* Amasiato político con López Obrador * Llama cobardes a Delgado y Durazo * Y al Peje ni una crítica * Rocío Nahle, feliz con su litro de nafta * Claudia Balderas, secretaria del Senado * Golpeó a Amor, no pagaba la renta y el novio terminó en la cárcel * Amado renta pantalla en 10 mil pesos por un día * El reto de Omar Osorio
Mussio Cárdenas Arellano | 08 septiembre 2023
Tribuna
Libre.- Cómplice
de todas sus transas, Marcelo Ebrard secundó a Andrés Manuel en la locura del
presidente legítimo, el cash arrancado a las arcas públicas y hoy en el cuento
del hijo pródigo que deja Morena para transformarse en oposición.
Herido, dicen los suyos, rompe con López
Obrador pero sin mayor estridencia, sin llamarlo falaz o traidor, sin
recordarle que en sus días de activismo reclutando bobos, Ebrard fue su
mecenas, el del dinero subterráneo siendo jefe de Gobierno de la capital del
país.
Herido está, cuenta su gente, luego de perder
la nominación presidencial, pero no le reclama a Andrés Manuel ni el engaño, ni
la falta de palabra, ni la promesa de que el ex canciller sería su sucesor.
No increpa a López Obrador por haber
construido una figura maleable, Claudia Sheinbaum, sin propuesta propia, con
mil defectos y delitos encima, dos crímenes por negligencia —Colegio Rébsamen y
Línea 12 del Metro— y una ausencia de carisma total, ignorando la lealtad —y la
complicidad— de Marcelo Ebrard en la ruta que trazaron juntos hasta alcanzar el
poder.
Es un rompimiento pactado, inducido, bajo
sospecha.
El agravio es mayor y Ebrard sólo ve
incidencias en el proceso interno de Morena y sus aliados, manejos turbios de
la dirigencia, una agresión de la policía bancaria contra su equipo en el World
Trade Center de la Ciudad de México, y cuando debiera fustigar al capo mayor,
mira en otra dirección.
No define si se va de Morena o no. No alude a
un rompimiento. Y si transcurren las horas y Ebrard no confronta al presidente,
es porque bajo la sábana siguen fundidos, alma con alma y piel con piel.
No había concluido el conteo de las encuestas
cuando Ebrard ya decía que estaba fuera del proceso. Malú Micher, la tormentosa
senadora, describió la agresión de la policía. Luego dijo que no se irían de
Morena. Un día después, el jueves 7, Ebrard soltó que ya no tenía cabida en
Morena. Y entonces López Obrador lo situó como candidato independiente y en
última instancia en Movimiento Ciudadano para robarle votos a la oposición.
Horas más tarde, el silencio de Ebrard en
torno a López Obrador sigue. Y el silencio dice todo. Porque si los malos son
los capos menores y no el jefe de la banda, es porque el porro de la nación
diseñó el juego así.
No se ha escuchado que Marcelo Ebrard lo
llame tirano o dictador. No le ha pasado la cuenta de las misiones que en sus
días de canciller cumplió: sofocar los embates de Trump, la Guardia Nacional
cazando migrantes, la compra de medicamento, de vacunas para el Covid, de los
insumos médicos, la demanda contra los vendedores de armas que tienen como
cliente al crimen organizado mexicano y hasta dar la cara para no condenar a
sátrapas en el poder como Daniel Ortega en Nicaragua, Nicolás Maduro en
Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Díaz Canel en Cuba y el presidente de Perú,
Pedro Castillo.
Vapuleado en la encuesta de Morena, confinado
al segundo lugar, 10 puntos abajo de Sheinbaum, la muñeca de cuerda de López
Obrador, Marcelo Ebrard se ha resistido a expresar la palabra traición.
Llama cobardes a Mario Delgado y Alfonso
Durazo, pero no al Peje López Obrador.
Habla de deficiencias en el proceso interno
de Morena, pero se cuida de mencionar la palabra “fraude” en la Cuarta
Transformación.
Marcelo vio espectaculares de más, derroche
al estilo PRIAN, uso de recursos públicos de Bienestar y gobernadores de la
órbita de Claudia Sheinbaum, y los acusó de palabra pero no acudió a ninguna
instancia legal, y tampoco marcó un alto y, en cambio, se prestó a la
simulación.
Debió romper, exhibir el dedazo, reventar el
proceso de elección del llamado coordinador de los Comités para la Defensa de
la Cuarta Transformación, o sea el candidato presidencial de Morena, pero bailó
al son que le quiso tocar López Obrador.
Y ahora pretende ser el candidato de la
oposición.
