Carmen Morán Breña | 06 marzo 2025
Tribuna
Libre.- Estos días en que el nepotismo de la política mexicana se ha puesto en
primera línea de fuego tras ser enviada al Congreso la ley de la presidenta
Claudia Sheinbaum para combatirlo, no ha habido expresión más desafortunada que
la pronunciada por el morenista Félix Salgado Macedonio. El senador, que no
pudo presentarse a gobernador de Guerrero por el escándalo que pende sobre él,
acusado de violación, dejó a su hija como sustituta, pero insistía en
postularse otra vez en 2027. Cuando el Senado votó por aplazar la ley hasta
2030, el supuesto violador lo celebró diciendo: ¡Hay toro! Es decir, que
todavía tendríamos que ver a su señoría, al que así apodan, el Toro, en cargos
públicos. Salgado Macedonio parece no ser consciente del repudio que genera en
muchos correligionarios y del daño que hacen a su partido candidaturas como la
suya. O le vale un kilo de sorbete.
El
rechazo que despierta saber que un personaje como Salgado Macedonio ocupará un
cargo público va más allá del nepotismo. No fue el nepotismo lo que sacó a
decenas de mujeres a las calles al grito de ¡un violador no será gobernador!
No, no fue el favoritismo lo que ocasionó las execraciones de políticas y
simpatizantes de Morena aquel abril de 2021. Y lo lograron. A medias, porque el
señor se colocó de Senador y su hija de gobernadora. Al menos la ciudadanía no
tuvo que comerse aquel sapo. Aquellos días, quienes lo defendían, y no eran
pocos, también en Morena, decían que su caso no había sido juzgado, por tanto,
debía prevalecer la presunción de inocencia. Si bastara con considerar inocente
en México a cada delincuente que se libra de la justicia o queda en la
impunidad tras pasar por tribunales, no se estaría remodelando el sistema judicial,
verdad. Vean estos datos que ofrece la organización Impunidad Cero: de cada 100
delitos que se cometen en México, solo 6,4 se denuncian; y de cada 100 que se
denuncian, solo 14 se resuelven. “Esto quiere decir que la probabilidad de que
un delito cometido sea resuelto en nuestro país es tan solo de 0,9%”.
Aterrador, ¿no?
De las
dos denuncias por violación que pesan sobre Salgado Macedonio, una no fue
admitida en tribunales, que cortaron todas las vías para ser juzgado. De la
otra mujer que denunció se ha perdido la pista. ¿Dónde está? Quién sabe. Hay
una ley que impide a quienes tienen denuncias por violencia contra la mujer
optar a cargo público alguno, pero dados los acontecimientos, a don Félix
tampoco le toca. Anulada la vía judicial y descartada la citada ley feminista,
¿qué queda? La responsabilidad política y moral. Apartarse para no manchar la
vida pública. Pero el don se ha resistido. La ley contra el nepotismo propuesta
por la presidenta Sheinbaum, además de su clara virtud para sanear de una buena
vez la democracia mexicana, servía, en este caso puntual, para que el senador
dejara de avergonzar a su partido. Ah, pero no, se revolvió como un toro
herido. Ante un embudo semejante y el poderío que personajes como este tienen
en sus territorios, solo cabe confiar en la promesa de Morena de no admitir en
sus candidaturas a parientes de los anteriores gobernantes: “Tendrán que irse a
otro partido y les va a ir muy mal. Hay que hacerle caso al pueblo, la gente es
muy consciente”, ha dicho Sheinbaum.
El
problema en México es que a la democracia aún le falta un barniz. ¿Cómo impedir
que un pueblo, véase el de Guerrero, no se sienta atenazado a la hora de votar
por tanto malandro que desvirtúa el proceso electoral, encarcela las
voluntades, amenaza y mata? Porque eso puede ocurrir. Lo que no ocurrirá nunca
es que ese mismo pueblo desconozca a quien está votando. Podrán votar a la
hija, el yerno o la suegra, pero en la calle se sabe y se dice. Podrá ganar un
acusado de violación, pero nadie lo ignora. Simplemente aumenta la desazón del
pueblo con sus gobernantes y con la política misma. Hacen bien aquellos que
plantean leyes para acabar con todo eso, porque estarán restaurando la
confianza del electorado con el sistema, con las instituciones y con la democracia.
Volviendo
a la actualidad. Después de la polvareda que levantó Morena en el Senado, al
dar una patada a la ley antinepotismo hasta 2030, con la ayuda de su aliado
verde, el asunto ha ido cambiando de color. Ya algunos se han alineado muy
públicamente con la presidenta y la Cámara de Diputados pretende enmendar la
plana a sus colegas del Senado. Está por
verse. Sea o no, la reprimenda de la presidenta y el cerrojazo de Morena
parecen haber hecho mella en la voluntad del guerrerense, que ha proclamado su
amor a Sheinbaum, a la 4T y al espíritu santo. Que desiste, que no le importa,
que es joven, que ya tendrá tiempo, ha dicho. Veremos.
Decida
lo que decida el Congreso, la presidenta ha alzado su voz y un presidente en
México es mucho toro. Salgado ha proclamado: “Es muy temprano para hablar de
candidaturas, cerraré mi pico”. No es cuestión de edad, señor, ni de nepotismo
siquiera. Pero está bien que cierre el pico.
Comentarios
Publicar un comentario