* “Fuego amigo”, se queja la zacatecana * Cisneros y Gutierritos atizando con su prensa * Al quinto año, Huerta se volvió crítico * Mora Traidora, al basurero de la historia * Pueblo de Nanchital frustra relleno regional * Amado y las licitaciones fingidas, según Orfis * Avanza la candidatura independiente de Arcadio Mejía
Mussio Cárdenas Arellano . | 17 octubre 2023
Tribuna
Libre.- A
golpe de bayoneta, la élite morenista se destaza y se degüella. Unos contra
Rocío Nahle, otros contra Eric Cisneros, el insípido Gutierritos con su prensa,
el vesánico Manuel Huerta, que si no arroja lumbre lo dejan fuera del show.
Es fuego adversario y “fuego amigo”, dice la
ex secretaria de Energía, irritadísima cuando le tocan el tema de su oriundez
zacatecana y su impedimento para ser gobernadora de Veracruz.
Es un “mito” que haya una favorita, vocifera
el ex secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros Burgos, al que le
reviven viejos videos en que lanza “putasmadres” cuando alteraron mantas en que
se veía junto al mesías de Macuspana y a
su otrora amiga, Rocío Nahle.
Sergio Gutiérrez Luna, diputado federal, el
más desarraigado de todos, parlotea presumiendo que esta farsa interna en
Morena es pleito de dos: Nahle y él. Los demás no pintan. Los otros son
comparsa. Los otros son aserrín de cantina, nomás para que no se resbalen los
borrachos con sus escupitajos en el suelo.
Manuel Huerta, ex delegado de Bienestar,
tardó cinco años en enterarse que la 4T es patraña pura, y se convierte, hoy,
en el dedo flamígero que acusa que en Veracruz, donde nunca dijo nada, se
torció todo, y la banda del gobernador Cuitláhuac García se alejó del pueblo,
perdió los ideales —¿cuándo los tuvo?— y hasta el priismo —los rojos, les dice—
llega a Morena y se sirve la mayor rebanada del pastel.
Huerta tiene dotes de engañabobos. O eso
cree. Sabe que sin los priistas operando desde 2015, Morena no habría ganado ni
una diputación federal como la de Rocío Nahle en Coatzacoalcos, ni en 2017
alguna presidencia municipal. Marcelo Montiel y su grupo los llenaron de votos
a cambio de mantenerse en el poder.
Zenyazen Escobar, secretario nudista de
Educación estatal, no es rijoso; es pusilánime, un cero a la izquierda,
compañero de farra del desgobernador Cuitláhuac García —uno se encueraba y el
otro salseaba—, el fantasma de la comedia que no cesa de repetir una frase que
ya aburre: si no me favorece el género, apoyaré a Rocío Nahle. Pues que se
cambie de sexo y asunto arreglado. Cuando se pierden las nachas ni cómo
remediar.
Los cuchillos traen filo. Las bayonetas
atraviesan metales. Y hay dinamita en la prensa. Y hay objetivos claros, fuego
amigo y lenguas flojas que cinco años después han descubierto que en la granja
nadie tiene una sola virtud.
Así, entre odios y reclamos, dirime Morena la
candidatura al gobierno de Veracruz.
A Nahle, jefa máxima de la pandilla voraz, la
acuchillan con sólo oprimir un botón llamado Zacatecas. De todos, es la única
que no nació en Veracruz. De todos, es la única que no cumple con los
requisitos para ser gobernadora. De todos, es la única que no pudo, vía la Ley
Nahle, perpetrar un fraude a la ley.
Y en las redes sociales, la destrozan. Y son
los enemigos pero también los morenistas. Y Nahle, que tiene un carácter de los
mil demonios y una soberbia galáctica, no termina de aprenderse la máxima
política de comer sapos sin hacer gestos, o heces sin dejar de sonreír.
Nahle es mecha corta. Una chispa y se
enciende. No capotea al toro que embiste ni es hábil para evadir anzuelos. Le
dicen zacatecana y se autollama veracruzana. Y se engancha a la menor provocación.