Ebrard anda a los tumbos. Pudo ser el
candidato del Frente Amplio por México pero dejó pasar el tiempo y al final los
mandó al diablo.
Esa candidatura ya tiene dueña. Es Xóchitl
Gálvez Ruiz, electa en un proceso accidentado, con las encuestas a su favor
pero sin llegar a la consulta mediante voto por la infiltración morenista en la
base de datos del Frente Amplio y el riesgo de violencia en la jornada del 3 de
septiembre.
Ebrard no le quitará votos de la sociedad
civil a Xóchitl Gálvez. La clase media se define con Xóchitl por ser la opción
contraria al cuento de la Cuarta Transformación, la candidata que la Marea Rosa
eligió.
Ebrard, por donde se le vea es obradorista.
Ebrard, mientras no rompa, acuse, exhiba a López Obrador y sus excesos y sus
arranques de dictador, seguirá en la línea del mesías tropical. Los votos que
pudiera lograr se los arrancará a Morena, no a Xóchitl Gálvez.
El amasiato político es indisoluble. Marcelo
Ebrard fue el mecenas de López Obrador en los días en que construía la campaña
presidencial de 2012, el reclutamiento de bobos, el cuento de “primeros los
pobres”, los pobres hijos de Andrés Manuel.
El amasiato implicó millones y millones,
hurtados de las arcas públicas. Era Ebrard jefe de Gobierno de la Ciudad de
Mexico y de ahí fluían los recursos para el proyecto obradorista, tal como lo
reseña Elena Chávez, autora del libro El Rey del Cash.
El amasiato hizo de Ebrard un canciller
poderoso una vez que López Obrador llegó al poder presidencial, en 2018. Fue su
emisario, un comodín que lo mismo atendía la Cancillería que los temas
económicos, de salud y de seguridad. Era la plataforma desde la que el iluso
Ebrard creyó que sería el sucesor.
Hoy tiene un pie fuera de Morena y se resiste
a expresar que la imposición de Claudia Sheinbaum, la marioneta útil de López
Obrador, nace de un fraude.
Hoy, Ebrard acusa al líder nacional de
Morena, Mario Delgado, su cómplice en la construcción de la Línea 12 del Metro
de la Ciudad de México, donde se infló el presupuesto de manera descomunal, y
al presidente del Consejo de Político de Morena, Alfonso Durazo Montaño, de ser
cobardes.
Pero hoy sigue Ebrard sin tocar a López
Obrador.
La ruptura, por lo pronto, es una simulación.
Archivo
muerto
Feliz, muy feliz, Rocío Nahle luce su litro
de nafta. Simula que Dos Bocas ya comenzó a producir la gasolina que México
requiere. Le llama “gasolina primaria”. Hay quienes la definen como gasolina
ligera o nafta, que no es más que un componente de la gasolina. El jolgorio de
Nahle es, consecuentemente, de risa. Le hace decir al presidente que el 1 de
septiembre ya se está produciendo gasolina primaria y Andrés Manuel, que de eso
sabe nada, muerde el anzuelo. Porque el punto no es si la gasolina es primaria o
secundaria, o si se llama nafta o gasolina ligera, o si es de bajo octanaje y
si sólo es un componente de lo que todos conocemos como gasolina, el alimento
de los vehículos. El punto es que la zacatecana tuvo la osadía de comprometer
su prestigio —no se rían— aduciendo que ella, y no las empresas especialistas—
podría construir la refinería Olmeca en tiempo récord, tres años, con un costo,
también récord, de 8 mil millones de dólares. El punto es que falló. El retraso
es de 14 meses —un año, dos meses— más allá de lo prometido. Aún no produce la
gasolina que requiere en país. Y el costo va por los 20 mil millones de
dólares, algo así como 340 mil millones de pesos, el doble de lo ofrecido.
