Renato Consuegra | 07 julio 2025
Tribuna
Libre.- Una Copa del Mundo no solo se juega en los estadios, sino también se
vive en las calles, en los mercados, en los barrios, en los colores, en los
olores y en los sabores como ya lo vivimos en 1986 o 1970, aunque muchos
jóvenes aún no nacían. Pero si saben todo lo que se vive en la gente porque de
forma menos impactante, lo viven en cada final del futbol doméstico. Y si algo
tiene México —y en abundancia— es identidad. Pero el gran reto, como siempre,
es convertir esa riqueza cultural en una oportunidad real de negocio, sobre
todo para las micro, pequeñas y medianas empresas.
A menos
de un año del arranque del Mundial 2026, que México compartirá con Estados
Unidos y Canadá, la pregunta no es solo si nuestras ciudades están listas para
albergarlo, sino la pregunta es: ¿están nuestras comunidades empresariales
culturales preparadas para jugar en la cancha de la economía global?
México
no necesita demostrarle al mundo que tiene cultura. Ya lo sabe la multitud de
turistas que nos visitan año con año. Sin embargo, lo que sí necesita es
convertir esa cultura en un modelo económico justo, sostenible y escalable y es
aquí donde el Mundial puede convertirse en una palanca sin precedentes.
Desde
artesanos en Guerrero y alfareros en Jalisco, hasta diseñadores textiles en
Chiapas, músicos urbanos en Monterrey, cocineras tradicionales en Michoacán o
productores de mezcal en Oaxaca… el país está lleno de talento que podría
aprovechar el evento como plataforma de visibilidad y comercialización. El reto
es articularlo y aquí es donde las MiPyMEs juegan un papel fundamental.
En
tiempos donde el turismo internacional busca experiencias auténticas y donde la
economía digital permite contar historias con solo un clic, la identidad local
ya no es un adorno: es una ventaja competitiva. Un tamal puede competir con una
hamburguesa si se cuenta bien su historia o un rebozo puede valer lo mismo que
un bolso de lujo si se posiciona con dignidad y estrategia.
Pero
eso no sucede por arte de magia, por el contrario, requiere capacitación,
inversión, acompañamiento y una visión empresarial que permita aprovechar las
oportunidades, y el Mundial brinda la excusa perfecta para acelerar ese proceso
porque la derrama turística, la atención mediática global y la posibilidad de
alianzas comerciales son oportunidades que rara vez se repiten.
Y sin
embargo, hasta ahora, la cultura ha quedado rezagada en el discurso oficial. Se
habla de obras, de estadios, de movilidad, de seguridad, pero poco —muy poco—
se ha dicho sobre cómo la riqueza cultural mexicana formará parte del modelo de
negocio del Mundial.
¿Dónde
están las convocatorias para integrar a colectivos culturales en la cadena de
valor del evento? ¿Qué instancias están mapeando emprendimientos con potencial
para conectarlos con el turismo mundialista? ¿Qué fondos están habilitados para
que artesanos y creativos digitalicen su oferta y puedan venderle al mundo? Las
respuestas, de momento, son escasas.
Y lo
que es peor: si no se actúa con inteligencia cultural, el Mundial puede
convertirse en una feria del folclor de escaparate, donde la identidad mexicana
se reduzca a clichés reciclados, gestionados por agencias internacionales o
empresas sin raíces locales.
Eso no
solo es injusto, sino económicamente torpe porque quienes mejor cuentan México…
somos los propios mexicanos. Y en especial, quienes lo hacen desde lo
cotidiano, desde lo comunitario, desde lo auténtico. Ellos —las y los
emprendedores culturales— no deberían estar en las gradas, sino en el área
chica, listos para meter gol.
Propuestas
para incluir a las MiPyMEs culturales en el Mundial puede haber muchas, pero
podríamos contar con algunos ejemplos como:
1.
Crear una “marca cultural mundialista” oficial, curada con apoyo de
universidades, cámaras empresariales y colectivos culturales locales.
2.
Establecer mercados temporales temáticos (gastronomía, arte, diseño, música)
durante los días del evento en zonas estratégicas de las tres sedes mexicanas.
3.
Articular alianzas con plataformas de comercio electrónico y turismo para dar
visibilidad a las ofertas culturales locales.
4.
Lanzar una convocatoria nacional para identificar y fortalecer a las MiPyMEs
culturales que puedan formar parte del circuito económico del Mundial.
5.
Evitar la subcontratación de experiencias culturales por grandes consorcios sin
conexión local, lo cual solo reproduce dinámicas extractivas.
Pero el
gol más importante del Mundial 2026 no será el que se anote en el nuevo estadio
Azteca, ni en Guadalajara ni en Monterrey: será el que se logre si el talento
cultural mexicano se convierte en sustento para miles de familias
emprendedoras. Será el que se anote si una cocinera tradicional puede abrir su
primer local gracias al flujo turístico. O si un joven músico puede grabar su
primer disco gracias a una venta exitosa en redes durante la Copa.
Ese es
el verdadero campeonato que México puede ganar, uno que no termina en julio de
2026, sino que puede transformar nuestra economía desde la raíz porque la
cultura también vende. Y cuando se vende con dignidad, genera riqueza, no solo
simbólica, sino también material.
De
emprendimientos y más…
Desde
la trinchera de la salud digital, HgSoft irrumpe con Rtr3s, un software que
convierte el expediente clínico en un pasaporte inteligente: automatiza cada
dato que el paciente comparte, evita la recaptura y, sobre todo, pone la
información en manos del propio enfermo, listo para ser consultado —y
actualizado— por cualquier médico, en cualquier lugar. Así, la empresa de Hugo
Paulino no solo agiliza procesos hospitalarios y reduce errores, sino que
allana el camino hacia el Expediente Clínico Universal, una plataforma segura y
centralizada que promete diagnósticos más precisos, decisiones médicas en
tiempo real y, en última instancia, una medicina mexicana más conectada,
eficiente y humana… Rappi destacó su participación activa en las mesas de
diálogo con la STPS y el IMS,S que dieron forma al nuevo marco normativo de la
reforma laboral para personas trabajadoras de plataformas digitales en México,
cuyo programa piloto arrancó el 1 de julio. Rappi aseguró haber realizado las
adaptaciones necesarias para cumplir con las nuevas disposiciones y reiteró su
compromiso con el bienestar de los repartidores, la transparencia y el trabajo
conjunto con las autoridades, lo cual ayudará a mantener el ritmo de las
MiPyMEs que utilizan estos servicios.

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