Si Guadalupe Victoria nació en Durango
—cuenta la norteña—, fue el primer presidente de México y gobernador de
Veracruz —en realidad lo fue de Puebla—, ¿por qué Rocío Nahle, que vio la luz
en Río Grande, Zacatecas, y se casó con Pepe Peña, no pudiera gobernar
Veracruz? En lógica, Rocío Nahle está reprobada.
Y en circo, maroma y teatro, también. Verla
disfrazada de jarocha en el palacio del porro de la nación, el día del Grito de
Independencia, no tiene precio. Le faltó zapatear, tocar el arpa, mover el
abanico y entonar el Tilingo Lingo. Y ni así se sacude el estigma de ser de
Zacatecas.
Son los fuegos amigos, atizados por sus ex
amigos —Eric Cisneros, Cuitláhuac García, Manuel Huerta— y un adversario
—Sergio Gutiérrez Luna— sembrándole minas de alto poder, diseminando entre el
morenismo que si no acredita el requisito de ser veracruzana lo suyo es un
asalto al poder.
O recordando que la secretaria de Energía es
mentirosa de cabo a rabo, despierta y dormida.
Ofreció renunciar hasta diciembre cuando la refinería de Dos Bocas
procesara los 340 mil barriles de petróleo. Pues Nahle se fue en octubre y de
la gasolina no hay señales aún.
Bola 8, alias Eric Cisneros Burgos, es el
hampón que Morena siempre quiso tener. Protegido de Rocío Nahle, poder tras el
trono, amo del gobernador Cuitláhuac García, su objetivo fue imponer un estado
de terror en Veracruz y lo logró.
Reía y hacía reír a Rocío Nahle. Disfrutaba
de su bendición. Tenía la venia de la zacatecana cuando se hizo del control de
la Secretaría de Seguridad y la Fiscalía de Veracruz. Y desde ahí orquestó
redadas políticas, llevando a la cárcel a candidatos de la oposición —Nicolás
Ruiz, Gregorio Gómez, Pasiano Rueda— o a figuras relevantes —Rogelio Franco,
Tito Delfín, José Manuel del Río Virgen, Azucena Rodríguez— o a ciudadanos de a
pie que luego aparecieron muertos en las cárceles, o a la ex alcaldesa de Jalapa,
Florisel Ríos Delfín, a quien dejó sin policía municipal hasta que fue
levantada por el crimen organizado, torturada y asesinada. Y Nahle todo le
aplaudió.
Respondón, Bola 8 terminó engallado contra
Rocío Nahle. La complicidad perfecta llegó a su fin. Nunca le dijo que
pretendía ser gobernador. Nunca dio señales de que la iba a destrozar.
Una parte de los misiles contra la zacatecana
los lanza Eric Cisneros. Su prensa atiza el fuego potenciando que Veracruz es
para los veracruzanos. Sus estructuras —alcaldes, diputados y una fracción de
la burocracia estatal— dispersan el odio contra Nahle.
Gutierritos Luna, diputado federal
plurinominal, oriundo de Minatitlán, donde sólo su familia lo conoce, es
optimismo puro. Dice que la contienda es entre Rocío Nahle y él. Y mientras
suelta entre su clientela periodística que va a judicializar la eventual
candidatura de la zacatecana.
El diputado alien —llevó a Jaime Mausán al
Congreso federal intentando aterrizar que los extraterrestres ya hicieron
contacto— orquestó una campaña de descrédito contra Rocío Nahle, destacando sus
yerros, el fracaso de Dos Bocas, el costo del proyecto, el retraso en la
construcción, los negocios de los compadres, la opacidad financiera y, por
supuesto, que no nació en Veracruz.
Si Manuel Huerta no hubiera encendido la
pradera, no sería finalista en el certamen de las corcholatas por el gobierno
de Veracruz.
