Xalapa, Ver. | 16 dic. 2024
Tribuna
Libre.- La
deslealtad a la gobernadora Nahle y dejar un estado sumido en la inseguridad,
con bajos índices educativos, hospitales sin medicamentos, tolerar al «cártel
de las grúas», con obras mal hechas, acusaciones de corrupción y con carreteras
destrozadas hasta el nivel de escándalo no es nada y merece un premio.
No es
nada para la presidenta Claudia Sheinbaum que, con la decisión de darle un
cargo y, sobre todo, los halagos a Cuitláhuac García muestra realmente cómo es,
cómo entiende la política y lo que para ella es el servicio público.
Si la
Presidenta lo quiere hacer su asesor principal, secretario de Gobernación,
secretario de la Función Pública, responsable de la Atención a Víctimas,
titular de Derechos Humanos, secretario de Relaciones Exteriores, director
general de Pemex o de la CFE o auditor general de la Auditoría Superior de la
Federación pues que lo haga, puede hacerlo, aunque sea una burla para los
veracruzanos.
Pero
que encima de eso nos diga esto desde su mañanera:
«…
Cuitláhuac hizo una gran labor al frente del Estado de Veracruz, hay algunos de
nuestros adversarios que Cuitláhuac por su honestidad la verdad no es santo de
su devoción, pero Cuitláhuac hizo un gran trabajo, particularmente en el tema
de salud hizo varias obras importantes…».
Ufff,
si el pajarraco Condorito fuera jarocho ya estaría tirado en el piso, desmayado
tras exclamar su conocido ¡plop!, y el difunto periodista don Rubén Pabello
Acosta estará recordando lo que decía su abuela -según lo escribía
dominicalmente: Sea por Dios y venga más.
Con eso
la Presidenta da un golpe a los veracruzanos que durante seis años padecieron
el desgobierno de quien fue gobernador porque ganó una elección, pero nunca
ejerció realmente como tal.
Lo
manejó su secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros y las veces que tomó
decisiones en la mayoría de los casos desembocaron en desatinos.
Gobernó
como hablaba, sin coherencia, diciendo y afirmando cosas que lo llevaron al
ridículo o a quedar como mentiroso.
Pero
ahora, por obra y gracia de la presidenta Sheinbaum, de la sima en que lo
tienen los veracruzanos, pasó a la cima; de ser el peor gobernador como lo
califican infinidad de veracruzanos, pasó a ser alguien tan honesto que por eso
es criticado.
El
asesinato del diputado federal Benito Aguas, postulado por el Partido Verde y
avalado por Morena, es precisamente una muestra más de la inseguridad en que
vivimos los veracruzanos.
Lo
mataron a balazos en la sierra de Zongolica, como han matado a miles de
paisanos en las últimas dos décadas de violencia desatada.
Zongolica,
como prácticamente todas las zonas de Veracruz, ha padecido y padece la
inseguridad, desde los ciudadanos de a pie hasta los políticos. Hoy fue el
diputado, pero antes hubo escándalo cuando fue secuestrado Mario Zepahua,
empresario transportista y quien también fue diputado.
Y sí,
la inseguridad en Zongolica tiene años y de ahí se valió Cuitláhuac para
pasársela diciendo que era culpa de los gobiernos anteriores, pero él no hizo
algo para mejorar la situación.
Sin
embargo, hoy es exaltado por la Presidenta que así muestra el nivel que tiene
sobre la función pública.
Sea por
Dios y venga más, diría la abuelita de don Rubén.
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