José Miguel Cobián Elías. | 27 julio 2024
Tribuna
Libre.-
Siempre es difícil explicar México a los extranjeros. Vengan de donde vengan,
las diferencias de mentalidad y forma de actuar son enormes, con la excepción
de hermanos latinos, ya sean de américa, o, si son europeos: rumanos. A los eslavos es más fácil explicarles,
Rusos, Búlgaros, Ukranianos, Croatas, se les da entendernos mejor.
¡Ha! Pero qué difícil es explicarle a un
europeo occidental, o a un japones, o a un sudcoreano, o a un taiwanés. Tal parece que la humanidad está dividida en
dos o más partes. Unos países aman el orden, respetan la vida humana (o cuando
menos simulan respetar la de sus conciudadanos), tienen en alta estima la
dignidad de cada ser humano. En otros
países, los valores como ética, honradez, dignidad, lealtad, respeto, etc., son
simples palabras, que no significan nada para sus habitantes, salvo para fingir
que se poseen y presumirlos (a pesar de su inexistencia) ante las amistades
(que por cierto fingen igual).
Apenas platicaba con un extranjero, que me preguntaba
la razón por la cual el mexicano no exige sus derechos. Le llamaba la atención ver las carreteras en
muy mal estado, las ciudades igual.
Cuando se enteró de la cantidad de presupuesto que posee una ciudad
media como Córdoba, en el estado de Veracruz, y observó el estado no sólo
físico de la ciudad, si no la decadencia económica y social, no se explicaba el
mal manejo de los recursos públicos, pero mucho menos, se explicaba el silencio
y la sumisión de los propios habitantes de la ciudad.
En esta ocasión le pude explicar con muy
pocas palabras. Le dije que la mayoría
de los mexicanos actuamos como si fuéramos refugiados en nuestro propio
país. Para ayudarle a entender la
analogía, le expliqué que en la zona fronteriza de Guatemala y México está
sucediendo un extraño fenómeno de migración.
Los mexicanos de Chiapas emigran a Guatemala en calidad de refugiados.
La lucha por el control de la frontera Sur
que se descontroló en este sexenio, ha provocado que los dos grupos armados en
pugna, se dediquen a saquear las poblaciones que caen bajo su mando, pero,
sobre todo, a aplicar la leva. Ese era
un mecanismo que tenían los ejércitos en pugna la revolución mexicana. Llegan las fuerzas de alguno de los cárteles
a la zona donde habita gente pacífica, y reclutan de manera forzada a todos los
hombres en edad de sumarse a sus ejércitos privados.
Los refugiados mexicanos en Guatemala se
quejan de la leva, de la violencia, del peligro de morir en un enfrentamiento
entre bandas, y de los malos tratos.
Llegan muchos niños en las caravanas de refugiados, algunos con
problemas de salud propios de la edad y otros dañados con fracturas y golpes,
que no explican.
Le decía a mi amigo extranjero: ¨Imagina que
eres refugiado mexicano en Guatemala¨.
No tienes derechos, no eres ciudadano, acudiste apelando a la caridad de
los guatemaltecos, y vienes de un país dónde el trato a los migrantes es
espantoso. En México se explota a los
migrantes por todas las vías posibles.
Se les trata como personas sin derechos y sin dignidad humana, son
simples objetos, utilizables para el trabajo forzado, para matar, para el
placer, o para robarles a ellos y sus familias todo lo que se pueda robar.
Eso lo sabemos todos los mexicanos, y no
protestamos. Nos quedamos callados,
porque nosotros mismos somos refugiados en nuestro país. Vivimos en un país lleno de violencia, en el
cuál mucha de esa violencia se ejerce desde los puestos de servicio
público. El mexicano siempre tiene la
duda de quién será más peligroso, si el agente de tránsito, el policía, el
ministerial, el policía del edomex, o un grupo de malandros.
En México, (le explicaba yo a mi amigo), el
estado no proporciona ni seguridad ni justicia, que son los deberes básicos de
cualquier estado a cambio de cobrar impuestos.
Los propios refugiados chiapanecos en Guatemala, afirman ¨es que el
gobierno no hace nada por protegernos¨.
México es un país donde predomina la ley del más fuerte, en este caso,
el mejor relacionado, o el que tiene más dinero para comprar a las fiscalías y
a los jueces.
En México, lo que le suceda a los mexicanos
es asunto personal. Jamás será un asunto de interés público. El mejor ejemplo lo tenemos con los muertos
del covid. El exceso de muertes se debe
a negligencia del gobierno. Nadie exige
rendición de cuentas, ni el presidente, ni los gobernados. Como somos un país de refugiados, porque así
nos trata nuestro propio gobierno, no exigimos. Y cuando lo hacemos, somos ignorados por las
propias autoridades.
Vemos ciudades en decadencia económica, con
aduanas en cada uno de sus accesos, aduanas manejadas por las autoridades de
tránsito. Deteniendo autos y camionetas
con placas foráneas. Lo mismo en Veracruz
que en cdmx, que en edomex. Las
autoridades llegan a su puesto para obtener recursos de aquéllos que no cumplen
con todos los requisitos legales en el mejor de los casos, o, peor aún, desviar recursos públicos con un
absoluto descaro, total, nadie exige rendición de cuentas. A los mexicanos se les olvida en tres meses o
en tres años la mala actuación de sus autoridades, y vuelven a votar por ellos.
Mi amigo extranjero, viviendo en su utopía
europea, no podía creer lo que escuchaba.
Mucho más de lo que cabe en unas cuantas cuartillas. Así que mejor te
invito a reflexionar sobre el país que desearías tener, y compararlo con el que
tienes, para de allí partir y decidir si vas a mover un dedo, o seguirás en tu
calidad de refugiado sin derechos en tu propia patria.
www.elbaldondecobian@gmail.com
@jmcmex
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