Huerta tardó cinco años en abrir los ojos y
la boca. En su estado de confort, desde la delegación de Bienestar en Veracruz,
la pandilla de Nahle tenía pasaporte de impunidad. Y Manuel Huerta callaba.
Hoy, cinco años después, reclama que la
Cuarta Transformación no llegó a Veracruz. Cuitláhuac García, Eric Cisneros,
Rocío Nahle la traicionaron. Acusa que se embelesaron con el poder e intentan
perpetuarse.
Cinco años después, Manuel Huerta advierte
que el Clan Nahle emplea las tácticas del pasado para retener el poder, perdió
el rumbo, los ideales, el contacto con el pueblo.
Cinco años después, Huerta alerta: los rojos,
o sea los priistas, brincaron a Morena y pretenden allegarse candidaturas y
espacios de poder. La alusión es a Javier Herrera Borunda, secretario de
Organización del comité nacional del Partido Verde, de extracción priista, que
le disputa la candidatura a senador.
El priismo recorre las venas de Morena y
Manuel Huerta lo sabe. En 2015, el marcelismo en Coatzacoalcos operó la campaña
para llevar a San Lázaro a Rocío Nahle. Huerta viajó en diversas ocasiones para
supervisar la maquinaria, que caminara, que avanzara, que el cochupo se armara
bien, que no se cayera la diputación federal de la zacatecana.
Los odios dominan la farsa morenista. Hablan
los ataques, la insidia, la intriga. Nahle contra Cisneros, Cisneros contra
Nahle, Gutierritos contra Nahle y Cisneros, Huerta contra Nahle y Cisneros.
Cuitláhuac y Zenyazen intrigando contra Nahle, Cisneros, Gutierritos y Huerta.
Ya sólo falta que corra sangre.
Archivo muerto
Mora Traidora fue a parar al basurero de la
historia. Defenestrada, repudiada, al final claudicó. Esmeralda Mora terminó
traicionando al Peje López Obrador, a su comadre política, Rocío Nahle, y a los
ilusos nanchitenses que la llevaron al poder. Sintió la furia de un pueblo.
Sintió el desaire y la burla. Vio en las calles a hombres y mujeres, niños y
jóvenes, adultos mayores y los que tocan el sexto piso de vida. Los vio
bloquear los accesos al tiradero de basura y al Rancho 34, propiedad de la
familia Ávalos Chao, epicentro del negociazo que entrañaba el relleno sanitario
regional. Envalentonada, la alcaldesa de Nanchital, sin una pizca de talento,
menos de sensibilidad, tuvo la fatal ocurrencia de denunciar a sus críticos, a
los que encabezaron la protesta, los que repudiaron que Nanchital se
convirtiera en el receptáculo de 900 toneladas de basura al día, provenientes
de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque. Y acusó a la regidora Virginia
Bartolo Lagunes, la única que se puso del lado del pueblo, la que increpó a
Mora Traidora, la que exigió que diera la cara, la que soportó las consabidas
idioteces del desgobernador Cuitláhuac García Jiménez, el de los lapsus brutus
intentado responsabilizarla de haber movido a todo Nanchital. Al final, Mora
Traidora perdió. Quiso maniobrar en la sesión de cabildo, el viernes 13.
Intentó, vía el secretario del ayuntamiento, Antonio García, alias el Rasputín
de Nanchital, introducir un punto de acuerdo para convocar a una consulta
pública. Virginia Bartolo, el síndico Félix Olarte y los representantes de la
sociedad, le expresaron que ya el pueblo había hablado. La consulta pública
había arrojado un rotundo “NO”. Y llegó la votación: cinco votos en contra,
ninguno a favor. Hasta los regidores serviles, Rosa Alemán y Elvis Ventura,
negaron el permiso para construir el relleno sanitario regional. Y Esmeralda
Mora, la alcaldesa, se desplomó. Cinco votos en contra, incluido el de Mora
Traidora, sepultaron el negocio obradorista. Si gusta el gobierno, que se
realice un relleno sanitario municipal, exclusivo para Nanchital, apegándose a
la norma ambiental, sin una tonelada de basura que provenga de otros
municipios, como debió ser. Mora Traidora terminó traicionando al Peje Andrés
Manuel López Obrador, a Rocío Nahle, a Cuitláhuac García, el pelafustán que se
llenaba la trompa diciendo que sólo 200 nanchitenses salían a las calles. El
daño político es irreversible. El daño político lo sufre Morena. Y Rocío Nahle.
