* Deja la prisión luego de tres años * Nahle intenta limpiar el lodo * Cinco años encarcelando inocentes * Cisneros, el brazo ejecutor * La fiscal, el verdugo * Cuando a Nicolás le sembraron cuerpos mutilados en su restaurant * Y como insistió en ser alcalde de Minatitlán, lo encarcelaron.
Mussio Cárdenas| 06 febrero 2024
Tribuna
Libre.- Hay pesar en el seno del clan
Nahle-Cuitláhuac-Cisneros. Su preso político favorito en el sur, Nicolás Ruiz
Roset, dejó la prisión.
Dos años 10 meses fue suyo. Le inventaron
cargos. Le fabricaron delitos. Lo convirtieron en secuestrador. Lo sacaron de
Veracruz. Lo aislaron en el penal de Miahuatlán, Oaxaca, junto a reos de mala
calaña, peores entrañas, de los que hieren y matan por placer. Y al final los
venció.
Sigue su proceso bajo arraigo domiciliario,
lejos de las rejas y las crujías, del acecho de criminales de carne y hueso, de
psicópatas de alta peligrosidad que debieran estar en un psiquiátrico, de
sicarios y traficantes, de matones a sueldo, al servicio de quien tiene para
pagar el trabajo sucio y la zozobra, siempre la zozobra, de ser ejecutado en
una “riña casual”.
Terminan los días de encierro, la pesadilla
que urdió Morena para sacar del camino a Nicolás Ruiz cuando se enfilaba a ser
alcalde de Minatitlán.
Su caso, quemante por ser un preso político,
es de alto costo para Rocío Nahle García, la precandidata espuria de Morena al
gobierno de Veracruz.
Visto como una infamia, es el retrato de un
régimen que sólo imponiendo terror, enviando a sus enemigos a las cárceles,
negándoles el derecho a competir, pudo asaltar el poder y entronizar a la banda
delincuencial que jefatura la ex secretaria de Energía del gobierno federal,
Norma Rocío Nahle García.
Sí que es mala la zacatecana. A Nicolás Ruiz,
vía Cuitláhuac García y Eric Cisneros, le robó casi tres años de su vida. Le
robó su libertad. Le robó su derecho a competir por la alcaldía de Minatitlán.
Bola 8, alias Eric Cisneros Burgos, ex
secretario de Gobierno, una sabandija de panteón, fue su brazo ejecutor.
Verónica Hernández Giadáns, fiscal servil,
fue la marioneta que envió a sus esbirros de la ministerial por Nicolás Ruiz
Roset.
Cuitláhuac García, alias el desgobernador de
Veracruz, fue el cómplice infame que avaló la aprehensión política del entonces
precandidato de la coalición PRI-PAN-PRD a la presidencia municipal de
Minatitlán.
A Nico Ruiz lo detuvieron el 23 de abril de
2021, dos días después de registrarse como aspirante a la alcaldía. Pero los
amagos y mensajes, la amenaza siniestra, la sentencia de muerte llegó tiempo
atrás.
El 4 de febrero, dos meses y medio antes, una
camioneta fue incrustada contra el restaurant La Estación, aledaña a la
gasolinera de Nicolás Ruiz, ubicada sobre el bulevar Tecnológicos.
Lo que había en su interior era un mensaje
mortal: seis bolsas de plástico conteniendo los cuerpos desmembrados de dos
personas.
Minatitlán se cimbró. Y el sur de Veracruz
también. Y el PAN, el PRI, el PRD. Y la gente de bien. Los de Morena, no.
¿Fue el crimen organizado o fue la delincuencia
obradorista?
¿Fue el Cártel Jalisco Nueva Generación, o
Los Zetas, o los grupos delincuenciales que se hablan de tú con Eric Cisneros,
según revelaron los correos del Ejército hackeados por el colectivo Guacamaya,
dados a conocer por el portal Latinus?
¿O, como todo apunta, fue la pandilla
morenista, cuya madrina es la ingeniera Nahle, oriunda del mero Zacatecas,
donde por cierto eso de los mutilados es ya el panorama habitual.
Alguien no midió a Nicolás Ruiz. Siniestra y
todo, la amenaza con los cuerpos desmembrados no lo hizo desistir. Persistió en
su afán de ser presidente municipal. Y tenía todo para romperle el alma a
Morena y dejar en el camino a la doctora Carmen Medel, que ha sido todo un
desastre institucional.
Lo que siguió fue un acto perverso. La mala
entraña de Eric Cisneros se hizo sentir. Nicolás Ruiz Roset paró en la cárcel,
el 23 de abril de 2021. Fue llevado al penal de Pacho Viejo, en Coatepec,
colindante con Xalapa.
Le imputaron amenazas y privación ilegal de
la libertad contra el conductor de un camión materialista luego que se gestara,
el 5 de abril, un conflicto por los derechos de dos agrupaciones de camioneros
por el derecho a brindar el servicio.
Nicolás Ruiz, cabeza de una de las
organizaciones, acudió al lugar. Eso bastó para que le imputaran
responsabilidad. Dos semanas después se hallaba tras las rejas.
Una semana después de la aprehensión, le
dictaron prisión preventiva de un año y dos meses para que la Fiscalía de
Veracruz aportara las pruebas de cargo.
De inmediato, la Fiscalía tramitó que fuera
remitido al penal de Miahuatlán, Oaxaca. La maniobra era clara: aislarlo,
alejarlo de su familia y amigos, complicar su defensa legal. Era la mano del sátrapa
Eric Cisneros, avalado por Rocío Nahle, solapado por Cuitláhuac García. La
fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns seguía en su rol de verdugo
político.
En noviembre de 2021 le fue negado un amparo.
La juez federal que llevó el caso estimó que no se le habían violado sus
derechos.
Transcurrió el año de prisión preventiva.
Nicolás Ruiz esgrimió todo. Tumbó acusaciones. Demostró contradicciones. Y
siguió tras las rejas.
Así hasta el pasado sábado 3 cuando logró su
libertad. Seguirá su juicio en prisión domiciliaria, como el ex secretario de
Gobierno, Rogelio Franco Castán, otro preso político del clan
Nahle-Cuitláhuac-Cisneros.
Tardíamente, Rocío Nahle intenta lavar el
lodo. Carga con el estigma del atropello a los inocentes, la fabricación de
delitos y la imputación de cargos a inocentes, el sello del régimen de terror
obradorista.
Rocío Nahle es ilusa. Cinco años de vejar a
la sociedad, al ciudadano de a pie, al pueblo, merece el repudio social.
Nahle es sinónimo de atropello, de violación
a la ley, de agravio a miles de inocentes.
Rocío Nahle cobijó a auténticos delincuentes,
disfrazados de servidores públicos: Cuitláhuac García, Eric Cisneros, Verónica
Hernández Giadáns.
Rocío Nahle fue alcahueta del ex secretario
de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, renunciado tras el escándalo
mayúsculo del secuestro, desaparición forzada, muerte y hallazgo del cuerpo del
director de la Policía Vial, Juan Alberto Cuetero Meza, sepultado
clandestinamente, de cuyo crimen son responsables tres policías de alto nivel
en la SSP.
Y así decenas de atropellos más.
Nahle y su clan desprecian la ley. La usan
para sembrar el terror político y no político en Veracruz.
Hoy, sin embargo, hay pesar. Nicolás Ruiz
Roset se les fue.
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