* El recurso de Rocío Nahle cuando está perdida * Mintió en el accidente de Clorados III * Mintió en el escándalo de Eva Cadena * Miente con el caso de su mansión en El Dorado * Video prueban que la policía acosa al alcalde de Cosoleacaque * Fotografían su casa y la de la tesorera
Mussio Cárdenas Arellano | 26 marzo 2024
Tribuna
Libre.- Mentirosa
compulsiva, Rocío Nahle nunca atina qué inventar al verse demolida, acorralada,
intentando salvar el pellejo, hoy peor, descubierta su mansión de más de 40
millones de pesos en El Dorado, la zona fifí de Veracruz.
“No me enredo en esas broncas”, soltó la
zacatecana en Coatzacoalcos al estallar el escándalo.
“Son chismes”, dijo después cuando Pepe Yunes
Zorrilla le puso las banderillas, acusándola de habitar en una residencia que
no habría podido adquirir con su salario de servidora pública.
“Es un intrigoso y difamador”, lanzó ya con
la bilis a tope.
“El candidato del PRI y PAN salió a medios
nacionales a difamarme sin prueba alguna”, reseñó.
“Rento la casa”, dijo después.
“Es una guerra sucia”, se quejó como si su
recua en redes sociales no fuera hiriente, vulgar, soez, la peladez hecha
discurso y hasta ella misma, Rocío Nahle, que en corto, con amigos y no tan
amigos, suelta leperadas que hacen sonrojar al más procaz.
Dícese difamada la candidata de Morena al gobierno
de Veracruz, la zacatecana que ha hecho del cuento y la diatriba una forma de
trepar al poder.
Dícese dolida Rocío Nahle García, cuya norma
ha sido tejer una mentira y luego otra y otra más, y así hasta el infinito
tomándole el pelo, incluso y por principio de cuentas, al mesiánico Andrés
Manuel, el gran tonto que creyó que la ingeniera, que no pasó de ser
instrumentista en las plantas petroquímicas de Coatzacoalco, podría construir
una refinería como la Olmeca en Dos Bocas y 21 meses después de su inauguración
–montaje, mejor dicho– no refina ni agua del manglar.
La mentira, pues, es consustancial a Rocío
Nahle. Y es su recurso para salvar el pellejo en situaciones de crisis.
Su lengua falaz no tiene límite.
Explotó la planta Clorados III en el Complejo
Petroquímico Pajaritos, el 20 de abril de 2016. Murieron 32 personas y más de
130 resultaron lesionadas. Fue pérdida total. La planta era operada por la
empresa privada Mexichem, socio mayoritario de Pemex en Petroquímica Mexicana
de Vinilo (PMV). Ocho años después no hay culpables.
Rocío Nahle era legisladora federal por
Morena y secretaria de la Comisión de Energía de Diputados. Acudió de
inmediato. Ofreció llegar hasta las últimas consecuencias. Habló en corto con
el entonces director de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya,
concuño del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, y el caso se congeló.
Rocío Nahle mintió. Y tenía por qué. Su
marido, José Luis Peña Peña, fue por años uno de los funcionarios de mayor
nivel en el área de mantenimiento del Complejo Petroquímico Pajaritos, según
consta en licitaciones públicas de la entonces paraestatal. Y la razón de la
explosión en Clorados III fue la falta de mantenimiento.
32 muertos, 130 heridos y Nahle sofocando el
fuego que amenazaba con alcanzar a su marido.
La historia tiene evidencia sustancial. Pero
esa es otra historia. Y Nahle lo sabe.
Otra mentira:
Detonado el escándalo por los videos en que
la entonces diputada local, Eva Cadena Sandoval, aparecía recibiendo dinero
para su campaña a la alcaldía de Las Choapas, en 2018, Rocío Nahle soltó otro
embuste: quien llevó el “moche” era la hermana del fiscal yunista, Jorge
Winckler Ortiz.