Ya sabe el pueblo de Nanchital en qué sentido votar en 2024. Porque ya
percibieron esa capacidad tan suya, de Nahle, de Mora, de MALO (Manuel Andrés
López Obrador), de Morena, para traicionar… Amado, en 2022, tuvo un cochinero
de antología en la asignación de obras públicas. Su amigo y compadre, Arturo
Delgadillo Medina, ex director general de Obras, y quien operaba las trastadas,
Onésimo Mendoza Flores, es director, entregaron 12 contratos por asignación
directa. De ellos, tres obras debieron someterse al procedimiento de invitación
a por lo menos tres constructores, la llamada invitación restringida. Sabiendo
que en Morena, la ley no es la ley, hicieron de las suyas. Cuando el Órgano de
Fiscalización Superior les observó la maniobra, el Clan Amado-Delgadillo
presentó la supuesta invitación a tres postores. Pero con trampa. En los tres
casos el procedimiento fue declarado “desierto”, o sea sin ganador, y
procedieron “a adjudicar directamente las obras”, según se lee en los
resultados de la Cuenta Pública 2022 del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Las 55
obras asignadas por don Amado y sus cortesanos Delgadillo y Onésimo alcanzaron
un monto de 142 millones 623 mil 578.20 pesos. Algo así como 14 millones de
pesos en diezmo y a eso habría que agregar las obras que Onésimo Mendoza exigía
a los contratistas que le fueran subcontratadas para realizarlas con compañías
afines, de acuerdo con el testimonio presentado por Agustín González Córdova,
propietario de la constructora Golca, y su representante jurídico, Ignacio
Camacho May, en la denuncia por corrupción interpuesta por la Sociedad Mexicana
de Industriales y Transformadores de la Construcción, encabezada por el ex
líder de Coparmex en Coatzacoalcos, Gabriel Rivera Cerdán. El cochinero de
Amado con tufo a cochinito de campaña… Arcadio Mejía es oficialmente aspirante
independiente a diputado federal por Coatzacoalcos. Cumplidos los requisitos,
el Instituto Nacional Electoral, vía su junta distrital, otorgó el registro.
Arcadio Mejía, cuya lucha social se mueve en el frente ambientalista, el
deporte, el rescate de espacios para la juventud y, sobre todo, en el
señalamiento de las corruptelas de quienes detentan el poder, lleva como
suplente a Agustín Bolaños Castillejos, especialista en temas electorales y de
constante denuncia al alcalde de Coatzacoalcos, Amado Cruz Malpica, acreditándole
nepotismo en grado de cinismo superlativo. Arcadio Mejía y su agrupación
Allende 213 enfrentan ahora un reto crucial: reunir firmas de cuando menos el 2
por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal del distrito de
Coatzacoalcos, distribuido en al menos la mitad de las secciones electorales
con un porcentaje del 1 por ciento en cada una de ellas. Dispone de 30 días
para lograr el objetivo, de acuerdo con la legislación electoral. Mientras,
Arcadio y Bolaños le están asestando una paliza en redes sociales a Rocío Nahle
García, virtual candidata de Morena al gobierno de Veracruz por su campaña
adelantada y la conducta delincuencial de andar tapizando bardas con el lema de
“Rocío Nahle va” valiéndoles que los dueños de las viviendas estén de acuerdo o
no en que les ilustren con semejantes adefesios sus fachadas…
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/117929/rocio-nahle-y-la-pandilla-en-duelo-a-muerte