* Ople le hace el trabajo sucio a Cisneros * Intenta amordazar a 11 medios * Violencia política de género contra Ruth Callejas * Ese truhán al que matáis, goza de cabal salud * Cuando Pío quiso extorsionar a Carranza * Onésimo Mendoza incurrió en “faltas graves”: Contraloría * Primo de Amado señala actos de corrupción
Mussio Cárdenas
Arellano | 06 mayo 2023
Tribuna
Libre.- No se sacia Eric Cisneros con encarcelar inocentes,
ni con tener la sombra del narco encima, ni siendo un objetivo de la DEA por
cobijar al sobrino de Caro Quintero, ni profiriendo amenazas. Ahora ataca la
libertad de expresión.
Al Torquemada de
Otatitlán le basta un Ople servil y tribunales electorales lacayos para
intentar la mordaza, silenciar periodistas, obligar a bajar notas de portales
digitales y borrar el rastro de su agresión política a la diputada de
Movimiento Ciudadano, Ruth Callejas Roldán.
A Bola 8 le cumplió
el capricho el Órgano Público Local Electoral de Veracruz, arremetiendo contra
11 portales noticiosos e instándolos a ocultar, bajar o enviar a la papelera la
información que da santo y seña de la violencia política de género contra la
legisladora.
O sea, borrar la
historia. O sea, extinguir un trozo de la realidad. O sea, eliminar lo que
dijo. O sea, no dejar ni una letra, ni una frase, ni una evidencia de la
descalificación que el secretario de Gobierno de Veracruz hizo de Ruth Callejas
de quien expresó que está en el Congreso estatal por una decisión del Ople, por
haber excluido a un hombre y darle la diputación a una mujer.
Y el Ople dictó
medidas y los medios debieron bajar de sus portales el affaire Bola 8-Ruth
Callejas. Se fraguó una mordaza y la mordaza se echó a andar.
Deslenguado —y
descerebrado—, Eric Patrocinio Cisneros Burgos suele meterse en terrenos
pantanosos por su adicción a hablar sin pensar.
Así ocurrió el 29
de noviembre de 2022. Acudió a la glosa del informe de gobierno. Daría
explicaciones y abundaría en detalles de lo relativo a su área, la Secretaría
de Gobierno, la política interior, la relación con los municipios, el trato con
los partidos políticos, la estabilidad de Veracruz.
Ruth Callejas tomó
el micrófono, abordó un tema, lanzó un dardo y lo pescó.
¿Qué acciones se
han tomado para prevenir la violencia contra la mujer? ¿Por qué no hay una
política pública efectiva? ¿Por qué Veracruz ocupa el tercer lugar nacional en
feminicidio? ¿Por qué cuatro años después del inicio del gobierno morenista no
se ha lanzado la convocatoria para designar a la titular del Instituto
Veracruzano de la Mujer?
Y Bola 8 se
engalló.
“Afortunadamente el
Ople le corrigió la nota a su partido —le dijo— y dejó fuera a un hombre para
que usted fuera diputada. Qué bueno”, apuntó Eric Cisneros. Y se escucharon los
aplausos. Y se cimbró el Congreso. El graderío con recua morenista hacía su
labor.
Nadie entre esa
runfla infame reparó en que Boa 8 se había dado un tiro en el pie. Y que ahí,
en la tribuna más alta de Veracruz, se esfumaban los sueños, los delirios, el
desvarío del trastornado de palacio. Nadie reparó en ello, pero Ruth Callejas
sí.
Lo llevó ante la
justicia. Lo metió en la dinámica de la violencia política de género. Lo puso
contra las cuerdas. Lo azotó contra el piso. Lo tomó al vuelo y le cerró el
hocico. Le quitó lo jijueputa con sobrada astucia y mucho talento.
Dos tribunales le
desecharon su queja: el Tribunal Electoral de Veracruz, que es el parapeto del
gobierno en turno, y la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación, que también le lustra los huaraches a la pandilla infernal.
Ruth Callejas
revirtió los reveses cuando trasladó su caso a la Sala Superior del Trife. Ahí
trituraron la farsa del TEV y de la sala regional, que habían esgrimido que no
era materia electoral sino de índole parlamentaria. Y con ello los magistrados
de pacotilla se lavaban las manos.