“La persona que le entrega el dinero a Eva
Cadena es muy cercana a Miguel Angel (Yunes Linares) –dijo la zacatecana–. Es
extraño que no encuentren los videos del hotel Terranova donde se dio el
dinero, los 500 mil pesos. El fiscal Winckler envió por los videos y no
aparecen, porque todo indica, y si me equivoco, y para eso pido que salga el
video completo, todo indica que la persona que va a llevar el dinero es la
hermana del fiscal Winckler, Ana María Winckler”.
Aquel día, Ana María Winckler anunció que la
denunciaría por la difamación y daño moral. Nahle no la volvió a mencionar.
Eva Cadena la había acusado de ser ella,
Rocío Nahle, la recaudadora de Andrés Manuel López Obrador. Y respondió con una
zarandaja fenomenal: AMLO no necesita operadores. Salvo Pío, Martinazo, Esquer,
Bejarano, Imaz de Sheinbaum, Ariadna Montiel, Mario Delgado y decenas de piojos
del Supremo porro de la nación de los que la escritora Elena Chávez hizo una
disección.
Es la mentira el recurso de siempre. Y Rocío
lo usa. Pero mentir no es engañar. Nahle miente por compulsión aunque sean
pocos los que se dejan embaucar.
Destrozada por el golpe de Arturo Castagné,
por la mansión en que habita en El Dorado, el fraccionamiento más exclusivo de
Boca del Río, Rocío Nahle volvió a patalear. Y a mentir.
Doña Mentiras gusta de la vida opulenta, las
mansiones, el convoy de camionetas de lujo que la siguen, el roce social con
los aspiracionistas clasemedieros, su compadre Arturo Quintanilla que mide su
peso en oro, y la élite petrolera, los de confianza porque lo suyo no fue
mezclarse con la clase sindical, y hasta los que aparecen en los expedientes de
Odebrecht.
Doña Mentiras lanzó el primer sapo cuando la
prensa la cuestionó por la mansión de El Dorado. “No me enredo en esas
broncas”, soltó.
Y sí estaba enredada, hundida, con el fango
en el cogote y los hedores inundando el entorno electoral.
“Son chismes”, señaló cuando Pepe Yunes,
candidato de la coalición Fuerza y Corazón por Veracruz, le imputó que el hallazgo
de la mansión de El Dorado es un tema de corrupción, salpicada por su paso por
la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, con observaciones de la Auditoría
Superior de la Federación.
“Es un intrigoso y difamador”, respondió
Nahle mientras iba cediendo, admitiendo que el enredo existe y la enredada es
ella, aceptando al final que vive en la mansión de la isla, con sus canales en
los que circulan yates, con su séquito de guaruras y la decena de lujosas
camionetas que ya tienen hasta el tope a los vecinos por los alardes de Doña
Mentiras.
Y al final, la realidad. Renta la casa, la
propietaria es Maribel Hoyos Peña, sobrina de José Luis Peña Peña, el esposo
incómodo –don’t forget Clorados III–, cuyo avalúo es de 40 millones de pesos,
que seguro Maribel podrá demostrar cómo los reunió o si son de aquello que los
fiscales suelen llamar “recursos de procedencia ilícita”.
López Obrador, el Supremo porro, decía que la
Casa Blanca de Peña Nieto olía a lavado de dinero y debía investigarse. La Casa
de Nahle huele a corrupción y no pasa la prueba de la honestidad.
Mentir es el recurso natural de Rocío Nahle.
Y cuando se trata de salvar el pellejo, más.
ARCHIVO MUERTO
* Videos desmienten a Seguridad Pública; sí
hay acoso al alcalde de Cosolea, Ponciano Vázquez, y a la tesorera. Sin reporte
de vecinos, como argüía el policía que encabezó el asedio, fotografiaban la
casa del edil https://bit.ly/3Tu2uaA
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