José Miguel Cobián | 06 junio 2023
Tribuna Libre.- Desde el domingo en la noche he escuchado una letanía de culpables por la derrota del PRI en el estado de México. Enumero algunas, iniciando con la frase ¨fue culpa de...¨: Los jóvenes apáticos que no salieron a votar.- Los tontos que votaron por Morena .- La gente que se abstuvo de votar.- Hubo trampas de Morena al caerse el sistema.- Muchos vendieron su voto.- Hubo turismo electoral.- Alfredo del Mazo vendió a su candidata.- Alito apesta.- El PAN no votó por la candidata del PRI.- etc.- etc.- etc.
Los ciudadanos tienen toda la libertad de
elegir por quién votar, e incluso de abstenerse de votar. Nadie en una democracia tiene derecho a
reclamar a alguien por haber votado por Morena o haber dejado de votar, si esa
fue su libre voluntad. Calificar de
tonto, traidor o ignorante a alguien que vota por un partido distingo al de
nuestras simpatías indica simplemente que quién así se expresa no tiene ni
vocación democrática, ni idea de lo que significa democracia.
Insinuar que la caída momentánea del sistema
generó un fraude, es un absurdo. Una y mil veces se ha explicado que son los
ciudadanos los que cuentan los votos, y la coalición del PRI tuvo
representantes en todas las casillas, así que tuvo acceso a todas las actas de
conteo de votos y por lo tanto, supo antes que el INE cuántos votos obtuvieron
ellos y cuántos sus adversarios, en cada una de las casillas instaladas. Insistir en un fraude como el de Bartlett en
1988 es una tontería mayúscula.
No es posible comprar el 10% de los votos
sufragados, por lo tanto, aunque ambas coaliciones con toda seguridad compraron
votos, la diferencia es tan grande que la compra de votos no influyó en el
resultado final.
El turismo electoral, es decir, las personas
que viven fuera del estado pero fueron llevados a registrarse como votantes
dentro del estado de México, puede definir una elección cerrada, en la cual la
diferencia entre el primero y el segundo lugar no supere el 1.2% de los votos,
pero una elección en la cual la diferencia fue tan grande, no fue factor
significativo para que se pierda o se gane esta elección.
El que Alfredo del Mazo haya vendido a su
candidata, creo que no era necesario. Ni el presidente compraría al gobernador
del Estado de México, cuando las encuestas marcaban una diferencia de dos
dígitos entre ambas candidatas. Por
otra parte, la única manera en que Alfredo podría haber vendido a su candidata,
es cumpliendo la ley, es decir, no mandando operadores con dinero para
movilizar votantes o comprar votos, pero aún así, la diferencia es tan grande
que la influencia del mandatario no es suficiente.
Es verdad que el PAN obtuvo menos votos en
esta elección que en la anterior para gobernador, lo cual significa que los
votantes simpatizantes de este instituto político no salieron a votar por la
candidata del PRI, pero también es verdad que aunque hubiera tenido los mismos votos
que en la anterior elección de gobernador, de todas maneras la coalición del
PRI hubiera perdido la elección, pues la presencia de el PAN en el estado de
México es testimonial nada más. Así que el voto o abstencionismo panista
tampoco influyó.
Si llegamos al argumento de que Alito apesta,
o de que el PRI en el estado de México apesta, quizá comencemos a comprender la
razón de los electores. Recordemos que
en 2018 la ciudadanía harta de la corrupción del PRI de Peña (cuyo origen es el
PRI de Atlacomulco) y desilusionada de la falta de resultados de los gobiernos
de Fox y Calderón, se volcó a apoyar a AMLO
El gobierno de AMLO ha sido bastante malo, o
malísimo dirán los conocedores, pero se
nos olvida que la mayoría de la gente no es conocedora de la política. Y para esa mayoría de electores, el PRI que
gobernó el estado de México desde 2017 era el mismo PRI que los había agraviado
a lo largo de casi cien años de estar en el poder.
La oposición con la derrota en Edomex muestra
que no aprendieron absolutamente nada de la derrota de 2018. No cambiaron en nada su estrategia de
gobierno, no modificaron la cara que le mostraban a los electores, ni el
sistema de gobierno. Para colmo, el
gobernador del Mazo es hijo del Gobernador del Mazo y también es nieto del
gobernador Del Mazo, es decir son tres generaciones de la misma familia que han
gobernado el estado, y tal parece que el último del Mazo no corrigió los
posibles errores ni de sus predecesores ni de sus familiares en el gobierno. En resumidas cuentas, perdió la oportunidad
de oro (misma que tuvo Peña Nieto) de demostrar que el PRI si sabe
gobernar. Tuvo seis años para corregir
el rumbo y agradar a la ciudadanía del estado de México, pero no movió un dedo
en ese sentido, y no lo movió, porque solo saben gobernar de una manera,
extrayendo rentas del estado para beneficio de su grupo de socios, o
pandilla.
La lección del estado de México es
premonitoria sobre lo que puede suceder en 2024. Muchos ciudadanos estarán convencidos de que
Morena gobierna mal, pero no se van a mover de su sala el día de la elección,
para acudir a votar por una coalición opositora que también los ha lastimado a
lo largo de muchos años de gobierno, sin dar buenos resultados (desde su punto
de vista). Si se acusa a Morena de
ladrones, ellos preguntarán si los priístas o panistas no fueron ladrones en su
momento.
Entre la personalidad y habilidad del
presidente para inventar una realidad alternativa, y la histórica experiencia
de millones de mexicanos, en el sentido de que gane quien gane, ellos siguen
exactamente igual, sin mejoría en sus vidas cotidianas, todavía pesa y mucho,
el rencor al PRI y al PAN. A pesar de
ser un sexenio de morena, el control y chayoteo de muchos medios de
comunicación, permite que sus errores se minimicen, ademas son tantos, que
señalarlos resulta aburrido para el escucha, y son tan seguidos que el error de
mañana hace que se olvide el error de hoy.
No olvidemos que la peligrosa división que se
ha generado desde el púlpito presidencial, también favorece la ceguera del
elector. Aquél que ha sido tocado en
fibras sensibles por el presidente, no perdonará el agravio real o imaginario
de los partidos de oposición, negándose a juzgar con la misma vara al gobierno
actual, que por cierto, no es tocado ni con el pétalo de una rosa por la
oposición.
Sin duda el gobierno actual ha demostrado su
ineptitud, su incapacidad para gobernar, y su ineficiencia de manera
permanente, pero los mexicanos en general reciben tan poco de sus gobiernos,
que no son muchos los que lo han notado. Por el contrario la propaganda oficial
les hace creer que están en las mejores manos el gobierno y la Patria. Sin que nadie insista en lo contrario.
Si me preguntan de quién es la culpa de la
derrota, del abstencionismo o de que se vote por Morena, la responsabilidad
principal recae en los propios partidos de oposición. Sí, sus dirigentes, pero los príistas
aguantan a Alito, los panistas a Markito, y los perredistas a Chuchito. Así que son los partidos y sus militantes los
verdaderos responsables, por lamepiés, por aplaudir todo lo que diga el
dirigente, para poder aspirar a un hueso…
¡Sí, exactamente por la misma razón que actúan igual los morenistas!
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