El punto es que si
la diputada de Movimiento Ciudadano acredita el exabrupto —haberle expresado
que llegó al Congreso por una cuota de género, no por méritos, por la orden del
Ople de dejar fuera a Adrián Ávila, ex alcalde de Boca del Río—, Cisneros
Burgos quedará con sentencia firme como violentador político. Y no podrá ocupar
cargo político alguno. Ni una diputación, ni la senaduría, ni un espacio en el
próximo gobierno, sea federal, estatal o municipal. Ni de intendente se la
podrían dar.
Entonces, con esa
mente tan bruta que se carga, se le ocurrió que para evitar el castigo había
que borrar las huellas. Y el Ople, que es su marioneta, ordenó a 11 medios
digitales bajar la nota que registra la violencia política de género contra
Ruth Callejas Roldán.
El Ople se excedió.
Nadie le pidió ser el instrumento censor. La resolución de la Sala Superior del
Trife únicamente instruyó a valorar nuevamente el caso. Ruth Callejas tampoco
señaló que entre las medidas cautelares se estableciera el retiro de las notas
de prensa que recogieron las expresiones de Cisneros Burgos en el Congreso,
incurriendo en violencia política de género. Pero el Ople está para servirle a
este rufián.
El mastín de Bola 8
fue el consejero Quintín Antar Dovarganes Escandón, presidente de la Comisión
Permanente de Quejas y Denuncias de Ople Veracruz. Determinó medidas cautelares
para evitar que Cisneros Burgos persistiera en violentas políticamente a Ruth
Callejas y de paso atentó contra la libertad de expresión de los portales
informativos.
El Ople no es un
órgano electoral; es una extensión de Bola 8 y de Cuitláhuac García Jiménez, el
bailarín de congal que desgobierna Veracruz.
Su presidenta,
Marisol Alicia Delgadillo Morales, igual. No se ruboriza en atropellar el
principio de neutralidad y se va de cabeza cuando hay eventos de Morena.
Solía pregonar que
en su gestión pondría especial énfasis en la violencia política contra la
mujer. Y lo hizo. Y se excedió. Y sólo contados casos desechó.
El Ople sale a
cazar. Busca demócratas; busca prensa libre; busca los exabruptos de Eric
Cisneros y ordena eliminarlos de los portales informativos. El Ople busca ser
la guillotina de l¡bertad de expresión.
Con Ruth Callejas,
el Ople fue parcial. No garantizó sus derechos ante las expresiones cargadas de
sorna del secretario de Gobierno. Debió venir la orden del Trife nacional para
formular una nueva valoración. Y entonces el Ople se excedió con un ataque a la
libertad de expresión.
El Ople —Marisol
Delgadillo y Antar Dovarganes— exhibieron la urgencia de Bola 8 por
sepultar la frase que lo convierte en un
violentar político por razón de género, sus expresiones misóginas, la derrapada
que se dio eludiendo el tema del feminicidio y destacando que es diputada
porque el Ople le otorgó esa condición en agravio de Adrián Ávila.
Fue a peor treta
que pudieron idear: obligar a los medios a borrar notas informativas, eliminar
sus palabras, no dejar ni una letra, ni una frase. Eso es represión a la
libertad de expresión.
Los medios no son
objetos de sanción por reproducir expresiones de terceros, contenido de
denuncias, transcribir frases y opiniones, difundir audios o videos, en
especial cuando los protagonistas son funcionarios o personajes públicos.
Obligarlos a bajar
notas informativas de los portales es contrario al principio de libertad de
pensamiento, de expresión, del ejercicio periodístico. Es atentar contra el
derecho humano de la sociedad a saber. Va contra tratados internacionales que
el Estado mexicano suscribió.
El nuevo Torquemada
no tiene libros o periódicos que quemar. Su apuesta va a en función de acabar
con todo vestigio de su violencia política de género contra Ruth Callejas
Roldán por las implicaciones que en el corto plazo tendrá.
Con ese delito
encima, su carrera política está muerta.
El violentador sabe
que está frito.
