**Ahhhh pero quien lo viera junto a Pepe Yunes aplaudiendo la diatriba.
**Antonio
Benítez mamó a manos llenas durante las épocas doradas del PRI.
**Ahora
que no hay botín que repartir, ni donde robar, decide renunciar al PRI.
**Trabajará
en construir "otras fuerzas políticas" para intentar seguir viviendo
del erario.
**Pide
a otros priistas que también renuncien al PRI donde hay imposición de
dirigentes.
Xalapa, Ver. | 08 nov. 2024
Tribuna
Libre.- El Priista
veracruzano Antonio Benítez Lucho renunció este jueves al PRI lego de 30 años
de estar mamando del erario público y robando a majos llenas en todos los
cargos públicos que desempeñó durante la época dorada del partido.
Argumentando
una imposición de dirigentes del partido (pedrada para Marlon Ramírez y Adolfo
"Fofo" Ramírez) así como un entreguismo a la llamada "4T",
dijo que renunciaba para "construir otras fuerzas políticas", luego
de que en el PRI ya no tenía cabida y estaba más frio que las nalgas de un pingüino.
Así una
RATA más brinca del PRI-TANIC en Veracruz, donde dicho partido está totalmente
desdibujado y en vías de extinción.
Ahhhh
pero quien viera hace apenas unos meses a Benítez Lucho junto a Pepe Yunes
levantándole la mano, y aplaudiéndole toda la diatriba y ataques contra la
candidata de Morena. Rocío Nahle García, pensando que regresaría a robar del
erario público como en sus buenas épocas en el PRI.
Ahora
que ve un panorama desolador por los próximos 6 años en la entidad bajo las
siglas del PRI, decide abandonar dicho partido y se va lanzando lodo a los
pocos que quedan en él.
Aquí su
carta de despedida:
Después
de XXX años de militante del Partido Revolucionario Institucional, llegó el
momento de tomar una decisión que durante algún tiempo he venido madurando: mi
renuncia, voluntaria e irrevocable, a la membresía del mencionado organismo
político.
Las
causas que motivan esa determinación son muchas, pero en esencia creo que el
Partido y sus dirigencias han abdicado de su tarea histórica y desistido del
papel de vanguardia que debió corresponderle frente a la crisis democrática que
vivimos. Tras de sus siglas y sus dirigencias, se esconde hoy un designio
entreguista y antipopular que es indispensable combatir.
En un
evidente sometimiento al abyecto grupo en el poder y cautivo por la
claudicación de sus dirigentes, el Partido ha perdido tanto la lealtad de sus
militantes como la confianza de los ciudadanos y, con ello, la razón original
de su existencia.
El PRI
cumplió papeles fundamentales en la vida política del país, logró un gran
desarrollo de la nación y construyó un verdadero camino a la democracia, pero
actualmente se ha coludido con una transformación mentirosa e ilusoria, y está
obstruyendo, en su decadencia, el surgimiento de una sociedad plenamente
convencida de la democracia que construyó y por la que luchó en el pasado, pues
las pretensiones de sus dirigentes por perpetuarse en el poder así lo indican claramente.
Existe
una gran tranquilidad de conciencia de mi parte, por haber hecho todo lo que
estuvo a mi alcance para sacudir la conciencia del Partido y tratar de
modificar su equilibrio interno en favor del proyecto constitucional y el
rescate de la soberanía. Los que piensan como yo, nos vimos precisados a
transitar de una actitud crítica a otra disidente, hasta promover abiertamente
la oposición progresista a efecto de honrar nuestras convicciones.
Tenemos
la esperanza de construir otras fuerzas políticas que conformen un amplio
frente democrático que se convierta en la verdadera oposición al régimen
totalitario que busca la destrucción de las instituciones que tanto trabajo nos
ha costado proponer y consolidar a través de los años. Considero que sólo así,
podremos derrotar al continuismo y devolver al pueblo la facultad suprema de
auto determinarse.
La
lucha que habremos de emprender exige afrontar todos los riesgos de forma
valiente y decidida, por ello, invito a todos los miembros del Partido Revolucionario
Institucional que hayan militado por convicción verdadera, para que se decidan
a salvaguardar su dignidad en el rechazo a la imposición de sus dirigentes,
abandonando la organización y sumándose a la cruzada por retornar al camino de
la democracia que está por extinguirse en nuestro país.
A todos
los que resuelvan apoyar la esperanza de un México democrático mi
reconocimiento y respeto, y para aquellos que continúen soliviantando el
autoritarismo, arguyendo que intentan todavía transformar al Partido, mi
rechazo y desprecio febril, pues esa actitud solo es el testimonio irrefutable
de su contradicción y la sospecha de una actitud que solo es un disfraz del
oportunismo.
Al
separarme del Partido, no puedo dejar de reconocer los errores y las omisiones
en que seguramente incurrí como funcionario y como militante, pero afirmo
tajante que siempre fui leal a mis convicciones e insobornable en los
principios y lealtades. Por ello, a pesar de todo, asumo sin ambages la
responsabilidad de mis actos en el régimen en el que serví.
Así
pues, renuncio al Partido Revolucionario Institucional porque creo en los altos
valores de la democracia y del sistema fundado en el predominio permanente de
esa organización política que ha llegado a su fin. Nuestro pueblo necesita
vivir en un ámbito distinto, de libertad y de justicia que resguarde su
independencia para volver a creer en sí mismos y en su porvenir.
Al lado
de muchos de nuestros compañeros, he decidido luchar sin desmayo por los
cambios que el país requiere, comprometiéndome a defender contra toda
adversidad, y cabalgando en mis propias prerrogativas de hombre libre, las de
todos nuestros compatriotas.
Hago un
llamado respetuoso pero enérgico, para que cese la polarización, la injuria y
la represalia del régimen en el poder, y para que se abran todos los espacios
sociales a la participación política, que asegure un respeto irrestricto a la
actividad ciudadana y un acatamiento absoluto de la voluntad popular expresada
en las urnas, sin intervencionismos deshonestos desde la cúpula del poder y
pugnando por la renovación pacifica del país.
Por la
democracia y para la democracia… ¡Viva México!
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