Producir nafta es lo de menos. Pero los vehículos no se mueven con nafta. Nahle
le volvió a ver la cara a López Obrador, y peor, lo hace decir que ya se está
refinando gasolina. El punto crucial es alcanzar la meta de 340 mil barriles
diarios y lograr la autosuficiencia, dejar de importar. Lo otro es que Andrés
Manuel no termine cayendo en lo que los especialistas vienen advirtiendo: con
los costos de Pemex, refinar es un negocio que sólo arroja pérdidas. Mientras,
la señora Nahle está feliz. Ya tiene su primer litro de nafta en las manos…
Claudia puede agredir a Amor, patearla, no pagar la renta de su casa, y termina
siendo secretaria del Senado. Pudo tener un novio-primo de escándalos mayores,
ingresos a la cárcel por abuso de menor y luego por un secuestro, y se mete a
la mesa directiva del Senado. Tormentosa, Claudia Balderas Espinoza es el
retrato de Morena, donde la estridencia y el conflicto no son defectos sino
méritos para brillar. Pudo asestarle sus cates a su prima Amor Torres,
evidenciada en videos que captaron su vena violenta, tirándole un puntapié,
reclamándole a grito pelado, sacudiendo al Senado en pleno, y su padrino,
Ricardo Monreal Ávila —antes su protectora fue Rocío Nahle García, secretaria
de Energía— la coloca donde sólo debiera estar la gente de bien. Claudia
Balderas viene de otro escándalo por negarse a liquidar 200 mil pesos
correspondientes a la renta de la casa que habitó por varios años, motivando
que la propietaria exhibiera el abuso y la desfachatez. Viene de los tres
episodios en que su ex novio-primo, Omar Espinoza Cetina, paró en prisión. Una
fue por llevarse a una menor a un cuarto de hotel; otra, por un incidente de
tránsito en la Ciudad de México con policías, rufianes que le sembraron droga y
luego lo tuvieron que soltar, y la más grave, acusado de pertenecer a una banda
de secuestradores en Villa Allende, congregación de Coatzacoalcos, de la que en
cosa de días quedó en libertad. Todas las libró El Gato Espinoza, obvio porque
la senadora morenista pesa y su padrino, Ricardo Monreal, la corcholata que
prefiere ser nada antes que traicionar al Peje López Obrador, pesa mucho más.
Los escándalos en Morena son mérito. Bajo esa regla, la decencia es un lastre.
Que lo diga Claudia Balderas, hoy secretaria del Senado mexicano. Ella sí que
está haciendo historia… A Bantelo le va bien con Amado Cruz. Le rentó al
ayuntamiento de Coatzacoalcos una pantalla, por un día, y se embolsó 10 mil 500
pesos. Ocurrió el 29 de abril pasado y fue con motivo del Día del Niño en la
congregación de Mundo Nuevo, donde Cuauhtémoc López Bante fue agente municipal.
En dicha pantalla se proyecto una película como parte de los festejos en honor
a los pequeños. La factura con terminación 55F88FC presenta un importe de 9 mil
52.71 pesos más, o sea 10 mil 500 pesos cerrados. El evento se realizó el 29 de
abril pero la factura se expidió dos semanas después, el 17 de mayo. El alcalde
Amado Cruz Malpica ríe cuando escucha al presidente Andrés Manuel López Obrador
que se ha terminado el régimen de privilegios. Los negocios, las prebendas a
funcionarios, a sí mismo, a su familia, es el sello de Morena en el poder. El
pago bajo el agua de gratificaciones que se cuentan en miles de pesos, es el
combustible de la maquinaria que saquea al ayuntamiento de Coatzacoalcos. El
dispendio en ferias que reportan números rojos, pero muy rojos, es la
resultante de un grupo de mercenarios que llegaron a superar lo que hizo el
PRIANRD y ahora hasta el empresariado baila al ritmo de ese son. Bantelo se
llevó 10 mil 500 pesos en un día; la pandilla de Amado, familia incluida, lo
único que no se llevará será el palacio municipal porque no lo puede cargar…
Omar Osorio es una leyenda. Es atleta paralímpico, oriundo de Córdoba, y nadará
en Coatzacoalcos por 12.5 horas. Su causa es ayudar y solamente ayudar. Nadará
sin parar, sin descanso, sin tregua, de manera consecutiva, intentando atraer a
las personas de bien. Se presentará este sábado 9 de septiembre en la alberca
semiolímpica, ubicada en Ignacio de la Llave 610, en el centro de
Coatzacoalcos. Su reto es nadar de 8:30 AM a 9 PM. La entrada es simbólica, 10
pesos y un kilo de ayuda: arroz, frijol, aceite, harina. Es de los esfuerzos
que conmueven y que debieran ser una regla general en la sociedad. Omar Osorio
es, repito, una leyenda. Participó en los Juegos Panamericanos de 1999, Mar del
Plata, Argentina, en 2003; Río de Janeiro, Brasil, en 2007; Guadalajara,
México, 2011, y Toronto, Canadá, en 2015. Lo patrocinan las asociaciones
Moviendo las Fronteras con el Corazón, Miss Wheelchair México y Banco de
Alimentos Región Olmeca. Lo que hace Omar Osorio es una hazaña deportiva y
merece el respaldo de la sociedad y las instituciones públicas. Omar es un
ejemplo de vida que debe ser secundado por quienes aspiran a la superación no
solo personal sino de generaciones enteras…
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/117743/ebrard-la-ruptura-simulada
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