Archivo muerto
Ese truhán al que
matáis, goza de cabal salud. Es el rey del cash, el de los vituperios
mañaneros, el irredento que se duele de los odios que él mismo incubó, el que
espía pero llora por ser espiado. Es el mesiánico que al tercer día resucitó,
no por un milagro divino sino porque su afección por Covid es de los que se
atienden con un simple Paracetamol. Un desmayo en Mérida, Yucatán, hizo alentar
a sus detractores que Andrés Manuel había cruzado el umbral hacia el mundo de
los muertos. Hablaron de derrame cerebral, infarto, embolia, parálisis facial.
Llegaron a exigir una prueba de vida, como cuando los familiares de un
secuestrado valoran si vale la pena pagar un rescate o mejor llevar flores al
panteón. Y así, mil desfiguros. Y el mesiánico López Obrador, que ya se va a
tierra al menor soplido, se guardaba unos días atizando desde el rincón de los
rencores un escenario de caos, la sucesión anticipada, el movimiento sin
pastor, Adán Augusto convertido en presidente sustituto y, por ende, descartado
para la candidatura presidencial de Morena. Y al tercer día, el muerto
resucitó. Agazapado en Palacio Nacional, MALO reapareció para terminar de matar
al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y
Protección de Datos Personales, al que venía asediando, dejándolo sin
comisionados suficientes para poder sesionar. Desde las sombras, había ordenado
a Morena demoler al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), un bodrio
nacido de su locuaz invención que le sirvió para extinguir el Seguro Popular y
al final insertó en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que de por sí
funciona mal y ahora como IMSS-Bienestar lo hará peor. Tres días acumuló saña
Andrés Manuel y volvió con los odios renovados. La Cuarta Demolición del país
se fragua en la mente del reyecito de oropel, se opera entre la recua de Morena
en el Congreso y le dan pa’ tras en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El circo del muerto viviente sirve de diversión aunque los desvaríos le cuestan
mucho a la nación… Pío es un recaudador empedernido. Así se haga la “vístima”,
es un recaudador sin remedio. No bien llegaba el rey del cash a palacio, Pío
López Obrador ya andaba con la espada desenvainada. Un día hizo presencia en
Coatzacoalcos. Visitó el feudo obradorista. Tocó la puerta del ex alcalde
Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Se sentó, habló y pidió, faltaba más. Si Andrés
Manuel vivió de la dádiva sucia por más de 20 años y aquello se volvió modus
operandi, peor tendría que ser ya con la banda presidencial sobre el pecho. Y
Pío se tiró a matar. Sólo que Carranza lo bateó. Le esgrimió algo que solía
repetir a quien gustaba oírlo. A él no lo impuso López Obrador; lo eligió el
pueblo. Y tan creído estaba —y está— de esa falacia, que no cesa de contar cómo
mandó al carajo al célebre Pío, el recaudador. Semanas después le aclararon la
mente al entonces alcalde. La entrega de cash llegaba por petición expresa de
Palacio Nacional. Pero Carranza se amachó en que nada tenía que dar porque a él
lo había llevado al poder el pueblo. Y comenzó el vendaval, las turbulencias,
los amagos, versiones de que dejaría la alcaldía y la seguridad de que una vez
concluida su gestión quedaría solo. Aún no lo suelta el Órgano de Fiscalización
Superior con los 30 millones no solventados. Y todo porque mandó al diablo a
Pío, el extorsionador… Ya nadie puede salvar a Onésimo Mendoza. Contraloría
municipal cerró la investigación y determinó el director de Obras Públicas de
Coatzacoalcos incurrió en faltas graves, entre ellas haber dado acceso a
documentos oficiales, durante la entrega-recepción, a una empresa que realizó
la revisión pero no le suscribieron el contrato respectivo. En ese punto el
responsable es el director general de Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Medio
Ambiente, Arturo Delgadillo Medina, quien está señalado de haber sido quien
realizó la contratación y dispuso que se le facilitara la documentación. La
remoción de Onésimo Mendoza Flores es inminente. Pero el caso irá a otras
instancias, máxime que Gabino García Cárdenas, familiar del alcalde Amado Cruz
Malpica, realiza un señalamiento directo de exigencia de dinero a cambio de
obras…
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/117161/el-violentador-de-mujeres-sabe-que-esta-frito