta en el palacio municipal de
Coatzacoalcos. Porque se los vino a decir en el feudo político de la
zacatecana, que cada vez está peor. Con el rating que tiene, Pepe Yunes será un
hueso duro de roer. A menos que los Yunes azules le echen ácido al pastel…
Christopher Alan Santos tiene razón; su regidor, no. Christopher Alan Santos,
líder de Movimiento Ciudadano, fustiga y embiste, describe un Coatzacoalcos
olvidado, jodido, envilecido, fruto del desgobierno de Morena, de Víctor
Carranza y Amado Cruz Malpica. Luis Gutiérrez, regidor de MC, sólo aplaude,
caravanea al alcalde, alza la mano, oculta la dignidad y es, tácitamente, un
edil morenista embozado. Christopher se engalla por el abandono en las colonias
y por el uso irresponsable de las instalaciones deportivas, y por la exhibición
de vehículos sobre la pista de tartán en el estadio Rafael Hernández Ochoa. “No
sé quién fue el pend... que autorizó esto. un estacionamiento de casi 20 mdp.
Bravo, Dirección Municipal del Deporte Coatzacoalcos, Federación Mexicana de
Asociaciones de Atletismo, A.C.”. Y días después lanzó el reto a que se utilice
el 30 por ciento de lo recaudado por impuesto predial en obras propuestas por la
ciudadanía, como ocurre en Tlajomulco, Jalisco, y en Monterrey, Nuevo León. En
cambio, su regidor en Coatzacoalcos, Luis Gutiérrez, es la antítesis. Servil al
alcalde Amado Cruz Malpica, todo le concede. Es una voz mansa en el cabildo, un
regidor de Morena vestido de naranja. Su máxima gesta fue la exhibición de
globos de papel, traídos de San Andrés Tuxtla y presentados en el Parque Miguel
Hidalgo. Fuera de eso, ni fu ni fa… ¿Quién es esa ex funcionaria municipal que
le fue tan bien que ya fundó una financiera y viene haciendo el negocio de su
vida? Tres pistas: usa fondos municipales, tiene el visto bueno del mandamás y
los clientes provienen del sindicato…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/117042/pacto-yunes-morena-pacto-de-cinicos
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